Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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La guerra del agua (a una columna), papel mojado

Forges lo ha visto muy bien: los garrotazos de Goya, pero con cubos de agua.

¡Qué imagen tan española!

Si algo excita las bajas pasiones del ser humano es la lucha por un cacho de tierra o por un chorro de agua. Es más, detrás de casi todas las guerras conocidas se esconden la tierra y/o el agua.

No me extraña que los del PP se hayan reenganchado al batallón de los agravios interterritoriales haciendo alarde de tanta desmesura.

Les puede salir el tiro por la culata. Cuando remueves las tripas a base de demagogia, no sabes cómo recuperar la calma.

El griterío de los conservadores de Valencia y Murcia puede provocar las iras de los castellanos-manchegos que llevan décadas enviándoles agua del Tajo para regar las huertas de Levante.

Estoy notando la falta de una declaración clara y firme del Gobierno de España diciendo que cuando exista el peligro de emergencia para consumo humano a valencianos y/o murcianos (como ocurre ahora en Barcelona) tampoco les faltará el agua de boca a Valencia ni a Murcia.

¿Somos o no somos iguales ante el agua?

Hoy escuché en la tele al alcalde de Barcelona y explicó el conficto con claridad meridiana. Habló de evitar una situación de emergencia en otoño para dar de beber a una población de 5-6 millones de personas. El mini trasvase temporal previsto de las perdidas de agua del Ebro al consumo humano de Barcelona aportará 40 hm3/año (el 10 por ciento de las necesidades). En cambio, el travase permanente del Ebro previsto por el Gobierno de Aznar preveía 1.050 hm3/año.

El del PSOE para beber costará 170 millones de euros. El del PP para beber y regar hubiera costado 3.777 millones de euros. Hay trasvases, trasvasines y trasvasazos.

Los dos grandes diarios de pago han reducido la guerra del agua a un titulín de una columna casi irrelevante en sus portadas. Veremos lo que da de sí esta guerra del agua (tan recuerrente desde Caín y Abel) en los próximos días.

Para abrir boca, es la primera pregunta parlamentaria con la que se estrena el PP (aún de Rajoy), tras perder las elecciones generales.

¿Por qué llamamos «izquierda abertzale» al «totalitarismo patriótico»?

(Todo esto que viene a continuación se lo pueden saltar, pero no se pierdan el artículo de Martín Pallín sobre ETA y el PNV , que he pegado al final). Tras leerlo, se me han quitado las ganas de seguir llamando «izquierda abertzale» («abertzale» significa «patriota» y/o «nacionalista» en euskera o vascuence) a los violentos que pertenecen al «totalitarismo patriótico» o «autoritarismo nacionalista» o simplemente «fascismo patriótico vasco«. Empecemos por llamar a las cosas por su nombre. Es muy importante el nombre de la cosa. Ya lo decía Borges en El golem:

«!Si (como afirma el griego en el Cratilo)

el nombre es arquetipo de la cosa

en las letras de ‘rosa’ está la rosa

y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo'»

Cuando vi este chiste de Ricardo (Rajoy echando a escobazos a los «aznarillos» infiltrados en la dirección del PP) no podía dar crédito a mis ojos.

Efectivamente, me restregué los ojos y comprobé que el nuevo Rajoy heroico barría la basura aznarista del PP y se librada así de la influencia maligna del Pinocho del 11-M (¡atención!) nada menos que en la página 3 del diario El Mundo.

Aquí está pasando algo y no me estoy enterando muy bien de por dónde van ahora los tiros de Pedro Jota.

El chiste de Ricardo del jueves pasado no es todo. Hoy mismo, la portada de El Mundo le echa un capote a Zapatero de padre y muy señor mío.

La crónica de Bruselas ha merecido los honores de mandar a cuatro columnas en primera y en un tono tan positivo que, por un momento, pensé que estaba leyendo Público o El País.

Delicioso artículo de mi admirado Millás:

Dudas

JUAN JOSÉ MILLÁS

en El País 14/03/2008

Soy uno de los pocos españoles incapaces de dar un consejo a Zapatero para que administre bien su victoria o a Rajoy para que gestione con sabiduría su derrota. Y no es que me falten opiniones, pero todas son ajenas.

Tengo tantas opiniones ajenas (oigo mucho la radio) que apenas me queda hueco para las propias. Por otra parte, me importa un bledo, la verdad, cómo se lo monten Zapatero o Rajoy, ellos sabrán. Lo que en estos momentos históricos me preocupa es averiguar si Dios es un extremista o un moderado, asunto que no debe de inquietar a la población, pues ni los tertulianos ni los editorialistas se ocupan de él.

Me refiero, claro, al Dios de Rouco, de Acebes, de Ana Botella, de Rajoy, de Mayor Oreja; ese Dios cuyos representantes se manifestaron con pancartas y banderas varias veces durante la pasada legislatura; el mismo que está en contra del preservativo, del aborto, de la Educación para la Ciudadanía, de la investigación con células madres, del divorcio… ¿Ese Dios es moderado o radical? Tal es lo que me preguntaba mientras el piadoso Acebes aseguraba por la tele que el PP se había llevado los votos del centro, mientras que en el PSOE habían recalado los de los extremistas, es decir, los de quienes no están de acuerdo con meter en la cárcel a los niños de 12 años; los de quienes no practican el odio al extranjero; los de quienes están a favor de extender a los homosexuales los mismos derechos de los que goza el resto de la población… Quizá parezca ingenuo preguntarse si el Dios de Mayor Oreja es extremista o moderado, pero si va a tener sobre la presente legislatura la misma influencia que sobre la pasada, deberíamos poseer más datos acerca de ese Dios. ¿Cómo saber, en caso contrario, si cuando Rouco asegura que va a rezar por Zapatero debemos interpretarlo como una cortesía o como una amenaza?

