Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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«Almería quien te viera…»
Me gustan las vacaciones.

Sigo de vacaciones. Por tanto, no esperen nada especial. Llevo una semana sin periódicos nacionales ¡y sin Internet! y he sobrevivido de maravilla. Todo un record. Sólo alcanzo a leer La Voz de Almería, que tiene la buena costumbre de entrevistar a mucha gente de postín que ha elegido mi tierra como lugar de vacaciones.

En mi caso, no tiene mérito porque soy de aquí. Nací en la capital, entre la Plaza Toros y el Quemadero, y pasé buena parte de mi infancia y adolescencia en La Venta de la Rumina, mi casa de Mojacar.

Ayer pasé por el solar donde estaba mi casa. Es el único trozo de tierra sin ladrillos, a la orilla de la carretera entre Garrucha y Mojacar, muy cerca de las charcas de la desembocadura del Río Aguas. Recogí una piedra del suelo y hoy la acaricio sobre mi mesa. La tengo de pisapapeles.

Los muros de mi casa eran de piedras de la playa cogidas con barro arcilloso y paja, con algún que otro cacho de madera con clavos y cuerdas de esparto y algo de adobe. El techo -lo recuerdo muy bien- era de cañas sobre jácenas en bruto, desconocidas para el cepillo o la azuela, con cubierta de yeso y una capa de tierra morada, que aquí llamamos «tierra launa» o «tierra laguna» (nunca lo entendí muy bien), y que es impermeable al agua. Claro que para lo que llovía…

Mi casa era la única que había junto al camino de herradura, frente al mar, entre la desembocadura del Rio Aguas y otra casa vieja, a un par de kilómetros, que -no se por qué- llamaban la Venta de los Vagos. Ahora, en cambio, todo está lleno de casas nuevas y el hogar donde yo pasé los mejores ratos de mi infancia y adolescencia ha quedado reducido a ruinas. Ni siquiera ruinas. Es un solar vacío. Mi noria (unos decían que era de origen árabe y otros, romano) ha desaparecido entre los jardines y chalet de los veraneantes. Ya no hay balsa ni bancales ni cochineras.

Ahí ya no hay nada de lo que fue. Y, sin embargo, cada año, cuando voy camino de Mojacar, procuro pararme en el lugar exacto donde estuvo La Rumina y disfruto pisando este solar tan lleno de hermosos recuerdos. Es como un pequeño homenaje a mi padre, que soñó con convertir el secano en regadío. Y lo consiguió. Pero, más tarde, se arruinó y tuvo que vender La Rumina para pagar las deudas del pozo.

El viernes 25, volveré a pasar por allí. El alcalde, Gabriel Flores, me ha pedido que esa noche de el Pregón de las Fiestas de Mojacar. He dado docenas de pregones –sobretodo cuando salía en la tele- pero éste va a ser el más difícil de todos, porque en esta tierra –a donde vengo a cargar las pilas- me salen raíces que me atan al suelo; sus olores, colores y sonidos todavía me embaucan y cautivan como cuando era niño.

He rebuscado algunas fotos viejas. Aquí tengo una luciendo los peces que habíamos cogido en la playa de La Rumina, con el arpón que había traido de Francia mi primo Juan Antonio Bretones. De todos los peces que hay en esta foto -ahora puedo decir la verdad- yo sólo pesqué uno (y de los pequeños).

En la otra foto -que tengo en el Museo Virtual de 20minutos.es– voy en mi burro (que llamabamos Antonio Molina, porque no paraba de cantar) por la vereda que va de La Rumina a Mojacar. Iba dos veces por semana: a por agua y a comprar comida en el Molino.

Mañana trataré de escribir algo sobre estos recuerdos mojaqueros y sobre las maravillas y el embrujo de Mojacar en fiestas.

Ahora les voy a pegar aquí la entrevista que me ha hecho Marta Rubí, una colega del diario La Voz de Almería, donde me tratan como “gloria local” cada vez que vengo a la Feria.

Me gusta mucho la foto que me ha hecho Fran Leonardo a bordo de una faluya andalusí. El fuerte viento de Poniente (aquí decimos la “ponientá”) me ha soltado el pelo y no parezco tan calvo como soy.

No es obligatoria la lectura de la entrevista, pero quiero lucir la foto. Por favor, miren que mata de pelo… Por cierto,-no me van a creer- les aseguro que el que aparezca “veinte minutos” en el titular no es cosa mía. Me salió en la conversación sin pensar para nada en hacer publicidad al primer diario de España. En serio.

De tanto leer y analizar El Mundo, se me van pegando cosas de Pedro Jota. A esto se le puede llamar autobombo.

Lo demás es tontería.

Felices vacaciones

Y saludos desde Almería.