Un trabajo de justicia

Por Flor de Torres Porras Flor de Torres + nueva

Las leyes, al igual que las personas,  nacen, viven y mueren.

En 1963, falleció, fue enterrada y pasó a mejor vida la excusa absolutoria del Código Penal que en su artículo 528 decía: ‘El marido que sorprendiendo a su mujer  matare en el acto a los adúlteros, o alguno de ellos, o les causare cualquiera de las lesiones graves, será castigado con la pena de destierro. Si produjere lesiones de otra clase quedará exento de pena’. ¿Qué ocurría a la inversa, es decir, cuando la esposa agraviada  matase al marido infiel o a su amante? Ella se vería acusada de dos  homicidios o asesinatos y podría ser penada con penas de hasta 40 años de prisión.

Imagen de la justicia. Dublin Castle.  Fotografía: B. de la Banda

Imagen clásica de la justicia. Dublin Castle. Fotografía: B. de la Banda

Sirven dos ejemplos más de discriminación legal en contra de las mujeres en el derecho histórico: uno de ellos es el de los asirios, de 1600 años a.C.,  que estipularon que ‘Si un hombre sorprende a su mujer con otro, y lo prueba, y mata a los dos no ha cometido falta’ y otro el conocido texto bíblico que dice ‘El adúltero y la adúltera serán muertos sin remisión’ (Levítico XX, 10).

Tal discriminación desapareció en la reforma del Código Penal de  1963 pero, vergonzosamente para la mujer, se mantuvo otra discriminación: La de la esposa que cometía adulterio por el hecho de ‘yacer una sola vez’ con varón que no fuese su marido (Art. 449), mientras el marido, para ser condenado por amancebamiento, debía ‘tener manceba dentro de casa o notoriamente fuera  (Art. 451). La muerte definitiva de esta norma tuvo lugar en 1978 con la despenalización del adulterio y amancebamiento.

Las mujeres, con tenacidad, hemos salido de la cocina y dejamos de ser las ‘conductoras exclusivas del carro de la compra‘ para ir poco a poco y en silencio, ocupando en igualdad con los hombres  puestos de responsabilidad en las fábricas, en las oficinas, en las empresas, en la política, en la justicia, en el arte, en la comunicación y en definitiva en la sociedad.

Todas sabemos que la Constitución de 1978 nos tendió carta de naturaleza jurídica plena en su artículo 14, al proclamar la igualdad sin discriminación alguna por razón de sexo con el carácter de derecho fundamental, tendiendo un galante guante  a nuestra condición igualitaria.

En la Justicia eso es un hecho. No solo como dogma sino como realidad constatable. La mujer se ha ido abriendo paso a paso su lugar sin ruidos, sin voces, sin altanerías. Sólo  con tesón y trabajo. En silencio. Y ello, pese a que  al principio  se nos confundiera, como se hacía conmigo, con una secretaria o auxiliar de un compañero por no estar acostumbrados a una Fiscal en femenino. Alguna vez llegaron a decirme que querían ‘un fiscal de verdad’ por mi condición de mujer.

Y hemos sido las mujeres profesionales las que tuvimos que romper esos gestos de masculinidad  arraigados en nuestros oficios.

Algo impensable cuando en 1963 se  aplicaba la excusa absolutoria para el marido que matare a su mujer y su compañero en situación de adulterio. Porque las  leyes no tenían ninguna perspectiva de género y porque en definitiva no éramos sujetos plenos de derechos, sino simples objetos o instrumentos  del  marido; éramos personas con necesidad de autorización masculina  o paterna para casarnos, o simplemente abrir una cuenta corriente.

Hoy nos sentimos orgullosas de que las mujeres sean Fiscalas Jefas,  Magistradas Presidentas de Audiencias, Médicas, Ingenieras, Artistas, Presidentas de Consejos de Administración, Empresarias, Científicas, Cooperantes, Diputadas, Senadoras, o como en mi comunidad: Presidenta de la Comunidad Autónoma de Andalucia.

Y  ello  aunque diariamente aun yo tenga que seguir corrigiendo  en las  firmas reservadas en los documentos para ‘El Magistrado’ o ‘El Fiscal’ por la de ‘La Magistrada’ o ‘La Fiscal’, para orgullosamente poner estos cargos en femenino.

Sólo debemos tener la libertad de elegir, seguir teniendo la oportunidad de poder estar donde queramos y en el momento que consideremos. Ese es nuestro reto. Con la dignidad de un trabajo bien hecho y siempre, siempre en igualdad. Porque donde no la haya, allí la seguiremos batallando.

 

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminacion sexual.

9 comentarios

  1. Dice ser pplias

    Pues OJO, que en los juzgados se sigue admitiendo como jurisprudencia sentencias de la época franquista.

    01 mayo 2014 | 09:06

  2. Dice ser María Alcalá

    Gracias otra vez por seguir aclarando las leyes hasta la Constitución ,todo la igualdad la estamos consiguiendo poco a poco,pero seguiremos luchando sin pausa.Gracias nuevamente.

