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¿El retorno de las cejas depiladas?

Hay varias cosas que me dan miedo en esta vida: el sonido de un globo que explota, las arañas tamaño cangrejo y que vuelvan las cejas dibujadas a lápiz.

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No os estoy hablando de usar el lápiz de cejas para rellenar los huecos y que parezcan más tupidas, no. Os estoy hablando de depilarse todo el pelo de la ceja, con banda de cera fría modo kamikaze o con cera caliente, y dibujar una línea con el lápiz como si aquello fuera el trazo de un pincel chino sobre el lienzo de los créditos de Mulán.

¿Y esto a qué viene de repente? Os preguntaréis. Viene a que en la próxima portada de Vogue, el número más importante del año (y si no sabes por qué es el más importante, te lo cuento aquí), la cantante Rihanna aparece con unas cejas del grosor de dos bigotes de langostino.

Sí, sé que estamos en un revival constante, que siempre oímos la frasecita de «es que todo vuelve», pero no sé si realmente estoy preparada para que las cejas dibujadas se conviertan en tendencia.

La relación entre las mujeres y sus cejas ha sido cambiando a lo largo de la historia, de hecho, este tipo de ceja tan fina con un efecto dramático la conocen nuestras madres ya que estaban de moda en 1930 gracias a actrices como Jean Harlow o Greta Garbo.

Incluso se les dio otra oportunidad no hace tanto, en los 90. Pero realmente sería una lástima que volvieran con lo felices que estábamos con las cejas pobladas lejos de las bandas de cera y solo perfiladas de vez en cuando. Estábamos incluso empezando a ver el encanto del entrecejo de Frida Kahlo.

Y sí, puede que lo que diga Vogue sea ley en cuanto a moda y tendencias, pero yo voy a confiar en que solo haya sido una interpretación artística y no algo que realmente se comience a llevar.

Inclusividad en la moda: ¿Y ahora hacia dónde tirar?

Parece que de un tiempo a esta parte todas las marcas se han ido apuntando, cada una en la medida de sus posibilidades, a la inclusividad: desde los cuerpos reales de Dove y el desarrollo de otras campañas publicitarias hasta la inclusión de modelos en las presentaciones de nuevas colecciones que supusieran un paso hacia un sector más representativo.

RIVER ISLAND

La moda quiere representar también las diferentes etnias, tallas o características físicas (recordemos la cruzada para dar a conocer el vitiligo que Winnie Harlow ha logrado con su carrera como modelo).

Fue Asos fue la primera firma en contar con una modelo en silla de ruedas. Esta semana Primark anunciaba que habían elegido a una modelo, a la que le faltaba parte del brazo, como maniquí para dar a conocer su nueva colección casi al tiempo que modelaba para River Island una niña de ocho años a la que le habían amputado ambas piernas, poco después de su nacimiento.

Cada vez que se cuenta con una persona que se escape de lo que son los cánones estéticos clásicos que regían con rigidez la industria, tenemos un motivo para celebrar. Que se muestren alternativas de cuerpos dentro de las campañas de vestimenta no significa otra cosa que mostrar la realidad (de hecho en este momento acaba de subir al metro un señor que solo tiene un brazo).

Sin embargo, como hablaba ayer con una amiga mía, estaría bien también que la inclusividad no se quedara solo en la cara de la marca sino que llegara al esqueleto, a los patrones.

Pero estaría todavía mejor que, teniendo en cuenta los efectos de la industria de la moda rápida de consumo inmediato, la fast fashion, se tomaran otras medidas.

Es cierto que las marcas de ropa han encontrado en la inclusividad un «caballo de batalla» para la responsabilidad social.  Sin embargo, y ya que cada empresa puede ayudar de la manera que considere (o incluso no ayudar en absoluto), ahora que ya están los valores de las diferentes bellezas empezando a integrarse, dar un paso en otra dirección, una que no suena tan curiosa como una modelo con una discapacidad física pero que no podemos dejar de lado: la sostenibilidad.

Creo yo, aunque esto es solo una idea, que es el momento de empezar a pensar en la moda con cabeza, en procurar evitar los daños al medio ambiente y a los seres humanos que puedan generar tintes hechos en un país tercermundista, en confiar en tejidos reciclados, en pensar en estrategias que eviten que todavía haya un porcentaje de las prendas que vemos en las tienda que no llegue a venderse.

La normalización y conquista de diferentes cánones estéticos es algo fantástico siempre y cuando el ser humano siga teniendo un planeta en el que poder disfrutarlo.

La gordofobia de Netflix

Por lo general suelo ser bastante fan de las producciones de Netflix, tanto de series como de películas, sin embargo, en el caso de la ficción que van a estrenar el 10 de agosto siento que quiero opinar al respecto.

