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Por qué soy fan de las ‘#MermaidThighs’ o muslonas

Pues en primer lugar porque en mi familia somos de buen muslamen. Y con buen muslamen me refiero a unas patorras como columnas jónicas que lucimos con orgullo.

Y es que siempre he sido más tipo Katy Perry que Taylor Swift, incluso de pequeña. No tenía ni idea de la lotería del pecho, pero los muslos los tenía claros no, clarísimos.

Muslamens. INSTAGRAM

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No me malinterpretéis, para mí nunca han sido un problema. Vale que siempre he tenido más pierna que cualquiera de mis parejas (o casi) pero nunca lo viví como un complejo.

Que viva el muslo y por ende las curvas. Y que vivan las mujeres que no tienen ni una ni otra. Que vivan porque aquí hay hueco para todas. Y eso es lo que parece más difícil de entender.

Retos como el #collarbone, el #thiggap o el de hacerse una foto que demuestre que tu cintura es de la anchura de un folio son retos que muestran una delgadez constitucional de las que participan, celebrando la pertenencia a una especie de club exclusivo para todas aquellas a las que nos han tocado figuras redondeadas.

Oh my God! Our secret is out, yes, me too, #mermaid – #siren! 😂 🐳 RUSSIA 🇷🇺 #mermaidthighs

A photo posted by Диляра Ильдаровна Ларина (@dilarina) on

Cuando las curvas contraatacan surgen retos como el #mermaidthighs en el que las protagonistas son mujeres cuyos muslos se encuentran diciendo que son similares a las formas de las colas de las sirenas.

«Mis muslos se quieren tanto que no pueden evitar estar rozándose todo el día» leí una vez. Y, aunque creo que por una vez es genial que también tengan cabida mujeres con muslos, sigo viendo que las redes son hoy te excluyo a ti y mañana me excluirán a mí.

Así que que vivan las muslonas, las de muslos de sirena, las que muslos de cría de jirafa, las de muslos normales que no tienen hastag, todas. Que vivan los muslos en general porque nos pertenecen a nosotras, y gracias a ellos podemos levantarnos cada mañana y pisar con fuerza por donde quiera que vayamos. Esa es la verdadera importancia.