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Un hombre gordo y peludo también puede ser modelo de ropa interior

Imagínate una campaña de calzoncillos sin abdominales, sin las ‘uves’ debajo del ombligo, sin marcar músculos de ningún tipo; una campaña protagonizada por hombres del montón como los que te rodean en tu día a día: hombres como tus primos, tus hermanos, tus compañeros de trabajo o el carnicero del supermercado. Me refiero a aquellos que viven felices con su tripita de las cañas del fin de semana y un pecho peludo que es la envidia de todos los ‘wookies’. Esos hombres que no se sienten menos atractivos por no unirse a la moda de la depilación o por no vivir por y para el gimnasio. Porque, afortunadamente, para gustos los colores (y los hombres).

Lo fofisano también es sexy. DUDEOIR

Lo ‘fofisano’ también es sexy. DUDEOIR

Así presentaba la marca American Eagle #AerieMan, su nueva campaña de calzoncillos de ‘hombres reales’. Y sí, ya sé que los hombres que se cuidan, que se depilan o que tienen más músculos que todos los muñecos de Superman del mercado también son reales, pero con ‘reales’ la marca se refería a ‘comunes’, porque la realidad es que son más abundantes.

Este año, aprovechando que las modelos curvy han abierto un poco la puerta de la diversidad de tallas, decidieron hacer una campaña que promoviera la aceptación personal a través de modelos ‘alternativos’ y para ello eligió hombres con ‘cuerpos de padre’ (también llamados ‘fofisanos’ o cuerpo-de-Leo-DiCaprio) y vello corporal en una especie de celebración de aquellos hombres que se quieren tal y como son. Las fotos de la campaña, sin retocar, tenían como eslogan “El real tú es sexy”.

Devon. YOUTUBE

Devon, el surfero rastafari. YOUTUBE

Los hombres elegidos fueron Kelvinun blogger de moda apasionado por los sombreros y los baños de burbujas (nota mental: buscarle y convertirle en mi mejor amigo) que esperaba que sus fotos sin retocar fueran inspiradoras; Devon, que viene a encajar en el perfil del típico surfero ‘rastafari’ (pero con pelo largo en vez de rastas) cuyos calzoncillos llevaban estampados la hoja de marihuana; Doug, que es muy hipster porque en el vídeo hace yoga y no come carne (además de que creó una página de Facebook para que hombres ‘comunes’ se hicieran sesiones de fotos eróticas para sus parejas) y Matt, que, a diferencia de los otros tres, es un modelo profesional pero lleva gafas, es decir, aunque es guapo, es listo, nos viene a decir el vídeo (un cliché para nada superficial, dicho sea de paso. Si llevar gafas por ser miope me hace más lista no entiendo por qué estudié en la Complutense y no en Harvard).

Mujeres de todo el mundo, como mi madre sin ir más lejos, aplaudirían sin duda la idea de ver a hombres con cuerpos menos artificiosos ocupando la fachada de un edificio dentro de un cartel publicitario. Que una campaña de ropa interior masculina promoviera estos físicos (más delgado, menos delgado, más peludo o menos peludo) ayudaría a disminuir la presión a la que se encuentran sometidos los hombres sobre su imagen.

Si a eso le sumamos la cobertura mediática que tuvo de diarios de todo el mundo, la campaña iba a tener más éxito que las barritas de Kit-Kat.

Pero los calzoncillos de #AerieMan empezaron a oler raro cuando en la web de la marca, solo Matt (el modelo listo porque lleva gafas) aparecía llevando los calzoncillos, de los otros tres no se sabía nada.

Kelvin. YOUTUBE

Kelvin, adicto a los selfies. YOUTUBE

Si esperabas encontrarte un anuncio protagonizado por un ‘pecho-lobo’ de diez metros de altura a la salida de la estación de metro de Sol, te decepcionarás cuando en su lugar te esperen los calzoncillos de Calvin Klein puestos en Justin Bieber, ya que todo había sido una broma de la marca por el día de los Inocentes (el April Fools Day) que se celebra el 1 de abril.

