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Claves para usar (correctamente) el iluminador

Soy de las que piensa que la pasta nunca lleva el suficiente queso rayado ni la cara la suficiente cantidad de iluminador. De hecho estoy tan loca por los polvos iluminadores desde que los descubrí que me echaré como cinco veces el cosmético antes de salir de casa.

Yo cuando me aplico el iluminador y veo la vida color de rosa (brillante). STYLECRACKER

Pero vamos a empezar por el principio de los tiempos. El iluminador se ha hecho popula gracias a Kim Kardashian y su mundialmente célebre contouring, ya sabes, esa forma de maquillarse utilizando polvos de tonos claros y oscuros para «esculpir» los rasgos de la cara.

El contouring se aprovecha del efecto de la luz sobre esos puntos que disimulamos o resaltamos para dar sensación de caras más afiladas, narices más finas o pómulos dignos de Angelina Jolie.

Cuando no controlas los iluminadores pero brillas igualmente para cegar a tus ‘haters’.

Pero, ¿cómo controlar esta compleja técnica que parece solo reservada a los expertos en maquillaje y que en las manos equivocadas puede convertirnos en una participante de la Gala Drag Queen de Canarias?

El iluminador no se puede poner al tuntún como si aquello fuera las colonias de muestra del aeropuerto, no. Debe aplicarse (toma nota) en la parte más alta de tu pómulo, debajo del arco de las cejas, en el hueso de la nariz, en el arco del labio superior y en la frente.

Supuestamente, si eres de esas que tiene un neceser de pinceles que visto desde fuera parece el cinturón de herramientas de un fontanero, deberías usar la brocha que tiene forma de abanico. Pero si eres una persona que tiene dos pinceles contados, puedes usar una brocha gruesa deformándola ligeramente con la mano para que las cerdas adquieran esa forma o puedes aplicarlo directamente con los dedos a lo freestyle.

Otro truquito si quieres lucir escotazo es poner un poco de iluminador en la parte superior de tus clavículas. Eso sí, procura no llevar vestido de tirantes si no quieres que termine con las típicas manchas de maquillaje.

Lo que no puedes hacer con el iluminador bajo ningún concepto es usarlo para disimular granos, heriditas, ojeras o cualquier cosa que quieras tapar, ya que precisamente lo que va a hacer el cosmético es resaltarlo (mejor usa un corrector).

Cómo cuidar la piel durante el invierno

Si la garganta te la estás cuidando bastante con bufandas, así como el resfriado con antigripales, no puedes dejar que tu piel caiga en el olvido. Y es que es un órgano que se resiente mucho durante esta época, tanto que es normal que la sientas tirante y seca (eso si eres afortunada y no termina saliéndote un eczema).

GTRES

«¿Pero cómo es posible? Si precisamente en invierno hay más humedad» te preguntarás indignada. No es ya el frío en sí, sino el hecho de tener la calefacción puesta en casa, que hace que la piel se seque rápidamente.

Para evitar que la piel sufra podemos hacer unos pequeños cambios en la rutina que ayudarán a cuidarla empezando por poner un humidificador en casa. Aunque si no te compensa hacerte con uno a estas alturas (que Papá Noel está al caer) puedes llevar otras cosas a cabo.

En primer lugar, está muy bien que guardes el bikini hasta el año que viene, pero no hagas lo mismo con la crema solar. Aunque seas del norte y vivas sin ver el sol, los rayos llegan igualmente, por lo que nada de salir de casa sin protección.

Cara, manos, cuello… Todo lo que vayas a llevar a la vista deberías untarlo bien en crema por lo menos 15 minutos antes de salir de casa.

De hecho, la piel de las manos, al ser una de las zonas más delicadas del cuerpo, es también una parte que se resiente especialmente. Procura llevar guantes fuera de casa y, una vez te los quites, untar las manos en crema hidratante.

