Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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El País y El Mundo, unidos por el toro

Alejado de la blogosfera por reuniones internacionales del Grupo Schibsted (cerca del Polo Norte, donde he sobrevivido a una escalada de locos en el fiordo de Geiranger) y por reorganizaciones internas de «20 minutos España«, aterrizo de nuevo en mi blog, diculpándome por tan larga ausencia.

Al cabo de casi un mes de «novillos» (pellas, campana, pirola o rabona, según la región donde me lean), ayer descargué las portadas de los dos principales diarios de pago y me encontré con que, verdaderamente, «España no hay más que una».

«Si hubiera dos -como dice el chiste- estaríamos en la otra».

Lo primero que me llamó ayer la atención fue la llamativa coincidencia de El País y El Mundo al ilustrar sus sendas portadas con una enorme foto torera ( a cuatro columnas) del apoteósico triunfo de José Tomás en Las Ventas.

¿Qué pensarán mis noruegos -los dueños de 20 minutos- de estas portadas?

Menos mal que muchos no hablan castellano y no podrán entender lo que ambos diarios dicen en letra impresa de «San José Tomás«, canonizado por Lucía Méndez en su columna de El Mundo de hoy (de la que corto y pego un trozo aquí al lado). Incluso el New York Times llena de elogios a José Tomas.La verdad es que, aún hoy, no se habla de otra cosa. Bueno, a excepción de la gran victoria de Vivi y Anabel ayer en la final de dobles del Roland Garros, o de la final individual de mañana entre Nadal y Federer, o de la eurocopa de pasado mañana…

En nuestro diario, ya se sabe, no se habla de toros. Por decisión polémica y, quizás, sabia de nuestro director editorial, Arsenio Escolar, y a petición de miles de lectores, hace años que se desterraron las crónicas taurinas de las páginas de 20 minutos.

La mitad de mi familia (sobretodo la parte bostoniana) aplaudió la medida con entusiasmo. La otra mitad sigue callada, porque en mi casa hace muchos años que tenemos prohibido, por consenso prematrimonial, hablar de toros (a favor, se entiende) delante de los hijos.

Al revés que en 20 minutos (con 2,7 millones de lectores diarios, el diario más leído de la Historia de España, sobretodo por jóvenes de ambos sexos), los diarios de pago (leídos mayoritariamente, según EGM, por hombres y de edad madura) siguen alardeando sin pudor en sus portadas de las esencias patrias taurinas.

Cuando empecé a escribir este blog (en septiembre cumpliré tres años de abuelo cebolleta de la blogosfera), Arsenio me dijo que podía escribir como si fuera libre. Por eso, me atrevo hoy a confesar que lamento mucho no haber podido estar la otra tarde en Las Ventas para gozar y sufrir (con el corazón y el cerebros partidos) las dos faenas orgásmicas de José Tomás, que le valieron las cuatro orejas.

(Aunque mi mujer no lo sabe, yo vi torear a José Tomás en la Plaza Toros de Almería en una gran tarde de Feria. Luego le dimos el «capote de oro» y otros trofeos merecidísimos en la Peña El Taranto.

Cuando me preguntan en el extranjero mi opinión sobre las corridas de toros, procuro cambiar de tema (sobretodo si hablo con clientes potenciales) y tirar balones fuera. Hace mucho que no voy a los toros, pero cuando he ido he seguido la corrida con más corazón que cerebro. Mi razón lo rechaza como algo bárbaro y cruel, pero mi corazón ama el espectáculo emocionante entre el hombre y la bestia, entre la vida y la muerte.

No se cómo explicarlo, pero el toreo tiene una estética tan sublime como temeraria. Puede ser, una vez más, «la razón de la sinrazón» cervantina, tan española. O, simplemente, puede ser fruto de nuestra educación/tradición esa exótica facilidad que tenemos la mitad de los españoles para encontrar gotas de belleza entre chorros de sangre. No se.

Yo nací y crecí en Almería, entre el Quemadero y la Plaza Toros y, en las tardes de toros, oía los olés y los pasodobles desde mi cuarto. Mi vecina de enfrente, en la Calle Juan del Olmo, era la esposa de «El Ciervanas«, banderillero de la cuadrilla de Manolete, cuyas hazañas toreras oía yo con la boca abierta, desde muy pequeño, tomando el fresquito a la puerta de su casa o de la mía. En esas tertulias callejeras, sobre sillas costureras, la mujer de «El Ciervanas» me cosió un traje de luces que pude lucir antes de vestir pantalón largo. Naturalmente, más de una vez me pisoteó una vaquilla.

Otro vecino mío era practicante y me colaba gratis en la Plaza Toros por la puerta de la enfermería. De modo que, cada vez que veo a un maestro dando capotazos para sentar cátedra, se me remueven las tripas y los recuerdos infantiles. Sólo un siquiatra, especialista en contradiciones, podría descifrar lo que, de verdad, siento y/o pienso sobre la Fiesta (¿Nacional o del Estado Español?) de los toros.

La prensa de ayer me ha recordado aquella otra famosa (y triste) tarde del 1898, cuando España perdió sus últimas colonias ultramarinas en la Guerra hispano-norteamericana.

El Congreso de los Diputados tenía casi todos sus escaños vacíos, la España oficial de Silvela estaba «sin pulso». Los diputados liberales y conservadores del declive español estaban, esa tarde, en la Plaza de Toros, llena hasta la bandera.

Perdimos toda la Armada, con Cuba y Filipinas, pero la España real (también, entonces, de charanga y pandereta) se lo pasó bomba con el triunfo de un matador de renombre. que cortó orejas en aquella tarde de toros.

El Congreso se quedó vacío, sencillamente, porque (quiero recordar) toreaba el gran Marcial Lalanda, el José Tomás de aquel final de siglo. Ahí es nada.

