En la PPIINA agradecemos, celebramos y continuamos

María Pazos Por María Pazos Morán 

La desigualdad de los permisos de maternidad es un pilar que sostiene este sistema en el que las mujeres somos las principales cuidadoras, y las más precarias en el empleo, mientras que los hombres están alejados de los cuidados y ocupan las posiciones preeminentes en la sociedad. Este no es el único obstáculo para una sociedad igualitaria, pero es uno muy importante y muy fácil de erradicar con solo conceder a los padres el derecho a ocuparse de sus bebés en igualdad. Cuando lo hacen, están contentos y les cambia el chip: se inician en los cuidados. ¿Hay algo mejor para madres, padres, criaturas y sociedad?

Después de tan largo y difícil recorrido, nuestra demanda por unos permisos iguales e intransferibles de nacimiento y adopciones ha reconocido en el texto de una ley. Desde el 1 de abril de 2019 está en vigor el Real Decreto Ley 6/2019 que establece un calendario de aumento del permiso del padre (o la otra madre) hasta llegar a 16 semanas en 2021. Y este permiso, que ya no se llamará de paternidad o maternidad sino “por nacimiento y cuidado de menor” será intransferible y pagado al 100%. Por ese logro, estamos de celebración. 

Este es un gran triunfo de todo el movimiento feminista, a quien se lo agradecemos enormemente. La PPIINA (Plataforma por permisos iguales e intransferibles de nacimiento y adopción) ha estado en el sitio adecuado en el momento adecuado, pero este paso no se hubiera dado sin la presente ola feminista. Para llegar hasta aquí, esta reivindicación ha tenido que conquistar el corazón y la voluntad de la mayoría social. Han sido muchas las personas que han/habéis contribuido a ello, con un click, con un artículo, con un vídeo, con una aportación económica, organizando o acudiendo  a una charla, hablando con las organizaciones de cada una y de otras muchas maneras.

En estos momentos nos acordamos especialmente de nuestra compañera Dori  Fernandez, profusa autora de este blog, que nos dejó en octubre del año pasado.

No obstante, continuamos: no todo está conseguido; ¡queda aún mucha tarea! En primer lugar, el calendario tiene que cumplirse; necesitamos llegar a 2021 y comprobar que los padres (y las madres no biológicas) tienen ya sus 16 semanas.

También tienen que eliminarse algunos detallitos (que en la PPIINA llamamos trampas). Una de ella es clara: las 6 semanas que serán obligatorias y a tiempo completo tendrán que tomarse necesariamente a partir del parto. Eso significa que el padre solo podrá tomárselas mientras la madre está de permiso. Por ejemplo, si, como será un caso muy frecuente, el padre quiere guardarse algunas de esas 6 semanas para quedarse al cargo de su bebé cuando la madre vuelva al trabajo, no podrá hacerlo. La pregunta es: ¿por qué prohibir ese uso del permiso en lugar de fomentarlo? Sabemos que, si está la madre en casa, ella será la cuidadora principal. Y, no nos engañemos: el padre estará más disponible para darse una vueltecita por la empresa si se le llama.  

Es cierto que, además de esas 6 semanas, el padre tendrá otras 10. Pero aquí viene otro truco, que es la pérdida del derecho de la persona trabajadora a tomarse esas 10 semanas continuadamente y a tiempo completo. Según la nueva normativa, si no conseguimos cambiarla, la persona trabajadora necesitará el acuerdo con la empresa acerca de cuándo y cómo tomárselo, y esto puede ser incluso a semanas sueltas a lo largo del primer año.  

Esta pérdida de un derecho afecta también a las madres, pero pensamos que las mayores presiones las recibirán los padres. Por ejemplo, si, como será el caso más general, el padre quisiera tomarse esas 10 semanas desde la semana 20 a la 30, no podrá hacerlo si la empresa no lo autoriza. Esto hará que muchos padres se vean obligados a tomarse el permiso cuando a la empresa le venga menos mal. La pregunta es: ¿necesita el bebé que su papá se tome el permiso por semanas sueltas? ¿Quién lo necesita?  

Si el padre no puede utilizar su permiso para cubrir un periodo (lo más largo posible) de cuidado del bebé en casa, continuadamente y a tiempo completo, la madre se verá obligada a tomarse excedencias o reducciones de jornada, como hasta ahora. Y esto es lo que puede pasar si, mediante esos trucos combinados, se impide a los padres quedarse al cargo de sus bebés a tiempo completo durante un periodo continuado, y que este periodo pueda estar determinado por la distribución del cuidado entre ellos y las madres biológicas. En definitiva, por las necesidades de las criaturas y no de las empresas.

Cuando tengamos los permisos equiparados a 16 semanas, iguales, intransferibles, pagados al 100% y sin trampas, convocaremos una fiesta por todo lo alto. Mientras, pedimos a todas las feministas ayuda para combatir la equivocada y desmovilizadora idea de que ya está todo conseguido.

Nuestra experiencia nos dice que el demonio está en los detalles que parecen menores, o que no se entienden porque toda la regulación es demasiado engorrosa, o en esos reglamentos redactados a posteriori ya lejos de la atención pública; y esto es lo que está pasando ahora.

Por todo ello, seguiremos trabajando para que llegue ese gran día en el que podamos celebrar la consecución de los permisos igualitarios. Y celebrando los avances, naturalmente.

María Pazos Morán es licenciada en Matemáticas por la UCM y máster en Estadística por la Universidad de Harvard. Pertenece a la PPIINA y al Fórum de Política Feminista

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