Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

¿Está la ética periodística en la papelera? 1.

Al concluir esta mañana el comentario sobre la «no noticia» del descenso del paro en la portada de El Mundo, me preguntaba dónde podríamos encontrar la explicación para ciertos comportamientos profesionales.

Como el rayo -que estremece e ilumina, a la vez- me llegó esta primera y muy provocadora respuesta de Edu (Nividhia):

>»¿Has buscado en la papelera… junto a la ética periodística?«

Y a éste siguieron otros comentarios (de la ética, del despilfarro de TVE, etc.) de blogadictos que, como yo, no tenían que fregar platos en esta tarde espléndida de otoño.

Debo reconocer que el debate sobre la ética periodística me ha interesado siempre y aún, en ocasiones, me perturba. Pero no me gusta escurrir el bulto. Continuamente busco respuestas que expliquen mi propio comportamiento profesional y el de algunos compañeros. Y no lo hago por razones de curiosidad científica. Lo hago, sobretodo, para poder dormir con la conciencia tranquila.

Por eso, sobre este tema, procuraré pensar en voz alta con bastante libertad y con una dosis razonable de miedo y/o de prudencia.

¿Para qué, si no, practico con este juego de la blogosfera en mis ratos libres?

Pero necesitaré ayuda de observadores más imparciales y menos apasionados que yo con respecto al periodismo.

Antes que nada debo hacer una declaración formal:

Me encanta el periodismo, he disfrutado, sufrido y vivido muy intensamente con mi profesión de periodista, durante más de 30 años, y creo que es una de las cosas más nobles y hermosas que se pueden hacer para ganarse la vida y, a la vez, ser útil a los demás. Me habré equivocado muchas veces, pero nunca he puesto mi firma, mi voz ni mi cara a informaciones con las que no estuviera de acuerdo o que fueran contrarias a mi ética personal. Eso sí, he cambiado de empleo más de 30 veces.

Dicho esto, debo reconocer también no me extraña la mala fama que tenemos entre las personas ajenas a nuestra profesión.

Hay muchas vías de investigación abiertas para descubrir respuestas convincentes que expliquen el comportamiento de los periodistas. Y, aunque este blog no es seguramente el lugar más adecuado para explorarlas en público, y sin apenas restricciones, voy a intentarlo en mis ratos libres. (Guardaré estos comentarios en las carpetas de «Personal» y de «Recuerdos de periodistas» que hay en la cabecera de este blog).

Pido disculpas de antemano por la extensión abusiva que pueden llegar a tener algunos capítulos de esta serie, casi interminable, de la que estoy escribiendo ahora mismo la introducción. Lo siento. Tendré que enrollarme porque esto tiene toda la pinta de convertirse en el desahogo de un vanidoso exhibicionista que cuenta las historias del abuelo cebolleta.

Pero tengo el consuelo de que ustedes pueden desconectarme libremente, en cualquier momento, o hacer zapping para entregarse -y con razón- a los blogs de mis vecinos en 20minutos.es. Ustedes y yo somos libres para hacer lo que nos plazca y siempre recordaré que no hay nada más fácil que dejar de leer.

Las entregas de esta serie se interrumpirán, temporal e inesperadamente, cuando me reclamen mi familia, mis amigos o mi trabajo (en este orden).

Hablaré aquí del mercado de la prensa sin pretensiones científicas (me acabo de quitar el sombrero de profesor titular de Universidad), aunque con las dosis inevitables de pedantería que nos da el pisar la tarima del aula. Pero también lo haré (bueno, lo intentaré) con el corazón bastante limpio y la mente tan abierta como pueda.

Que se escandalice quien quiera pero, después de muchos años de ejercicio profesional, me creo algo capacitado para describir buena parte de lo que hacemos los periodistas, de explicar por qué lo hacemos y, en última instancia, de predecir parcialmente el comportamiento profesional en determinadas circunstancias.

