Me envían de la redacción estas maravillosas fotos de la reaparición pública de Letizia Ortiz en la recepción ofrecida con motivo del XXX Aniversario de la llegada al trono de su suegro.
Chapi Escarlata que es más mala todavía que yo me dice que nota a la Infanta Elena mucho más tersa y resplandeciente. Yo, francamente, la veo con las mismas arrugillas de siempre, pero con los dientes algo cambiados.
¿Se habrá vuelto a retocar la dentadura con el Doctor Copel? El dentista de la jet ya la trató cuando contrajo matrimonio con Jaime de Marichalar. El reputado odontólggo usa una pastita de dientes con muy mal sabor que sólo puede adquirirse en Estados Unidos . Y no sólo te deja resplandecientes los piños. Sus técnicas de aprendizaje gestual, con cámaras de vídeo incluídas y numerosos espejos, te sirven para disimular los defectos faciales y aprendes a sonreir como Demi Moore. A la Infanta, sin embargo, aún le queda mucho por aprender.
Doña Letizia, en cambio no ha ido al dentista. La maternidad, a la vista de los resultados, le sienta divííínamente. Ella es de ese tipo de mujeres a las que dar el pecho les hace quemar 800 calorías diarias y no coger 20 kilos como nos ocurre al resto de las mortales tras el parto.
No tiene que usar ni combinación para disimular ese temible flotador que tanto tarda en desaparecer.
Aunque bien mirado, y no hace falta una lupa para percatarse en la segunda foto, una futura reina en condiciones debería usar enaguas. Sus súbditos no tenemos porque saber usa bragas princesa en lugar de tanga bajo el raso azul . Por muy decentes que estas sean.
Por cierto, el príncipe sigue estando como un queso…¿A que sí? Podeis recrearos contemplándolo en la fotogalería