Nosotros mismos

Por Barbijaputa

Unas semanas atrás, encontré y compartí en redes sociales este video que me impresionó. Cuenta la historia de una mujer en circunstancias terribles:

El video forma parte de una campaña de Oxfam Intermón en la que diferentes actrices y actores internacionales interpretaban textos escritos por refugiadas y refugiados respectivamente contando sus experiencias para que los demás nos pusiéramos con más facilidad en sus zapatos.

Me dio la triste impresión de que necesitamos ver a rostros conocidos y blancos para empatizar con la situación de las personas que buscan refugio. Es como si al pertenecer a países en conflicto diéramos por hecho que están habituados al horror, a la guerra, a la metralla en sus cuerpos y al sonido de las bombas. Como si a esas personas les doliera menos de lo que nos dolería a nosotros.

Que veamos normal la necesidad esta campaña o que ni nos percatemos de lo horrible del asunto demuestra que donde realmente se ha instalado la insensibilidad es en esta parte del mundo, y sin necesidad de guerras, conflictos o metrallas en nuestros cuerpos. Porque a las heridas, a las pérdidas personales y materiales, al aislamiento, al frío y al miedo no se acostumbra nadie nunca. Y con ello viven miles y miles de personas en estos momentos, sin siquiera la esperanza de que su situación cambie.

Que no miremos nuestra propia historia de migraciones para entender la de otras naciones y que se siga votando en masa a aquellos que se refieren a las personas inmigrantes como terroristas potenciales mientras que a las emigrantes se las tilda de ‘jóvenes en busca de aventura’ dice algo de nuestra sociedad: el individualismo es ya parte de nosotros y el ‘sálvese quien pueda‘ nuestro lema.

Pero ese egoísmo e individualismo no sólo afecta a las personas en busca de un lugar donde poder vivir dignamente, también nos afecta a nosotros. Nos afectará en el futuro, cuando las consecuencias de los movimientos migratorios y posteriores cierres de fronteras explote, y nos afecta en el presente, donde el ‘sálvese quien pueda‘ se produce también entre los ciudadanos y cuidadanas de este mismo país. Porque el ombliguismo que nos hace no castigar en las urnas a la clase política que cierra esas fronteras es el mismo que nos hace no mirar las necesidades de nuestro propio vecindario o comunidad.

Mientras no nos organicemos como trabajadores y trabajadoras, mientras no hagamos comunidad en nuestros barrios, mientras pensemos individualmente en vez de en el bien común, no sólo seguirán cerrándose fronteras a quienes hoy lo necesitan, sino que las fronteras también se cierran entre nosotros y para nosotros. Y un día puede que necesitemos huir, como ya huimos; el cambio climático -por ejemplo- también nos acecha a nosotros. En el último Día Mundial de la Lucha contra la Desertización y la Sequía las personas expertas avisaron que en un futuro cercano se darán conflictos por el agua en nuestro país, y es que la desertización ya afecta a más de un 30% del territorio español.

Y no podemos olvidar que uno de los factores más importantes de las guerras que provocan la huida de millones de personas refugiadas (como Siria) es el cambio climático. Todos y todas podemos ser quienes ahora se dan de bruces con nuestras fronteras. La única solución viable es que actuemos, votemos y nos organicemos como si aquellos que aporrean nuestra puerta fuéramos nosotros mismos.

Barbijaputa colabora con Más de la Mitad para defender los derechos de las mujeres.

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