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Daenerys Targaryen: Madre de Dragones y de estilismos

La Khaleesi y el resto de sus compañeros de reparto nos han dejado inmersos en un vacío existencial tras el cierre de la séptima temporada de la serie inspirada en la obra de George R. R. Martin.

Muchos buscan consuelo en otras series mientras que yo, como buena apasionada de la moda, encuentro refugio en los maravillosos estilismos que ha lucido Emilia Clarke a lo largo de la serie.

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¿Que cuáles son mis favoritos? Todos, pero especialmente…

Los regios abrigos que ha lucido durante la séptima temporada son para ponérselos y no quitárselos en todo el otoño. Además de que combinan con capas o accesorios con cadenas, los detalles de las escamas de dragón o las mangas abiertas son verdaderamente auténticas joyas de la confección a las que Anna Wintour debería dedicar una exposición en el MET.

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Y del blanco ya mejor ni hablamos. Todas habríamos ido a combatir más allá del Muro (Jon Snow aparte) si a cambio pudiéramos llevar el abrigo con el que Daenerys se enfrentó a las temperaturas más frías de Poniente.

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Aunque el invierno ha llegado (casi, casi) no podemos olvidar los primeros vestidos con los que conocimos a Daenerys. Esos slip dress o modelos de inspiración griega en tonos nude son también el sueño de una noche de verano de muchas.

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Respecto a los accesorios… ¡qué accesorios! Ni la colección de Aristocrazy de 2012. El collar de dragón es sin duda una de las piezas más amadas (y deseadas).

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Daenerys cuenta con accesorios draconianos de todo tipo. Desde collares a broches, anillos… ¿Competirán los animales mitológicos esta temporada con los tigres y las serpientes de Gucci?

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Aunque, en general, cualquier accesorio que lleve la Targaryen me encanta.

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Los vestidos que luce para ocasiones más formales son simples y minimalistas a diferencia de los intrincados modelos de Cersei Lannister, Sansa Stark o Margaery Tyrell. De esta manera el protagonismo nunca se lo roba la prenda.

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Pero mi favorito es sin duda el modelo en beis con aberturas que deja tanto el ombligo como los costados al aire. Vale que si lo tuviera no encontraría nunca el momento de llevarlo, pero es para mí uno de los hitos del vestuario de la serie.

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Los vestidos más originales (que no bonitos) de Eurovisión

Cuando al poco de pasar las 21h un desfile psicodélico inundó la pantalla de la 1, parecía cualquier cosa menos el comienzo del festival musical más importante de Europa. Pero aquellos diseños blancos (hechos a mano y algunos de hasta 40 kilos de peso), en los que se veían proyectadas las banderas de los países finalistas, eran el comienzo de Eurovisión 2016.

Qué nivel con la tijera, qué habilidad… No pude evitar acordarme de las cartulinas que usaban las madres en mi colegio para hacernos los disfraces de la fiesta del colegio. Cuántas horas de papiroflexia invertidas, madre mía. El chino en el que compraron el papel debió hacerse de oro y decidiría instalarse en Australia ya que, por lo visto, es la nueva colonia de moda para los países asiáticos.

Aunque, fijándome un poco más en los modelos, los había de todos los tipos, desde cascadas de hexágonos de más de una semana de trabajo para confeccionarlos a una cartulina básica/pelona con dos aperturas para la cabeza y los brazos.

Rompiendo el hielo en el escenario, la cantante de República Checa parecía que se había escapado del desfile ‘ladygaguesco’ (pendiente de aprobación por la R.A.E.) del principio. Todos nos manteníamos expectantes porque entre el vestido y su inmovilidad, sospechábamos que era una trampa. Un vestido de esos que quitan un cacho de aquí, otro de allá y acaba la cantante echando fuegos artificiales por las mangas.

Cuando pensábamos que el vestido era tan soso como su interpretación, hizo un cambio de hairstyle en plena actuación. Así, sin avisarnos ni nada. Acabó soltándose el pelo literalmente. Pero claro, por muy cantante de Eurovisión que seas, nadie escapa del ‘efecto coletero’.

Cuando te sueltas la coleta. GTRES

Cuando te sueltas la coleta. GTRES

Las musas Beyoncé y Jennifer López brillaron, no por presencia física, pero sí en los diseños que eligieron las representantes de Armenia y Azerbaiyán. Las transparencias con efecto tatuaje en pedrería empieza a estar más trillado que la cazadora amarilla de Zara, por lo que, si tengo que elegir a una, me quedo con la de Azerbaiyán, que «pa chula yo» debió de pensar llevando hasta el micrófono a juego con su mono en nude con lentejuelas y cristales dorados.