    01 mayo 2014 | 09:41

  3. Dice ser Miguel

    Se ha pasado de la discriminación de la mujer a la discriminacón al hombre, véase el art. 148.4 de nuestro código penal o la práctiva totalidad de la ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género; la gran mayoria de las sentencias de custodia compartida, etc… el haber sufrido durante muchos años una gran discriminación no justifica el darle la vuelta a la tortilla ahora, los varones de hoy en día no tenemos culpa alguna de la discriminación que sufriéron las mujeres hace más de una generación.

    P.D. Usas palabras como fiscalas o médicas no surte ningún efecto, es más suenan fatal, la fiscal o la médico, basta, o acaso se deberia decir artisto en vez del artista?

    01 mayo 2014 | 10:31

  4. Dice ser Luis

    Vamos a ver para mi esto a lo que vosotros llamáis machismo no es más que la historia de la evolución. El hombre ha estado por norma general «más capacitado» para ejercer trabajos duros que eran los que alguién estaba dispuesto a pagar y por eso ellos conseguían el poder y luego sometían a los que no tenían su mismo poder. También sometían a otros hombres y las mujeres que llegaban al poder también sometían a hombres y a otras mujeres.

    Fijese usted si es normal que a día de hoy si un hijo se «porta mal» (portarse mal a veces unos padres lo asocian a no hacer lo que ellos dicen) se atreven a agredir a sus hijos con todo el derecho del mundo para corregir su comportamiento y vuelve a regir lo mismo. Posición dominante ejerce sometimiento sobre individuo más débil. Esto ya lo sabemos pero volvemos a hacerlo mal discriminando a todo un colectivo cuando hoy en día sabemos que el poder para someter ya no sólo recae en la fuerza física sino en el dinero y el apoyo de una sociedad a la que se manipula con mentira y con engaños.

    Deberiamos hacer leyes que protegieran a todas esas personas que pueden ser sometidas con «malas maneras» como en el caso particular de las mujeres maltratadas por su exmaridos. ¿Pero y los hombres maltratados? Una mujer se queda sin trabajo y al parecer esta sociedad ha creado un tejido para ayudarla pero al hombre no. El hombre es el gran olvidado de este tiempo y lo más triste es porque al poder del dinero le interesa que así sea, no es por hacer una sociedad más justa. La desigualdad que primero afecta al ser humano es la desigualdad en el reparto de la riqueza es la más elemental.

    Aquí se quiere desunir a los miembros de la comunidad para hacerlos más débiles porque quitando que pueda existir un dios o no, el mal y el bien son observaciones que hacemos de la realidad y el maltrato es una situación de sujetos que no se han sabido adaptar. Ante ese maltrato se debería educar en la verdadera igualdad pero metiendo ya de por sí una discriminación…

    Y luego a ver ¿por que antes los hombres tenían que ir a morir en guerras que ellos no se habían buscado? La sociedad está utilizándonos a todos como a unos pocos le parece para sacarnos todo lo que puedan y tenernos sometidos.

    Es curioso que lucheis contra un sometimiento particular y no contra uno más general y de una forma más justa. Qué pasa cuando en un divorcio la ley trata al hombre como si no hiciera falta. Porque yo si entiendo que el menor debe ser protegido pero luego los dos padres deberían tener igualdad de condiciones. La defensa del menor no es pasarle por encima al padre y darselo todo a la madre.

    En fin el mismo cuento de siempre… El que en un momento dado es afortunado aprovecha su momento y somete al perjudicado. La misma historia de siempre.

    01 mayo 2014 | 12:08

  5. Dice ser Vamos a ver

    Luis, tu comentario, que acabo de leer con atención, hace aguas por todas partes. Que las cosas hayan sido de una determinada manera no quiere decir que estén bien ni que haya que aceptarlas con resignación. Precisamente la evolución del ser humano es la que hace que nos dotemos de normas para que los derechos de las personas sean protegidos por la comunidad, y no se imponga la injusticia por la fuerza, que quiere decir violencia, hacia el más débil, hasta el resultado de muerte, como dice este artículo al principio.

    Y respecto a lo que dices en la última parte, ahora la justicia tiende a ser igualitaria también con respecto a los hijos en el caso de separación. Lo que ocurre es que los hombres ‘tradicionalmente’ -y en muchos casos todavía- no han asumido el deber de cuidado, por lo tanto, no garantizan el derecho prioritario, que es el bienestar del menor. Esos padres que sin haberse ocupado nunca de sus hijos piden custodia compartida para no tener que pasar una pensión a sus hijos, son malos padres y tienen como prioridad su propio bienestar, por encima del de los menores. También puedes decir ahora que se featidien los niños, que es el padre que les ha tocado, ¿verdad? Pues la ley no dice eso. Si eres padre, tienes obligaciones en primer lugar, y si pides la custodia compartida es porque quieres cuidar de tus hijos.