Pues sí, así de ‘graciosos’ y ‘divertidos’ son los publicistas de American Eagle. Vale que las bromas anteriores habían sido unos vaqueros skinny que en realidad habían sido pintados con spray sobre la piel, o una línea de ropa para perros American Beagle Outfitters (que al final tuvo tanto éxito que la llevo a cabo).

Pero, ¿en qué momento, en plena reunión de publicistas, uno se levanta para decir: «Eh, eh, chavales. Dejad los móviles, ¡lo tengo! Atentos, ¿eh? Hombres gordos y peludos como modelos de calzoncillos» y los otros prorrumpen en aplausos?? Ya me lo estoy imaginando: «Oh, sí, tío, es BUENÍSIMO! La mejor inocentada de la historia, hagamos pensar a la gente que cualquiera puede ser modelo de ropa interior cuando en realidad no contrataríamos de modelo a ninguno de estos tíos ni aunque nos sacudiera una infección que nos convirtiera en zombies y fueran los únicos sin contagiar!»

Qué buena oportunidad de ganar una batalla en la guerra de la diversidad de las tallas han perdido. La aceptación personal no debería ser objeto de una campaña de broma.

«Ser modelo de tallas grandes no es estar gorda y tener una cara bonita»

En el 2016 puede que ya no se lleven más las mechas californianas, pero las que sí seguirán de moda son las modelo XL. Lo prueba la nueva portada de Sports Illustrated (la de baño nada más y nada menos), que no solo ha apostado por dos modelos de talla grande sino por una con canas.

Ashley Graham, que además de salir en la revista os sonará de otras campañas, es una de las modelos de talla grande mejor pagadas. Una situación laboral que dista mucho de la que tenemos en España, donde dedicarse al modelaje de talla grande sale muy poco rentable.

Este fin de semana, acudí a la presentación del calendario benéfico Ciao Ana, Ciao Mia para recoger fondos para ADANER (Asociación en Defensa de la Atencion a la Anorexia Nerviosa y Bulimia). El calendario estaba protagonizado por tres modelos XL españolas: Eva María Pérez LLano, Susel González Santos y Marta Fernández Pereira.

Susel, Eva María y Marta. MARA MARIÑO

Susel, Eva María y Marta, tres modelos españolas de tallas grandes. MARA MARIÑO

Con distintas trayectorias y experiencia, les pregunto cómo está lo de ser modelo de tallas grandes en nuestro país. Para empezar me comentan que no hay agencias de modelos XL en España y que son ellas las que tienen que presentarse de manera autónoma a las marcas. «En España no se puede vivir de modelo XL, hay poco trabajo y el que hay no está igual de remunerado que el de modelo normal» me dice Marta.

«No cobramos lo mismo y eso en el caso de que cobremos. Cuando nos ponen a desfilar su intención es que lo hagamos gratuitamente. Si le preguntas qué sacas tú a cambio te suelen contestar que promoción. ¿Promoción para qué? Yo quiero que tu me pagues por desfilar» dice Susel.

La profesión de modelo XL no escapa del intrusismo, según Susel ser modelo curvy no es «como soy gorda y tengo una cara bonita soy modelo. No. Nosotras estamos formadas.» Critica que «los diseñadores, como no quieren pagar, cogen a niñas monas que están rellenitas y no están sanas, de esta forma nos acusan a todas de no ser profesionales. Hay chicas que han elegido que no han pisado un gimnasio y no se alimentan bien«.

Susel en una imagen del calendario Ciao Ana Ciao Mia. MARA MARIÑO

Susel en una imagen del calendario Ciao Ana Ciao Mia. MARA MARIÑO

Y es que, a diferencia de lo que muchos puedan pensar, ser modelo de talla grande no significa promover la obesidad ni mucho menos. Según Eva María, su objetivo es «dar una imagen de mujeres saludables con curvas, que no tiene nada que ver con los que piensan que una mujer con curvas no se puede cuidar ni hace ejercicio».