FIN

Ahí va el excelente artículo del magistrado Martín Pallín (del que les hablé al principio), bastante oportuno tras la victoria electoral de Zapatero y la derrota de Ibarretxe. Yo lo he leído dos veces antes de copiarlo y pegarlo.

Alguien está volando sobre un nido de víboras

JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN

en El País 15/03/2008

Una parte representativa de la sociedad vasca está volando sobre un nido de víboras sin entrar en la guarida y sin tomar conciencia del peligro que representa. En la película que me ha inspirado el título de estas líneas (Alguien voló sobre el nido del cuco, Milos Forman, 1975), el protagonista, Jack Nicholson, se hace pasar por loco para conseguir su internamiento en un psiquiátrico y desmontar el poder autoritario y despótico de la enfermera jefe.

Euskadi tiene más autogobierno que algunos Estados de sistemas federales

El llamado «conflicto vasco» viene de lejos. Se mantiene después de una primera dictadura, una república y una larga y sangrienta dictadura que asoló a todos los vencidos, sin distinción. Pero la Constitución de 1978 ha servido para que Euskadi asuma una capacidad de autogobierno de la que carecen algunos Estados de sistemas federales. Y sin embargo, ha pasado el tiempo y el balance de la colaboración del nacionalismo vasco, en el que es necesario incluir a los que se agrupan bajo ese magma indescifrable del abertzalismo de izquierdas, nunca ha sido generoso -yo diría más bien ingrato- con aquellos españoles que, en medio de dificultades que ellos no están pasando, tenemos que convivir con los herederos, cada vez más crecidos y numerosos, de una de las dos Españas.

En la sociedad vasca se ha creado una segregación violenta de sus habitantes

Esos herederos de una de las dos Españas consideran cualquier signo de racionalidad como una debilidad inaceptable, traidora, cobarde e impropia de la España imperial. En el mismo plano, los fundamentalistas vascos realizan un análisis parecido al de los ultranacionalistas españoles. La violencia siempre necesita una justificación para sublimarla y convertirla en un acto heroico. Para disparar en la nuca a una persona es necesario que el asesino llene antes sus vísceras de un odio irracional alimentado por la existencia de un supuesto enemigo exterior, que sólo persigue el exterminio de los auténticos e indomables vascos.

Si los sueños de la razón engendran monstruos, los delirios de la sinrazón han alimentado a una camada de víboras. Que conste que no se trata de un exabrupto descalificante, sino de una autodefinición de los que tienen por anagrama el hacha y la serpiente.

Empieza a visualizarse lo que temíamos. La sociedad vasca, se ha escindido en dos comunidades, no necesariamente separadas irreconciliablemente por opciones políticas, sino por una realidad más cruda y descarnada: los que pueden deambular, hablar y manifestarse sin temor a ser asesinados y los que por el simple hecho de existir, aunque no hablen porque no pueden o no quieren, son objetivos reales de los criminales que escenifican su presencia política con la plástica sangrienta del tiro en la nuca o, lo que quizá sea mas per-sistente e insoportable, con el apartheid cotidiano de los que aspiran a otra Euskadi más tolerante e integradora.

Hay demasiadas noches de los cristales rotos en la vida cotidiana de la sociedad vasca. Se ha creado una segregación violenta de sus habitantes, independientemente de cualquier opción vital. El grupo que utiliza la pistola y la bomba como medio de acción política, ha introducido un factor de perversión y una masa de células malignas en el cuerpo social.

Bertolt Brecht está presente en la vida de Euskadi, con una intensidad y asimilación de la época nazi que tiene que estremecer o, por lo menos hacer reflexionar, a los responsables políticos y sociales del País Vasco.

Algún ciudadano vasco puede repetir con el dramaturgo alemán: «Cuando comenzaron a asesinar sería porque sus víctimas algo habían hecho: no era mi caso. Mataron también a policías y militares: pero yo no era ninguno de ellos. También dispararon a la nuca de algunos que decían que eran narcotraficantes. Yo no lo era. Después pusieron sus objetivos en la nuca de personas que optaron libremente por una opción política contraria a sus exclusivas ideas: yo me mantenía en un exquisito apoliticismo. Finalmente, vinieron por los apolíticos, pero ya era tarde».

Todo esto está sucediendo, no es una pesadilla y no se puede tratar como una anormalidad con la que se pueda convivir sin la autodestrucción de la convivencia y de la dignidad social.

Hay que ser justos y reconocer que el Partido Nacionalista Vasco tiene serios motivos para mostrarse agraviado por determinados comportamientos de los poderes centrales hacia su política, sus dirigentes y la máxima representación institucional de la comunidad autónoma. Los políticos de Madrid han cometido algunos errores, pero, sobre todo, los voceros de la España sin horizonte no facilitan la tarea de desmontar en ciertos sectores de la sociedad vasca la idea de una democracia agresora y poco atractiva.

La Ley de Partidos Políticos no pasará a la historia de nuestra democracia como una medida acertada. En el campo del Derecho Penal existe un amplio catálogo de respuestas a hechos directamente criminales o indirectamente impulsores de los mismos. No era necesario dejar fuera del juego político de manera aleatoria a unos cientos de miles de ciudadanos que, mal que nos pese, se han creído la tesis, tan querida por todos los autoritarios, del enemigo exterior.

El Partido Nacionalista Vasco, que se siente legítimamente agraviado por ciertos comportamientos del poder judicial, no puede seguir sobrevolando sobre este nido de víboras, como si se tratase de un fenómeno biológico o una simple barbaridad. Es algo más, es el germen de la destrucción de una sociedad que se suicida contemplando cómo la serpiente forma parte de su propio cuerpo social y el hacha, en la prehistoria símbolo del progreso, se utiliza para segar las vidas de los disidentes.

José Antonio Martín Pallín es magistrado emérito del Tribunal Supremo.

A moro muerto, gran lanzada

Forges es genial. En un plis plas resume la historia reciente del PP .

