Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

Entradas etiquetadas como ‘galbraith’

Es tan corta la expansión y tan larga la crisis…

Ya lo decía Pablo Neruda:

«Es tan corto el amor y tan largo el olvido…

«Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos

«mi alma (¿mi corazón?) no se contenta con haberla perdido…»

Neruda se refería, naturalmente a su novia o amante -quizás a su esposa. Yo me refiero hoy a la expansión y a la crisis.

Es tan corta la expansión y tan larga la crisis…

Desde luego, lo mejor de esta enfermedad que llamamos la vida, y que contraemos al nacer y curamos al morir, es la memoria selectiva.

Los diarios -flor de un día- tienen archivo, pero apenas tienen memoria. Tan solo guardan una ligera idea de lo que aconteció hace dos días o dos siglos. Por eso sus titulares son tan hiperbólicos por desmemoriados.

A menudo vemos titulares tan exagerados que nos zarandean y perturban como si ya nada fuera empeorable: «La peor crisis del siglo» «o de la historia», «La más grave desde el 29» o desde la caida del Imperio Romano.

Nadie sabe -ni creo que sepa jamás- cuando se va a producir el punto de inflexión en el crecimiento económico que doblegue la curva ascendente del PIB y la transforme en descendente. O viceversa. Son millones de voluntades individuales imprevisibles (que llamamos el gusto del consumidor) las que intervienen, entre otras causas, en un cambio de ciclo económico.

De todo lo que he leído y oído sobre el origen o el fin de las crisis, tanto en mi vida académica como periodística, me quedo con la observación que John K. Galbraith, un gran maestro de la ciencia económica y el mejor divulgador que he conocido, nos hizo en la Universidad de Harvard:

«Las crisis económicas vienen cuando una generación se olvida de los efectos de la crisis de la generación anterior».

Por eso digo que la memoria selectiva-colectiva juega un papel fundamental en el origen y en el fin de las crisis económicas. Pero no es el elemento más importante. A mi juicio, la avaricia (o el afán de dominio) le saca mucha ventaja a la mala memoria. También el miedo juega un papel singular. Y, a veces, -aunque, muy pocas- la compasión suele acompañar al miedo para mitigar los efectos de la avaricia, que es -nos guste o no- el auténtico lubricante del crecimiento económico.

El País, que tiene poca memoria, titula hoy:

La mayor quiebra de la historia pone en jaque el sistema bancario de Wall Street

El martes negro de 1987 (creo que cayó en 19 de octubre) estaba yo en Houston (en el Johnson Space Center, junto al Apolo que pisó la Luna) y todo el mundo se echó las manos a la cabeza -incluidos los más valientes astronautas con inversiones en Bolsa. El indice Dow Jones de Wall Street se había derrumbado de golpe perdiendo en un día negro negrísimo mas de 500 puntos. Nadie -como ahora- recordaba nada igual en la historia de la Bolsa. Y aquí estamos. Salí volando hacia Nueva York (trabajaba yo entonces para el Grupo Prisa) y me encontré con titulares de prensa muy semenjantes a los de hoy. Y aquí seguimos.

La avaricia rompe el saco. La economía se ajusta a la nueva situación (se cose el roto) y volvemos a llenar el saco, dejando por el camino a los más débiles o con menor capadidad para negociar el reparto de los efectos de la crisis. Los instalados (empresarios y empleados) sobreviven… y olvidan.

Hablando de instalados y de sacos rotos ahí va el dibujo (escalofriante) de El Roto en un día como hoy. A su lado, un editorial de El País con titulo apocalíptico:

El fantasma de 1929

¿Habrá leido el editorialista aquella gran novela del maestro Galbraith sobre «El crack del 29«?

Olvidamos que las crisis económicas del siglo XIX se medían por el número de muertos de hambre. Las del siglo XX las medíamos por el número de parados.

¿Como mediremos los efectos de esta primera gran crisis del siglo XXI?

¿Tendrá -como dice Krugman- forma de «V», con rebote rápido, o forma de «U»?

Ojalá no tenga forma de «L».

Cruzo los dedos.