F A V ❄️ C O A T #rovaniemi

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Evita todos los cosméticos que lleven alcohol ya que lo único que harán será secar aún más tu piel. Es decir, saca la lupa del bolso y échale un ojo a tónicos y desmaquillantes antes de comprarlos. Apuesta por los que lleven una base de aceite.

Los baños infinitos pueden parecernos la mejor de las ideas de la temporada (sobre todo si van de la mano con música suave y buena compañía), pero evita dártelos a menudo ya que el calor intenso del agua lo único que hace es cargarse sin piedad las barreras lipídicas de la piel.

Ya sabes, a partir de ahora las duchas mejor templadas y mejor deja el calor para las infusiones o el chocolate caliente.

Bronceado pero sano

Aprovechando que nos faltan escasos días para el verano, que ya aprieta el calor y que este martes 13 de junio fue el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel, debemos tener en cuenta una serie de cosas si queremos tomar el sol con seguridad.

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Los consejos han sido sacados de de la nota de prensa del Hospital Vithas Nisa Pardo de Aravaca.

1. Protector solar antes de la exposición al sol y renovar, sobre todo después de cada baño (por mucho que diga que es resistente al agua, que más vale prevenir que curar). Ya sé que es un rollo tener que estar pendiente de la crema y que sin una madre detrás que nos lo recuerde se nos olvida la mayor parte de las veces, pero hay que hacerlo.

2. Nada de sesiones maratonianos al estilo «vuelta y vuelta» bajo el sol y sobre todo evitar la exposición solar entre las 12 y las 16 horas. Es decir, si quieres echarte la siesta, hazlo a la sombra pero nunca bajo el sol que es cuando más pega (y cuando más dañino es).

3. Adiós a las sesiones bronceadoras con lámparas de rayos UVA. No es obligatorio que siempre estés morena. Estas máquinas contribuyen a la aparición de cánceres cutáneos y aceleran el envejecimiento. Sales más morena, sí, pero con más posibilidades de padecer cáncer y más vieja.

4. No exponer a insolación directa a los niños menores de 3 años y ponerles siempre crema con un alto factor de protección. No olvidemos que la piel conserva la memoria de todas las radiaciones recibidas. Es por eso que cuanto más importante ha sido la dosis, mayor es el riesgo de la aparición de cánceres en la edad adulta.

5.  Salir a correr, montar en bici, irte de compras por Gran Vía… Podemos quemarnos realizando cualquier actividad al aire libre, así que échate crema antes de salir de casa.

6. Lo de que si está nublado/llueve/hay nieve etc el sol no pega, es falso.

7. Ropa protectora como gorras y gafas de sol con cristales homologados filtrarán los rayos UVA y UVB. A los niños, además, ponerles camisetas secas y opacas: una camiseta mojada deja pasar los rayos UV.

8. Secarse bien después de cada baño. Nada de secarse al sol presumiendo de tu nuevo bikini ya que el efecto lupa de las gotas de agua favorece las quemaduras solares y disminuye la eficacia de los protectores solares (sí, aunque sean resistentes al agua).

9. Beber agua a menudo. El sol deshidrata nuestro organismo. Vigilar especialmente a las personas mayores, cuya sensación de sed está atenuada, y a los niños, cuya necesidad de agua es importante y sus centros de termorregulación son todavía inmaduros.

10. Si ves que una peca o lunar ha cambiado de forma, tamaño o color, no lo «dejes estar» y consultar a un dermatólogo. Puede ponerse feo.