¡Qué barbaridad! Y los deudos de Rajoy no esperan siquiera a que se enfríe el recuento de votos. La misma noche de autos, con los votos aún calientes, ya estaban las mundanas rotativas y las católicas emisoras haciendo leña del árbol caído. Pedro Jota y Jiménez Losantos (y columnistas de la misma cuerda) seguían las recomendaciones de los discípulos de Juliano, el Apostata, al pié de la letra:

«La hipocresía, en política, es virtud».

¿Acaso el corte de la foto de portada de El Mundo es casual?

Sobre la cabeza de Rajoy aparece un cartel comercial que dice «DE VIAJES»

El refranero es sabio:

«A moro muerto, gran lanzada»

Esto es una prueba para pegar aquí mis fotos antiguas del Museo Virtual de 20minutos.es

Maneras distintas para la política y para la vida

Anoche seguí el recuento desde el sofá de mi casa, con mi portátil conectado a 20minutos.es (con incursiones a elmundo.es y a elpais.com para comprobar que casi siempre íbamos por delante de ellos). Al mismo tiempo, miraba el televisor y hacía zapping por las distintas cadenas, aunque sin sonido.

Una imagen me sorprendió y me perturbó (y eso que hace años que me echaron de TVE).

Las cámaras de la calle Ferraz enfocaban a Zapatero y a su corte con un plano general obtenido casi al nivel del asfalto.

La tarina-pasarela, de apenas un metro de altura, permitía a Zapatero estrechar las manos de sus fervorosos seguidores.

Las banderas y los brazos alzados impedían a las cámaras darnos una imagen buena y limpia del líder socialista. Las fotos de la prensa de hoy también muestran esas imágenes del líder a la altura de la calle.

Cuando las cadenas conectaban con las cámaras de la calle Génova nos mostraban una plano general contrapicado (de abajo arriba) del líder del PP, obtenido desde la calle hacia las alturas de un balcón impresionante que estaba a varios pisos del suelo. Una gigantesta pancarta azul del PP y muchos metros de altura separaban a Rajoy de sus fervorosos seguidores. Era imposible el contacto físico del líder con sus militantes.

¿Dónde he visto yo esa estética mitinera antes que en la calle Génova?

Me recordó de pronto los discursos de Franco en el balcón del Palacio de Oriente o en la tribuna enorme del desfile de la Victoria. Era la estética fascistoide de los años 30.

Flaco favor le hicieron anoche al pobre Rajoy con esa estética aznarista de la calle Génova.

El vencedor Zapatero estaba cercano y próximo a los suyos, tocándoles con la mano.

El perdedor Rajoy estaba lejano y alto, muy alejado de los suyos.

No sólo físicamente.

Una pena.

El refugio de Dios

FÉLIX OVEJERO LUCAS en El País

10/03/2008

Se ha repetido estos días. Con pequeñas variaciones, se dio también hace unos meses, a propósito de «la manifestación de los obispos» o cuando el Papa, en su encíclica Spe salvi, la emprendió contra la democracia por sus vecindades con el nihilismo. La misma reacción: discutir a los que trafican con las almas el derecho a terciar en los asuntos del mundo. La religión sería algo privado, cosa de cada cual, como la digestión. Mejor, como «ser del Barça».

Si los clérigos hablan de asuntos mundanos, deben aceptar que otros puedan criticarles

Si juegan, han de aceptar el reglamento, incluidas las burlas. No valen los vetos

Una comparación con problemas. Salvo para iluminados, como el actual presidente del club, «ser del Barça» no requiere participar de una concepción del mundo. Por el contrario, una religión, mal que bien, supone un sistema conceptual con el que abordar el mundo y situar al ser humano en él. Entre otras cosas, conlleva un conjunto de ideas acerca de cómo una vida debe ser vivida. Con esas herramientas, sus practicantes transitan por sus días y, para que su tránsito sea más fluido, aspiran a modelar el mundo, esto es, la vida de todos. No sólo eso. Por lo general, las religiones tienen pretensiones de validez y universalidad. No hay que dramatizar demasiado: al cabo, conozco a muy pocas personas que sostengan que sus propias creencias son incorrectas, que no tienen razones para defender lo que defienden.

Ahora bien, las religiones también aspiran a la infalibilidad. Y esa es ya otra liga. Sobre todo si cuaja en cosas como «el texto de las Sagradas Escrituras es inalterable, su traducción oficial en otra forma de lenguaje, sin el consentimiento previo de la Iglesia autocéfala de Constantinopla, está prohibida», según reza en la Constitución griega y me entero leyendo un reciente libro de Francisco Laporta.

En realidad, los que lamentan que los obispos se metan en asuntos mundanos, lo que lamentan es que se metan con ellos. Sucede algo parecido con los actores y futbolistas. Cuando opinan igual que nosotros, estamos encantados de su «compromiso». Cuando no, les recordamos lo de «zapatero a tus zapatos». Y eso no procede. Si se está dispuesto a alabar al Papa cuando critica la guerra del Golfo, no es de ley remitirlo al departamento de intimidades cuando arremete contra la democracia.

Quien defiende la teología de la liberación por su «compromiso», tiene que apechugar con las proclamas conservadoras del Vaticano, no menos comprometidas. La acostumbrada trampa de vincular compromiso con tesis progresistas confunde el contenido de las ideas con la disposición a defenderlas. En el mejor de los casos, una confusión conceptual. Otras veces, otra cosa, menos digna. El silencio de los actores «comprometidos» en el festival de San Sebastián sobre lo que pasa en San Sebastián, por ejemplo, es otra cosa.

Pero hay otros dos modos de reexpedir la religión a la intimidad que incluso cuentan con la aquiescencia de religiosos más o menos apocados. Uno consiste en reducir la religión a la sensibilidad moral. Una idea poco clara que, cuando se desbroza, nos deja en las puertas de unas cuantas intuiciones compartidas acerca de lo que está bien y lo queno. Algo la mar de interesante, pero que no cae bajo el negociado de las religiones. Si acaso, bajo el de la biología, según muestran investigaciones que parecen confirmar que los humanos compartimos un conjunto de opiniones morales. Las disposiciones morales, aunque menos divertidas, serían como las sexuales, simple instinto.

