Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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¿Qué tiene de malo que Espe nos quiera gobernar?

No acabo de dar crédito a lo que leo, en titulares y entre líneas, sobre las previsiones sucesorias al frente del PP. Tengo la impresión de una parte del Partido Popular tiene alergia al debate público y a la elección democrática de sus líderes.

Y tiene razón, a mi juicio, Esperanza Aguirre cuando se queja de la que le han armado algunos correligionarios (y la «Brunete» mediática, que está a su favor) por decir que no tiene pensado presentarse contra Rajoy en el próximo Congreso del PP.

¿Qué le dirán cuando anuncie en serio su candidatura?

¿Qué tiene de malo querer presentarse libremente a unas elecciones internas del PP para presidir ese partido?

A mi me parece lo más natural del mundo.

El mismo día de la investidura, hablaron en Las Cortes tres personas que había competido libremente por digirir el Partido Socialista: Zapatero, Bono y Roza Díez.. Uno ganó y dos perdieron. Y no pasó nada grave en el PSOE. Al revés, ganaron las siguientes elecciones.

¿A qué viene esa alergia a disentir, a debatir y, en definitiva, a votar en la derecha española?

¿Será falta de costumbre a la hora de elegir a su líder sin acudir al dedo del jefe anterior, llámese Gil Robles, Fraga o Aznar?

Me gustaría que Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz Gallardón, Alvarez Cascos, Mariano Rajoy y alguno más presentaran su candidatura a la presidencia del PP.

Sería un chorro de aire fresco y limpio para ese vetusto partido que merece poder gobernar de nuevo España si logra convencer a la mayoría de los españoles.

Tengo la impresión de que algunos conservadores no quieren un presidente elegido democráticamente para el PP sino un caudillo ungido por el líder anterior y elegido, sin competidores, por aclamación.

¡Qué lástima!

Maneras distintas para la política y para la vida

Anoche seguí el recuento desde el sofá de mi casa, con mi portátil conectado a 20minutos.es (con incursiones a elmundo.es y a elpais.com para comprobar que casi siempre íbamos por delante de ellos). Al mismo tiempo, miraba el televisor y hacía zapping por las distintas cadenas, aunque sin sonido.

Una imagen me sorprendió y me perturbó (y eso que hace años que me echaron de TVE).

Las cámaras de la calle Ferraz enfocaban a Zapatero y a su corte con un plano general obtenido casi al nivel del asfalto.

La tarina-pasarela, de apenas un metro de altura, permitía a Zapatero estrechar las manos de sus fervorosos seguidores.

Las banderas y los brazos alzados impedían a las cámaras darnos una imagen buena y limpia del líder socialista. Las fotos de la prensa de hoy también muestran esas imágenes del líder a la altura de la calle.

Cuando las cadenas conectaban con las cámaras de la calle Génova nos mostraban una plano general contrapicado (de abajo arriba) del líder del PP, obtenido desde la calle hacia las alturas de un balcón impresionante que estaba a varios pisos del suelo. Una gigantesta pancarta azul del PP y muchos metros de altura separaban a Rajoy de sus fervorosos seguidores. Era imposible el contacto físico del líder con sus militantes.

¿Dónde he visto yo esa estética mitinera antes que en la calle Génova?

Me recordó de pronto los discursos de Franco en el balcón del Palacio de Oriente o en la tribuna enorme del desfile de la Victoria. Era la estética fascistoide de los años 30.

Flaco favor le hicieron anoche al pobre Rajoy con esa estética aznarista de la calle Génova.

El vencedor Zapatero estaba cercano y próximo a los suyos, tocándoles con la mano.

El perdedor Rajoy estaba lejano y alto, muy alejado de los suyos.

No sólo físicamente.

Una pena.

El refugio de Dios

FÉLIX OVEJERO LUCAS en El País

10/03/2008

Se ha repetido estos días. Con pequeñas variaciones, se dio también hace unos meses, a propósito de «la manifestación de los obispos» o cuando el Papa, en su encíclica Spe salvi, la emprendió contra la democracia por sus vecindades con el nihilismo. La misma reacción: discutir a los que trafican con las almas el derecho a terciar en los asuntos del mundo. La religión sería algo privado, cosa de cada cual, como la digestión. Mejor, como «ser del Barça».

