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Los ‘milagrosos’ blanqueamientos dentales

Tanto anuncio de dentífrico de sonrisa reluciente y tanto selfie perfecto de influencer, es difícil resistirse a lo que nos impactan unos dientes blancos.

Entre pastas de dientes que juran y perjuran aclararnos el esmalte o incluso productos que podemos adquirir a golpe de dedo en Instagram, la belleza dental parece más accesible que nunca.

HISMILETEETH

Es por eso que, aprovechando mi última visita al dentista, entre fresa y fresa (dichosa predisposición genética a las caries) le pregunté por el blanqueamiento.
-Kghjss opjhnsjsss gll blnkmntjjjss- balbuceé entre espumarajos de saliva y agua. “¿Que qué opino del blanqueamiento?” Siempre me sorprenderá la capacidad de los dentistas de entendernos con la boca llena de cachivaches.

Si para meternos el miedo en el cuerpo solo tenemos que ‘googlear’ los síntomas que estamos padeciendo, para quitarnos las ganas de hacernos algo (meramente estético) en la boca, solo tenemos que preguntarle a un dentista (uno de los buenos, de los que han estudiado medicina).

Es un tratamiento por lo visto muy invasivo que, para que nos entendamos, requiere de un proceso que nos hace permeable el poro del diente, lo que favorece que penetre el producto que blanquea el esmalte (que es rico en oxígeno).

Hacer poroso el diente se traduce en sensibilidad durante un tiempo, algo que según la persona puede ser más o menos soportable. Entre su precio, los efectos secundarios que hacen que nos tiemble el cuerpo de un escalofrío solo de imaginarnos morder un bocata, y que no es algo que dure toda la vida, ¿qué hay de los tratamientos “milagrosos” que veo en Instagram?

Respecto a los blanqueadores que vienen con una especie de gel y un aparato con luz, pueden lograr un pequeño blanqueamiento, sí, pero ni la luz tiene ni la potencia ni el producto la composición suficiente como para blanquear de la misma manera que si lo hace un profesional.

¿Y qué hay del carbón activado? ¿Esa pasta negra que he visto en las bocas de varios instagrammers dejando de resultado una sonrisa más reluciente que un faro?
“El bicarbonato o el carbón lo único que hacen es rayar el esmalte”, me confirma mi dentista, que prefiere mantenerse en el anonimato por si los de los blanqueamientos milagrosos se le tiran encima. “Es como si limpias la placa vitrocerámica con el estropajo de aluminio. Queda limpio, sí, pero rayado”.

Ella, que sabe de sobra el furor que estamos viviendo por los blanqueamientos (en España desde hace 20 o 25 años) ya que es el segundo tratamiento que más lleva a cabo después de la limpieza bucal, no lo termina de aconsejar.

“El diente es color crema”, me confirma. Así que si de verdad quieres hacerte el tratamiento, mírate dos veces en el espejo. Quizás empiezas a ver color marfil lo que te parecía amarillento.