El Mundo y El País coinciden, como digo, en la foto torera de portada. pero, fuera de los toros, difieren en todo lo demás. Las dos Españas, unidas tan sólo por y para los toros. Ya es algo.

Lo que para El País es noticia de primera a cuatro columnas (la victoria de Obama) para El Mundo es apenas una «no noticia» y merece tan sólo un minúsculo sumario sin derecho siquiera a titular.

Todo lo contrario ocurre con el estravagante y escandaloso asunto de esa dudosa jueza que se salta la Constitución a la torera, para perseguir -no sabemos con qué intención- a la presidenta del Tribunal Constitucional.

Para El Mundo y para el PP (como se ve en páginas interiores), eso es cosa primera página y a cuatro columnas. Sin embargo, para El País, el archivo del caso apenas merece un titular a una una columna y un párrafo de texto.

Público no saca en primera ni toros ni Obama ni jueces del Constitucional. Se lanza a degüello contra las mentiras utilizadas por el Presidente Bush para invadir Irak , confirmadas por el informe final de Senado de Estados Unidos.

No puedo evitar copiar y pegar aquí (pues es fin de semana y hay tiempo libre para leer) el artículo de Javier Pérez Royo . Siempre vigilante de las garantías constitucionales, el catedrático Pérez Royo le atiza de lo lindo a esa extraña jueza -por lo que se ve, poco escrupulosa- que, sin antender a lo que manda la Ley, ha estado a punto de desequilibrar ante la opinión pública (ya que no ante el Supremo) al propio Tribunal Constitucional.

El título de su artículo es bastante explícito:

Una canallada

JAVIER PÉREZ ROYO en El País 07/06/2008

Cuando un juez ordena la interceptación de las comunicaciones de un determinado individuo, lo tiene que hacer indicando de manera precisa cuál es el delito para cuya investigación resulta indispensable la interceptación de dichas comunicaciones. Todas las comunicaciones interceptadas que no sean relevantes para la investigación del delito expresamente identificado en el auto del juez deben ser destruidas por orden del propio juez.

¿Por qué en lugar de ordenar la destrucción de la cinta fue elevada al Tribunal Supremo?

La exigencia de que el levantamiento del secreto de las comunicaciones sea dictada para la investigación de un delito concreto deriva de la propia naturaleza del conjunto de derechos fundamentales reconocidos en la Constitución en general y en el artículo 18 en particular. Puesto que una vez que se levanta el secreto de las comunicaciones con autorización judicial, la policía judicial primero y el juez inmediatamente después tienen acceso a todas las comunicaciones de la persona respecto de la cual se levanta el secreto, es indispensable que solamente puedan ser tomadas en consideración aquellas que son relevantes para la investigación del delito respecto del que existen indicios de criminalidad en la conducta de la persona investigada. El levantamiento del secreto de las comunicaciones no puede ser un instrumento para sacar a la luz nuevas actividades delictivas, sino para investigar una concreta actividad delictiva de la que existen sólidos indicios. La información obtenida mediante el levantamiento del secreto de las comunicaciones no relativa a esa actividad delictiva se ha obtenido porque no puede no obtenerse, porque el levantamiento del secreto no puede ser selectivo, pero no debería haberse obtenido y el juez debe tratarla como si no se hubiera obtenido, es decir, debe ordenar su inmediata destrucción. Si no se hace así, la garantía del secreto de las comunicaciones, que es simultáneamente un derecho autónomo y un derecho instrumental para la protección de todos los demás derechos fundamentales sin excepción, pierde todo su sentido. Un levantamiento generalizado del secreto de las comunicaciones respecto de cualquier individuo no puede tener cobertura constitucional nunca. En mi opinión, ni siquiera mediante una reforma de la Constitución se podría introducir tal medida, porque chocaría con todo lo que la Constitución significa como instrumento de protección de los derechos fundamentales.

Viene a cuento esta introducción de la remisión por la juez de Valdemoro al Tribunal Supremo de una conversación grabada por la Guardia Civil a la abogada María Dolores Martín Pozo con la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas. ¿Qué tiene que ver esa conversación con el delito que se está investigando y para cuya investigación se ordenó levantar el secreto de las comunicaciones? Esto es lo que la juez de Valdemoro tendría que haber justificado en su auto de remisión de la conversación al Tribunal Supremo, porque si no puede justificar eso, la cinta tendría que haber sido destruida de manera inmediata. ¿Por qué, en lugar de ordenar la destrucción de la cinta, fue elevada al Tribunal Supremo para que determinara si la presidenta del Tribunal Constitucional había cometido «el delito de actos prohibidos»? Ella sabrá por qué lo hizo, pero desde luego no lo hizo en el ejercicio de la función jurisdiccional.

Lo que se le ha hecho a la presidenta del Tribunal Constitucional es una canallada. La presidenta no debe dar explicaciones de ningún tipo sobre un acto que se ha conocido de manera inequívocamente anticonstitucional. La conversación no ha tenido lugar o, mejor dicho, ha tenido lugar, pero nadie debería haberse enterado nunca de que ha tenido lugar. Si hemos tenido conocimiento de ella ha sido porque una juez ha hecho un uso desviado de la función que tiene constitucionalmente encomendada. En consecuencia, entrar a debatir sobre si la conducta de la presidenta ha sido propia o impropia me parece fuera de lugar. Es sobre la conducta de la juez de Valdemoro sobre la que hay que reflexionar. ¿Cómo es posible que haya jueces que puedan cometer una barbaridad como la que esta señora ha cometido? ¿Es que no sabe que el juez es el «guardián natural» de los derechos de todos los ciudadanos, incluidos los de la presidenta del Tribunal Constitucional?

Por último, que sea Federico Trillo, después de lo que estamos sabiendo sobre su conducta en el accidente del Yak-42, el que afirme que la conducta de María Emilia Casas resulta reprobable desde un punto de vista político y estético, no deja de resultar sarcástico. Como reza el estribillo de una de las canciones más conocidas de La Lupe, «siempre el que menos tiene que decir, es el que más dice».

