Bendita fiebre de los labios mate. No nos gustaba tanto algo desde que Britney Spears lanzó Gimme More y andábamos con el «It´s Britney bitch» en la boca las veinticuatro horas del día.
Uno de esos días de cumpleaños familiares en los que vuelan las croquetas casi al grito de «Tonto el último», mi prima me hizo un descubrimiento clave. Podemos decir que mi vida desde ese momento se resume en un antes y un después de saberlo.
Para que el color de la barra de pintalabios le aguantara durante más tiempo se echaba talco (sí, del de toda la vida, de ese que tienes cogiendo polvo en una de las repisas del baño) sobre los labios.
Pero es que además de que el color te dura casi hasta el día siguiente si vas con cuidado, el pintalabios queda en un acabado mate que sería la envidia de la línea cosmética de cualquier Kardashian (o Jenner).
Para echarlo, tenemos que poner en un trozo de papel higiénico el talco y aplicarlo sobre los labios con cuidado de no respirarlo (puede llegar a ser tóxico si inhalas una gran cantidad) ni de dejar el baño como las plantaciones de cocaína de Pablo Escobar.
Mi truco es poner el papel sobre una superficie plana y «besarlo», ya que si te lo llevas a los labios corres el riesgo de que se te desparrame.
Podemos retirar el exceso dando toquecitos con un pincel sobre los labios y retirando el exceso de fuera del contorno con los dedos.
Las más neuróticas podemos estar tranquilas ya que a la hora de desmaquillarnos, el producto se retira como cuando nos quitamos el pintalabios convencional.
De todas formas si todavía no estáis familiarizadas con cómo ponéroslo podéis tomar apuntes viendo el siguiente vídeo.