Por cierto que, para desconsuelo de filósofos y racionalistas en general, parece que el acuerdo en las prácticas morales no se extiende a los procedimientos que utilizamos para fundamentarlas. Estamos de acuerdo en lo que está bien, pero no en su porqué. En todo caso, no está de más añadir que la religión no parece favorecer el músculo moral. La proporción de criminales con convicciones religiosas se corresponde con la que se da en el conjunto de la población.

El otro modo de remitir la religión a la intimidad apuesta por sustituir la claridad doctrinal de la religión por una vaga «experiencia religiosa» común a todas las religiones. En realidad, los contornos se difuminan tanto, que habría que incluir en el lote desde las ansiedades hipocondríacas de algún personaje de Woody Allen hasta cualquier experiencia psicotrópica medianamente decente. Un mal negocio para quienes gestionan las religiones, sin duda. Pero también un mal negocio intelectual. Siempre es posible, limando aquí y allá, encontrar semejanzas entre las religiones. Prácticamente todas comparten algunas tesis, aunque sólo sean negativas; por ejemplo, que la bondad de una vida no consiste en acumular dinero. Y, por supuesto, siempre cabe atribuirles parejas funciones, empezando por la de dotar de sentido a la vida. Pero eso constituye una magra cosecha, al alcance incluso de los boy scouts.

Las religiones serán insensatas, pero son precisas. Cada una de ellas se perfila según particulares ideas acerca del origen del mal y sobre las terapéuticas para encararlo. Las diferencias no son menudencias. Los cristianos lidian con el pecado, el perdón divino y la reparación; los hinduistas, con la ignorancia y el conocimiento del Brahman; los jainitas, con la dependencia y su liberación; los budistas, con las esencias que perduran y el reconocimiento de la transitoriedad de los estados. Hay que pasar muchas veces la batidora de conceptos si se quiere sostener que todo eso es lo mismo.

Así que nada de circunscribir a quienes mercadean con el más allá a la gestión de la intimidad. Pueden decir lo que quieran. Ahora bien, con todas las consecuencias. Lo que no cabe es que, después de recomendarnos cómo tenemos que vivir, de opinar sobre esto y aquello, cuando se les replica, echen mano del «¡casa!» de los juegos infantiles para sentirse agredidos y reclamar «respeto a sus creencias».

Si juegan, y, por lo que acabo de decir, no pueden dejar de jugar, han de aceptar el reglamento, incluidas las burlas de buen o mal gusto, como todos, sin que importe que sus practicantes sean uno o un millón. No valen los vetos.

Por supuesto, lo primero es impedir las malas maneras, las coacciones de quienes exigen a los otros que compartan la fe propia para conceder su respeto. No es lo común por aquí, en donde a lo más que se llega es al «soborno del cielo», del que Borges dijo liberarse, pero conviene avisar. Pero, sobre todo, hay que recordarles que, aunque ellos cimenten sus puntos de vista sobre «valores religiosos», las únicas razones que pueden hacer circular con los demás han de ser seculares, atendibles por todos. Y en serio, esto es, que si no las encuentran, han de revisar sus juicios, al menos en la arena política, y no invocar un salvoconducto especial para rehuir las demandas de la razón pública. Entonces, sí, a la intimidad, para siempre. Y a no abrir boca.

Félix Ovejero Lucas es profesor de Ética y Economía de la Universidad de Barcelona.

El PP se pone la tirita antes de la herida

Se necesita ser muy… muy… (…) pues eso (pongan dentro del paréntesis el adjetivo que quieran) para mandar en la portada de El Mundo de hoy con este cintillo que engloba toda la página:

Pedro Jeta, paladín mediático del PP, retrata en su portada el estado de ánimo («el clima emocional») de sus fuentes favoritas.

El asesinato vil de un ex concejal socialista «vuelve a perjudicar al PP ante las urnas».

A continuación, tal afirmación puede llevarnos a la siguiente pregunta (implícita en el titular inmundo):

¿A quién beneficia este crimen?

Ya tenemos, esbozada en esta portada, la segunda parte de la teoría conspiratoria que el PP, El Mundo y la COPE urdieron tras su mala gestión de la matanza islamista del 11-M y la pésima digestión de su derrota en el 14-M de 2004.

¿Se está poniendo el PP y sus órganos mediáticos la tirita conspiratoria antes de recibir la herida de una nueva derrota electoral en 2008, tan legítima como la del 2004?

¿Acaso están preparando ya su agenda antidemocrática, para los próximos cuatro años, con el fin de deslegitimar una eventual victoria socialista antes incluso de que se produzca?

¿Y si ganara el PP?

¡Dejen ya la sangre de nuestros muertos (de todos nuestros muertos) en paz!

La lengua radiofónica del otro paladín del PP, que hace poco honor a su apellido, Jiménez Losantos, es más venenosa que la pluma de Pedro Jota.

Público cita hoy algunas de sus frases, tras conocer el crimen de ETA:

«(ETA) mata porque es lo suyo, pero permite con su crimen que Zapatero se haga la víctima un fin de semana para ganar las elecciones y volver a negociar con la banda la semana que viene».