FIN

La guerra del agua (a una columna), papel mojado

Forges lo ha visto muy bien: los garrotazos de Goya, pero con cubos de agua.

¡Qué imagen tan española!

Si algo excita las bajas pasiones del ser humano es la lucha por un cacho de tierra o por un chorro de agua. Es más, detrás de casi todas las guerras conocidas se esconden la tierra y/o el agua.

No me extraña que los del PP se hayan reenganchado al batallón de los agravios interterritoriales haciendo alarde de tanta desmesura.

Les puede salir el tiro por la culata. Cuando remueves las tripas a base de demagogia, no sabes cómo recuperar la calma.

El griterío de los conservadores de Valencia y Murcia puede provocar las iras de los castellanos-manchegos que llevan décadas enviándoles agua del Tajo para regar las huertas de Levante.

Estoy notando la falta de una declaración clara y firme del Gobierno de España diciendo que cuando exista el peligro de emergencia para consumo humano a valencianos y/o murcianos (como ocurre ahora en Barcelona) tampoco les faltará el agua de boca a Valencia ni a Murcia.

¿Somos o no somos iguales ante el agua?

Hoy escuché en la tele al alcalde de Barcelona y explicó el conficto con claridad meridiana. Habló de evitar una situación de emergencia en otoño para dar de beber a una población de 5-6 millones de personas. El mini trasvase temporal previsto de las perdidas de agua del Ebro al consumo humano de Barcelona aportará 40 hm3/año (el 10 por ciento de las necesidades). En cambio, el travase permanente del Ebro previsto por el Gobierno de Aznar preveía 1.050 hm3/año.

El del PSOE para beber costará 170 millones de euros. El del PP para beber y regar hubiera costado 3.777 millones de euros. Hay trasvases, trasvasines y trasvasazos.

Los dos grandes diarios de pago han reducido la guerra del agua a un titulín de una columna casi irrelevante en sus portadas. Veremos lo que da de sí esta guerra del agua (tan recuerrente desde Caín y Abel) en los próximos días.

Para abrir boca, es la primera pregunta parlamentaria con la que se estrena el PP (aún de Rajoy), tras perder las elecciones generales.

Ayer, ETA; hoy, el 11-M. ¡Pobre Rajoy!

ETA mandaba en la portada de El Mundo de ayer. Hoy manda el 11-M. El regreso de las vacaciones de Semana Santa no ha dejado ni respirar al pobre Rajoy. Todas las baterías de la derecha mediática están disparando contra el candidato a dirigir el PP en su próximo Congreso.

Si la teoría de la conspiración del trío Pinocho -que creíamos desmontada por la sentencia del 11-M– y la política antiterrorista del Gobierno siguen mandando en las portadas de El Mundo, La Razón, la COPE e, incluso, del nuevo ABC reconstituido, Mariano Rajoy puede llegar al Congreso del PP sin oxígeno.

El desgaste de estos pocos meses, machacándole con la misma política que le ha hecho perder las elecciones del 9-M, puede hacer aflorar otras candidaturas a la sucesión de Rajoy más del gusto de los portadistas de estos diarios y emisora citados.

Ya sólo faltan titulales más frecuentes sobre «España se rompe» para completar el panorama aznarista sobre el desastre nacional que quien nombró a Rajoy va pregonando por doquier.

En realidad, basta con mirar el segundo gran titular de El Mundo para reconocer la línea habitual de «España se rompe«:

Urkullu ofrece a Zapatero un «acuerdo singular» mientras Ibarretxe esconde su plan

Si El Mundo y compañía siguen apretando por esta triple vía (ETA, la teoría conspiratoria del 11-M y España se rompre) a Rajoy le quedan dos telediarios al frente del PP.

¿Qué mano está moviendo la cuna?

Zapatero en El Mundo; Rajoy, en el Pais

Mazazo a las insidias del PP. Y Pedro Jeta, sin dimitir

Me voy corriendo pa Cáceres, a las Jornadas e-Findex sobre la Blogosfera , para cambiar cromos y aprender algo de los jóvenes blogueros a quienes doblo en edad y no llego ni a la mitad de sus conocimientos cibernéticos.

Pero antes he podido cortar y pegar este chiste de Le Temps (Ginebra) reproducido hoy con sana invidia por el diario norteamericano International Herald Tribune. Con una foto del invasor de Irak, el presidente Bush, colgando de la sala de torturas, un soldado norteamericano lee la prensa y le dice al otro:

«Los terroristas de Madrid condenados sin torturas»

El torturador USA, látigo en mano, le responde:

«¡Que Justicia tan rápida!»

¡Vaya! Somos la envidia del Imperio. Algo es algo.

eFindex 2007

Con el título «¿Por qué no se desvanecen las teorías conspiratorias del 11-S?» trataba de informar la revista TIME (3 de septiembre de 2006) sobre la persistencia de un cierto porcentaje de la población de cualquier país (en su caso, se refería a EEUU con el 11-S) que sigue creyendo en las conspiraciones, por falsas que sean.

Me temo que, tras la sentencia del 11-M que deja las evidencias bastante claras, los creyentes en la teoría conspiratoria que atribuyen a ETA, a la Policía o a Zapatero la matanza del 11-M seguirán erre que erre sin dar su brazo a torcer. Pasa en las mejores familias. Es una cuestión de fe, no de razón.

Las portadas de la prensa de pago de hoy son muy ilustrativas, a este respecto, y apenas precisan comentario. Además, hoy es fiesta y hace un día espléndido de otoño para pasear por el campo.

No obstante, antes de salir, en la pestaña de «Archivos» de este blog, he repasado rápidamente algunos de los post de los últimos dos años y he pegado sus enlaces a continuación, por si alguien tiene curiosidad. Visto lo visto, aún no salgo de mi asombro.