Las Ciencias de la Información, la Economía, la Sociología, la Sicología, etc., no forman parte de las ciencias experimentales (Física, Química, etc.)sino de las ciencias sociales. Por tanto, la predicción del comportamiento de sus agentes está sometida al gusto complejo y cambiante del ser humano.

No obstante, las ciencias sociales tienen ya un cuerpo teórico bastante respetable y ponen a nuestra disposición una serie de herramientas muy útiles para el análisis del mercado de la prensa, es decir, para describir, explicar y predecir el comportamiento de los agentes que intervienen en la compra-venta de las noticias.

Vayamos por partes… (Afortunadamante, mi chica me reclama y debo acudir a su llamada. Menos mal, porque ya me estaba enrollando con la parte teórica; o sea, pasandome de la raya). Hasta luego.

5 comentarios

  1. Dice ser Furia

    Quizá si se pasa usted por aquí:http://www.vilecha.com/cibernoticias/default.asp comprenderá usted que así es, viendo lo visto. Un cordial saludo

    29 octubre 2005 | 23:43

  2. Dice ser Carmen F

    He leído con atención la batería de ¿artículos? que “El Periódico” publica hoy. En realidad se trata de tres mutiladas/manipuladas biografías de César Vidal, Jiménez Losantos y Nacho Villa, un editorial que arremete contra la Iglesia al más puro estilo Goering. Lo escribe el Sr. Franco, director del panfleto, como si él lo hubiera vivido, como si nos hablara desde esa tremenda experiencia que puede dar una pátina de conocimiento de la realidad, como si los que hubieran nacido en el año 1936, hoy con casi 70 años, hubieran podido enterarse de aquellos hechos desde en su cuna. Otro artículo, que pretende enfrentar a los obispos catalanes con el resto de la Curia, también de corte fascista: “¿Cómo vosotros que sois tan loables y distintos a los otros vais a estar de acuerdo con ellos…?, una forma de halago en la que siempre pican los menos dotados intelectualmente, los sensibles al falso halago, los necesitados de aplauso.Y añade el artículo más paradójico, el titulado “El tono de la cadena no aleja a los anunciantes”, en el que entiende la publicidad, no como una ventana para que los posibles consumidores puedan conocer las ventajas de un producto y lo compren, sino como lo que parece ser en los dominios del tripartito: los diezmos y primicias que hay que pagar al sostenimiento de una idea, de una secta, el pago a la “Cosa nuestra” a “Nuestra cosa” para que los que “detentan” el poder nos deje operar, nos subvencionen y nos permitan existir. Es una clara amenaza, con la curiosidad, de que las empresas catalanas venden más en el resto de España que en Cataluña. Esa es la idea de la prensa que tiene Franco, la misma que tuvo su homónimo, la misma de Stalin, Pinochet, Fidel Castro, Mao, Mohammed o Hugo Chávez, la que tiene Montilla. Están tan nerviosos que se arrancan la careta, tan preocupados que se llevan en ella jirones de piel.

    30 octubre 2005 | 10:08

  3. Dice ser JAMS

    Hola Furia:Te agradezco la nueva pista que nos ofreces en tu comentario. Yo soy nuevo en esto y me ha encantado vuestro blog. Consultaré el tema de Antena-3 con el maestro PP Cervera (que tiene un blog para sabios de todo esto aquí al lado)¡Qué bien sienta estar acompañado!Y muy orgulloso de que aparezcan las citas de 20 minutos en vuestras páginas. Después de leer el tema, creo que nadie podrá ponerle puertas al campo.¡Internet es nuestra UNIVERSIDAD!Y, además, es «free» (gratis + libre); o sea, que no se vende.Gracias,Jose A. Martínez Soler