«Nos atacan diciéndonos que nos pongamos a dieta o que somos unas ‘zampabollos’. Es un ataque contínuo» dice Susel. «Las tres vamos al gimnasio y comemos sano.  Hago deporte, camino, como equilibrado y tengo esta constitución, no es que me harte a comer bollos. No recuerdo ni lo que es ir a un Burger King. Tenemos que cuidarnos un montón aunque no lo parezca.»

Aun siendo modelos de tallas grandes, no se libran de la discriminación por el peso. Para ejercer la profesión se necesita como mínimo una talla 42 y como máximo una talla 44, todo lo demás queda fuera. En el caso de Marta, me comenta la experiencia que tuvo en una agencia: «Después de desfilar, el que la llevaba me dijo que volviera cuando tuviera 90 centímetros de cadera y que hasta que no bajara de peso no iba a trabajar conmigo. Me insistió en que era muy guapa y tenía mucho trabajo para mí pero yo le dije que soy como soy y que 90 centímetros de cadera no había tenido en la vida, creo que ni cuando tenía 10 años».

«Nadie debería decirte que por unos centímetros de más ni estás poco saludable, ni puedes ser profesional, ni puedes ser imagen de una gran firma ni trabajar con profesionales de la moda» declara Eva María.

Su lucha es la de la aceptación personal: «A pesar de que la sociedad quiera imponer unos cánones con unas medidas tú tienes que estar feliz contigo misma, no importa lo que te digan los demás» afirma Eva María. «El amor propio es lo primero, no hay nada más importante que eso. Cuando preguntas ¿Cómo quieres ser? Te dirán que como Rihanna, como Cara Delevingne… ¿Y por qué no como eres tú? ¿Qué problema tienes?» dice Susel.

Las amenazas que empujan hacia los trastornos alimenticios vienen de todas partes: revistas, televisión, escaparates, la poca diversidad de tallas en las tiendas de ropa joven, y, en los últimos años, Internet. Según Marta: «Las redes sociales son un medio para todo esto se mueva. Pueden ser beneficiosas o muy dañinas.» Me pone como ejemplo el hastag #thinspiration: «Son lo que usan las niñas con anorexia y bulimia para inspirarse y seguir con su trastorno».

Cartel de Adaner. MARA MARIÑO

Cartel de Adaner. MARA MARIÑO

Que el calendario sea una manera de conseguir ayudas para luchar contra estas enfermedades no es una cuestión de azar. Saben de cerca lo que son los trastornos ya sea porque han trabajado con enfermos o porque los han padecido en carne propia. «Los trastornos alimenticios no son solo esta se harta a comer o esta vomita mucho. Hay una gran carga emocional detrás. Yo tuve bulimia y se lleva mal. Ves que no alcanzas lo que te pide la sociedad, que es lo que te están vendiendo así que te machacas mucho y te deprimes más. Lo peor es no encontrar ayuda. El Estado subvenciona muy poco este tipo de trastornos, charlas y poco más. Pero la gente no le da la seriedad que tiene, de esto puedes morir. Yo tuve muchísima suerte de salir. Mi primera sesión de fotos me la recomendó la psicóloga como terapia» declara Susel.

Ayudar a otras personas recaudando fondos es para ellas el objetivo principal del calendario aunque reconocen que no es lo único satisfactorio del proyecto. «Lo más increíble es que nos escriban chicas con anorexia y bulimia dándonos las gracias por hacerles ver las cosas de diferente manera y diciendo que van a seguir luchando» dice Eva María.

«Lo mejor es ayudar a la asociación y poco a poco poder cambiar entre todas el modelo de mujer y el canon de belleza que se nos establece buscando la diversidad de tallas» afirma Marta.

