Madres a ritmo de ayatolás

 Por Carmen López Carmen López AI

150 ó 200 millones es la cifra de población que deben alcanzar los iraníes. Una cifra que fue buena para Jomeini, una cifra correcta para Sayed Alí Jamenei, el actual líder supremo de Irán. En 2012 cuando hizo pública su intención de crecimiento de población, Irán contaba con 78’5 millones de habitantes. Desde entonces la maquinaria se ha puesto en marcha para mermar los derechos de las mujeres y las niñas.

Manifestación en Teherán por los derechos de las mujeres. 8 de marzo de 2006. © Arash Ashoorinia, www.kosoof.com

Manifestación en Teherán por los derechos de las mujeres. 8 de marzo de 2006. © Arash Ashoorinia, www.kosoof.com

El Parlamento debe decidir si aprueba o no el Proyecto de Ley para incrementar los índices de Fertilidad y Prevenir el Descenso de la Natalidad (Proyecto de Ley 446) y el Proyecto de Ley 315. De aprobarse, se dificultaría el acceso a anticonceptivos, se declararía ilegal la esterilización voluntaria, se restringiría más el acceso al aborto seguro, y se desmantelaría el programa estatal de planificación familiar. Un programa, a día de hoy, vacío de presupuesto. Los líderes religiosos quieren que Irán se convierta en una potencia regional dominante.

La idea de población como fuerza militar y de seguridad nacional no es nueva. Justo después de la revolución en 1979, en pleno conflicto con Irak y con necesidad de soldados, se pusieron en marcha políticas de fomento de la natalidad. En sólo 10 años, la población creció en 14 millones de personas. Pero a finales de la década de los 80, con una economía devastada por la guerra y sin capacidad para cubrir las necesidades de la población, se pusieron en marcha políticas para el control de la natalidad. Se pasó de 7 nacimientos por mujer en 1980 a 1,85 en 2014.

Con los nuevos Proyectos de Ley, la mujer sólo puede ser madre y esposa. Para ello se potenciarán los matrimonios tempranos, las mujeres sólo trabajarán como maestras o cuidadoras, habrá exenciones fiscales para las familias, se apostará por la jubilación anticipada de las mujeres, y se las formará en la gestión de la casa y la familia.

Con leyes como éstas, ¿cuáles habrían sido las posibilidades de mujeres como Shirin Ebadi, abogada y Nobel de la Paz, Maryan Mirzakhari, la primera mujer en recibir el Fields Medal, considerado el Nobel de matemáticas, Pardis Sabeti, la investigadora que ha cercado al Ébola, o Masih Alinejad, periodista y defensora de los derechos de las mujeres que acaba de recibir el Premio de Naciones Unidas sobre los derechos de las mujeres?

Pero son muchas las leyes que ahondan en la discriminación de las mujeres. Irán es uno de los países con menos participación femenina en el trabajo, según datos del Foro Económico Mundial, ocupa el puesto 139 de un total de 142. Y no dejan de salir leyes que prohíben a las mujeres trabajar de cara al público en oficinas, en hostelería, e incluso cantar. También son muchas las que por ley se han quedado fuera de la universidad. Se les ha cerrado las puertas de carreras como minería, agricultura, ingeniería, contabilidad, química, inglés, literatura, ciencias políticas, administración de empresas o administración pública. Pero se les han abierto las de estudios femeninos, gestión familiar o valores tradicionales.

No olvidamos otras leyes que las dejan indefensas frente al divorcio o los malos tratos, que les penaliza por no vestir como marcan los líderes supremos, o que les prohíbe ver un espectáculo deportivo.

Amnistía Internacional alerta sobre esta situación en el informe Procrearás y recuerda a las autoridades iraníes que deben respetarse y promoverse los derechos de las mujeres, y que no pueden refugiarse en la costumbre, la tradición o la religión para no hacerlo. No podemos permitirnos que mujeres como Maryam, Pardis, Shirin o Masih no existan. Ellas son la única receta frente a la irracionalidad.

Carmen López es periodista de Amnistía Internacional

3 comentarios

  1. Dice ser Carla

    Si, si, … pero las sanciones no llegan por la asquerosa discriminación a la mujer. ni por pisar sus derechos, solo estamos preocupados de sus actividades nucleares.

    Carla
    http://www.lasbolaschinas.com

    11 marzo 2015 | 07:36

  2. Dice ser susi

    Pero que chusma más repulsiva….esos si, cuando empiecen a empobrecerse y a pasar necesidad (es lógico, no es lo mismo tener dos hijos que siete) entonces querrán escapar de su país-estercolero, y como siempre mirarán al opresor y decadente occidente para que les solucione la papeleta. Y como somos subnormales, se la solucionaremos. En estos casos, lo mejor es dejar que la ley natural actúe: si no controlan su natalidad, la naturaleza equilibra la balanza pronto: con hambre, escasez, enfermedades, vuelve las cosas a su cauce. Si nacen muchos, tienen que morir muchos, eso está claro. Pero no faltarán gilicooperantes que les facilitarán comida y medicinas, sin exigirles un riguroso plan de anticoncepción.
    Este es el tipo de gente q nuestros gobiernos han dejado instalarse en Europa durante décadas, para que nos enriquezcan culturalmente. Ya veremos los resultados, ya. En España aún estamos a tiempo de revertir el proceso; como la inmigración masiva ha empezado mucho más tarde que en el norte de Europa, todavía muchos no tienen la nacionalidad, no como en otros países que ya hay Mohameds de tercera y cuarta generación. Los únicos musulmanes que deberían pisar Europa son los disidentes perseguidos en sus países por luchar contra la irracionalidad

    11 marzo 2015 | 08:48

  3. Dice ser Megamoya

    Qué horror. Desde luego el día en que los fundamentalistas derrocaron al Sah láico de la CÍA Irán se fue a pique, y no parece que vaya a remontar esta década.

    11 marzo 2015 | 13:20

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