Ahí va algunos de estos enlaces, elegidos casi al azar:

Patético Mundo. Se le ve el cartón

La teoría conspiranoica, a 4 columnas

¿Reconocerán algún día que mientieron para no perder el poder?

El Mondragón del 11-M era musical

Mondragón, ¡ríndete!

Pedro Jota tira la piedra y esconde la mano

El Mundo erre que erre con ETA en el 11-M¿Lleva txapela Al Zarqawi?

Un presidiario del 11-M. a toda página en El Mundo

¿Pedro Jota pedrojoteado?

El caso Bono y el 11-M

ETA en El Mundo, islamistas en El País

Los acusados practican la «taqiyya» del Islam

¿Defiende El Mundo,con pruebas falsas, a los acusados del 11-M?

Los culpables no dan el perfil

Las teorías conspiratorias se autoalimentan. No tienen fin.

También les incluyo el enlace de un artículo muy acertado que publica hoy el joven Ignacio Escolar en Público con este titulo: La memoria del pez

Y, por el mismo precio, copio y pego también el comentario de

manuelsaco.com en el que recomienda que «habrá que seguir investigando al Partido Popular»

EDITORIAL de El País

El fin de la infamia

El Partido Popular debe una explicación a la sociedad española. Especialmente, a las víctimas

La sentencia de la Audiencia Nacional sobre el 11-M no ha podido ser más clara y contundente: de conspiración nada, de ETA ni rastro. Uno a uno, desmonta todos los infundios lanzados durante más de tres años, en un feroz desafío a las instituciones democráticas y al funcionamiento del sistema constitucional. También responde a la necesidad de reparación del daño infligido a las víctimas y significa una victoria del Estado de derecho frente al terrorismo, en una época en que abundan las respuestas desproporcionadas y peligrosas para las libertades.

Cada uno queda en su sitio: en primer lugar, aquellos medios de comunicación que han intentado hacer una instrucción paralela en un uso espurio del derecho a la información, para intoxicar el debate político; pero en segundo lugar, también y sobre todo, el Partido Popular, que se ha prestado a servir de simple recadero de la prensa sensacionalista y de la radio de los obispos en el seno de las instituciones representativas.

Unos y otros deben una explicación a la sociedad española y especialmente a las víctimas. Pero, además, el PP, como partido que ha sido de Gobierno y ahora principal partido de la oposición, está obligado a asumir responsabilidades políticas específicas por la conducta mantenida durante estos tres años, en los que ha venido avalando con centenares de iniciativas parlamentarias y de declaraciones cualquier infundio que pudiera dañar a la instrucción y al proceso.

Ahora parece decidido a añadir falsedad a la falsedad e ignominia a la ignominia, tratando de negar lo que está registrado en las actas parlamentarias y consta en los archivos y hemerotecas. No cabe ni siquiera trasladar el problema a los líderes subalternos aunque correosos que han mantenido viva la llama de esta farsa: hay que recordar que fue Mariano Rajoy, el propio presidente del partido y candidato a la presidencia del Gobierno, quien defendió la eventualidad de anular toda la investigación y todo el sumario después de que el medio de comunicación de servicio lanzara el bulo de la mochila de Vallecas.

El mecanismo del bulo

Tras la sentencia, ninguna duda debería quedar respecto de que lo sucedido el 11-M en Madrid es obra exclusiva del terrorismo yihadista. Ha quedado meridianamente claro quiénes fueron los autores de la masacre, la procedencia y la clase de explosivos que utilizaron y el modo en que se financiaron. El tribunal ha descrito con claridad cómo han operado los intoxicadores y propagadores del culebrón, los aprendices de brujo que han querido jugar a jueces, policías y periodistas, todo revuelto: «Como en muchas otras ocasiones de este proceso», señala la sentencia, «se aísla un dato, se descontextualiza y se pretende dar la falsa impresión de que cualquier conclusión pende exclusivamente de él, obviando así la obligación de la valoración conjunta de los datos -prueba- que permita, mediante el razonamiento, llegar a una conclusión según las reglas de la lógica y la experiencia».

Una fabricación especial que fue ayer el clavo ardiente al que se agarró Mariano Rajoy ha sido la fórmula periodística de la «autoría intelectual», sin significado alguno en el ámbito del Derecho Penal, con el doble propósito de sembrar dudas sobre la instrucción procesal y, llegado el caso, tratar de salvar la cara frente a una sentencia que, como la que se acaba de dictar, les deja en evidencia. Los terroristas son asesinos, pero la condición de asesinos no significa que no dispongan de intelecto para cometer como sea sus atrocidades.

Son sobre todo las víctimas -las 191 fallecidas en los atentados, las más de 1.800 heridas de diversa consideración y sus familias- a las que la sentencia trata de hacer justicia, dándoles lo que está en su mano: una reparación jurídica, moral y económica que alivie su dolor. La condena de los culpables probados de su tragedia es una victoria especialmente de ellas -y no sólo del Estado de derecho y de la sociedad-, tanto más destacable por cuanto han sido preteridas, relegadas y consideradas poco menos que de segundo orden respecto de las de ETA por los sectores políticos y los medios de comunicación empeñados en sostener el culebrón sensacionalista.

Ayer mismo, el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo puso bien de manifiesto la consideración que le merecen las víctimas del 11-M: ninguna. En caso contrario no se hubiera declarado decepcionado por una sentencia que condena a los terroristas del 11-M, con independencia de que, como ha señalado la asociación mayoritaria, dirigida por Pilar Manjón, exista la posibilidad de recurrirla.