Los consejos definitivos para tener un «cuerpo bikini» este verano

Cuando los anuncios de colonias se ven sustituidos por otros de supuestas pastillas adelgazantes milagrosas o cremas reductoras sabes que es el momento de ponerse manos a la obra en el «cuerpo bikini», ese que siempre se empeñan en que tienes que conseguir como si fuera una condición imprescindible para pisar la playa. Han montado tan bien la estrategia comercial que todas queremos tenerlo. Así que aquí tenéis, bajo mi punto de vista, algunos consejos que os ayudarán a conseguirlo:

  1. Bebe líquidos, sobre todo en buena compañía y en abundante cantidad. No, no estoy hablando de que te hidrates a base de mojitos o cubatas. Vale que una vez al año no hace daño pero lo suyo es que dejes todas las bebidas alcohólicas (incluyendo la sangría y el tinto) para ocasiones especiales. Los refrescos y sus azúcares también entra en esta categoría. Y no ya porque sea casi verano, sino porque para tu salud no son buenos. Si, como a mí, el agua no te apasiona, puedes hacerte infusiones o aguas saborizadas con rodajas de lima, limón y pepino. Importante tener cuenta que estarás haciendo trabajar al riñón constantemente por lo que más te vale estar en sitios con el baño cerca.
  2. Un poco de ejercicio al día. No digo que te apuntes a dos meses del verano al gimnasio, que eso no funciona así, pero sí que te cojas el reproductor de música y salgas a correr, si no quieres correr, a andar, si no aguantas el ritmo de andar, pues a pasear. Aprovecha los atardeceres veraniegos que son un regalo para los sentidos y te harán desconectar.
  3. Come sano, que no poco ni mal, no digo que te pongas a dieta, pero sí que te alimentes de manera equilibrada, que adquieras buenos hábitos y los mantengas el resto del año. Es la temporada de las ensaladas y de las frutas con alto porcentaje hídrico. Son alimentos jugosos, crujientes y frescos. Te permitirán hacer una digestión ligera, lo que significa que no caerás al sofá resoplando como un rinoceronte cada vez que termines de comer.
  4. La celulitis, la flacidez, las estrías, la cicatriz de la pierna derecha, la de la cesárea, el culo enorme, el culo plano, las tetas caídas, el pecho inexistente, la piel de los brazos que cuelga, las arrugas del escote, los tatuajes verdes comidos por el sol… Todo ello eres tú, así que, ¿qué tal si en vez de seguir insistiendo en esconderlo, este año, por fin, te reconcilias, lo abrazas y te aceptas tal y cómo eres?
  5. Cómprate un bikini o un bañador. Uno que te guste. Póntelo. Vete al espejo y siéntete preciosa. El único requisito para tener un «cuerpo bikini» es enfundar el tuyo en uno.

Ir de rebajas (online) con éxito

Si quieres ahorrarte las colas, mogollones, nervios y follones de las rebajas de todos los años, la opción de compra vía electrónica nos facilita mucho las cosas.

Varias tiendas ofrecen la oportunidad llegado el gran día de ponerte a adquirir sus productos ratón en mano (gracias Internet, te adoramos). Además, la mayoría de ellas permiten que devuelvas lo que quieras de manera gratuita. Vale que es un poco engorroso lo de tener que ir a Correos cargados con un paquete, pero merece la pena.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que mucha gente va a estar al igual que nosotros, comprando productos como loca, por lo que armarse de paciencia es una de las claves para no tirar el portátil por la ventana.

Fijarnos en la talla es una cosa fundamental, especialmente cuando compramos en alguna tienda que puede tener un sistema de tallaje diferente al nuestro como el americano o el inglés (no dudéis en desplegar las guías de tallas que suelen ser de gran ayuda).

Si tenéis, como yo a veces, la duda existencial de qué talla cogeros, una buena idea puede ser echarle un ojo a la composición. Si tu idea es que la prenda te quede ancha y ves que el tejido es algodón, es preferible que te la cojas unas tallas más grande.

A la hora de pagar tienes la opción de pagar con tarjeta o en algunos casos Paypal. Vigila que realmente estés en la plataforma de pago de la web para evitar que pongas tus datos en sitios poco recomendables.