Como dice Eva María: «No tienes que tener unas medidas para ser feliz«.

Lo llaman el año de las modelos curvy y no lo es

«¡Eh, eh, EH! ¡Que hemos sacado una modelo curvy en una de nuestras páginas!» parece que lleven diciendo las revistas de moda, durante todo el año, mientras el resto de los reportajes son ilustrados con modelos más delgadas que un palo de escoba (sin ofender a las mujeres delgadas OJO. No me malinterpretéis que ya os conozco y mi queja va contra los que hacen negocio).

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Candice Huffine, modelo ¿XL? INSTAGRAM

«El año de las modelos curvy» se atreven a decir los más valientes. Los del calendario Pirelli de 2014 fueron de los primeros que se apuntaron el tanto. «¡Uhh, qué locos estamos! En nuestras páginas sale una chica que usa más de una 36!» Algo que habría sido fantástico si no fuera porque sigue siendo una modelo de tallas grandes frente a 11 que no lo son.

Hay quienes consideran el 2015 el año de la revolución curvy. Pues ni es revolución, ni es curvy. Meter una chica ‘curvy’ en un calendario, catálogo o reportaje está de moda. Y digo curvy entre comillas porque tampoco es que sean gordas gordas, sino más bien ‘delgordas’. Porque las modelos curvy no están gordas (sin ofender tampoco a las gordas y refiriéndome a ‘gorda’ como una forma física, no un insulto). Gorda está Úrsula, la de La Sirenita, que casi no cabía por el agujero de su cueva marina. Eso es una gorda. Las modelos curvys que podemos ver en los catálogos (Candice Huffine por ejemplo, que ha protagonizado campañas de Mango) son mujeres de talla 40, lo que supone la talla del 50% de las mujeres en España.

Si es tan alto el porcentaje ¿por qué las modelos curvy siguen siendo una minoría? Porque vender una belleza natural lejos de dietas, cremas reductoras o en definitiva, una mujer libre de todo tipo de presión por parte de la publicidad que necesite comprar para sentirse bien con su cuerpo, es una pérdida de beneficios.

Curvy is the new black. Literalmente. Antes las tiendas y publicistas recurrían a modelos de otras razas para mostrar lo modernos y abiertos que eran. No os dejéis engañar. No están comprometidos con la causa. Con la única causa con la que están comprometidos es con el negocio que pueden sacar de ello. Y por cada modelo negra, asiática, sin un brazo, con síndrome de Down o con despigmentación saldrán 250 altas y delgadas como fideos.

Las revistas hablan de que “dan visibilidad” a las mujeres de mayor talla. Como si fueran invisibles antes de que las contrataran. No, perdona un momento, la visibilidad te la estás dando tú haciéndote eco de que eres ‘super progre’ por hacer esto. Porque los diseñadores van a seguir sacando líneas de ropa para mujeres más delgadas que un iPhone 6.

Es gracioso que todas las revistas hablen de que las modelos curvy ahora “se enorgullecen” de sus curvas, como si hasta ahora hubieran vivido bajo una piedra avergonzadas. Pienso que ahí se equivocan. Conozco mujeres delgadas con infinidad de complejos en comparación con otras de más peso que viven felices con una autoestima de hierro.

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A la izquierda Marisa Jara, modelo española de ‘tallas grandes’ (seriously?), a la derecha Ashley Graham, modelo estadounidense de tallas grandes. TWITTER

Parece que o eres talla 34 o eres curvy. No hay más. Todo el resto de mujeres entre un extremo y otro sencillamente NO EXISTEN para la pasarela.

Si quieren promover un arquetipo de belleza real voto porque desinstalen de todos los ordenadores el Photoshop o tomen medidas como Francia, que no solo han aprobado uns ley por la cual, las modelos, para desfilar deben presentar un certificado médico que acredite que tienen buena salud, sino que si una imagen está retocada, debe estar mencionado.