CRÓNICA: LA ZONA FANTASMA

Anímense

Javier Marías en El País semanal

09/03/2008

Sí, claro que dan ganas de no ir hoy a votar, o de hacerlo en blanco; de mostrar de alguna forma el rechazo global no al sistema democrático –el que aún prefiere la mayor parte de la población pese a sus imperfecciones y distorsiones y aun corrupciones–, sino a los políticos entre los que nos vemos obligados a elegir, que sirven mucho más a sus respectivos partidos que a los ciudadanos, a los que a menudo parecen considerar un mero y enojoso trámite por el que hay que pasar cada cuatro años, por suerte sólo hay que encandilarlos durante un par de meses, antes de cada cita electoral. Sí, dan ganas de abstenerse, sólo que abstenerse o depositar un voto en blanco es una estupidez todavía mayor que la estupidez innegable de acercarse a echar una papeleta en la urna, y entre dos estupideces, mejor siempre la menor. Quien se abstiene no es nunca computado como quizá desearía, ni quien vota en blanco: se considera que ambos se inhiben y se encogen de hombros, que dejan la elección a quienes sí se pronuncian y que no van a plantear, por tanto, ninguna objeción a los resultados; simplemente les son indiferentes, carecen de preferencias, no les importa quién gobierne, se limitan a acatar la decisión de los demás, es decir, de los convencidos, los entusiastas, los militantes y también los fanáticos.

Pero fíjense qué peligro, precisamente para quienes desdeñan a todos los partidos o están hartos de ellos: consentir en que uno u otro alcancen el poder, colmando así los deseos de los ciudadanos que están en las antípodas de su posición (es decir, los de los convencidos, entusiastas, militantes y también fanáticos). No me digan que no es la mayor estupidez de las dos.

«Vale la pena votar para que ‘no’ gobiernen los unos o los otros, tan sólo para impedírselo»

Así que qué remedio, más vale ir a votar. Todavía hay quienes censuran a los que van de este modo, a regañadientes y porque no ir es aún peor; a los que tan sólo optan por quienes les repugnan un poco menos que otros, o, como dije aquí hace cuatro años, por quienes, en vez de cien patadas, no nos dan más que noventa y ocho, o incluso noventa y nueve, que en ningún caso son pocas. Qué hacer, se pregunta así el reacio, y el perezoso, y el desilusionado, y el escéptico, y el que casi preferiría lavarse las manos y no tener nada que ver y poder decir luego: “Ah, a mí no me miren, yo no voté, o lo hice en blanco, este desastre fue cosa de ustedes”. Y no, lamentablemente es cosa de todos, también de los que se quedan en casa o arrojan una papeleta que no cuenta, justamente porque pudieron echar una que evitara este desastre o aquel o aquel. De modo que, contra la opinión de los más puristas, claro que vale la pena votar para que no gobiernen los unos o los otros, tan sólo para impedírselo.

El panorama es desalentador, lo reconozco, para los indecisos y los que sienten una general aversión. Quizá la única posibilidad resida en algo elemental: aunque todos me desagraden, voy a votar a los menos locos, a los menos incongruentes, a los que me parezcan menos aventados. Y, si nos ceñimos a eso, ¿qué sentido tiene dar poder, en unas elecciones generales españolas, a cualquier partido independentista o nacionalista, al que nada importa el conjunto de la nación, sino que más bien ansía su disolución? Si de verdad fueran consecuentes, ni el PNV, ni EA, ni ERC, ni el BNG, ni CiU, ni los aragonesistas, andalucistas, canaristas o navarristas deberían presentarse a estas elecciones. En realidad no se sabe qué pintan aquí, son pura esquizofrenia y contradicción. Claro que a locuras no gana nadie al PP.

Muchos de ustedes, extrañamente, ya no se acuerdan, pero sus dirigentes y acólitos se han pasado los últimos cuatro años soltando una tras otra (y haciéndolas en los cuatro anteriores, lo cual era aún más grave). Veamos. Los atentados del 11-M fueron obra de ETA, en colaboración con los servicios secretos españoles, franceses y marroquíes, y con policías, jueces y guardias civiles, todos al servicio del PSOE y de un golpe de Estado, pese a que nadie lo pudo prever. España se rompía, luego había que boicotear el cava catalán. Se vendía Navarra a ETA. Se amenazaba y pretendía destruir la familia. El matrimonio homosexual iba a ser poco menos que obligatorio. El Gobierno amparaba a los terroristas y vejaba a los muertos. Todo el suelo ha de ser edificable. Hay que privatizarlo todo para que los ciudadanos paguen de nuevo lo que ya pagaron con sus impuestos. El PP no dividía ni provocaba la menor crispación (mientras cada paso que daba era jaleado por ese manicomio benéfico llamado Cope en el que los obispos hacen millonarios a los chalados más furiosos a cambio de que se explayen durante horas llamando al enfrentamiento civil). ¿Qué queda? IU carece de sentido de la realidad. UPyD es una incógnita y su jefa de filas parece víctima de una sola obsesión. ICV vive en la permanente tontuna y el PSOE da la impresión de idiotizarse cada semana que pasa un poco más, con sus consejeros áulicos de tan cortas luces y su corrección política llevada a extremos ridículos. ¿Se me olvida alguien? En esencia creo que no. Este es el panorama, de acuerdo. Pues aun así, se lo ruego, por la cuenta que nos trae: vayan todos a votar a alguien, al que les dé menos rabia o les parezca menos chiflado. Recuerden el dictamen de Faulkner: “Entre la pena y la nada, elijo la pena”. Pues eso. Sobrepónganse, y anímense.

FIN

Fascismo

MANUEL VICENT en El País

Con una pistola de mierda y cinco balas, la mínima inversión posible, si se descarta la negra hiel, un terrorista de ETA ha irrumpido en el proceso electoral una vez más en el momento preciso y ha erigido a la muerte en protagonista de la política en medio de la fiesta de la democracia. Cinco tiros de un fanático han sido suficientes para que todas las cámaras y micrófonos dieran la espalda al fervor de los mítines, a las banderas de los partidos, a las promesas de sus líderes y se fueran en busca de un cadáver ensangrentado en medio de la calle. Se dice que matar así es muy fácil. No lo creo. Disparar a traición, contra un hombre confiado y desprotegido es, sin duda, una villanía, que no comporta riesgo alguno, pero no todo es tan sencillo.

