Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Tengamos la noche en paz (¡NO HAY PERIÓDICOS!)

Hoy tendremos la fiesta en paz… porque no hay periódicos. Mañana no sale ninguno y, por tanto, tampoco podré pegar aquí las portadas. ¿Merecido descanso?

Pasado mañana, día 26, veremos como trata cada cual el saludo navideño que nos va a dar esta noche el Rey.

Estas son las portadas de hoy en las que, como es habitual, cada uno arrima el ascua a su sardina:

El mismo suceso recibe un tratamiento bien distinto -y no sólo tipográfico- según donde se mire:

Inspirado en la portada de TIME, El País nos dedica hoy este artículo a todos los internautas, en sus páginas del suplemente Domingo:

La verdad es que, al cabo de un año y pico de cortar y pegar portadas y titulares en este blog, el análisis comparativo de la prensa empieza a parecer casi científico. Y lo de Internet, cada vez más entretenido y divertido.

No me extraña, pues, que seamos portada de la revista TIME como personaje del año. Cuando la recibí en casa, me sorprendió. El titular es «Personaje del año». Luego hay un espejo con papel plata en el que veo reflejado mi rostro. Y debajo pone: «YOU«. O sea: «USTED» o «TU» (si hay confianza).

Cualquier ciencia, para que sea considerada como tal, debe disponer de herramientas para poder realizar con éxito estas tres funciones: describir, explicar y predecir. La más difícil es, sin duda, la última.

Desde luego, las ciencias experimentales lo tienen chupado. Dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno siempre nos darán una molécula de agua.

Con las ciencias sociales aparece una variable casi inescrutable: el comportamiento imprevisible o caprichoso del ser humano. Y las cosas se complican. Por eso, algunos las llaman cuasi-ciencias.

Son variables puñeteras, difíciles de describir (¿de medir?), de explicar y casi imposibles de predecir. Pero “lo difícil de hace y lo imposible de intenta” (la frasecita es de Napoleón, creo).

¿Cómo podremos medir, por ejemplo, la intensidad de una venganza?

¿Con qué vector podemos identificar el placer que nos produce esa venganza?

Más o menos bien, podemos describir realidades, comportamientos o sucesos. Con mayor o menor fortuna, podemos, incluso, explicar los mismos. Pero, ¿acaso podemos predecir, por ejemplo, con un par de días de antelación, el tratamiento que El Mundo y El País van a dar en sus portadas del día 26 al discurso navideño del Rey?

¿Al ácido bórico?

¿Al caso Bono?

¿A la mochila de Vallecas?

Se admiten apuestas virtuales.

—-

Así ve mi hijo David Martínez Westley (18 años) a un lector de prensa.

¿Habrá leído David este blog antes de pintarlo con tantas aristas y tanta tensión?

. Lo dudo.

(Atención: Corte publicitario familiar: Oleo «Leyendo la prensa» expuesto en la Galería-Café ZIANO (91 357 49 45), Avenida del Talgo, 228, Aravaca, Madrid)

Como digo, esto de comparar noticias y no noticias empieza a parecer (y que me perdonen la inmodestia, por ser Navidad) un análisis casi científico.

Podemos predecir por dónde va ir la primera página de Pedro Jota, antes de que se produzca, y podemos casi adivinar las reacciones de muchos comentaristas y troles bien conocidos en este blog.

Y no digamos mi posición previa –mis prejuicios- ante ambos diarios, antes de publicar mi análisis comparativo. Nunca he tratado de ocultar que se me ve el plumero a favor de El País, mi diario favorito pese a sus enormes fallos y carencias. El Mundo, en general, no me gusta. Y se nota. «Cada uno es cada uno», decía mi sabia abuela.

Pero mi posición previa no me impide –creo yo- celebrar los -a mi juicio- éxitos (escasos) de El Mundo o criticar los fracasos (abundantes) de El País. Y eso, por una razón fundamental: este blog es mi particular sala de estar y aquí escribo como si fuera libre, hago lo que me da la gana y eso me divierte.

Y, además, a través de los comentarios, voy conociendo a personas espléndidas –anónimas o no- con quienes puedo compartir o no opiniones y sueños.

A todos ellos, lectores y comentaristas, con mi agradecimiento por su participación y ánimo, les deseo Felices Fiestas y un buen año 2007 mediante este otro óleo que me acaba de regalar mi chica.

Esto no es publicidad directa porque el cuadro es mío y no está en venta: ni se compra ni se vende. (Por ahora.)

Es un atardecer, con luna llena, en la costa de Levante de Almería por donde suelo pasear siempre que puedo. La silueta humana más lejana, con calva cariñosamente incipiente (en la realidad está muchísimo más avanzada), se supone que soy yo, sin la boina.

¿Cómo no va a ser ésta una noche de paz, si las rotativas están paradas y no hay periódicos?

Lo dicho:

PAZ y FELICIDAD

(En este orden)