Si los clérigos hablan de asuntos mundanos, deben aceptar que otros puedan criticarles

Si juegan, han de aceptar el reglamento, incluidas las burlas. No valen los vetos

Una comparación con problemas. Salvo para iluminados, como el actual presidente del club, «ser del Barça» no requiere participar de una concepción del mundo. Por el contrario, una religión, mal que bien, supone un sistema conceptual con el que abordar el mundo y situar al ser humano en él. Entre otras cosas, conlleva un conjunto de ideas acerca de cómo una vida debe ser vivida. Con esas herramientas, sus practicantes transitan por sus días y, para que su tránsito sea más fluido, aspiran a modelar el mundo, esto es, la vida de todos. No sólo eso. Por lo general, las religiones tienen pretensiones de validez y universalidad. No hay que dramatizar demasiado: al cabo, conozco a muy pocas personas que sostengan que sus propias creencias son incorrectas, que no tienen razones para defender lo que defienden.

Ahora bien, las religiones también aspiran a la infalibilidad. Y esa es ya otra liga. Sobre todo si cuaja en cosas como «el texto de las Sagradas Escrituras es inalterable, su traducción oficial en otra forma de lenguaje, sin el consentimiento previo de la Iglesia autocéfala de Constantinopla, está prohibida», según reza en la Constitución griega y me entero leyendo un reciente libro de Francisco Laporta.

En realidad, los que lamentan que los obispos se metan en asuntos mundanos, lo que lamentan es que se metan con ellos. Sucede algo parecido con los actores y futbolistas. Cuando opinan igual que nosotros, estamos encantados de su «compromiso». Cuando no, les recordamos lo de «zapatero a tus zapatos». Y eso no procede. Si se está dispuesto a alabar al Papa cuando critica la guerra del Golfo, no es de ley remitirlo al departamento de intimidades cuando arremete contra la democracia.

Quien defiende la teología de la liberación por su «compromiso», tiene que apechugar con las proclamas conservadoras del Vaticano, no menos comprometidas. La acostumbrada trampa de vincular compromiso con tesis progresistas confunde el contenido de las ideas con la disposición a defenderlas. En el mejor de los casos, una confusión conceptual. Otras veces, otra cosa, menos digna. El silencio de los actores «comprometidos» en el festival de San Sebastián sobre lo que pasa en San Sebastián, por ejemplo, es otra cosa.

Pero hay otros dos modos de reexpedir la religión a la intimidad que incluso cuentan con la aquiescencia de religiosos más o menos apocados. Uno consiste en reducir la religión a la sensibilidad moral. Una idea poco clara que, cuando se desbroza, nos deja en las puertas de unas cuantas intuiciones compartidas acerca de lo que está bien y lo queno. Algo la mar de interesante, pero que no cae bajo el negociado de las religiones. Si acaso, bajo el de la biología, según muestran investigaciones que parecen confirmar que los humanos compartimos un conjunto de opiniones morales. Las disposiciones morales, aunque menos divertidas, serían como las sexuales, simple instinto.

Por cierto que, para desconsuelo de filósofos y racionalistas en general, parece que el acuerdo en las prácticas morales no se extiende a los procedimientos que utilizamos para fundamentarlas. Estamos de acuerdo en lo que está bien, pero no en su porqué. En todo caso, no está de más añadir que la religión no parece favorecer el músculo moral. La proporción de criminales con convicciones religiosas se corresponde con la que se da en el conjunto de la población.

El otro modo de remitir la religión a la intimidad apuesta por sustituir la claridad doctrinal de la religión por una vaga «experiencia religiosa» común a todas las religiones. En realidad, los contornos se difuminan tanto, que habría que incluir en el lote desde las ansiedades hipocondríacas de algún personaje de Woody Allen hasta cualquier experiencia psicotrópica medianamente decente. Un mal negocio para quienes gestionan las religiones, sin duda. Pero también un mal negocio intelectual. Siempre es posible, limando aquí y allá, encontrar semejanzas entre las religiones. Prácticamente todas comparten algunas tesis, aunque sólo sean negativas; por ejemplo, que la bondad de una vida no consiste en acumular dinero. Y, por supuesto, siempre cabe atribuirles parejas funciones, empezando por la de dotar de sentido a la vida. Pero eso constituye una magra cosecha, al alcance incluso de los boy scouts.

Las religiones serán insensatas, pero son precisas. Cada una de ellas se perfila según particulares ideas acerca del origen del mal y sobre las terapéuticas para encararlo. Las diferencias no son menudencias. Los cristianos lidian con el pecado, el perdón divino y la reparación; los hinduistas, con la ignorancia y el conocimiento del Brahman; los jainitas, con la dependencia y su liberación; los budistas, con las esencias que perduran y el reconocimiento de la transitoriedad de los estados. Hay que pasar muchas veces la batidora de conceptos si se quiere sostener que todo eso es lo mismo.