Menos curvy. Más variedad, que ni todo es 34 ni todo es 40, pero sobre todo, más cantidad de modelos de distintas tallas para el 2016.

A veces parece que las marcas nos prefieren anoréxicas

La moda es solo para delgadas. Llevo tiempo sospechándolo viendo el físico de las modelos de pasarela (con ‘llevo tiempo’ me refiero a que llevo toda mi vida). Pero no solo en la pasarela, en los catálogos de las marcas o las revistas de moda hay mujeres de la talla 34 con tobillos como bolígrafos Bic. Es imposible no sentirse presionada, especialmente cuando entras en la adolescencia y tu cuerpo empieza a cambiar. Eres más susceptible a lo que nos venden: que esa delgadez enfermiza es la belleza.

La anorexia no se encuentra solo en la pasarela. Y ha venido para quedarse gracias a blogs que la fomentan y a tendencias en las redes sociales como el thigh gap (el hueco determinado genéticamente que algunas mujeres tienen entre ambos muslos) o el coin challenge (la moda de sostener monedas en el hueco de la clavícula). Las modelos ya no son las únicas que tienen que enfrentarse a los problemas de peso. Las compañeras de Blanca Padilla que vomitaban antes de un show o comían pañuelos de papel según el libro de la ex editora de Vogue, Kirstie Clements, son la cara más vista de unos desórdenes que, mientras que en 2010 se calculaba que el 6% de las mujeres españolas padecían, en 2012 ya se hablaba de entre el 5 y el 10%. Y cada vez afecta a edades más tempranas.

No solo la publicidad se encarga de fomentar unos ideales de delgadez insanos, sino que las tiendas empiezan a cambiar sus comportamientos de venta. Ahora es más común encontrar maniquíes tan delgados que entrarían varios en el jersey que te has comprado. Es como si a las fábricas les hubieran cortado el presupuesto de materiales y se vieran obligadas a hacerlos cada vez más finos para cubrir las cuotas. Incluso me hacen preguntarme si no estarán reciclando brazos de muñecos antiguos como piernas de los nuevos.

Pero las tiendas no se han limitado únicamente a encoger a los maniquíes. La silenciosa cruzada por la delgadez también ha llegado a las prendas. Cada vez las tallas son más pequeñas. Lo que antiguamente era una talla 36 es ahora la 38 y la 34 es la nueva 36. De esta forma, lo que consiguen es que nos sintamos continuamente insatisfechas por no entrar en la talla que consideramos la ‘ideal’ y queramos perder peso. Cada marca puede tallar de la manera que quiera: no eres tú, son las tiendas.

Otras tiendas, en cambio, en vez de apuntarse a la ‘liliputmanía’ excluyen a toda talla que no sea la pequeña (incluso a las medianas) como Brandy Melville o Double Agent. Son marcas que las nuevas influencers, como la bloguera de moda Justina Sharp, en vez de criticar unas cánones tan estrictos, consideran que es algo de lo que sentirse orgulloso el hecho de estar tan delgada como para entrar en una de estas prendas.

Como veis, nos estamos planteando mal la situación. La guerra no es contra nuestro cuerpo. La enemiga no es una misma. El problema no es que no entres en la prenda, sino que la tienda no haga una prenda en la que tú entres.

No estamos solas. La primera batalla tiene que comenzar en la infancia. La estima que me forjé gracias a la educación que me dieron mis padres, que soy una persona valiosa y que debo aceptarme independientemente de cómo sea mi cuerpo, fue lo que jamás me hizo caer en ningún trastorno.

Otras guerreras que luchan contra la anorexia son Anna Riera, una chica de 17 años, que harta de los estereotipos impuestos por la firma Inditex, ha puesto en marcha en change.org una petición para que retiren estos maniquíes, el calendario nudista solidario del equipo de rugby de la Universidad de OxfordQuererse está de moda, iniciativa de la presentadora Cristina Pedroche que recauda fondos para Adaner Murcia.