Violación correctiva

Por Nuria Coronado

A la argentina Eva Analía De Jesús, conocida como Higui, el 16 de octubre de 2016 se le ha quedado grabada en el alma para siempre. Aquel fatídico día “ser mujer, lesbiana y pobre”, tal y como ella misma confiesa, le pasaron una terrible factura. Un grupo de 10 hombres intentó cometer lo que se conoce como una “violación correctiva” contra ella. La violación colectiva de lesbianas por parte de hombres con el fin de hacerlas mujeres y que sepan cómo se siente probar a un verdadero hombre” es desgraciadamente una realidad en muchos lugares.

Pintadas en defensa de Higui. Imagen facilitada por su campaña de apoyo.

A Higui, esta manada de seres (que no humanos) la acorralaron en el pasillo del edificio en el que vivía una de sus hermanas – donde había ido a celebrar el día de la madre-  para según ellos, cambiarla a la acera correcta. La tiraron al suelo, golpearon, dieron patadas y sentenciaron: “Te voy a hacer sentir mujer, forra lesbiana«, le dijo uno de los agresores, mientras le rompía los pantalones. “Vamos a empalar a la torta”, decía otro.

Ella no solo sacó fuerzas de donde pudo, también un pequeño cuchillo que llevaba por prevención en el pecho – no era la primera vez que la insultaban, amenazaban e incluso apedreaban por ser homosexual-. En el forcejeo, Cristian Espósito, uno de los agresores  (se le echó encima, intentó quitarle el pantalón y bajarle las bragas) y cayó herido por el puñal. Murió a las pocas horas.

Pese a lo terrible del suceso, como ocurre en demasiadas ocasiones, la víctima se convirtió en verdugo y además culpable de lo sucedido. Varios de los participantes en el hecho la denunciaron ante la policía por el apuñalamiento y posterior desenlace. No importó el testimonio de Higui, ni sus moratones, ni su miedo. Las autoridades decidieron que debía estar en un penal de mujeres hasta la celebración del juicio. La violación esta vez no solo era grupal y correctiva, también era institucional.

La madre de Higui en una movilización por su libertad. Imagen de Sebastián Hacher.

Esta otra violación continuaba en la Comisaría 2da donde al tomarle declaración de los hechos los funcionarios no la creían. Llegaron a reírse y decir “¡quién te va a querer violar con lo fea que eres!”. El resto le vino dado por la Unidad Funcional de Instrucción nª 25 de Malvinas Argentinas, el Juzgado de Garantías en lo Penal nª 6 de San Martín. Las declaraciones de los agresores la llevaron a prisión preventiva y al inicio de un juico por homicidio.

En la cárcel ha pasado ocho meses terribles. Pero su celda no han sido las cuatro paredes que la han cobijado. Su calabozo lo ha construido el machismo y la homofobia que recorre el mundo. De su cruel mazmorra ha salido gracias a las de siempre: a las mujeres valientes como su madre y sus hermanas, a las periodistas feministas que la han acompañado en este calvario, a las organizaciones LGTB que se han manifestado con la bandera de la libertad y el arrojo. El no callar de todas ellas durante estos meses, junto al escándalo internacional que ha conllevado, ha servido para que los jueces reconsiderasen su decisión y la dejaran en libertad, por la noche, casi a hurtadillas, a la espera del juicio.

En la prisión ha sufrido pesadillas por el encierro pero también se ha sentido acompañada por otras mujeres. Y es que, tal y como ha explicado en una carta de puño y letra publicada por el portal La Poderosa nada más salir del penal compartió celda “con ocho pibas amigables, entre clases y deportes que practicábamos dos veces a la semana, de modo que pude volver a correr. Y volver a respirar… Aun en los peores momentos, busqué la fuerza en las notitas que me mandaban mis sobrinos y en los dibujos que me hicieron con todo su amor, entre otras cartas que fui recibiendo y los gritos de ustedes, gargantas poderosas. Todos esos gestos me ayudaron a seguir, sostenida por sus abrazos… Tenía esperanzas de poder salir en cualquier momento, porque confiaba en ustedes, en esa fuerza que pusieron muchísimas mujeres desde afuera, para que yo la sintiera desde adentro”.

Higui se arrepiente de lo sucedido, ha llorado, se ha indignado. “Sin embargo solo tenía una elección: su vida o la de él”, me contaba Azucena su hermana. “Pese al calvario de verla en prisión, era mejor el truculento viaje de tres horas desde nuestro domicilio al Magdalena, Unidad 51 del Servicio Penitenciario Bonarense y los duros registros que sufríamos al entrar, que el tener que ir a verla a un cementerio. Hemos dado gracias, y las damos, porque siga viva”, añade.

Ahora ya en libertad, Higui no piensa callar. Tampoco le amedrentan las amenazas que está recibiendo por Facebook (hacia ella y su familia) y que ya ha denunciado a las autoridades. ¿Por qué hacerlo? Solo quiere ser ella. “Hay que seguir gritando, ¡la libertad no se mancha! Antes de pasar este calvario que me llevó a la cárcel, la vida tampoco me había resultado sencilla. Me discriminaban por la forma de caminar y no me aceptaban en ningún trabajo, sin tener en cuenta nada de mi interior, ni cómo soy en realidad, ni cuánto soy capaz de dar. Debí arreglármelas como pude, haciendo esas changas de jardinería que hoy me apasionan, porque siempre me gustó trabajar, sin techo, al aire libre. Y sí, por ser lesbiana debí soportar muchas agresiones; tantas que, llegado un punto, no me quedó otra que mudarme. Pero no fue suficiente, ni eso alcanzó para evitar que me atacaran con total impunidad: la Justicia portándose mal conmigo y mis atacantes en libertad. ¿Por qué todo esto? ¡Por pobre y por lesbiana! Pero ahora soy libre. ¡Soy libre, carajo!”.