Justicia eficaz

La sentencia hace un reconocimiento expreso del buen hacer profesional del juez instructor Juan del Olmo, atacado hasta la náusea por los partidarios de la infamia sensacionalista, y deshace todas las fabulaciones sobre las principales pruebas de la investigación judicial, desde la furgoneta Renault Kangoo, la mochila de Vallecas y el suicidio de los siete terroristas en Leganés hasta los explosivos utilizados en la masacre, que los jueces dan por probado que fue dinamita Goma 2 y no Tytadine, y que procedió en su totalidad o gran parte de la mina asturiana Conchita.

No es cierto, además, que el instructor Juan del Olmo no investigara las posibles conexiones con ETA; lo hizo, y la consecuencia resultante es que esas conexiones no han existido. Conviene subrayar, por último, el párrafo dedicado en la sentencia a desmontar uno de los puntos clave del montaje de los medios sensacionalistas: que no se hizo la autopsia a los cadáveres de los siete terroristas suicidados en Leganés, lo que dejaría sin aclarar la causa de su muerte.

No todos los sentados en el banquillo han sido condenados. Algunos han sido absueltos y otros han tenido penas inferiores a las pedidas por el ministerio fiscal. Aunque no haya gustado a las víctimas, que quisieran verlos a todos condenados a la pena máxima, eso realza la sentencia, pues muestra que ha habido un juicio con garantías, en el que sólo se condena con pruebas indubitables y se absuelve si no las hay. Porque había dudas, y muy fundadas, y porque no podía condenársele de nuevo por los mismos hechos ha sido absuelto Rabei Osman El Egipcio, uno de los considerados inductores del 11-M por el ministerio fiscal y ya condenado en Italia por pertenencia a banda armada. También han sido absueltos Hassan El Haski y Youssef Belhadj, aunque condenados por pertenencia a banda armada.

Frente a la monstruosidad de un mortífero atentado yihadista, sólo cabe señalar, no sin un punto de orgullo, la solvencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y de la justicia de este país. Pero, en lugar de ello, la prensa sensacionalista y el principal partido de la oposición siguieron ayer obstinados en seguir alimentando la nube tóxica que ellos mismos han creado.

FIN

¿»Combaten» o «acompañan» las tropas españolas?

El País manda hoy en su portada, abriendo a cuatro columnas, con este gran titular:

Veinte talibanes mueren en Afganistán en un combate con tropas españolas

La información de primera se amplía en el interior, a toda página, y con foto de un soldado español a cuatro columnas.

No busque esta noticia en la portada de El Mundo. No hallarán ni una línea. Hay que buscarla entre los faldones bajos de las páginas interiores para encontrarla. Resulta curioso el titular interior de El Mundo a tres columnas:

Mueren tres afganos en un ataque a una patrulla acompañada por españoles

No aparece, por ningún lado, la palabra «tropas» o «soldados«. Claro que tampoco dice que fueran turistas o toreros los españoles que «acompañaban» a los soldados afganos.

El Mundo prefiere mandar en su primera página con un titular sensacionalista que «desata el miedo a una crisis económica global»

El Pais rebaja la crisis bursátil a dos columnas y descata las medidas que se han tomado para mitigar sus efectos.

Hay que leer la letra pequeña, en ambos diarios, para saber que la Bolsa de Nueva York -la más directamente afectada por la crisis hipotecaria de EEUU– cerró su sesión de ayer con una pérdida de sólo el 0,23%.

La crisis hipotecaria de EE.UU puede llegar a ser grave. No lo dudo. Y podría contagiarse -cómo no- a Europa y Asia. Los economistas sólo saben predecir el pasado. En eso, los hay muy buenos.

Pero, por ahora, mirando al presente, sólo veo una purga bancaria de esas que suelen ocurrir cuando una generación se olvida de la purga anterior: «cada 15 años, más o menos». (Me lo dijo J. K. Galbraith hace casi 30 años).

La avaricia natural del sistema financiero (que es, no lo olvidemos, su principal lubricante) lleva a algunos bancos a prestar el dinero de los depositantes, a precios muy altos, a quien tiene pocas garantías de devolverlo en el plazo y con el interés previsto.

Si los bancos centrales abren el grifo del interbancario -como están haciendo- para socorrer a estos banqueros tan avariciosos, no tiene por qué extenderse la crisis a toda el sistema financiero. Eso sí, los bancos más temerarios y agoniosos quebrarán (como ocurre de vez en cuando), lo cual es muy saludable para todo el sistema.

Desde luego, si todos los diarios serios del mundo titularan en sus portadas como lo hace hoy El Mundo de Pedro Jota entonces tendríamos asegurada la crisis global a la vuelta de la esquina. Son predicciones o profecías que suelen llevar dentro de sí mismas una fuerte dosis de autocumplimiento.

Guillermo dedica hoy su chiste de El Mundo nada menos que a Forges (que suele publicar diariamente el suyo en El País. Un bonito gesto entre dos diarios que ni se hablan.

El texto de Guillermo (ilegible en el PDF) dice así:

«Dedicado a Forges, genio capaz de inventar al mismo tiempo las vacaburras semovientes y las chicas que leen libros en el sofá. Con dos cojones.»

No se si esta esquela-anuncio será gratuita o de pago. Sólo se publica en El Mundo y es una convocatoria de la «Asociación de Peones Negros de Madrid» a una concentración (en forma de esquela inofensiva) para todos los días 11 de cada mes.

¿Qué pretenden? ¿Quienes son?

¿Peones Negros? Sólo el nombre y el lugar y forma dónde publican la convocatoria ya me dan miedo.

Lo nunca visto: coinciden en sujeto y en verbos

Me froté los ojos, después del primer sorbo de café, para comprobar que estaba plenamente despierto en esta refrescante mañana de agosto. Debo reconocer que, tras abrir la bolsa de periódicos, mi mujer y yo tenems la vieja costumbre de lanzarnos, a la vez, a por El País. Quien llega tarde, empieza por El Mundo. se siente. Ahí se nos ve el plumero a los dos. (Conviene no olvidar que El País nos dio de comer durante muchos años, cuando los niños eran pequeños).

