Un paso adelante. De la preocupación a la ocupación

Por Sandra B. de Arriba

“Unos pocos están arrebatando el mundo a la mayoría de los seres vivos humanos y no humanos. Destruyen nuestra morada y la de las generaciones venideras. El ecofeminismo denuncia la falsa e interesada definición de felicidad como acumulación infinita de bienes materiales que condena a millones de individuos a una existencia alienada que oscila entre la ansiedad y la apatía”, dice la filósofa feminista Alicia H. Puleo.

Llega la temporada estival y, reconozcámoslo, sólo queremos divertirnos, evasión, lecturas ligeras, despreocupación…, en definitiva, pensar lo menos posible. Lo cierto es que no apetece pararse a reflexionar sobre el hecho de que todas nuestras acciones durante el día a día –en vacaciones también- tienen unas determinadas consecuencias sobre otras personas, otras especies, otros territorios y la Naturaleza, permaneciendo como la prueba arqueológica, por encima de nuestro discurso políticamente correcto, de cómo es nuestra forma de habitar este planeta. 

Sobre cómo hallar la coherencia entre teoría y práctica en el respeto hacia los derechos de las mujeres, de los territorios y poblaciones empobrecidas, de otras especies y hacia la Naturaleza nos habla el ecofeminismo crítico ilustrado que viene desarrollando desde hace más de una década la filósofa Alicia H. Puleo, referente para los movimientos feminista, ecologista y animalista, preocupados por el devenir de nuestra civilización ante la emergencia ecológica planetaria en la que nos encontramos. Como sostiene la autora de Ecofeminismo para otro mundo posible y Claves Ecofeministas. Para rebeldes que aman a la Tierra y a los animales -de reciente publicación- se trata de tomar conciencia de las consecuencias que la globalización neoliberal ha supuesto sobre las personas, otras especies y los ecosistemas, ir más allá de la realidad histórica que vivimos y cuestionarla para pensar un futuro mejor, basado en una ecojusticia que atienda a los conflictos ecológicos distributivos, sin dejar de lado las innumerables mejoras que la modernidad ha traído a nuestras vidas.

El ecofeminismo crítico ilustrado analiza la opresión y dominación –hacia las mujeres, la Naturaleza, otros pueblos, otras especies- partiendo del concepto de patriarcado, forma de organización social que valora y prestigia las actividades y valores que han sido históricamente asignados a los varones (razón, cultura, conocimiento, espacio público, competitividad, conquista), en detrimento de las actividades de mantenimiento y cuidado de la vida (empatía, emoción, espacio privado, vínculos, colaboración) que han venido siendo desempeñadas mayoritariamente por las mujeres y que son imprescindibles para nuestra supervivencia y bienestar.

En este escenario androcéntrico, las mujeres hemos ido ocupando paulatinamente los ámbitos del trabajo asalariado, la cultura y la política, mientras que la reciprocidad necesaria en la asunción de las tareas de cuidado no se ha generalizado entre los varones; a esto se añade que la mayor parte de la sociedad no ha cuestionado el propio sistema, pensando que se trata exclusivamente de un mero cambio de papeles o un mejor reparto de las tareas. Debemos dar un paso adelante y aspirar a una redefinición como seres humanos y de nuestra relación con el resto de seres vivos, superando el extremo antropocentrismo, para el que sólo nuestra especie tiene valor y entidad. 

De ahí que el ecofeminismo crítico ilustrado se fundamente en una concepción feminista de la organización social y económica donde, desde el respeto y la garantía a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, se abogue por un cambio de paradigma por el cual valor y prestigio también alcancen a las tareas de cuidado y mantenimiento de la vida –humana y no humana- como garantía de sostenibilidad, justicia, respeto y supervivencia, pero también como fuente de satisfacción y plenitud para hombres y mujeres. 

Sandra B. de Arriba es integrante de la Red Ecofeminista. Fundadora y coordinadora del club de lectura EnClave Feminista de Toledo 

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