Así que nada de circunscribir a quienes mercadean con el más allá a la gestión de la intimidad. Pueden decir lo que quieran. Ahora bien, con todas las consecuencias. Lo que no cabe es que, después de recomendarnos cómo tenemos que vivir, de opinar sobre esto y aquello, cuando se les replica, echen mano del «¡casa!» de los juegos infantiles para sentirse agredidos y reclamar «respeto a sus creencias».

Si juegan, y, por lo que acabo de decir, no pueden dejar de jugar, han de aceptar el reglamento, incluidas las burlas de buen o mal gusto, como todos, sin que importe que sus practicantes sean uno o un millón. No valen los vetos.

Por supuesto, lo primero es impedir las malas maneras, las coacciones de quienes exigen a los otros que compartan la fe propia para conceder su respeto. No es lo común por aquí, en donde a lo más que se llega es al «soborno del cielo», del que Borges dijo liberarse, pero conviene avisar. Pero, sobre todo, hay que recordarles que, aunque ellos cimenten sus puntos de vista sobre «valores religiosos», las únicas razones que pueden hacer circular con los demás han de ser seculares, atendibles por todos. Y en serio, esto es, que si no las encuentran, han de revisar sus juicios, al menos en la arena política, y no invocar un salvoconducto especial para rehuir las demandas de la razón pública. Entonces, sí, a la intimidad, para siempre. Y a no abrir boca.

Félix Ovejero Lucas es profesor de Ética y Economía de la Universidad de Barcelona.

El PP se pone la tirita antes de la herida

Se necesita ser muy… muy… (…) pues eso (pongan dentro del paréntesis el adjetivo que quieran) para mandar en la portada de El Mundo de hoy con este cintillo que engloba toda la página:

Pedro Jeta, paladín mediático del PP, retrata en su portada el estado de ánimo («el clima emocional») de sus fuentes favoritas.

El asesinato vil de un ex concejal socialista «vuelve a perjudicar al PP ante las urnas».

A continuación, tal afirmación puede llevarnos a la siguiente pregunta (implícita en el titular inmundo):

¿A quién beneficia este crimen?

Ya tenemos, esbozada en esta portada, la segunda parte de la teoría conspiratoria que el PP, El Mundo y la COPE urdieron tras su mala gestión de la matanza islamista del 11-M y la pésima digestión de su derrota en el 14-M de 2004.

¿Se está poniendo el PP y sus órganos mediáticos la tirita conspiratoria antes de recibir la herida de una nueva derrota electoral en 2008, tan legítima como la del 2004?

¿Acaso están preparando ya su agenda antidemocrática, para los próximos cuatro años, con el fin de deslegitimar una eventual victoria socialista antes incluso de que se produzca?

¿Y si ganara el PP?

¡Dejen ya la sangre de nuestros muertos (de todos nuestros muertos) en paz!

La lengua radiofónica del otro paladín del PP, que hace poco honor a su apellido, Jiménez Losantos, es más venenosa que la pluma de Pedro Jota.

Público cita hoy algunas de sus frases, tras conocer el crimen de ETA:

«(ETA) mata porque es lo suyo, pero permite con su crimen que Zapatero se haga la víctima un fin de semana para ganar las elecciones y volver a negociar con la banda la semana que viene».

CRÓNICA: LA ZONA FANTASMA

Anímense

Javier Marías en El País semanal

09/03/2008

Sí, claro que dan ganas de no ir hoy a votar, o de hacerlo en blanco; de mostrar de alguna forma el rechazo global no al sistema democrático –el que aún prefiere la mayor parte de la población pese a sus imperfecciones y distorsiones y aun corrupciones–, sino a los políticos entre los que nos vemos obligados a elegir, que sirven mucho más a sus respectivos partidos que a los ciudadanos, a los que a menudo parecen considerar un mero y enojoso trámite por el que hay que pasar cada cuatro años, por suerte sólo hay que encandilarlos durante un par de meses, antes de cada cita electoral. Sí, dan ganas de abstenerse, sólo que abstenerse o depositar un voto en blanco es una estupidez todavía mayor que la estupidez innegable de acercarse a echar una papeleta en la urna, y entre dos estupideces, mejor siempre la menor. Quien se abstiene no es nunca computado como quizá desearía, ni quien vota en blanco: se considera que ambos se inhiben y se encogen de hombros, que dejan la elección a quienes sí se pronuncian y que no van a plantear, por tanto, ninguna objeción a los resultados; simplemente les son indiferentes, carecen de preferencias, no les importa quién gobierne, se limitan a acatar la decisión de los demás, es decir, de los convencidos, los entusiastas, los militantes y también los fanáticos.

