En ninguna parte

Angelica Guzmán

Por Angélica Guzmán

Recientemente, mientras leía una noticia sobre la situación de los inmigrantes que intentan llegar a España recordé unas jornadas a las que tuve la oportunidad de asistir hace algunos años. Me resultó especialmente llamativa una de las ponencias en las que se destacaba cómo a menudo las mujeres que emigran tienen que enfrentarse a la doble discriminación: ser mujeres e inmigrantes. ¿También hay diferencias en este aspecto? ¿Acaso no afecta igual a hombres que a mujeres? Sin duda, un proceso migratorio siempre es difícil, cuanto menos, pero efectivamente, también aquí se observan diferencias en las dificultades a las que tienen que hacer frente hombres y mujeres.

Imagen del Centro Pueblos Unidos

No hay proceso migratorio fácil. Imagen del Centro Pueblos Unidos

En primer lugar, el proceso migratorio en sí, que en función del país de origen se torna aún más peligroso y tortuoso, si cabe, en el caso de ser mujer. Tristemente ya nos hemos acostumbrado a las historias de inmigrantes que llegan (en el mejor de los casos) a nuestras costas, pero esa es  sólo la parte visible (y no siempre) de un camino. Un camino que para muchas mujeres africanas que intentan llegar a Europa, supone un periodo de más de dos años en los que fácilmente son víctimas de agresiones sexuales, y a menudo son obligadas a “vivir” bajo los designios de un hombre mientras esperan poder continuar su camino; designios que en este caso bien podría ser un eufemismo de prostitución.

Aunque no todos los procesos migratorios suponen pasar por este tipo de situaciones ¡Menos mal! No hay proceso migratorio fácil. Siempre supone afrontar una fase de duelo al abandonar el país de origen, la propia cultura, el entorno, la familia, lo que a menudo incluye pareja, hijos/as y seres queridos. Ya de por sí no es una puesta en marcha sencilla, pero esto no ha hecho más que empezar.  A continuación llega el “aterrizaje” en un país diferente, en principio con mayores oportunidades pero habitualmente con asentados prejuicios.

En el caso de las mujeres, además de luchar contra los prejuicios culturales, a menudo también han de hacerlo contra estereotipos sexistas. Mujeres que en ocasiones sufren en silencio situaciones de violencia ante el miedo a denunciar por no “tener papeles”. Mujeres que escuchan frases como “¿A quién van a creer? ¿A ti que eres una …. o a mí que soy español?”. Mujeres que a menudo vienen con una arraigada cultura machista en la que se les ha enseñado a aguantar cualquier situación, cualquier agresión. Mujeres que son increpadas cuando intentan ejercer sus derechos, cuando intentan protegerse en un país en el que, a pesar de las continuas muertes, hay una Ley contra la Violencia de Género.

Mujeres que tienen que justificarse por ir a denunciar, y que a menudo sienten la carga de que su denuncia suponga un problema en la tramitación de la nacionalidad de su pareja. Mujeres sobre las que siempre recae la sospecha de qué pretenderán con la ruptura, y las constantes acusaciones de beneficiarse de un sistema que “no les pertenece”. Si total… “Aquí están mejor que en su país, ¿qué más quieren?”

¿Qué más quieren? ¿Qué más querrías tú?

Angélica Guzmán es trabajadora social y psicóloga, fundadora de yomeencargo.es, y por encima de todo, fiel creyente de que otro mundo es posible.

4 comentarios

  1. Dice ser Lili

    Muy bonito, pero ¿a cuantas ha ayudado usted? Que malos somos los españoles!!! Se le olvidó mencionar que son las primeras beneficiadas en ayudas sociales que muchas veces deniegan a españoles e inmigrantes legales a los que, en un determinado momento y después de haber cotizado años, se les ha dado la espalda.
    Los inmigrantes no sufren más la crisis, la crisis la sufrimos todos por igual. No se por que se empeñan las ONG’s en hacer inferior a los inmigrantes; es ahí donde empiezan las desigualdades. Pero claro, si no hay inmigrantes se les acaba el negocio al no recibir subvenciones. Los culpables de que esta gente viva en la desigualdad y se dejen la vida en el mar (provocando el efecto llamada), son las ONG’s, porque les interesa.

    16 abril 2015 | 08:18

  2. Dice ser Ariana

    Ay, esos argumentos lepenistas, Lili, si es trabajadora social y psicóloga habrá que reconocer que sabe más que tú.
    La falta de solidaridad humana es lo que nos hundirá a todos. Artículos como éste nos hacen ver otras realidades diferentes de las que estamos dispuestos a reconocer.

    16 abril 2015 | 09:28

  3. Dice ser Vanessa

    La realidad de la mujer independientemente de ser inmigrante o no ya se encuentra sometida a muchas desigualdades, sociales, profesionales y economicas. Ahora bien es verdad que las mujeres al encontrarse fuera de su país sienten más los prejuicios sociales y el machismo viene desde casa de al propia eduacion que damos a nuestros hijos.
    El primer paso para hacer concienciacion ciudadana esta en al educacion , empezando por los más pequeños y dialogando con nuestras parejas que por el hecho de ser mujeres no somos ni más ni menos, somos iguales, pensamos diferente pero somos humanas.

    16 abril 2015 | 10:10

  4. Dice ser Bla Bla Bla

    Cuanta razon tienes en lo que dices LIli y aun te has quedado corta. Por el contrario Ariana dice que tus argumentos son lepenistas… en fin, muchas de ellas esconden detras de su falsa solidaridad y humanidad oscuros intereses como tener chacha por cuatro euros, por eso se sienten taaaaaaaan solidarias con las mujeres inmigrantes. La inmigracion en españa no aporta absolutamente nada que no sea miseria, son gente a la que hay que mantener a base de ayudas sociales en un pais con 6 millones de parados. Defender la inmigracion en españa eso si que es lepenista.

    16 abril 2015 | 16:50

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