Hoy, sin embargo, nos hubiera dado igual comenzar a leer los titulares de uno o de otro porque ambos han elegido para mandar arriba, a cuatro columnas, el mismo sujeto e idénticos verbos.

Puras dimite y advierte…/strong>

Ya es raro que El Mundo y El País coincidan en el sujeto que manda en portada (Zapatero o Rajoy), pero es mucho más raro que lo hagan también con los verbos («fracasa» o «triunfa«, según los casos y las respectivas culturas corporativas de los diarios en cuestión).

Aquí pasa algo, me digo como primera reflexión mañanera.

Luego, compruebo que hoy puedo ir más tarde al trabajo, y vestido de trapillo, que me han desmontado el despacho que tengo en el Palacio de la Prensa para trasladarlo a Condesa de Venadito, 1, a un edificio con menos magia y poesía que el actual de la Plaza del Callao, pero más amplio y conveniente para el bienestar y la seguridad de los que hacemos 20 minutos, 20minutos.es y calle 20.

O sea, que estamos en pleno mes de agosto y que los directivos de los diarios de pago también se habrán tomado sus vacaciones.

Mientras los directores veranean, las portadas quedan en manos de subdirectores y redactores jefes de guardia quienes, en caso de duda, aplican criterios puramente profesionales con el menor sesgo ideológico posible. Por si acaso.

Esa puede ser una de las razones que expliquen la coincidencia de ambos diarios en el sujeto y en los verbos de sus portadas.

Mientras Pedro Jota vigila su piscina semipública en Mallorca, sus ayudantes le enmiendan la plana y titulan nada menos que como los de El País. Lo nunca visto.

En torno a la Educación para la Ciudadanía

GREGORIO PECES-BARBA MARTÍNEZ en El País 07/08/2007

El presidente del Gobierno, en el Congreso de las Juventudes Socialistas, ha contestado con contundencia a la posición de los obispos y de la jerarquía católica española contra la asignatura Educación para la Ciudadanía. Ha dicho que no se puede contraponer la fe a la ley en una sociedad democrática como la nuestra. Menos se pueden oponer las ideologías temporales sustentadas por esas jerarquías que asumen una cultura tradicional antimoderna y clerical que se opone a muchas conclusiones legales del Estado democrático, y que pretenden vender como la verdad que nos hace libres.

Ahora toca Educación para la Ciudadanía, antes fue el divorcio, el aborto, la enseñanza de la religión, el matrimonio entre homosexuales, la Ley de Educación e incluso dimensiones de la financiación que les parecen insuficientes.

Desde una arrogancia extrema, una sensación de impunidad y un insufrible sentido de superioridad, derivada de que administran «verdades superiores», llevan años desafiando a las autoridades legítimas, a la Constitución y a la ley intentando imponer sus criterios frente al interés general y a la soberanía popular residenciada en el Parlamento. Frente a esas actitudes, el Gobierno ha tenido una política de moderación. Ha evitado las confrontaciones y ha retirado los aspectos más delicados del programa de Educación para la Ciudadanía, aunque están aprobados por leyes del Parlamento. Ninguna de esas actitudes ha calmado la beligerancia de los cardenales y de los obispos, que siempre buscan nuevos conflictos para la confrontación. La inmediata contestación a las palabras del presidente, con un tono desafiante, es el último signo de su rebelión frente a la Constitución y a la legalidad. El cardenal Cañizares ha acusado al Gobierno de ir contra la sociedad y ha defendido el papel de la Iglesia como impulsora de los derechos humanos. (sic) La inocencia histórica basada en el olvido de todo lo que han hecho les permite esa buena conciencia, aunque esté construida desde la mentira histórica. Mantienen firme su arraigada idea de que son depositarios de verdades que están por encima de las coyunturales mayorías y de la soberanía popular, en un documento colectivo que publicaron en 1988.

En definitiva, sólo aceptan la democracia con la boca chica, y fundamentalmente para lo que les favorezca. Por su actitud ante muchas leyes que son expresión de la mayoría parlamentaria se ve que en el fondo permanecen con los principios anti-ilustrados, que se expresaron en los documentos pontificios del siglo XIX, desde la Mirari Vos de 1.832 a la Libertas de León XIII. Con este espíritu declararon Cruzada al levantamiento militar, legitimaron con sus gestos la idea de que Franco respondía ante Dios y ante la historia y respaldaron la represión terrible que se produjo contra los vencidos.

El paréntesis de aire fresco de Juan XXIII y de Pablo VI fue sólo eso, como lo fue la etapa del cardenal Tarancón. Desde entonces han vuelto a las andadas en la Iglesia universal con Juan Pablo II y Benedicto XVI, con especial repercusión en España frente a la mayor neutralidad de otras iglesias europeas, que están en su sitio y no fuera de toda contención como la actual Iglesia española.

Muy falta de rigor intelectual, la Iglesia jerárquica aplica continuamente la técnica de los dos raseros y de las dos medidas. Impulsa y apoya la formación del espíritu nacional, asignatura obligatoria durante el franquismo, que extendía la ideología corporativa y falangista de aquel régimen y aceptaba que la enseñanza de la religión fuera obligatoria para todos creyentes y no creyentes, y ahora exige la enseñanza de la religión en horario escolar y evaluable, y también rechaza que no tenga alternativa; en su confusión ataca al divorcio y al aborto y sigue sin condenar la pena de muerte. Parece, aunque no lo confiesen, que su modelo es Irán donde el islamismo, la religión manda sobre las autoridades y sobre el propio presidente de la República y donde la pena de muerte no sólo está vigente sino que se aplica con abundancia. Naturalmente sin aceptar el islamismo, es imposible seguir su modelo en los contenidos, aunque sí les gustaría poder aplicar sus formas.