Nuria Coronado es periodista, consultora en comunicación y editora.

9 comentarios

  1. Dice ser Nerea

    Es horrible lo que le han hecho. No hay palabras. La agresión, la violación, es terrible, pero el comportamiento de las instituciones que deberían protegernos es mucho peor. Qué asco. Qué rabia. Ojalá algún día todo esto cambie, pero me cuesta creerlo.

    Gracias a todas las que dais voz a quien se la roban. Un abrazo.

    20 junio 2017 | 09:13

  2. Dice ser El Andoba

    Quien mata voluntariamente, no merece ningun tipo de libertad. Esa persona deberia estar en la carcel con cadena perpetua. Los otros podian haberla matado perfectamente y no lo hicieron.
    Respecto a la historia, el papel es muy sufrido y aguanta todo lo que le echen, no digo que sea mentira, pero falso es el modo con que esta escrito y partidista a la causa de los LGTB
    Como bien dice ella …Soy libre ..claro y sonriente y el otro en el cementerio.

    20 junio 2017 | 11:01

  3. Dice ser Lico

    Pues pese a que el acto de esos animales fue deleznable. El hecho es que mató a alguien y encuentro lógico que hasta que no se aclare el tema bien esté en prisión hasta el juicio. Es lo que viene sufriendo todo hombre que es acusado de maltrato en este país sea o no culpable, sin pruebas se lo llevan a prisión hasta que se aclare el tema pues con esto lo mismo. Si una cosa parece bien la otra también. Es un acto asqueroso y despreciable violar a alguien pero también lo es matar y hasta que no queden las cosas claras pues aun siendo inocente le ha tocado pagar justo por pecador. Como muchísimos hombres con esta «maravillosa» ley de violencia «machista». Otro dato que me pone nervioso es que la violencia ni es machista ni feminista es violencia y punto. Cometida por unos analfabetos y bárbaros a los que les falta algún herbor. Son temas aislados y que se han de tratar como tal y no generalizar.

    20 junio 2017 | 12:10

  4. Dice ser Eslo Quehay

    Como en todas partes, esto depende de la ley. Aquí en expaña pasa lo mismo, defiéndete de una agresión para evitar que te roben o destrocen o incluso te maten y causa el mas mínimo daño y la ley te trata igual que al agresor

    20 junio 2017 | 13:52

  5. Dice ser Salander

    Qué raro que no haya ningún comentario reivindicando el derecho a la ”defensa propia”, que sí se reivindica, por ejemplo, cuando un ciudadano se encuentra a un ladrón dentro de su casa y lo mata. Yo sí lo voy a defender: si te van a violar, es muy posible que te maten también, y tú debes ponerte en lo peor. Matar a tu violador durante la agresión, es una defensa justa y proporcionada.

    20 junio 2017 | 15:33

  6. Dice ser My

    Es muy fácil decir lo que dicen aquí, porque solamente están mirando a la víctima como autora. No entienden que ella fue atacada y se defendió. Si no se hubiera defendido, a ella la habrían violado varios, y seguramente la habrían matado… si no, matado en vida. Pero para ellos, que «pobrecitos» se les murió un compinche, no hay ninguna pena en la cárcel por ataque, por insultos, por maltrato, por intento de… entre otras cosas… lo mismo asesinato. Si ella no se hubiera defendido y hubiero sucedido lo que ellos querían que fuese, ¿entonces?. Las mujeres se tienen que dejar hacer lo que los hombres quieren, sin derecho a defenderse. ¿Cómo defenderse una mujer sola ante un grupo de hombres?.
    Porque ella es lesbiana, cuando es cuestionable el por qué esa mujer sola haya matado a un hombre que estaba con otros hombres, la justicia alargó y no quiso creer la versión. Y no, no son casos aislados, he vivido muchos años en países latinos y las violaciones a lesbianas «para corregirlas» es común. Cometidos por completos idiotas que piensan que esa es la mejor manera de hacer que una mujer se sienta a gusto. Cometidos por hombres que no son hombres, ni saben serlo, por eso se tienen que poner en grupo para sentirse que lo son.

    20 junio 2017 | 18:06

  7. Dice ser la verdad

    Tu post confirma que España es un paraíso LGTB. Es mérito de todo un país, España.

    21 junio 2017 | 01:03

  8. Dice ser Salander

    A las mujeres violadas se les pregunta: “¿por qué no te resististe?”, sospechando siempre que la relación fue consentida y quiere aprovecharse del hombre. Pero si hace uso de la legítima defensa, como es este caso, entonces se le llama asesina. En el fondo, lo que esperamos de la mujer violada es que se deje violar por el miedo a sufrir peores consecuencias, y que después calle, no denuncie ni lo cuente. Como ha sido toda la vida. Eso es lo que no se quiere que cambie.

    21 junio 2017 | 12:49

  9. Dice ser kljdn

    Y dónde queda la contemplación de homicidio en defensa propia? Si el canalla se le echó encima y se encontró con un cuchillo, que es lo único que tenía ella para defenderse, es normal que se muera. Triste destino, pero por lo visto ya le tocaba. Esa justicia no viene de los que hacen leyes , viene de otra que es incuestionable. Accidente? podríamos llamarlo?

    Ella, una vez cumpla el tiempo que sea de su condena, libertad y a seguir luchando, que en ese tercer mundo, lo lleva dificil.

    25 junio 2017 | 12:46

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