Yo comprando online

Por último solo te queda esperar a que llegue el ansiado paquete (sueles tener opción de envío a domicilio que tarda un poco más, o recogida en tienda si tiene espacio físico) y rezar porque el color sea el mismo de la foto para disfrutar de tus nuevas adquisiciones.

Maquillaje y trucos de belleza con una cuchara

Porque maquillarse con brochas, esponjas y pinceles, está ya muy visto.

Os dejo mi segundo vídeo (si tenéis curiosidad por el primero, tenéis el enlace aquí) en el que os cuento las cosas que podéis hacer con una cuchara fuera de la cocina.

Hacedme saber (si os decidís a probarlo) si lo veis útil o si, como yo, seguiréis dejando la cuchara para el plato sopero y los postres.

Manual de uso del tanga

Me apasionan los tangas. En serio, si me pusiera a contar la ropa interior de mi cajón ganarían de 10 a 1 a las bragas.

No hay cosa que me parezca más cómoda después del pijama. Sin embargo, por mucho que me gusten, soy la primera que es consciente de que no es maná caído del cielo, y que debemos usarlos con precaución.

La norma número uno es que nunca, repito, nunca, los compremos de fibra (y con esto quiero decir nylon o cualquier otra que se os pase por la cabeza).

Lo suyo es que sean siempre de algodón. Cuantas menos fibras artificiales ahí atrapando la humedad mejor, y sino, piensa en ese jersey de poliéster que cada vez que sudas un poco desprende un olor raro. Las bacterias se montan fiestas en este tipo de tejidos.

Además con la de variedad que hay ahora (que si de hilo dental, que si brasileño, de encaje, con pedrería, con prints, de caramelo…) va a ser muy difícil que no los encuentres bonitos, te lo dice una que se los compra de algodón con cinturilla de encaje en paquetes de 5 por 3 euros.

El tanga es y será siempre incompatible con las faldas. Y no os estoy hablando de una cuestión estética, que a mí me da igual si se os ve el asunto cuando subís a toda prisa las escaleras del metro. Es decir, me cambio en el vestuario del gimnasio, creedme, a veces tengo la sensación de que veo más genitales que un ginecólogo.

Pero al ir con falda estás dejando tus partes expuestas a coger bacterias que con bragas, más que nada por temas de centímetros cuadrados. Es como cuando cocinas con o sin delantal. Que vale, que si no te lo quieres poner allá tú, pero te juegas acabar con manchurrón.

Nicki Minaj enseñándonos a lucir tanga en casi todos sus vídeos. YOUTUBE

Nicki Minaj enseñándonos a lucir tanga en casi todos sus vídeos. YOUTUBE

Aunque no todas nos sentimos cómodas llevando tangas cuando tenemos la regla (para esos días están las bragazas o bragzilla) las hay que les gusta llevarlo igualmente. Si sois de esas, os recomiendo que no lo complementéis con compresa, no, no, ni con las que hacen más estrechas, ya que pueden aumentar el número de bacterias.

El complemento del tanga es el tampón, y cambiándolo cada pocas horas, ya que, de llevarlo más tiempo (además de arriesgarnos al SST), el hilo puede coger bacterias.

Y es que ir en tanga como veis es casi sinónimo de bacterias, ya que con tan poca tela estás más expuesta a contagiarte cuando estás enferma, embarazada, cuando sufres pérdidas de orina o, cuando te pruebas un bañador o un bikini en una tienda.

¿Has pensado la de vaginas que pasan por el plastiquito adhesivo? Si llevaran una compresa de esas de pegatina a un laboratorio estoy segura de que hasta descubrirían microorganismos nuevos. Cuando quieras comprarte un traje de baño, no vayas con tanga, siempre mejor la braga debajo.

Pero si te decides a probarlos y te unes al club del tanga, gozarás de beneficios inmediatos como que no se marca en la ropa, comodidad ya que no se mueve de sitio (normalmente) o que no tiene talla, edad, ni género. Así que si hay hombres entre los lectores de este post, yo os animo a que probéis el calzoncillo-tanga.