En este tema de la Educación para la Ciudadanía tienen el seguidismo inexplicable del Partido Popular, que está haciendo de fuerza de choque de esta cruzada contra la recta formación democrática de los ciudadanos. Están tirando piedras contra su propio tejado para favorecer una mentalidad clerical que les dificultará mucho gobernar cuando los ciudadanos les reclamen. Es tal su ceguera y su decisión para expulsar al Gobierno socialista y para ocupar el poder que apuestan por este escenario con hegemonía de la Iglesia-institución sin pensar el daño que hacen así a la España civil. Está visto que los que se llaman liberales como la Esperanza Aguirre apoyan estas campañas que Stuart Mill, el granliberal, repudiaría si viviese. Una mezcla de ignorancia y de inconsciencia respecto al daño que producen y de rencor hacia las actuales autoridades les llevan a este peligroso seguidismo, que ninguna derecha europea seria puede apoyar.

Además de la falta de fundamentos intelectuales para justificar el rechazo de la Educación para la Ciudadanía, con posturas que contradicen la evolución de la modernidad, con la secularización de la moralidad, con la tolerancia, con el pluralismo y con la idea de la persona centro del mundo y centrada en el mundo, su oportunismo y su falta de rigor desmerecen su postura ante los sectores ilustrados y libres que son mayoritarios en la sociedad española. Se aprovechan de su inmunidad, que es impunidad, y juegan sucio ante un poder político que no quiere enfrentarse con la jerarquía. En su insensatez están alentando un imposible movimiento de objeción de conciencia que carece de cualquier posibilidad de prosperar, ocultando que realmente propugnan la desobediencia civil, que puede conducir a quienes les sigan, entre los padres de familia, a un muy grave perjuicio puesto que sus hijos no podrán acabar el nivel de enseñanza correspondiente sin Educación para la Ciudadanía ni obtener el grado.

Me dicen que un sacerdote de Toledo está haciendo una tesis doctoral sobre mi obra, que se titularía, según las buenas fuentes que me han informado, «De la destrucción de la verdad al totalitarismo. El pensamiento de Gregorio Peces-Barba». Me cuesta creer que sea cierto, pero me aseguran que lo es. Prefiero discutir de ideas y no interferir en temas personales, pero me parece que están volviendo a las andadas de condenar a quienes les llevan la contraria. Ya otros españoles anteriores, como Fernando de los Ríos o Manuel Azaña, entre muchos más, sufrieron en su tiempo las embestidas de una jerarquía montaraz. En un discurso pronunciado en enero de 1850 en la Asamblea Legislativa sobre la libertad de enseñanza, Victor Hugo identificó con precisión a esta Iglesia que rechaza la modernidad: «Impide a la ciencia y al genio ir más allá del misal y quiere enclaustrar el pensamiento en el dogma. Todos los pasos que ha dado la inteligencia en Europa, los ha hecho a su pesar. Su historia está escrita en el reverso de la historia del progreso humano. Se ha opuesto a todo… no hay un poeta, un escrito, un filósofo, un pensador, que acepten. Y todo lo que ha sido escrito, descubierto, soñado, deducido, ilusionado, enajenado, inventado por los genios, el tesoro de la civilización, la herencia común de las inteligencias, lo rechazan…».

No pueden ni deben seguir por ese camino ni tensar tanto la cuerda. Son responsables de la agitación que impide la paz social y beligerantes contra la política del Gobierno y contra cualquier progreso. Deben sosegarse y permitir el desarrollo normal de la sociedad civil, sin sus constantes interferencias, sin hostigar a los heterodoxos ni despreciar a las conciencias individuales que no coinciden con sus planteamientos. Deben tener más respeto a los disidentes y evitar maldecir y condenar todo el tiempo. Si este nuevo clima no se consigue en la próxima legislatura, habrá que abordar el tema de la acción y de la situación de la Iglesia y establecer un nuevo estatus, que les sitúe en su sitio y que respete la autonomía de la autoridad civil.

Gregorio Peces-Barba Martínez es catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid.

11-M: las conclusiones del Tribunal no las huele El Mundo

El Supremo convierte el «caso Bono» en «caso Hidalgo»

El Tribunal Supremo le ha dado la vuelta a la tortilla. No se trata de simples matices jurídicos sobre el dudoso «Caso Bono» (enormemente sospechososo desde el primer día) sino de algo mucho más grave. Donde el extraño juez Hidalgo dijo «negro» , el Supremo ha dicho «blanco«. Y lo ha hecho de manera contundente.

Los tres policías condenados -no sabemos por qué- por el juez Hidalgo son totalmente inocentes y los agresivos angelitos militantes del PP pueden ser culpables de un delito de intento de atentado contra el ministroBono.

Siempre me han perturbado los casos extremos de quienes impunemente hacen justo lo contrario de lo que la sociedad espera de ellos: el bombero pirómano, el sacerdote pederasta, el periodista embustero o el juez injusto, por poner algunos ejemplos escalofriantes.

¿Le pasará algo ahora al estravagante juez Hidalgo por haber condenado injustamente a los tres policías en lugar de juzgar a los presuntos agresores del ministro de Defensa?

¿Paga algún precio un juez cuando, por error, estulticia, prevaricación o ideología, destruye la fama y el buen nombre de tres policías honrados?

Por si alguien tiene dudas sobre el escándalo político-jurídico-periodístico que ha rodeado a este caso, aquí encontrarán una desordenada recopilación de los hechos y opiniones recogidos en este blog, desde que les vimos el plumero al juez Hidalgo, a Pedro Jeta y a los líderes del PP que mintieron, a sabiendas, para sacar rédito político a costa de destrozar el buen nombre de tres policías que, como ha dicho ahora el Supremo, cumplieron con su deber.