Detrás de este crimen hay un idealismo ya podrido pero largamente alimentado, que asume la violencia como una parte de la gloria. Se necesita mucha dedicación para fabricar a un fanático de este tipo: además de hacerle creer que aprieta el gatillo en nombre de todo un pueblo hay que elegirlo con el cerebro cerrado para que no discierna su futuro carcelario a tres metros de su ceño y con el estómago preparado para que no vomite después de matar a un inocente. No es tan fácil encontrar a un iluminado que se sienta dueño de la vida y de la muerte. Ante el terrorismo todas las palabras están ya gastadas. El terror tiene una connotación telúrica, pseudo religiosa. En cambio, el miedo es un sentimiento muy humano, pero más paralizante y pestífero. Ante el terror se impone la huida. Frente al miedo solo cabe ser un héroe para vencerlo. Quienes no vivimos en el País Vasco lo tenemos muy fácil. Votar masivamente debería ser la respuesta natural contra el desafío de las pistolas. En cambio, si la ETA ha dado orden explícita de no votar, hay que ponerse en la piel de la gente corriente de los pueblos de Euskadi, donde todo el mundo se conoce, para admirar el heroísmo de los que hoy, sintiéndose vigilados desde las esquinas, crucen las calles, lleguen al pie de la urna, elijan libremente la papela y voten en secreto sin mirar a los lados. El miedo es la peste moderna. En ella arraiga siempre el fascismo. El miedo es el único enemigo en el País Vasco.

FIN

Ganan Z y R (Zapatero y Rouco), una de cal y otra de arena

Ayer ganó Zapatero y hoy ha ganado Rouco Varela. ¡Vaya por Dios! Una de cal y otra de arena.

Rajoy:»Soy más…»; Pizarro:»Yo gané…»
Pedro Jeta nos borra del mapa Nielsen

Hoy es un día raro porque los dos sujetos que mandan en los principales diarios de pago son del PP. Se ve que la campaña electoral produce un efecto desertificador sobre las demás noticias, que desaparecen de las portadas.

Sin embargo, por otra parte, hoy es un domingo muy común ya que, a falta de acontecimientos novedosos con los que sobresaltar al lector, los portadistas han recurrido, como de costumbre, al periodismo declarativo tan socorrido y pobretón.

Tanto El Mundo como El País abren sus portadas con una frase, entre comillas, declarada por un líder político. Por cierto, aunque los directores hayan querido complacer a sus entrevistados de lujo, el efecto boomerang puede ser contraproducente. Por lo menos así lo dice un refrán:

«Dime de qué presumes y te diré de qué careces».

Incluso el nuevo diario Público, que suele tener fogonazos de frescura, cae hoy también en el recurso facilón del periodismo declarativo y titula con una frase entrecomillada, aunque humilde, de Zapatero:

«Mañana me conformo con empatar»

(Ya se ve que Zapatero e Ignacio Escolar disparan hoy en Público con más finura electoral que Rajoy y Javier Moreno en El País o que Pizarro y Pedro Jo en El Mundo.

¿Acaso no recordamos, desde primaria, que «quien se humilla será ensalzado y quien se ensalza será humillado«)

Este tercer titular, obviamente malintencionado, de El Mundo me ha confundido e inquietado. Primero pensé que había leído mal y que se refería a Chavez, con «Z«, el de Venezuela . El dudoso tratamento que Pedro Jota Ramírez , el propio José María Aznar y el PP suelen dar al presidente Hugo Chavez casaba bien con este extraño titular. Eso me despistó.

Con esas palabras, Pedro Jo no podía referirse al actual presidente del Gobierno andaluz y candidato a presidir de nuevo la Junta de Andalucía.

Sólo al leer la letra pequeña, confirmé que se trataba de Manuel Chaves, con «S», mi presidente autonómico, al que en el texto no se le adjudicaba ninguna intención de conservar el poder por un golpe de Estado, en contra de la voluntad mayoritaria del pueblo andaluz.

¿Qué habrá querido decir Pedro Jo con este torticero malabarismo de palabras y conceptos?

¿Sabrá el portadista de El Mundo en qué consiste la Democracia? Si «la mayoría rechaza sus abusos«, está claro queu Chaves no «conservará el poder».

Por cierto, en la letra pequeña no se dice ni una palabra que haga alusión a este titular tan frívolo y mendaz. Supongo que los feligreses de Pedro Jo se lo tragarán sin más… porque encaje bien en su puzzle ideológico. No se.

En los incidentes de la inauguración, cuando menos fea e inoportuna en plena campaña electoral, del Hospital de Parla, un diario ve gigantes y otro ve molinos.

El Mundo, a 3 columnas en primera:

El PP identifica a concejales del PSOE en los incidentes de Parla

¿Quiere eso decir que los concejales socialistas presentes en la puerta del Hospital partciparon en los incidentes violentos contra los dos consejereos del PP?

¿Golpearon los socialistas con el palo de la bandera a algún militante o dirigente del PP como, al révés, suele ocurrir (caso Bono) en las manis de la derecha nostálgica?

Si algún despistado lector de El Mundo ha tenido la curiosidad (o la osadía) de leer la información sobre los «incidentes de Parla» que da el diario Público , creerá que hablan de otro país o de otra época.

Este es el titular de Público:

Los incidentes de Parla, al juzgado

Sumario:

El PSM denuncia a los consejeros del PP que acusaron a su líder de organizarlos

Los lectores no verán en el gráfico de Nielsen, que hoy publica El Mundo, la cifra de ususarios únicos de de 20minutos.es (que nos coloca en el nº 3 de España por delante de ABC) sencillamente porque El Mundo miente y nos borra del mapa de Nielsen.

¿Tan pronto nos teme Pedro Jo?

Eso mismo hacía Stalin con la imagen de Trotski junto a Lenin. Sencillamente pintaba encima de Trostki y lo hacía desaparecer del cuadro.