    Y está muy bien que las personas, profesionales, decidan cómo quieren ser denominadas. Forma parte de las reglas comunes: no tienes derecho a llamar a alguien de una forma que considere molesta o insultante. tu argumento es: ‘esto es una tontería pero se hace como yo diga’

    01 mayo 2014 | 12:22

  6. Dice ser ¿Los derechos de quienes?

    Que arti/culo más chachiprogre. Queda genial en el 20 ñordos.

    01 mayo 2014 | 12:35

  7. Dice ser Luis

    Vamos a ver te agradezco en primer lugar que hayas leído mi comentario con atención y en segundo lugar que expreses tu opinión hacia mi de una manera educada.

    Al yo intentar explicar como se ha formado la sociedad con el porvenir de los tiempos no he querido decir que nos resignemos a ser así, todo lo contrario. Debemos mejorar día a día y proponernos ser todo lo mejor que podamos ser con nosotros mismos y nuestros iguales y hasta con todo ser que habita en este planeta, creo que no has entendido muy bien mi mensaje. De hecho digo que obviando la existencia de un Dios, las situaciones que se presentan en este mundo no son por que seamos malos o buenos sino interacciones entre nosotros que con la educación debemos cambiar para que podamos vivir TODOS mejor, pero TODOS.

    En tu segundo párrafo hablas de que la justicia tiende a ser igualitaria y yo pienso que esa será tu opinión porque la mía desde luego que no. No se puede tender más hacia la igualdad metiendo discriminaciones. Hace dos días o algo así, una mujer le dio un puñetazo a un político catalán y casi que ni la iba a denunciar. Si eso lo llega a hacer un hombre y el puñetazo se lo da a una mujer política porque ese hombre tras su frustración por la situación económica que estamos padeciendo pierde la razón y hace eso puffff la que se hubiese montado… ¿Pero iguales ante la justicia verdad? Fijate que la justicia dependiendo de lo que se monte con respecto a ese caso va a actuar de una forma u otra para condenar el mismo hecho denunciado. Eso significa: Justicia PARCIAL y eso amigo mío no es justicia.

    Y con respecto a los padres con sus hijos, pues cambiemos eso también con la educación pero ten en cuenta que ya en un mismo matrimonio como sea el marido el que dice que se queda en casa a cuidar al niño y que sea la mujer la que se vaya a trabajar… (¿De verdad necesitas que siga?). Ojo que en una pareja en la que los dos tienen buenos trabajos con buenos sueldos como nuestros políticos si es verdad que se pueden poner de acuerdo pero en las parejas normales MUCHAS VECES es una decisión Y CONSENSUADA entre AMBOS que sea la mujer la que se ocupe del cuidado del hijo. Decir que un padre no quiere a su hijo porque prefiere ir a trabajar es un poco cruel por tu parte porque es el trabajo el que permite comer a muchas familias y en esta crisis lo estamos viendo…

    Y ya en tu tercer párrafo creo que ahí le respondes a otro comentario que no es el mío y que tampoco quiero entrar porque esa perversión del lenguaje por un objetivo ya equivocado en sí para mi si es perder el tiempo y hacernos discutir por tonterías.

    A los hombres no se los está tratando con justicia. Y si esta mujer que cuenta todo esto es fiscal, la que también ha dicho que a los hombres no se les está tratando con justicia es JUEZA, la jueza de Barcelona que lo dijo hace tiempo… Y haciendo uso de esa misma igualdad que proclamáis también lo dice un juez de Sevilla…

    Igual que de seguro creo que tú no quieres que los hombres sean discriminados, yo tampoco quiero que sean discriminadas las mujeres por eso debemos ser SENSATOS y ver que tenemos ahora y valorar si es JUSTO. Para mi no lo es.

    01 mayo 2014 | 13:30

  8. Dice ser victor_elche

    Y eso de censurar comentarios que no os hacen la pelota¿? acaso no os gusta una opinion diferente a la vuestra¿¿ ah no..que eso para vosotrsas no es igualdad…os acabais de delatar

    01 mayo 2014 | 16:56

  9. Dice ser Vamos a ver

    Vaya, no pensaba volver por aquí pero vuelvo y me han contestado cambiándome el sexo. Por suerte la operación ha sido indolora. Curioso, Luis, cuando menos. Lo que digo es mi experiencia. Para mí cuidar de mis hijos es una prioridad absoluta. Pero tengo muchos vecinos y compañeros de trabajo que no tienen esa prioridad. Muchos. No han acordado que su mujer se quede en casa, simplemente los dos trabajan pero ellos no comparten los cuidados de los hijos. Y si ellas no pueden con la carga, piden reducción de jornada. Y son mal vistas por ello.
    La igualdad requiere compromiso y responsabilidad. Si cualquier cambio nos parece un ataque debemos plantearnos qué estamos haciendo mal. No echar las culpas a otro (¿otra?)

    01 mayo 2014 | 18:03

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