Pero fíjense qué peligro, precisamente para quienes desdeñan a todos los partidos o están hartos de ellos: consentir en que uno u otro alcancen el poder, colmando así los deseos de los ciudadanos que están en las antípodas de su posición (es decir, los de los convencidos, entusiastas, militantes y también fanáticos). No me digan que no es la mayor estupidez de las dos.

«Vale la pena votar para que ‘no’ gobiernen los unos o los otros, tan sólo para impedírselo»

Así que qué remedio, más vale ir a votar. Todavía hay quienes censuran a los que van de este modo, a regañadientes y porque no ir es aún peor; a los que tan sólo optan por quienes les repugnan un poco menos que otros, o, como dije aquí hace cuatro años, por quienes, en vez de cien patadas, no nos dan más que noventa y ocho, o incluso noventa y nueve, que en ningún caso son pocas. Qué hacer, se pregunta así el reacio, y el perezoso, y el desilusionado, y el escéptico, y el que casi preferiría lavarse las manos y no tener nada que ver y poder decir luego: “Ah, a mí no me miren, yo no voté, o lo hice en blanco, este desastre fue cosa de ustedes”. Y no, lamentablemente es cosa de todos, también de los que se quedan en casa o arrojan una papeleta que no cuenta, justamente porque pudieron echar una que evitara este desastre o aquel o aquel. De modo que, contra la opinión de los más puristas, claro que vale la pena votar para que no gobiernen los unos o los otros, tan sólo para impedírselo.

El panorama es desalentador, lo reconozco, para los indecisos y los que sienten una general aversión. Quizá la única posibilidad resida en algo elemental: aunque todos me desagraden, voy a votar a los menos locos, a los menos incongruentes, a los que me parezcan menos aventados. Y, si nos ceñimos a eso, ¿qué sentido tiene dar poder, en unas elecciones generales españolas, a cualquier partido independentista o nacionalista, al que nada importa el conjunto de la nación, sino que más bien ansía su disolución? Si de verdad fueran consecuentes, ni el PNV, ni EA, ni ERC, ni el BNG, ni CiU, ni los aragonesistas, andalucistas, canaristas o navarristas deberían presentarse a estas elecciones. En realidad no se sabe qué pintan aquí, son pura esquizofrenia y contradicción. Claro que a locuras no gana nadie al PP.

Muchos de ustedes, extrañamente, ya no se acuerdan, pero sus dirigentes y acólitos se han pasado los últimos cuatro años soltando una tras otra (y haciéndolas en los cuatro anteriores, lo cual era aún más grave). Veamos. Los atentados del 11-M fueron obra de ETA, en colaboración con los servicios secretos españoles, franceses y marroquíes, y con policías, jueces y guardias civiles, todos al servicio del PSOE y de un golpe de Estado, pese a que nadie lo pudo prever. España se rompía, luego había que boicotear el cava catalán. Se vendía Navarra a ETA. Se amenazaba y pretendía destruir la familia. El matrimonio homosexual iba a ser poco menos que obligatorio. El Gobierno amparaba a los terroristas y vejaba a los muertos. Todo el suelo ha de ser edificable. Hay que privatizarlo todo para que los ciudadanos paguen de nuevo lo que ya pagaron con sus impuestos. El PP no dividía ni provocaba la menor crispación (mientras cada paso que daba era jaleado por ese manicomio benéfico llamado Cope en el que los obispos hacen millonarios a los chalados más furiosos a cambio de que se explayen durante horas llamando al enfrentamiento civil). ¿Qué queda? IU carece de sentido de la realidad. UPyD es una incógnita y su jefa de filas parece víctima de una sola obsesión. ICV vive en la permanente tontuna y el PSOE da la impresión de idiotizarse cada semana que pasa un poco más, con sus consejeros áulicos de tan cortas luces y su corrección política llevada a extremos ridículos. ¿Se me olvida alguien? En esencia creo que no. Este es el panorama, de acuerdo. Pues aun así, se lo ruego, por la cuenta que nos trae: vayan todos a votar a alguien, al que les dé menos rabia o les parezca menos chiflado. Recuerden el dictamen de Faulkner: “Entre la pena y la nada, elijo la pena”. Pues eso. Sobrepónganse, y anímense.

