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Pendientes largos para el día y la noche: manual de uso y disfrute

No soy de pendientes, por no ser, no soy de ningún tipo de joya (ni siquiera de las de bisutería que cuesten dos euros) que pueda perder, olvidar o que se me pueda caer. Soy de esas mujeres que se agobian con accesorios y sin embargo, de un tiempo a esta parte, estoy empezando a reconciliarme con los pendientes.

No solo he perdido mi miedo irracional a que se me enganchen en algún lado y me rajen toda la oreja por el lóbulo (sí, pienso en esas cosas) sino que empiezo a verme con ellos puestos sin sentirme una señora, que es lo que pensaba que me harían parecer.

MARA MARIÑO con pendientes largos (algo nunca visto hasta ahora)

Mi madre, que me ha enseñado que en esta vida hay que ser apañada, me inspiró para que me lanzara a llevarlos en un estilismo de diario con un jersey y unos vaqueros (eso y que sino me los iba a poner menos que nada). Pensaba que quedaría raro pero, como veis, son unos pendientes que apañan para ambos momentos del día.

Combinarlos con el resto del armario, especialmente con prendas lisas que no distraigan con estampados, ya que sino robarían la atención, es una manera de aprovechar el retorno de los pendientes gigantes (algo de lo que os hablé aquí) y terminar amortizándolos.

H&M

A la hora de ponernos los pendientes también debemos tener en cuenta el peinado, ya que llevar el pelo suelto tapa el accesorio, y no tiene mucho sentido ponérselos si no se van a ver. Para eso los dejamos en casa y vamos con la oreja tan cual.

Lo ideal es llevar el pelo recogido para que acompañen la forma del cuello, pero si no terminas de verte con coleta todo el día (como es mi caso por ejemplo que solo me lo recojo para hacer ejercicio) puedes optar por llevar el pelo totalmente liso detrás de la oreja.

El retorno de los pendientes gigantes

Tu madre los sufrió en los años ochenta e incluso tú también cuando se los cogías del joyero y te los ponías jugando (hasta que el clip del enganche terminaba por aniquilar tus lóbulos incluso llegando al punto de notarte el pulso en las orejas).

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Eran uno de los complementos estrella y esta temporada están de vuelta para cualquier tipo de estilismos, algo que nos viene bien para dejar los otros accesorios en hibernación y darles un poco de vida social a los pendientes (que ya les tocaba a los pobres, ¡siempre muertos de asco en el joyero!).

Los pendientes son como los cachopos, van bien con cualquier cosa. Lo mismo puedes combinarlos con un vestido y tacones, para una noche en la que te apetezca salir más arreglada, que con vaqueros, zapatillas de cordones y una camiseta. Las posibilidades son infinitas.

💛 Pendientes de @acus_complementos

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Otro punto a favor de los pendientes es que suelen lucir más con pelo recogido, lo que significa que te sacarán de un apuro en un bad hair day o si te da demasiada pereza lavarte el pelo en ese momento. Como el sombrero, son el apaño perfecto de las perezosas o de las chicas con prisa.

A la hora de decidirte por un par, elígelos con cuidado, ya que unos pendientes grandes suelen terminar resultando pesados (e incluso dando jaqueca. True story!). Procura sostenerlos primero para hacerte una idea del lastre que van a cargar tus lóbulos (que a fin de cuentas, solo te arriesgas a terminar con las orejas de Buda).

¿Te animas a rescatar los pendientes esta temporada?

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