 

(Sobre)vivir la Nochevieja

«It’s my party and I cry if I want to» pienso cada vez que se acerca Nochevieja. Afortunadamente, nunca son tan desastrosas como para acabarlas entre lágrimas, pero sí hay una serie de cosas que, tras mi primer Fin de Año, empecé a tener en cuenta para sobrevivir con éxito a esa noche.

Nunca dejes para el 31 depilaciones o peelings faciales. Sé de lo que hablo, créeme, no quieres ir por toda la fiesta con los brazos en jarras de lo que te pica el desodorante en las axilas por haberte hecho la cera unas horas antes.

Y es que los experimentos están muy bien, «pero con gaseosa» como diría mi madre. Es una noche de ir a lo seguro. Como te pongas a probar cosas nuevas tanto de pelo como de maquillaje 1) no te van a gustar porque el recogido en la cabeza de Blake Lively no queda igual que en la tuya y 2) te vas a exasperar, despeinar y una vez echada la laca, no hay vuelta atrás. Corres el riesgo de acabar yendo a tu fiesta con un moño de bailarina para ocultar tu hecatombe capilar.

Es una noche en la que, si algo malo tiene que pasar, pasará, y si no, más vale que estés preparada para todo. No me preguntes cómo, pero si tu abuelo, desde la otra punta de la mesa, derrama una salsa, ten por seguro que por mucho que os separen dos metros, alguna gota acabará en tu vestido. O te cubres de servilletas hasta los codos como si fueras una momia (una de verdad, no como Imhotep en La Momia) o eliges para cenar, otro conjunto.

Cenar…qué bonita palabra. Yo antes en Nochevieja cenaba, ahora me limito a comer lo que vaya a darme más energía antes de llenar la escasa cintura de mi vestido. Porque esa es otra. Los conjuntos de Fin de Año son más ceñidos que los cinturones de Bertín Osborne.

Y sino están las medias, que por mucho que te las cojas de diez tallas más, siempre te van a quitar la respiración cuando te las coloques en la cintura. Mi teoría es que, desde el Ministerio de Sanidad, pretenden hacernos adelgazar a las bravas, sin que podamos meternos tranquilas un canapé en el gaznate por miedo a que el vestido nos asfixie.

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Bailarinas plegables, puedes conseguirlas en tu boda más cercana. BAILARINASPLEGABLES

Una vez pasadas las uvas, enfundada en tu modelo elegido para el festejo y en tus tacones, hay dos cosas que siempre siempre SIEMPRE debes llevar en tu bolso: unas chanclas/bailarinas de repuesto, pueden ser cutres de estas que regalan en las bodas (de hecho, en la última a la que fui me lleve mi talla de pie en los tres colores que ofrecían. Rubén y Elena si leéis esto, sí, fui yo la que dejo a dos invitadas sin bailarinas) y un paquete de kleenex. El paquete de pañuelos es fundamental porque todo garito/pub/bar/discoteca llega a un momento en el que se acaba el papel higiénico y los pañuelos son la salvación.

En ese punto de la noche, suele faltar poco para que la discoteca cierre y es cuando un 1 de enero a las 6 de la mañana tienes que volverte a casa con 5°. Que vale, que 5° no es un frío siberiano, pero cuando llevas unas medias transparentes y un vestido tan largo como un bañador de 1950, haga la temperatura que haga, te parecerá que estás en medio de una colina alpina a punto de escuchar a Elsa cantando el Let it go.

Así que (por una vez en tu vida) haz caso a tu abuela y lleva el plumas o en su defecto, el abrigo más gordo que tengas, porque salir a la calle es la fina línea que existe entre entrar al 2016 con dolor de pies por los tacones y entrar al 2016 con dolor de pies por los tacones y una faringitis que se convertirá en crónica. ¡Feliz entrada al nuevo año!