FIN

Fascismo

MANUEL VICENT en El País

Con una pistola de mierda y cinco balas, la mínima inversión posible, si se descarta la negra hiel, un terrorista de ETA ha irrumpido en el proceso electoral una vez más en el momento preciso y ha erigido a la muerte en protagonista de la política en medio de la fiesta de la democracia. Cinco tiros de un fanático han sido suficientes para que todas las cámaras y micrófonos dieran la espalda al fervor de los mítines, a las banderas de los partidos, a las promesas de sus líderes y se fueran en busca de un cadáver ensangrentado en medio de la calle. Se dice que matar así es muy fácil. No lo creo. Disparar a traición, contra un hombre confiado y desprotegido es, sin duda, una villanía, que no comporta riesgo alguno, pero no todo es tan sencillo.

Detrás de este crimen hay un idealismo ya podrido pero largamente alimentado, que asume la violencia como una parte de la gloria. Se necesita mucha dedicación para fabricar a un fanático de este tipo: además de hacerle creer que aprieta el gatillo en nombre de todo un pueblo hay que elegirlo con el cerebro cerrado para que no discierna su futuro carcelario a tres metros de su ceño y con el estómago preparado para que no vomite después de matar a un inocente. No es tan fácil encontrar a un iluminado que se sienta dueño de la vida y de la muerte. Ante el terrorismo todas las palabras están ya gastadas. El terror tiene una connotación telúrica, pseudo religiosa. En cambio, el miedo es un sentimiento muy humano, pero más paralizante y pestífero. Ante el terror se impone la huida. Frente al miedo solo cabe ser un héroe para vencerlo. Quienes no vivimos en el País Vasco lo tenemos muy fácil. Votar masivamente debería ser la respuesta natural contra el desafío de las pistolas. En cambio, si la ETA ha dado orden explícita de no votar, hay que ponerse en la piel de la gente corriente de los pueblos de Euskadi, donde todo el mundo se conoce, para admirar el heroísmo de los que hoy, sintiéndose vigilados desde las esquinas, crucen las calles, lleguen al pie de la urna, elijan libremente la papela y voten en secreto sin mirar a los lados. El miedo es la peste moderna. En ella arraiga siempre el fascismo. El miedo es el único enemigo en el País Vasco.

FIN

El PP golpea con una herradura en el guante

¡Qué frágiles son sus convicciones democráticas!

Al PP se le ha visto el plumero.

Galicia no quiere frenar el cambio climático:

ETA y el PP trabajan por la abstención


Páginas de domingo sin comentario.

Violencia cero: PP y PSOE se pasan de rosca

Dos titulares muy tristes en la portada de El Pais de hoy: violencia de exaltados en la puerta de un hospital y en las universidades. Más triste resulta aún el gran titular de portada de El Mundo de hoy:

El PP culpa al líder del PSOE de Madrid de la violencia en Parla

Aquí no sólo es Pedro Jo quien se pasa de rosca, con el tratamiento tipográfico de esta portada, sino sobretodo el PP al acusar sin pruebas al PSOE de los ataques de grupos minúsculos de exaltados contra dos consejores de Esperanza Aguirre.

Por otra parte, han ocurrido en los últimos días de precampaña electoral tres incidentes violentos, graves y muy vergonzosos, contra María San Gil y Dolors Nadal (del PP) y contra Rosa Díez .

Lo más escandaloso es que esos tres ataques a la libertad de expresión se han producido dentro del sagrado académico, en las universidades de Santiago, Barcelona y Madrid, respectivamente.

Me avergüenza vivir en un país donde no se respetan las reglas mínimas de la democracia (todos iguales ante la Ley) ni siquiera en la Universidad.

Cuando yo era estudiante universitario, era la policía de la Dictadura franquista quien, a golpes, nos impedía hablar en las asambleas democráticas de la Facultad.

¿Quien puede hoy impedir que hable libremente cualquier invitado ante los estudiantes?

¿Acaso un grupo de bárbaros fascistas (azules o rojos) puede hoy cercenar la libertad de expresión impunemente?

Y lo peor es que aún no he oído al presidente Zapatero condenar publicamente esos actos violentos ni solidarizarse con las víctimas.

¿Se ha vuelto tonto o ciego el presidente?

¿Tan sectarios son sus asesores que no corrijen su desgraciada actitud, siquiera sea por interés electoral más que por convicción democrática?

Zapatero y otros líderes políticos me han defraudado al no salir, en el acto y con contundencia, al paso de estos actos violentos contra la libertad de expresión de sus oponentes.

Y no digamos ya la reacción, a mi juicio un pelín miserable y rencorosa, de Felipe González cuando reaccionó diciendo que a él «le abuchearon en la Universidad Autónoma y no salió llorando». . Este no es mi Felipe, que me lo han cambiado.