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Insaciable es la típica serie adolescente que trata sobre el bullying así como lo trató en su día Por Trece Razones. La diferencia es que, por lo que se puede apreciar en el tráiler, esta va sobre el bullying relacionado con el cuerpo, lo que conocemos gracias a internet como bodyshaming.

La protagonista Fatty Patty, que vendría a ser Patty la Gordita, recibe insultos y humillaciones por parte de sus compañeros. Tras todo un verano «con la mandíbula cerrada» (se la rompen en una pelea) vuelve al instituto delgada (y también maquillada y con el pelo de peluquería) lista para vengarse de todas las personas que le hicieron daño.

Es la historia de Betty la Fea con la diferencia de que esta Betty no tiene que quitarse unas gafas, sino unos cuantos kilos, el cuento del patito feo que nos contaban de pequeños.

Cuando Patty adelgaza se convierte en una de las alumnas populares que triunfa entre sus compañeros (especialmente los de género masculino), por lo que el mensaje que lanza la serie es un poco conflictivo.

En primer lugar «no seas gorda», ser gorda es malo ya que las cosas malas le pasaban cuando era gorda. Solo siendo delgada recibe la aceptación de sus compañeros.

La aceptación de los demás no es importante. Vamos a ver, estamos hablando de gente que puede que tome la pizza con piña, ¿en serio nos importa su criterio? La aceptación que importa, y la que deberían tratar en la serie es la de una consigo misma, el trabajo que conlleva la autoestima es un trabajo mucho más exigente que con cualquier otra persona.

De hecho, si eres gorda, solo puedes ser eso, gorda. Ya que, como dice en una de las frases del tráiler: «Siendo la ex gorda puedo ser lo que quiera». Porque claro, por todos es sabido que cuando eres gordo no tienes tiempo para más cosas en la vida. Te pasas las 24 horas haciendo cosas de gordo. En cambio si adelgazas puedes ser lo que quieras. Según Netflix, para conseguir algo en la vida tienes que estar delgado.

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La serie juega con el mensaje de «si no comes, adelgazarás» ya que la protagonista solo adelgaza cuando tiene la mandíbula rota. Sin embargo hay muchas más cosas detrás de un sobrepeso. Pueden ser problemas de autoestima, de metabolismo… No solo que esa persona no pueda mantener la mano lejos de las patatas fritas de bolsa.

Cuando Patty está gorda la visten como el culo, y me vais a permitir la expresión pero es que la visten fatal. Es algo que me parece muy injusto porque no es otra cosa que fomentar el mensaje de «estás gorda, tápate que me asustas».

En cambio, en cuanto adelgaza, puede llevar escotes, prendas ceñidas, aberturas… Pues no, no estoy de acuerdo. Hay un montón de youtubers XL que se dejan la piel en romper con estos prejuicios, y si no creéis que con ciertos kilos se pueda vestir bien echadle un ojo a Dianina XL, Mimi XXL o Jennifer Usandizaga.

Y además, ¿es que una persona gorda no puede maquillarse u ondularse el pelo? ¿Por qué son cosas que solo hacen cuando la protagonista está delgada?

Cuando Patty solo tiene una cosa en mente: vengarse. Ninguna afición saludable (mentalmente hablando). Ni hacer escalada, ni apuntarse a piano o, ahora que está delgada, entrar por la puertecita del Imaginarium, solo quiere vengarse de la gente que le hizo sentir mal.

O sea, quiere hacer daño a la gente que un año antes le hizo daño. Qué sano todo, ¿verdad?

En definitiva, la serie promueve una serie de ideas que solo continúan estereotipos que se asocian al sobrepeso en vez de en tratar de abordar el tema con la profundidad y el tacto que realmente necesita. Así que Netflix, como la serie realmente se asemeje al tráiler, tenemos un problema.

Tetas y coronas de flores: el feminismo de Oksana Shachko

Seguramente el nombre de «Femen» te resulta familiar. Puede que, al leerlo, haya invocado en tu cabeza diferentes imágenes y que tu idea de la palabra sea diferente de la mía.

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Femen puede recordarte a activismo, a feminismo, a radicalismo, a escándalo… Puedes estar o no de acuerdo con sus acciones, pero hoy no escribo para hablar de sus métodos. Hoy escribo para hablar de Oksana Shachko, una de las cofundadoras del grupo que se suicidó este martes.

La ucraniana, a los 21 años, se comprometió con una causa que, por entonces (hablo de 2008), según ella estaba desligándose de lo femenino. Era un momento en el que el feminismo solo parecía ser tomado en serio si se llevaba el pelo corto y la ropa ancha, si se vestía como un hombre, ya que sabemos lo que supone tratar de reivindicar algo siendo mujer en una sociedad machista.