Si pueden leer atentamente la letra pequeña del texto de El Mundo verán que los datos verdaderos de ususarios únicos (u.u.) de Nielsen del mes de enero de 2008 son los siguientes:

elmundo.es: 5.280.000 u.u.

elpais.com: 3.425.000 u.u.

20minutos.es: 2.102.000 u.u.

ABC.es: 1.786.000 u.u

lavanguardia: 944.000 u.u

elperiodico.com: 734.000 u.u.

Sin embargo, en el gráfico, que es lo que se ve al dar el primer vistazo, 20minutos.es ha desaparecido de su legítimo puesto nº 3 en el podio de los diarios online de información general de España.

¿Por qué?

Ya nos borraron, desde el primer día, del ranking de diarios impresos más leídos de España aduciendo que no éramos de pago y que competíamos en otra liga. Sin embargo, la metodología del EGM siempre ha sido y es exactamente idéntica para los diarios de pago y para los gratuitos.

Pueden engañar a sus lectores, pero no a los anunciantes ni a los grandes profesionales de la agencias de medios, que saben muy bien lo que significa el Coste Por Impacto (CPI) de un anuncio y su eficacia en cada medio.

Los más innovadores también empiezan a manejar ya otro criterio, más sicológico que estadístico, sobre la naturaleza del impacto de un mensaje publicitario: el CPI (Cariño Por Impacto o LPC, Love Per Copy) . El lector de un gratuito agradece al anunciante que le regale el diario y se aproxima y aprecia el anuncio de manera distinta a como lo hace,por ejemplo, el que ha pagado un euro por su ejemplar y pueden pensar que el anuncio le priva de un espacio informativo que ha comprado con su dinero. Los de pago cobran dos veces: al lector y al anunciante. Nosotros sólo cobramos al anunciante.

Los profesionales de la publicidad miden muy bien donde ponen cada euro. No tiran el dinero. Y saben de sobra que el diario más leído de España (con 2,5 millones de lectores diarios según EGM) es indicutiblemente 20 minutos, seguido por el Marca y El País y, a mucha distancia, por El Mundo. Por eso, decimos muy en serio que le damos una vuelta al País y dos vueltas al Mundo sólo en 20 minutos.

¿Qué pueden aducir ahora cuando también nos borran del ranking de diairos on line de Nielsen que nos mide a todos por igual?

¿Acaso no son tan gratuitos elmundo.es , elpais.com o ABC.es como lo es 20minutos.es?

¿Qué excusa tiene ahora El Mundo para mentir como lo hace hoy tan descaradamente en su gráfico?

¿Quizás nos ha identificado ya Pedro Jo como peligrosos competidores, que pronto vamos a pisarle los talones en el ranking de Nielsen?

La marcas de elmundo, elpais y el ABC llevan 20, 30 y 106 años en el mercado, respectivamente. Sus ediciones digitales llevan más de una docena de años en el mercado.

En cambio, nuestra marca impresa lleva sólo 6 años en el mercado (desde que en 2002 sustituimos Madrid y m@s por 20minutos Madrid). Nuestra edición digital 20minutos.es (aún un bebé) cumplirá 3 años en esta primavera.

De modo que, en menos de 3 años, nos hemos subido al podio de los tres principales diarios online de información general de España. Y estamos muy orgullosos de ello y profundamente agradecidos a nuestros lectores de oro que lo han hecho posible.

Cuando fundamos el diario 20 minutos, hace ya 8 años (3-02-2000), lo hicimos apenas sin ruido. Nos convenía ser prudentes y no levantar la liebre ante los arrogantes viejos diarios de pago (modelo ideológico del siglo pasado; me refiero al XIX).

Afortunadamente, los grandes diarios instalados nos trataron con indiferencia y/o desprecio, según los casos. Y eso nos salvó de una muerte prematura. Entre risas, solían decir que Arsenio y JAMS van a inventar otra vez «La Farola«. Nuestros frecuentes fracasos, de fundación en fundación (como Santa Teresa), hacían temer lo peor.

Y la verdad es que, hace 8 años, nadie daba un duro por nosotros. Hoy, siguen sin darlo ya que nuestro diario es gratis.

Cuando los lectores empezaron a leernos y a presumir, sin complejos, de que leían 20 minutos, «el primer diario que no se vende» (en ningún sentido), empezamos a crecer en el ranking de lectores del EGM (Estudio General de Medios) y, por consiguiente, en los ingresos por publicidad, hasta hacer rentable nuestra empresa y consolidar nuestros actuales 350 empleos fijos en 15 ciudades.

Cuando los diarios de pago despertaron de su letargo y vieron su viejo modelo en crisis, falsamente amenazado por unos «locos», ya era tarde para matarnos. Lo intentaron, pero sin éxito. Los alcaldes acosados por ellos no les hicieron caso.

Cuando yo decía, hace 8 años, que 20 minutos sería algún día el diario más leído de España, las carcajadas de los de pago se oían por doquier. Somos el diario líder absoluto de la prensa española desde hace 2 años.

Cuando ahora digo que 20minutos.es será, dentro de pocos años, el diario de información general online más leído del mundo en castellano ya nadie se ríe. (O, por lo menos, yo no los oigo como antes).

¿Por qué nos habrá borrado Pedro Jo del mapa de Nielsen?

Lo veremos.

Desde luego, los lectores tienen la palabra.

Violencia cero: PP y PSOE se pasan de rosca

Dos titulares muy tristes en la portada de El Pais de hoy: violencia de exaltados en la puerta de un hospital y en las universidades. Más triste resulta aún el gran titular de portada de El Mundo de hoy:

El PP culpa al líder del PSOE de Madrid de la violencia en Parla

Aquí no sólo es Pedro Jo quien se pasa de rosca, con el tratamiento tipográfico de esta portada, sino sobretodo el PP al acusar sin pruebas al PSOE de los ataques de grupos minúsculos de exaltados contra dos consejores de Esperanza Aguirre.