    30 octubre 2005 | 12:02

  4. Dice ser morituri

    LA COMPRA-VENTA DE LAS NOTICIASPermítame, señor martinez soler, en la medida en que se declara abierto al debate y solícito a la colaboración de observadores más imparciales que usted, unas primeras reflexiones-observaciones sobre su escrito acerca de la ética del periodista.Lo que más me ha llamado la atención es que, en su discurso, comience hablando de la ética y termine hablando del mercado, ¿no le parece? No sé si es en el «análisis del mercado de la compraventa de noticias» donde va a encontrar elementos de juicio adecuados para hablar de ética. En el mercado, generalmente, de lo que se habla es de dinero, precios, formas de pago, intereses, etc. Cierto que estos conceptos están (o pueden estar) de alguna forma relacionados con los comportamientos éticos, pero es una relación muy simple que casi todos conocemos: el dinero compra «éticas». Las ha comprado antes, y seguirá comprándolas. El asunto a analizar, a mi entender, sería, en todo caso, por qué ahora compra más y a precios más bajos, ¿no? Y ahí entaríamos en un escenario que desborda la cuestión concreta de la ética del periodista y enlaza con la situación general de miseria moral y física del mundo occidental (primer mundo) y del sistema capitalista de mercado. ¿No cree usted, precisamente, que esta «mercadomanía» que se viene induciendo desde los años 80 ha sido, precisamente, una de las causas que han propiciado que la ética del periodista haya caido en la papelera? ¿No se debería analizar un escenario alternativo, menos «mercadológico», para abordar este asunto?Habla usted, también, de los agentes que intervienen en ese mercado de compra-venta de noticias. En este sentido, me gustaría que nos aclarara cuáles son esos agentes. Según mis últimos datos las actuales empresas editoras de periódicos han redireccionado la tradicional relación mercantil entre productores y consumidores de noticias (periodista/lector) para convertirla en una relación mercantil entre productores y consumidores de audiencias (empresa periodística/publicidad). Según Noam Chomsky, seguramente el más importante erudito actual de las ciencias sociales que usted invoca, las empresas periodísticas ya no venden noticias a los lectores, como antaño se hacía, sino que venden lectores (audiencias) a las centrales de compra de las agencias de publicidad. El público es mercancía, y como tal se maneja entre los agentes del mercado. Según Chomsky, claro. Entonces, ¿qué papel hace el periodista? ¿Es simplemente un captador de lectores? ¿No es por eso que la Prensa ha renunciado en las últimas décadas a su función de denuncia y control del poder económico y político para convertirse en una simple y ligera creadora de «infotenimiento» (información+entretenimiento).¿Cuáles son sus consideraciones al respecto, como editor de un periódico «que no se vende» a los lectores y únicamente se financia con los presupuestos de publicidad? ¿Se vende entonces a las agencias de compra de medios? ¿No se vende a nadie? ¿Puede hablarse, en ese caso, de mercado de compra-venta?Resumiendo (de momento): ¿nos va usted a hablar del negocio o de la profesión; del periodista o del «agente de mercado»; del buscador de noticias o del captador de lectores? ¿Con qué lenguaje nos va a explicar la realidad que percibimos?Hay algunos temas más que me gustaría comentar. Lo haré en otra ocasión, si es posible.Gracias por su atención. Un cordial saludo.

    31 octubre 2005 | 04:45

  5. Dice ser BdS Madrid

    La ética periodística la conforman la ética de los medios y la ética de los periodistas. La ética de los medios hace años que no existe, de la papelera pasó al vertedero y de ahí a la cremación. Los escasos medios blancos que quedan (independientes, imparciales, pongamos equis) no tienen el empuje necesario para perdurar en una batala contra el dinero y el poder que permita hablar a futuro de una verdadera ética de los medios. La ética de los periodistas subsiste en esos escasos y amenazados resquicios blancos, y en contadas excepciones que aún mantienen a la profesión a salvo de ataques generalizados. Pero la ética de los periodistas no existe en el 80% de los periodistas que cuentan con un medio para el que poder desarrollar su trabajo. Así que Ud. me dirá si existe o no la ética periodística…

    31 octubre 2005 | 10:59

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