Sin embargo, tanto Shachko como sus compañeras, querían un feminismo con el que poder sentirse identificadas, uno que no tuviera que estar reñido con el atractivo de las mujeres.

Oksana Shachko fue la primera en manifestarse enseñando el pecho con su torso desnudo, algo que nos diferencia de los hombres y que, descubrió, causaba mucho más impacto.

A eso se le añadieron a las manifestantes las coronas de flores, salidas de la historia del arte que a su vez siempre han ido ligadas a lo femenino. De esta manera, las feministas no tenían por qué ser siempre consideradas las brujas que sobrevivieron a la caza del siglo XVII sino también ninfas del bosque con sus coronas, etéreas guerreras.

Shachko reivindicó aquello que nos arrebatan: la desnudez femenina. La utilizó como arma en un mundo en el que se controla, se prohíbe (pensemos en las políticas de redes sociales cuando se aprecia un pezón femenino), se pena («¿Cómo iba usted vestida cuando la atacaron sus agresores?» «¿Se maquilla?»), se juzga…

Entiendo que cada persona defiende su ideología de la manera que considera. Entiendo que hay muchas formas de activismo. Si bien mi feminismo es vía escrita, que pretende hacer reflexionar a quien me lea, a empezar un camino, a sembrar una duda en la cabeza, Oksana hizo lo mismo con una diferencia: si querías verle las tetas, tenías que leer sus eslóganes.

Así que hoy, quiero recordarla por su objetivo: lograr una igualdad real. Y me quedo con una de sus frases para recordaros la importancia que tenemos de involucrarnos en la causa y unirnos: «¡Vamos a estar juntas y vamos a pelear juntas

Polos de hielo ‘beauty’: una refrescante idea para cuidarte la piel de la cara

Entiendo que no a todas las personas les puede gustar tanto el ‘spa day‘ como a mí, que me he vuelto adicta a reservarme un ratito cada semana para cuidarme a fondo la piel y darle salida las doscientas mascarillas que acumulo en el baño.

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Ya que estamos con el calor sin parar de apretar y dándole mucha vida al congelador, hay una alternativa para quienes sientan pereza pero interiormente saben que su piel está pidiendo ayuda.

La idea no es mía, que ojalá, es de Blush, un centro médico de tratamiento de la piel que ha incorporado los polos como parte del entrenamiento para pieles Skinfit, cuyo objetivo es tonificar la piel y dejarla más brillante en una hora.

Lo mejor de la idea es que si el viaje a la clínica, que está en Estados Unidos, te pilla un poco a desmano, puedes marcarte un Juan Palomo (yo me lo guiso, yo me lo como) con la excepción de que los polos van directos a tu piel.

Hay varias recetas circulando, de hecho, la que proponen en Blush combina ácido hialurónico con sandía, pero como entiendo que no eres experta en sintetizar el ácido, la más sencilla es la de hacer una infusión de té verde, añadirle pastillas de vitamina E (entre 4 o 5) y dejar congelar.

Si por un casual no tienes el molde para hacer los polos, puedes echar la mezcla en cubiteras y, una vez congelado, frotar suavemente el cubito sobre la cara hasta que se funda totalmente.

Otras recetas que puedes probar son la de agua de pepino y cúrcuma que disminuye rojetes e hidrata, yogur griego y carbón activo (lo encuentras en herbolarios o centros de dietética) para una limpieza profunda o la mezcla de agua de rosas, menta fresca y agua de coco para purificar y dejar la piel elástica.

Lo bueno es que puedes dejarlos en el congelador e ir usándolos cada semana sin que se estropeen o pierdan propiedades.

Un pequeño paso para llegar del grifo al congelador, un gran paso para el cuidado de tu piel.

Relleno de labios: ¿y si te arrepientes?

Soy muy fan del estilo de las Kardashian. Es tener un bloqueo de armario, echarle un vistazo a Kim, Kourtney o Kylie e inspirarme inmediatamente. Consiguen resolver todas mis dudas al respecto de si la ropa queda bien cuando tienes las curvas pronunciadas, al contrario de lo que me hace creer la industria de la moda.

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En una de mis rondas de ‘reKonocimiento’ (con K por aquello de bucear en el Instagram de las hermanas), una foto de Kylie, la más joven del ‘klan’, llamó mi atención.

La benjamina no solo llevaba mucho menos maquillaje del que me tiene acostumbrada (¿no sabes de que hablo? Mira el último post) sino que además el tamaño de sus labios se había reducido considerablemente.

La duda la resolvió la misma empresaria, que afirmó en un comentario que se había quitado el relleno de los labios.

A grandes rasgos, para que nos situemos en el mismo punto de partida, comentaros que, para aumentar el volumen de la boca, se utilizan inyecciones de ácido hialurónico, una sustancia que nuestro cuerpo produce de manera natural.