También meó fuera del tiesto el ex presidente González cuando se burló cruelmente de un defecto de dicción de Mariano Rajoy diciendo que «cuando se quite los fideos de la boca sabremos lo que dice».

Conocí y admiré a Felipe González hace tiempo y estos dos comentarios suyos que acabo de citar me parecen crueles e indignos de él. Para decir esas maldades, calladito está más guapo el ex presidnete socialista.

Como saben nuestros lectores, el jueves vino la candidata Rosa Díez a la redacción de 20 minutos en Madrid. Me dio alegría verla por allí, nos dimos un abrazo y sentí vergüenza ajena por el desprecio antidemocrático con que la tratan sus antigios correligionarios.

Así se lo dije a ella y a todo el que me encuentro relacionado con los candidatos. Rosa no ha recibido ningún mensaje de solidaridad de sus antiguos correligionarios. El sectarismo, por grave que sea, no puede vencer a la buena educación democrática. Creo que únicamente la vicepresidenta Fernández de la Vega ha condenado finalmente la violencia en la Universidad contra estas tres mujeres. ¡Que tome nota Zapatero! Le queda poco tiempo para no seguir metiendo la pata en cuestiones de principios democráticos tan obvios.

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Reverendísimos Sepulcros Blanqueados…

En este momento, estoy escribiendo en mi despacho de 20 minutos, acompañado por un católico practicante que está «escandalizado con estas actitudes espiscopales tan contrarias -según me dice- a las enseñanzas del Evangelio».

Con todo el respeto, que Sus Eminencias Ilustrísimas no se merecen por esta causa, me permito decirles que ayer «mearon ustedes fuera del tiesto», y no precisamente agua bendita.

La hipocresía (con mentira encubierta y con ánimo deliberado de engañar) está catalogada como pecado en sus propias normas. Y por el efecto perverso que persiguen en este caso, debe ser, cuando menos, pecado mortal.

Pasé 11 años con los frailes de La Salle de Almería -de quienes guardo un afectuoso y agradecido recuerdo- y me consta que esta panda de obispos trabucaires (que no son todos) ha perdido la gracia de Dios. Y Él les juzgará. pero, desgraciadamente, después de las elecciones, espero.

De modo que si Sus Reverencias no corren al confesionario y se retractan públicamente de sus gravísimos pecados, para reparar el daño que producen en la conciencia de los cristianos honrados, tengan la seguridad que, en caso de que exista su infierno, irán directa y eternamente a las calderas de Satanás, con quien se asociaron ayer por cuatro duros.

El obispo Martínez Camino , recién ascendido al episcopado, no debería olvidar que la Iglesia la conforman todos los católicos, y ni él ni el sector ultra que representa debe erigirse en portavoz de toda la comunidad cristiana pregonando su ideología particular, no consensuada con los demás miembros de Iglesia.

Afortunadamente, hay muchos católicos honrados que no siguen el mal ejemplo del pecaminoso obispo y de su jefe, el cardenal Rouco Varela.

El Mundo ha visto el alto riesgo de identificar al PP con estos Reverendísimos Sepulcros Blanqueados y ha lanzado un editorial, algo retorcido, en el que recomienda a Rajoy huir de estos obispos como del diablo, por ahora. («Mariano Rajoy no debe caer en la trampa«, dice Pedro Jota siempre atento a estas cuestiones morales).

Y dice más:

«Dejando de lado el plano moral y desde el punto de vista estrictamente electoral, el enfrentamiento con los obispos puede favorecer al PSOE si este partido logra identificar a la Iglesia con el PP, como pretende».

Según Pedro Jota, la Iglesia ha echado una mano al cuello de Rajoy.

Como dijo alguien (búsquese en Google), estos obispos (como la Inquisición):

«quieren tanto a Dios que no quieren a nadie más».

¿Entiende el PP la desigualdad de la mujer?
¿Y el dolor de los enfermos?

Titular de El País:

El PP fracasa…

El Mundo:

El Consitucional avala…

Ni en el titular ni en el sumario de El Mundo se menciona al PP que fue quien presentó (y perdió) el recurso contra la Ley que favorece la presencia de mujeres en las listas electorales.

El País:

La Justicia destruye el bulo del PP…

El Mundo:

La Audiencia retira…

En el titular de El Mundo no se menciona al PP que fue quien denunció la presunta mala práctica médica en el hospiral de Leganés y ha perdido ante los tribunales de Justicia.

