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Por qué deberías usar el aceite de oliva como cosmético

(Después de cambiar el champú por vinagre me paso al otro aliño de la ensalada)

La vida fuera de casa es dura, pero es aún más dura cuando estas en una de las ciudades más caras de Europa (gracias Milán) y no quieres dejar a tus padres en la miseria. Es por eso que compro con mentalidad de trinchera: lo básico e imprescindible para vivir sana. Adiós esmaltes, cera depilatoria, cremas, mascarillas, tónicos, y otros caprichos cosméticos con los que vivía en Madrid.

GTRES

Vivir fuera de casa hace que desarrolles un sexto sentido: el del apaño. Encuentras soluciones a tus problemas cotidianos utilizando cosas alternativas con un poco de imaginación (y locura) que no te habías planteado antes.

La primera vez que se me ocurrió utilizar aceite de oliva fue cuando me puse máscara de pestañas y caí en que iba a necesitar algo más que agua y jabón (mi desmaquillante habitual) para sacarla. Fue entonces cuando vi lo que tenía en casa y pensé en el aceite. Me eché una gotita en el pulgar y lo froté contra el índice pasando las pestañas por medio. Funcionó de maravilla. Vale que hay que hacerlo con cuidado porque como vayas con prisa corres el riesgo de quedarte ciega (o al menos de que te escueza un poco el ojo como te entre aceite), pero me dejó las pestañas incluso más limpias que el desmaquillante que usaba en casa.

Otro uso alternativo fue el de complemento para la depilación. Con unas gotitas sobre la piel, la cuchilla se deslizaba mejor que cuando uso jabón, además de que al terminar las piernas quedan hidratadas, no como de la otra forma que puedes notar la piel un poco tirante al terminar.

Por último, no podía faltar el aceite y el pelo. Como os comentaba, la mascarilla ha sido otra de las cosas de las que me despedí al venir aquí. Una compañera de clase me recomendó hacer mascarilla de aguacate, pero, francamente, al precio que está aquí la fruta (y lo que me gusta esa en particular) me parecía un desperdicio. Pero oye, el aguacate son grasas buenas, como las del aceite de oliva virgen, así que ¿por qué no sustituir una por la otra? No digo que zambulláis la cabeza en aceite, pero unas dos o tres cucharadas por el cuello capilar, tras un masaje con las yemas de los dedos y 30 minutos de reposo, nos deja el pelo, tras lavarlo con agua y jabón, como cuando usamos la mascarilla una vez por semana.

En definitiva, que no solo he dejado de depender de varios productos que antes eran básicos (y por tanto mi cesta de la compra sale mejor) sino que además estoy minimizando la exposición a cosméticos químicos y utilizando remedios más naturales, algo de lo que soy 100% partidaria. De hecho, tengo ya claro que incluso cuando vuelva a hacer la compra «normal» el desmaquillante y la mascarilla no entrarán en mi cesta más.