La razones más espurias ha movido este escándalo y, a mi juicio, están ligadas, entre otras, a la «mochila de Vallecas«, al 11-M y a las mentiras masivas del «trío Pinocho» (Aznar, Acebes y Zaplana)

Los curas pederastas no son de este Mundo

Uno de los mayores escándalos de nuestro tiempo no ha merecido ser noticia de portada en El Mundo. Sí lo ha sido, en cambio, en El País, aunque a una columna.

Se trata de los 500 millones de euros que ha tenido que pagar la Iglesia Católica como indemnización a los más de quinientos menores de edad que han sido víctimas de abusos sexuales por parte de curas norteamericanos.

El gran titular que manda en El País va dedicado a Imaz, presidente del PNV, a quien adjudican nada menos que el verbo «frenar» cuando se refiere a la «consulta popular» en el País Vasco.

El Mundo reduce esta noticia a un sumario en portada y prefiere atribuir a Imaz el verbo «repudiar», cuando pone en duda la «consulta popular de Ibarretxe». Repudiar -un verbo muy del gusto pedrojotero- es algo más fuerte que frenar.

El Mundo manda en su portada a cuatro columnas, naturalmente («raca, raca, raca», diría Peridis), con sus habituales patrañas sobre el 11-M tratando de salvar la cara al trío Pinocho (Aznar, Acebes y Zaplana).

Hablando de obispos, ahí van tres joyas del domingo publicadas en El País:

Carta, muy razonable, de un lector de El País publicada el domingo, con el título «No lo entiendo«:

Lecciones del diablo

Javier Pradera en El País

15/07/2007

Los obispos, contra la nueva asignatura

LA COMISIÓN PERMANENTE de la Conferencia Episcopal difundió el pasado 20 de junio un documento contra la Ley Orgánica de Educación (LOE) -complementario de una declaración anterior del 28 de febrero- que condenaba una vez más la asignatura Educación para la Ciudadanía, incorporada con carácter obligatorio y evaluable al plan de estudios de primaria y secundaria: «El Estado se arroga un papel de educador moral que no es propio de un Estado democrático de derecho». Los obispos critican severamente que la nueva disciplina invada terrenos de la Iglesia. Juan Antonio Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal, afirma que sus contenidos están basados «en el relativismo ideológico y la ideología de género». La jerarquía eclesiástica toca a rebato: «La gravedad de la situación no permite posturas pasivas ni acomodaticias». Los padres de los alumnos y los centros escolares podrán recurrir «a todos los medios legítimos para defender la libertad de conciencia y de enseñanza, que es lo que está en juego». Aunque la declaración sea conscientemente ambigua acerca de los procedimientos idóneos para ese fin, el melifluo portavoz aclaró picaronamente que la objeción de conciencia no está «excluida» del arsenal de armas lícitas.

Los éxitos parciales conseguidos por la Federación Española de Religiosos de Enseñanza sobre los contenidos de la asignatura no han saciado el inagotable apetito del episcopado

Los centros concertados católicos agrupados en la Federación Española de Religiosos de Enseñanza (FERE-CECA) vienen tratando de acercar posturas con el Estado. Sin embargo, los éxitos parciales logrados por sus representantes en las negociaciones con el Ministerio de Educación sobre los contenidos curriculares de la asignatura -relativos al matrimonio homosexual o a las relaciones de género- no han saciado el inagotable apetito de la jerarquía. Alarmado ante la negativa de la Fere a recurrir a la objeción de conciencia, el cardenal primado y vicepresidente de la Conferencia, Antonio Cañizares, avisa a los colegios católicos del fuerte olor a azufre que despide la Educación para la Ciudadanía: «Los centros religiosos que impartan la nueva asignatura colaborarán con el mal».

La disciplina se estudiará en un curso de primaria (5º ó 6º) y otro de secundaria ( 2º ó 3º); sus contenidos también serán recogidos por dos asignaturas ya existentes: Ética (4º de secundaria) y Filosofía (bachillerato). La incorporación de la materia a los planes de estudio será gradual: siete comunidades autónomas han decidido comenzar por 3º de secundaria. ¿Qué otorga su diabólico carácter a la disciplina condenada al fuego eterno por el cardenal Cañizares? La educación cívica se imparte actualmente en 15 países europeos; las recomendaciones del Parlamento de Estrasburgo y del Consejo de Europa para la expansión de sus contenidos curriculares -la tolerancia, la igualdad de sexos, el rechazo a la discriminación, la solución pacífica de los conflictos, la condena del racismo y la homofobia, etcétera- contradicen a los obispos exorcistas.

La innovación es criticada o mirada con escepticismo por quienes consideran que el campo propio de la enseñanza son los conocimientos y no los valores. Adela Cortina ejemplifica ese ideal de la escuela neutra con las palabras de mister Gradging en la novela de Dickens Tiempos difíciles: «No enseñéis a esos chicos y chicas sino hechos. Sólo los hechos son necesarios en la vida. No plantéis otra cosa y arrancad todo lo demás». En España, esa actitud se suele manifestar en forma de una burlesca equiparación entre la Educación para la Ciudadanía, inspirada por los principios democráticos y la Constitución de 1978, y la Formación del Espíritu Nacional, impartida por la dictadura franquista para adoctrinar a los escolares en los Principios Fundamentales del Movimiento, pero nunca criticada por la jerarquía eclesiástica. Esa ofensiva homologación es una cantera inagotable de paralelismos no sólo para los columnistas patosos y los tertulianos chistosos, sino también para los dirigentes del PP: tras alardear de su astucia por demorar un año la incorporación de la asignatura Educación para la Ciudadanía a los planes de estudio de la Comunidad de Madrid, la presidenta Esperanza Aguirre defiende el derecho de objeción de conciencia «a lo que es casi, casi, casi, un sucedáneo de la Formación del Espíritu Nacional».

FIN

Editorial del domingo en El País:

«Episcopado en rebeldía»