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¿Cómo quitarse (bien) el maquillaje de Halloween?

Cuando llegas a casa la madrugada del 1 de noviembre y te ves en el espejo del baño, te queda claro que desmaquillarte es algo que te asusta más que la mismísima fiesta de Halloween. Sí, más terrorífico que el momento en el que pensabas que habían perdido tu armario los del ropero.

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Tú preguntándote si esa pintura blanca va a salir. PIXABAY

Frotar como si no existiera un mañana puede hacer que tu piel sufra y termine irritada, algo que le pasó a Sara Sampaio al quitarse las prótesis.

Puede que tú no te pusieras postizos por toda la cara como hizo ella, pero estoy segura de que, al menos, te maquillaste alguna mancha roja imitando la sangre.

La limpieza antes de acostarnos es fundamental, además de que tu funda de la almohada te lo agradecerá. Pero además de desmaquillarte por completo debes recordar que, a continuación, debes hidratar tu piel de nuevo.

Lo mejor es optar por productos naturales para no añadirle a tu rostro todavía más químicos de los que ha llevado la noche pasada encima.

Además, las dos sabemos que no has ido a por maquillaje profesional para disfrazarte precisamente (¡has bajado a por las ceras del chino!).

La opción casera que resulta menos dañina es utilizar aceite de coco. No solo es un cosmético que te venden en crudo para que, precisamente, puedas limpiarte la cara, sino que te deja la piel como nueva.

Aunque en esta época del año se encuentra en estado sólido, basta con coger un poco y extenderlo por tu cara. En cuanto entre en contacto con el cutis se derretirá y verás que empieza a salir el maquillaje.

Después de pasar el aceite, aclara con agua tibia. Pero, eh, esta es solo la primera parte.

Con una leche desmaquillante o jabón neutro, enjabónate otra vez el rostro y, para terminar, aclárate. Es un poco pesado, pero lo importante es que la doble limpieza funciona y elimina todos los restos de pintura por muy solidificados que estén.

Además, si por lo que sea, no tienes aceite de coco, puedes utilizar también el de oliva virgen. Al ser líquido no peques de desconfiada echándote media botella en la cara, sino que es mejor que lo apliques poco a poco en tu palma de la mano o sobre un disco de algodón.

Una vez tienes la cara limpia, sécate con una toalla dándote golpecitos y, o esa noche o al día siguiente, pasa a la fase de Netflix & Chill por y para ti.

Mímate un poco con una buena mascarilla hidratante, un sérum o ampollas de vitamina C, que son como una inyección de “vidilla” inmediata para la piel.