Dos golpes judiciales seguidos muy fuertes contra la ideología reinante entre quienes aún dirigen la derecha española, cada día más alejada del centro.

Rajoy echa a Gallardón. O viceversa

¿A qué diario pertenece este gran titular de portada con Rajoy de sujeto?

¿A qué diario pertenece este gran titular de portada con Gallardón de sujeto?

Hay titulares que no precisan comentario alguno. Apenas una sonrisa o una carcajada. Hoy es uno de ellos. Basta con mirar el sujeto y el verbo de cada gran titular para poder navegar con naturalidad sobre las incertidumbres que nos plantea la prensa de pago, con relación a las próximas elecciones generales. No podemos bajar la guardia.

La respuesta correcta, en el caso de que algún lector despistado no haya acertado, viene a continuación, mediante la comparación de las portadas de los dos principales diarios nacionales de pago de España.

El análisis comparativo de las fotos de portada lo resuelve un niño de primaria. El El Mundo (aquí no pasa nada), Rajoy y Gallardón (sin puñales a la vista) estrechan sus manos y esbozan una leve sonrisa cortesana, en presencia de un grueso y simpàtico empresario eléctrico.

El El País, Esperanza Aguirre (sonriente) y Gallardón (severo, quizás cabreado) se miran de reojo. Parece que se huelen con dos gatos antes de la pelea. Entre ambos, a lo lejos, Rajoy. Bajo la barbilla de Gallardón, está la cabeza de Ana Botella, esposa de Aznar y posible alcaldesa de Madrid si, como se dice hoy en la prensa, el alcalde tira la toalla tras las elecciones del 9 de marzo.

Tampoco hay que ser muy avispado para distinguir a qué diario pertenece cada editorial de hoy.

Cuando comencé a analizar las noticias (y no noticias) de estos dos diarios de pago, solía acompañar cada titular con el logotipo del diario al que pertenecían. Pronto consideré que el logo era una pista innecesaria. Saltaba a la vista quién era el dueño del titular, leyendo únicamente el sujeto y el verbo. Hoy tenemos una prueba demasiado clara de ello.

En este caso, resulta obvio. Sin embargo, hay titulares más sutiles y, por tanto, más peligrosos, ya que nos los podemos tragar, sin prevención alguna, si estamos con la guardia baja. Tal es el caso, por ejemplo, de este titular de portada que lleva El Mundo a una columna:

«Batacazo de la Bolsa…»

Se refiere naturalmente, en singular, a nuestra Bolsa, a la de España. Mala cosa para el Gobierno de turno.

En cambio, en la misma posición de portada, a una columna, arriba de salida, El País titula con lo mismo, pero la Bolsa en singular de Pedro Jota se convierte aquí, en plural, en «las Bolsas de todo el mundo» :

… hunde las Bolsas de todo el mundo

¿Prevaricación en la campaña contra el aborto? Felipe avisa

Esta mañana he oído al ex presidente Felipe González en la Ser, en una entrevista muy hábil e inteligente que le ha hecho Monserrat Domínguez. Me pareció que Felipe estaba en forma, incluso simpático, como en sus buenos tiempos antes de estropearse. Dijo muy claramente que, en la actual campaña forzada contra la ley del aborto, podría haber «prevaricación«. Y se mostró también partidario de una ley de plazos para el aborto.

Por su parte, el ministro de Sanidad, Bernat Soria, nos ha advertido de que la polémica sobre el aborto se plantea «con virulencia a dos meses de las elecciones».

Seguiré el caso con atención porque, cuando hay jueces y elecciones por medio, hay que usar la lupa. Hoy mismo, podemos ver con qué desproporción se informa sobre la campaña contra la ley del aborto (y el papel de los obispos) en los principales diarios de pago.

A veces, basta con cambiar el sujeto principal de la portada de un diario por el del otro para saber con quien nos jugamos los cuartos.

Encendido por la hipocresía de cierto clero asilvestrado, últimamente me he vuelto casi monotemático por lo que, desde hace algún tiempo, no hago analisis comparativo de los titulares de prensa, tal como prometí hace un par de años.

Me conviene, sin embargo, no perder aquellas buenas costumbres ya que la observación del uso y abuso de ciertos sujetos y verbos, hábilmente aderezados por sus complementos, siempre interesados, nos ofrecen ciertas claves de interpretación útiles para mantenernos en posición de alerta preventiva o, al menos, para provocarnos alguna sonrisa. Voy a ver las portadas de los diarios de pago.