ACESHOWBIZ, GRES Y GUESTOFAGUEST

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Francesca Michielin, demostró lo que ya sabíamos de los italianos, que aunque no son el país de la música, son inigualables en la moda. Su representante optó por la tendencia 2016 del peto. Que seguir la tendencia está bien, pero si la sigues correctamente, porque el mono que llevaba tenía brillos hasta en el dobladillo, que con la camiseta de manga corta de algodón, era una mezcla un poco curiosa. Vamos, que pegaba menos que las verduras y flores que le pusieron alrededor clavadas en palos.

Granjera chic. GTRES

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La elección de vestuario de Bulgaria también llamó mi atención. Polly Genova interpretó If love was a crime cuando lo único que merecía una pena de cárcel era la decisión del vestido inspirado en las señales de tráfico de curva cerrada. Os digo yo que si se tumba en una carretera peligrosa no vuelve a haber accidentes. Su vestido no solo se iluminaba sino que dotaba de wifi a los de Jaén que estaban en la primera fila.

Jaime-Lee, la cantante de Alemania, llevaba un estilismo otaku, no es que hubiera acudido al festival directamente de la Japan Weekeend. Algunas de las perlas de su conjunto fueron las pulseras hasta la mitad del brazo, como cuando eres una adolescente en tercero de la E.S.O., y que tenía más horquillas en el flequillo que el tocador de tu abuela. Si le hubiera regalado una horquilla a cada asistente todavía le habrían sobrado para sujetarse el flequillo.

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Nina Kraljić llevaba una capa-poncho transparente con ramas que parecía muy cómoda para ir al baño, especialmente a uno de esos portátiles de los que ponen en festivales. El diseño de inspiración japonesa solo servía para ocultar un vestido aún más feo que nada más verlo me hizo desear que se pusiera la capa otra vez.

Aquello parecía inspirado en los interiores de la nave de Alien: tenía volantes, apliques plateados, unas mangas con tul, ascensor, sala de máquinas y paneles que también servían como placas solares. De hecho no me habría sorprendido que la energía que necesitaron para hacer proyectar los hologramas de Rusia provenía del vestido de Croacia, que lo tuvieron cargando toda la mañana en el tendedero del hotel.

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Un contrapunto a la gala lo puso el vestido deportivo de Barei doradas hecho a mano por Raúl Amor con su número de la suerte. Como accesorio, escogió un brazalete metalizado hecho con piezas de latón a medida por Sierpe y Becerril rematado con unas zapatillas de cordones.Porque por mucho que no quedáramos en los primeros puestos, puedes presentarte a Eurovisión sin unos taconazos y partirlo. ¡Say yay a las sneakers!

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Sí a las zapas. GTRES

La ganadora de la gala, Jamala, llevaba un modelo tan conflictivo como el tema de su canción, del diseñador Ivan Frolov y del estilista Dmitry Kuryata. Era una especie de vestido corto por delante y largo por los lados que habría sido aceptable si no le hubieran añadido el pantalón con bordados por debajo.

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Para acabar, no podían faltar las elecciones masculinas de la gala, que fueron de lo más clásico a lo más alternativo. Me estoy refiriendo a Michał Szpak y su versión de Conde Drácula-Capitán Garfio-autorretrato de Durero (aportación de mi madre).

Los outfits masculinos de Eurovisión pueden englobarse en cuatro grandes grupos. En primer lugar están los que van de traje dándole mucha formalidad al evento aunque luego toquen una canción country que no pega con la ropa ni con cola, como el intérprete de Holanda. En segundo lugar está el arreglado pero informal, que vendría a ser Amir, de Francia, con su americana y pantalón de traje combinados con una camiseta de algodón y las zapatillas, rollo lookbook de Zara.

Un escalón por debajo se encuentra el cantante de Hungría con su camiseta de cuello de pico, sus vaqueros desgarrados y sus botas que lo mismo se va con los colegas de cañas que se pasa por Eurovisión a representar al país. Por último, está el caso de los cantantes de Chipre, la informalidad absoluta o el equivalente a la ropa que te pones los domingos para andar por casa.

Niveles de formalidad eurovisiva masculina. GTRES

Niveles de formalidad eurovisiva masculina. GTRES