Haz que suceda: el ejemplo de las mujeres de Sudán del Sur

 Por Winnie Byanyima Winnie_Byanyima

La primera vez que nuestro equipo la encontró fue en abril de 2013 en Juba, en una base de Naciones Unidas a la que  había acudido en busca de protección y asistencia médica. Josephine (no es su verdadero nombre) estaba embarazada y había salido de su casa en el campo acompañada de uno de sus cinco hijos. Cuando intentó regresar sus planes se vieron truncados por la guerra y su vida entera dio un vuelco. Desde entonces, no ha visto ni ha hablado con su marido y se ha visto separada de sus otros cuatro hijos. Josephine es una de las dos millones de personas desplazadas por la guerra en Sudán del Sur.

Una mujer espera durante un reparto de alimentos en el campo de refugiados de Mingkaman. Imagen de Pablo Tosco/Oxfam Intermón.

Una mujer espera durante un reparto de alimentos en el campo de refugiados de Mingkaman. Imagen de Pablo Tosco/Oxfam Intermón.

 

Esta semana ha querido que le ayudemos a dar a conocer su historia. Esto es lo que nos ha contado:

En muchas guerras, se abandona a su suerte a mujeres, niñas y niños. Está sucediendo en Sudán del Sur y estoy segura de que también ocurre en muchas otras partes del mundo. Quiero decirles a las mujeres que se encuentran en una situación similar a la mía que tengan valor. Ten coraje y sé fuerte porque tu familia te necesita. Cuida de tus hijos porque, antes o después, volverás a casa para seguir protegiendo su futuro. Antes o después, podremos volver con nuestras familias‘.

El lema para el Día Internacional de la Mujer de este año es Make it happen (Haz que suceda, en su traducción al español). Josephine es un alentador ejemplo de los desafíos que muchas mujeres en Sudán del Sur afrontan y que logran superar contra viento y marea. Pero, para ello, necesitan mucha más ayuda.

La resiliencia y el empoderamiento hace de las mujeres en Sudán del Sur auténticos motores de cambios: campesinas, periodistas, jóvenes lideresas, profesoras, poetas, etc. Ayudan a sus familias y sus comunidades, y se ayudan las unas a las otras. En un país en guerra en el que muchos hombres han muerto o se han marchado para luchar, las mujeres se han convertido en la columna vertebral de sus comunidades. Se han quedado atrás para cuidar de sus familias y hogares, de las personas enfermas o heridas, de los campos y del ganado… y han de tomar todas las decisiones. Las mujeres son heroínas silenciosas de la turbulenta historia de Sudán del Sur.

Sin embargo, a pesar de su fortaleza y resiliencia, los niveles de violencia sexual y de género en el país son increíblemente elevados, alarmantes, y empeoran cada día.

Las violaciones, los abusos sexuales, el acoso, la violencia doméstica, los matrimonios forzados o la «prostitución de supervivencia» son problemas persistentes en Sudán del Sur, incluso antes de que comenzase la guerra, y se han visto exacerbados por los elevados niveles de desigualdad de género y la falta de justicia para las supervivientes. Desde diciembre de 2013, cuando estalló el conflicto, la violencia contra las mujeres se ha agravado debido al desplazamiento masivo y una mayor presencia de hombres armados que actúan libremente y con total impunidad.

Los informes sobre derechos humanos de Naciones Unidas señalan que todas las partes del conflicto (soldados, policía y fuerzas de seguridad) han cometido actos de violencia sexual contra mujeres de diferentes grupos étnicos. La violación se ha convertido en un arma de guerra y la violencia sexual en una forma de castigo colectivo. Zainab Bangura, enviada especial de Naciones Unidas para temas de violencia sexual, afirmó durante su visita a Sudán del Sur el pasado mes de octubre que la tasa de violaciones en el país eran las peores que jamás había observado y se hizo eco de la atroz situación de algunas mujeres, niños y niñas y personas ancianas que son víctimas de reiteradas violaciones. Recientemente, el secretario general adjunto de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció que la población de Sudán del Sur había sufrido un «mes de las violaciones».

Mientras la guerra y la violencia sexual desatan el terror, también lo hace la grave crisis alimentaria que continúa azotando al país, a pesar de ser el primer receptor de ayuda a nivel mundial. Cerca de 2,5 millones de personas padecen desnutrición severa. Así, las mujeres se ven obligadas a asumir peligrosos riesgos para complementar la ayuda que reciben y poder alimentar a sus familias. Abandonan los emplazamientos de protección de Naciones Unidas para recoger leña o conseguir combustible, agua o alimentos. A menudo, deben caminar largas distancias en busca de comida y cruzar puestos fronterizos donde pueden ser víctimas de acoso y violaciones o ser detenidas, secuestradas o, incluso, asesinadas. En algunas zonas de Sudán del Sur, Oxfam está distribuyendo vales para carbón, hornillos eficientes y molinos de grano en un intento de minimizar estos riesgos. Pero dada la gravedad de la violencia sexual, la respuesta ha de ser sistemática. Ante todo, el Gobierno de Sudán del Sur y la oposición deben asumir inmediatamente el control de sus tropas y mostrar tolerancia cero ante las violaciones y otros crímenes de violencia de género. La comunidad internacional debe proporcionar una mayor financiación para programas dirigidos a la protección de las mujeres y las niñas y a promover la igualdad de género pues, dada la magnitud del problema, la financiación actual es insuficiente.

La financiación de los programas para la protección de las mujeres es insuficiente en comparación con la de otros destinados a satisfacer otras necesidades. Naciones Unidas ha solicitado 1.810 millones de dólares para financiar la respuesta a la crisis en Sudán del Sur. Sin embargo, tan solo se han destinado 70 millones a programas de protección y 15 millones abordar la violencia de género. A pesar de que la protección de la población civil es una de las principales prioridades, la comunidad internacional debe actuar urgentemente y financiar la respuesta a estos riesgos. Además, se debe prestar especial atención a programas en los ámbitos de la salud, el bienestar psicosocial, la seguridad, la economía y el liderazgo dirigidos a las mujeres supervivientes y vulnerables. Para abordar la violencia de género y sexual, así como la desigualdad de género, los líderes de Sudán del Sur y la comunidad internacional deben seguir el liderazgo mostrado por Josephine y otras inspiradoras mujeres.

Winnie Byanyima es Directora Ejecutiva de Oxfam Internacional

 

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