Es sábado, antes de comer. Media familia está pintando. Mi hijo mayor se ha vuelto a Hollywood, después de pasar con nosostros las vacaciones más tristes de nuestra vida. Mi hija aún duerme y yo he dormido hoy, por primera vez, sin ansolíticos. Sólo con la ayuda de la melatonina, un inductor del sueño para vencer no el duelo sino los cambios horarios. Ya casi no me duele el pecho, aunque aún me cuesta respirar con normalidad, sin resoplidos ni suspiros inesperados.

La vuelta al trabajo, a ritmo normal, y la convivencia con los colegas y amigos me han venido muy bien. Casi me siento culpable por haber sobrevivido, tan ricamente, como si nada, a nuestra tragedia familiar prenavideña. Algún día (si es que me atrevo a desahogarme por escrito), trataré de compartir con los lectores del blog la experiencia tan dolorosa que estoy pasando en estos días, desde la muerte en accidente de mi hermana, mi cuñado y mi sobrina. Aún no tengo palabras. Quien lo sufrió, lo sabe.

Bueno, a lo que iba. Ahí están las portadas, nada inocentes, de El Mundo y El País.

¿Qué nos sugieren estos dos grandes titulares?

En principio, por la propia selección de temas, cada oveja con su pareja.

El Mundo sigue erre que erre con la presión del PP al Gobierno a favor de la ilegalización de ANV y El País se escandaliza con la «campaña» antiabortista, próxima al PP, contra el Gobierno.

Hasta ahí, nada sorprendente. Curiosamente, lo que merece cuatro columnas en primera página para El Mundo (la ilegalización de ANV) apenas merece un titular a una columnas en El País y, naturalmente con otro sujeto. El mérito, para El Mundo, lo tiene «La Justicia». En cambio, ese mismo honor corresponde en El País a «El fiscal«, más próximo al Gobierno de turno.

Y viceversa. Lo que merece cuatro columnas en El País La ofensiva antiabortista lleva…» ) ha ido a la papelera de la portada de El Mundo. Ni una línea en su primera página.

Nunca me ha gustado poner en la portada de los diarios que he dirigido el verbo «ultima», tan socorrido como engañoso.

¿Dónde está la noticia del día?

Ese titular «La Justicia ultima…» (o «está a punto de…») puede valer para hoy, para hace un mes o para dentro de otro mes.

Pero el experimento más constructivo que propongo hoy consiste en cambiar los sujetos de una portada a la otra. Por ejemplo:

«La Justicia lleva a decenas de mujeres…»

«La ofensiva del Gobierno ultima la ilegalización…»

Ha sonado la hora de comer.

Hasta luego.

Ya he comido. Y mucho: un cocido madrileño con todos sus tropezones.

Ahora, voy a ver las páginas interiores.

El Mundo:

El País:

Aunque no lleve ni una línea en portada, El Mundo sí se ha enterado de la persecución del aborto.

¿Quién tiene el honor de ocupar el puesto de sujeto?

Pues «un juez». Lo lleva, casi escondido, en página par con titular a dos columnas:

Un juez de Madrid llama a declarar a 27 mujeres que abortaron en Isadora

En su interior, El País amplía su información de portada a cuatro columnas con casi dos páginas más y tres grandes titulares.

¿Quién es en este diario el sujeto de la misma noticia?

Pues «La persecución del aborto…» y «Los obispos…»

Página 31:

La persecución del aborto lleva a 25 mujeres ante el juez

Sumario:

La campaña contra las clínicas abortistas se recrudece en Madrid

Página 32:

Los obispos desempolvan la batalla del aborto

Sumario:

El debate resurge a sólo dos meses de las elecciones

En el otro caso de la previsible ilegalización (también preelectoral, ¡qué pena!) de ANV , la información de portada sobre «La Justicia ultima…» de El Mundo, la lleva El Pais en su interior pero con otro sujeto. El mérito va aquí para la Guardia Civil, que depende directamente del Gobierno, y para la fiscalía, que casi también:

La Guardia Civil entrega a la fiscalía los últimos datos para ilegalizar a AVN y PCTV

Por un debate en internet

Hay otra noticia curiosa que ha ido a parar a la papelera de El País (no hay ni una linea, ni un verso, en todo el diario) y que, en cambio, El Mundo la lleva en su portada a tres columnas y con foto y, dentro, la amplía con dos hermosas páginas bajo este antetítulo:

Los símbolos del Estado

Se trata de la letra del himno nacional.

El diario Público también lleva esta noticia en su portada, pero lo hace a una columna y bajo este otro antetítulo:

Patrioterismo

Vivir para ver.