Por otra parte, han ocurrido en los últimos días de precampaña electoral tres incidentes violentos, graves y muy vergonzosos, contra María San Gil y Dolors Nadal (del PP) y contra Rosa Díez .

Lo más escandaloso es que esos tres ataques a la libertad de expresión se han producido dentro del sagrado académico, en las universidades de Santiago, Barcelona y Madrid, respectivamente.

Me avergüenza vivir en un país donde no se respetan las reglas mínimas de la democracia (todos iguales ante la Ley) ni siquiera en la Universidad.

Cuando yo era estudiante universitario, era la policía de la Dictadura franquista quien, a golpes, nos impedía hablar en las asambleas democráticas de la Facultad.

¿Quien puede hoy impedir que hable libremente cualquier invitado ante los estudiantes?

¿Acaso un grupo de bárbaros fascistas (azules o rojos) puede hoy cercenar la libertad de expresión impunemente?

Y lo peor es que aún no he oído al presidente Zapatero condenar publicamente esos actos violentos ni solidarizarse con las víctimas.

¿Se ha vuelto tonto o ciego el presidente?

¿Tan sectarios son sus asesores que no corrijen su desgraciada actitud, siquiera sea por interés electoral más que por convicción democrática?

Zapatero y otros líderes políticos me han defraudado al no salir, en el acto y con contundencia, al paso de estos actos violentos contra la libertad de expresión de sus oponentes.

Y no digamos ya la reacción, a mi juicio un pelín miserable y rencorosa, de Felipe González cuando reaccionó diciendo que a él «le abuchearon en la Universidad Autónoma y no salió llorando». . Este no es mi Felipe, que me lo han cambiado.

También meó fuera del tiesto el ex presidente González cuando se burló cruelmente de un defecto de dicción de Mariano Rajoy diciendo que «cuando se quite los fideos de la boca sabremos lo que dice».

Conocí y admiré a Felipe González hace tiempo y estos dos comentarios suyos que acabo de citar me parecen crueles e indignos de él. Para decir esas maldades, calladito está más guapo el ex presidnete socialista.

Como saben nuestros lectores, el jueves vino la candidata Rosa Díez a la redacción de 20 minutos en Madrid. Me dio alegría verla por allí, nos dimos un abrazo y sentí vergüenza ajena por el desprecio antidemocrático con que la tratan sus antigios correligionarios.

Así se lo dije a ella y a todo el que me encuentro relacionado con los candidatos. Rosa no ha recibido ningún mensaje de solidaridad de sus antiguos correligionarios. El sectarismo, por grave que sea, no puede vencer a la buena educación democrática. Creo que únicamente la vicepresidenta Fernández de la Vega ha condenado finalmente la violencia en la Universidad contra estas tres mujeres. ¡Que tome nota Zapatero! Le queda poco tiempo para no seguir metiendo la pata en cuestiones de principios democráticos tan obvios.

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El maestro Forges se equivoca: España no es diferente

El mismo día que Forges ha publicado en El País este chiste magistral sobre la «derecha civilizada«, he recibido por correo electrónico otro chiste de una prima de mi mujer que vive en Montana.

Puede ser cierto que España sea al único país de Occidente donde existe la expresión «derecha civilizada», pero no es el único que sufre la persistencia de una derecha salvaje o no civilizada aunque la llamen por otro nombre allende nuestras fronteras.

El chiste de nuestra prima me ha hecho redordar mis años de corresponsal en Estados Unidos para el Grupo Prisa o para Televisión Española (hasta que llegó Aznar a La Moncloa, claro).

Allí también hay, querido Forges, una derecha muy poco civilizada, compuesta por fundamentalistas religiosos, «born again» (nacidos de nuevo), fanáticos ultras que no tienen nada que envidiar a los fundamentalistas católitos españoles o a los fundamentalistas musulmanes de Irán, Afganistán o Arabia Saudita.

Ahí va la traducción del chiste de nuestra prima yankee:

Le dice el fundamentalista al ateo mientras le atiza con la cruz (aquí se hace con el palo de la bandera)

«¡Ciego idiota!

¡Rata inmunda!

¡Pervertido!

¡Comunista!

¡Blasfemo!

¡Asqueroso inmoral y escoria de la Tierra!»

En la segunda viñeta, cuando el ateo trata de romper la cruz, el fundamentalista le dice:

¡Oye! ¡Vamos a tener un poco de respeto aquí!

O sea, que «en todas partes cuecen habas«.

O bien: «mal de muchos, consuelo de tontos«.

Pero no viene mal recordarlo:

No somos tan diferentes.

A pocas páginas de distancia del chiste citado de Forges, El País publica hoy una información sobre el general Blas Piñar (hijo del fundador de Fuerza Nueva) que no encontrará nadie en El Mundo de hoy. El País lo publica a cuatro columnas y con foto. En cambio, Pedro Jo lo ha considerado «no noticia» y lo ha enviado a la papelera. Ahí tenemos un dignísimo ejemplar para el museo de la España poco civilizada.

Confirmado: Aznar no vuelve; nunca se fue

Lo que me temía. Aznar no vuelve porque nunca se marchó. El ex presidente Aznar no vuelve a controlar el Partido Popular ni a aspirar a La Moncloa, en tercera ronda, como dicen algunos finos analistas políticos. Nunca dejó de hacerlo.

En mi opinión, ese verbo (volver) está mal empleado.

En estos días, con su apuesta personal por Pizarro, como número dos del PP por Madrid, y por su esposa, Ana Botella, como futura alcaldesa de la capital, tras la eventual espantá de Gallardón, José María Aznar ha salido del armario y se ha mostrado, ya sin disimulo, como el «jefe» en activo del PP.

Como no tengo mucho tiempo para leer hoy los largos análisis de los comentaristas de la prensa y/o de los tertulianos, voy a copiar y pegar los chistes que, en estos casos, suelen interpretar la realidad con bastante tino.