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Vikika: «Una mujer que haga pesas nunca va a parecer un hombre»

Cuando era pequeña quería ser princesa. Quería tener la cintura de Ariel, ser tan lista como Bella, el vestidazo de Aurora… Tanto yo como las chicas de mi generación, crecimos viendo que las mujeres ideales tenían ojos enormes, pestañas largas, boca sonrosada, una habilidad increíble para el canto y siluetas finas y delicadas. Era lo que había, lo que veíamos en el cine, lo que nos poníamos en el reproductor de VHS todas las tardes y las muñecas con las que jugábamos.

SWEETBUTVIKIKA

No tuvimos los referentes que pueden tener las niñas actualmente: princesas (porque siempre son princesas) fuertes, intrépidas y valientes que se meten en la aventura sin pestañear. Tienen el pelo rizado hasta el extremo, manejan el arco y sus brazos son algo más corpulentos para hacerse todo un mar remando.

Es decir, si ahora fuera niña o preadolescente, definitivamente cambiarían mis referentes hacia mujeres físicamente fuertes. Tendría la mira puesta en aquellas que han desafiado los cánones de belleza porque son independientes y no necesitan más aprobación que la propia.

Y, un ejemplo de quien podría ser ahora una princesa 2.0 (eh, Disney, ¿para cuándo una princesa con músculo?), que ha conseguido salvarse a sí misma sin necesidad de príncipes azules y se ha hecho un hueco en el mundo de la forma física es Verónica Costa, Vikika para las redes.

Tiene más de quinientos mil seguidores en las redes, mucho deporte a sus espaldas, y desde finales de 2017, un segundo libro en el mercado: #Quiérete (editorial Cúpula), un título que, según la influencer busca que nos demos cuenta de la importancia de «querernos y tratar de mejorar cada día sin fijarnos en los demás y menos en redes sociales».

«Reflejan una realidad que queda muy lejos de lo que realmente es. Sin darnos cuenta, vemos los perfiles de otras personas que aparentemente son perfectos, y nos exigimos lo mismo. Esto va haciendo mella y hace que nos queramos menos».

Es, sin duda, una de las primeras mujeres en darse a conocer en el mundo fitness 2.0 por sus rutinas de ejercicio y recetas saludables. Un éxito que está logrando que nos alejemos del estereotipo de la delgadez hacia uno más tonificado: «En las últimas décadas se ha buscado una mujer más delgada, pero, al final, gana lo más saludable. Un cuerpo hecho de comer poco como está es desnutrido y no es saludable. Cuando la sociedad toma consciencia de ello, se rebela. Asistimos a un cambio social en el que la salud prima por encima de todo. Eso es lo que creo que está triunfando en la red».

Pero, ¿ayuda también que, por primera vez, las mujeres le estamos perdiendo miedo al músculo? «Más que perderle el miedo al músculo, se está perdiendo el desconocimiento a la hora de entrenar a las mujeres. Se sabe en parte gracias a la redes sociales, que una mujer que haga pesas nunca va a parecer un hombre, ni su músculo va a crecer como tal. Al contrario nos hace vernos más firmes, ágiles y fuertes«.

«Decir que una mujer por estar fuerte o musculosa parece un hombre, es como decir que un hombre que esté gordo o que tenga grasa extra parece una mujer. Es un sinsentido» dice la influencer, que también se ha tenido que enfrentar al lado oscuro de la red: «Claro que recibo críticas pero eso dice más de las personas que lo critican (su físico) que de mí«.

Una de sus recomendaciones es la de tratar de evitar la comparación con la forma física de quienes se dedican al fitness ya que según Costa puede que sea «una frustración o una inspiración dependiendo de la seguridad en uno mismo, o incluso de si tienes un buen o un mal día. Lo importante es ser conscientes de que podemos trabajar para ser una mejor versión de nosotros mismos y no como otra persona que no somos, ya sea una chica de portada de una revista o una influencer«.

"Me preguntaron por drogas… les hable de tu sonrisa."

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La atleta se considera también fanática de los cuidados estéticos: «Me gusta cuidar todos los aspectos de mi cuerpo, aunque reconozco que soy un poco perezosa para echarme el body milk a diario, así que lo hago tres veces por semana. Para la cara soy más rigurosa. Cada día me pongo mis cremas, exfolio mi cara y uso mascarilla hidratante antes de dormir».

Aunque sabe lo que es participar en una competición de fisioculturismo, no es algo que se plantee repetir por el momento: «Fue una buena experiencia, vi dónde estaban mis límites y ya tuve suficiente. La competición requiere, sobre todo en las últimas semanas, un esfuerzo sobrehumano que no puedo permitirme ya que tienes que dejar prácticamente todo porque tu nivel de cansancio es brutal».

En una publicación comentó que fue a raíz de prepararse para la competición que decidió operarse el pecho: «Siempre he tenido poco pecho y era algo que, aunque no era imprescindible, siempre había pensado que cuando pudiera permitírmelo lo haría, y así fue. Cuando quieres mejorar algo de tu cuerpo que solo se puede conseguir con cirugía, no tiene porque estar relacionado con falta de autoestima, simplemente el deseo de verte mejor».

#Quiérete cuenta con un espacio dedicado a la política de censura de Instagram de los pezones femeninos, algo que, a su parecer «tiene peso por un tema cultural y social. Tradicionalmente el pezón de la mujer se ha visto como algo sexual en cambio el del hombre no. Creo que es cuestión de tiempo que cambie.»

Por último, la pregunta del millón, ¿se considera feminista? «Ser feminista no es lo contrario de machista. Un feminista es aquel que apoya los derechos de la mujer sin censurar o menospreciar al hombre, por tanto sí, soy feminista y también humanista porque creo en los derechos de los seres humanos«.