Fue hace una semana. Marina Castaño merodeaba por el ABC de Serrano a la misma hora en la que se celebraba una impresionante fiesta, a la que probablemente no había sido invitada. Más delgada que nunca, con aspecto extraviado, recaló después en Embassy, el café restaurante más pitiminí de Madrid. Entró, echó un vistazo y desapareció de inmediato. Con vaqueros, sin maquillaje y unas veraniegas sandalias que le venían grandes en una noche de frío pelón, la viuda de Camilo José Cela parecía una homeless de diseño. ¿Qué le estará pasando a esta buena mujer?

Marina Castaño en su domicilio cuando presentó «Viaje a la Gloria», en julio del 2005

Letizia da suerte. Se ha quedado con ese sambenito. Ocurrió en un hotel madrileño, durante una presentación de Air Berlín. En la mesa donde yo estaba sentada se desarrollaba un interesante debate sobre la personalidad de la princesa de Asturias, su situación actual y sus circunstancias familiares. A una de las periodistas allí presente, que viaja mucho a Mallorca, le tocó el viaje sque se sorteanba cuando estaba pronunciando el nombre de Letizia. Haced la prueba antes de comprar el boleto de la primitiva. Ya me contaréis si funciona. Yo, por si acaso, voy a hablar más de ella.

Fotos: Korpa