En concreto, la que se utiliza para los labios es sintética y suele durar entre cuatro y seis meses, ya que llega un momento en el que el cuerpo la identifica y la absorbe. Por ello, cada cierto tiempo, si quieres mantener la boca voluptuosa, tienes que volver a pasar por la clínica.

Si te arrepientes en cualquier ocasión, existe una enzima llamada hialuronidasa que disuelve la sustancia y permite que se absorba de nuevo según ha declarado Nicci Levy, fundadora de una clínica de belleza especializada en las inyecciones labiales, a la web HelloGiggles.

Pero por mucho que la práctica sea reversible, la CEO también avisa de que existen efectos secundarios como «hinchazón y hematomas». Además se corre el riesgo de que queden cicatrices en los labios si no se realiza la intervención en centros especializados (en otras palabras: evita ir al salón estético de chinos del barrio, ese que te hace tan buen precio por la manicura).

Independientemente de si es una práctica que te gusta o no, a mí, como firme defensora de la belleza natural, me encanta ver a Kylie con un aspecto menos plástico.

 

Maquillaje a prueba de sudor: cómo pintarte los días de calor

Hay una cosa que me fascina del verano y es cómo después de dedicarle varios minutos a un maquillaje perfecto, el calor te lo funde en el instante siguiente a pisar la calle.

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KYLIE COSMETICS

Cinco minutos es lo que tarda mi cara en perder la base, en derretirse la línea del eyeliner y en adquirir el brillo característico de ese iluminador natural en el que se convierte el sudor, que hace que refleje todos los brillos del astro rey.

Es por ello que, en verano, cambio un poco mi manera de maquillarme. La base queda guardada en el neceser hasta el otoño, al igual que los pintalabios de colores oscuros, y recupero aquellos de colores más cálidos.

A excepción del tapaojeras, que junto a la crema hidratante y a la protección solar, se ha convertido en uno de mis imprescindibles antes de salir de casa, el resto de mi maquillaje cambia por completo.

A la máscara de pestañas también le digo «Bella, ciao«. Aplicar un poco de vaselina después de elevar las pestañas con el rizador consigue mantenerlas con volumen y de manera más natural, evitando que se quede la máscara en los párpados (sí, me sudan hasta los párpados).

Los polvos de colorete están genial, pero como con el calor me sudan hasta las intenciones, en verano me limito a salir del paso con el pintalabios. Aplicas el exceso de la pintura de la boca con toquecitos a lo largo de los pómulos y listo.

El eyeliner es el único cosmético al que ni puedo ni quiero renunciar. La versión veraniega que utilizo para delinear el ojo es la resistente al agua o waterproof. Es cierto que después cuesta la vida quitárselo, pero al menos voy con unos ojos de gata dignos de Brigitte Bardot.

Pero si aun así a ti te da igual todo porque eres una #makeupaddict empedernida, y quieres seguir usando base, lo más recomendable es que prepares la piel con un primer o prebase, que acondiciona la piel y hace de barrera entre los poros y el maquillaje.

Fijar el resultado final con polvos traslúcidos o fijadores de maquillaje en spray también conseguirás que dure más. ¿Y si todavía sigues sudando? Recurre al papel absorbente facial (sí, existe y funciona).

El vello empieza a existir en publicidad (y hay que celebrarlo)

«PELO. Todo el mundo tiene. Incluso las mujeres. El mundo finge que no existe, pero existe. Lo hemos comprobado«.

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Así empieza el anuncio de una marca de maquinillas de afeitar con la que he conseguido sentirme identificada por primera vez en mi vida.

Ni escenas de piernas suaves como el mármol italiano ni tomas de bandas de cera pegadas a zonas de piel totalmente imberbes, sino pelo, pelo y más pelo.

La campaña no se queda en el vello de las axilas o de las piernas, sino que saca el del ombligo, de las ingles o el de los dedos de los pies (gracias, alguien tenía que hablar del tema algún día).

«Entonces, como quieras, cuando quieras o incluso si alguna vez quieres afeitarte, estaremos ahí» dicen los rótulos del anuncio. Y francamente, es imposible no verse reflejada, porque que levante la mano a la que le ha dado pereza depilarse y ha pasado de hacerlo.

Es un alivio ver que tratan la depilación como algo que puedes elegir, no como en la campaña publicitaria en la que una chica le decía a sus amigas que no podía acompañarles a la piscina por no estar depilada.

Como si por tener pelos tuviéramos que encerrarnos en una mazmorra alejadas de la luz del sol, no vaya a ser que la existencia de nuestros pelos corte la mayonesa o agrie la leche fresca.

La empresa promete vender productos de depilación y cuidado para el cuerpo libres del impuesto rosa (que si no sabes qué es, puedes enterarte aquí), lo que también se agradece, ya que no tenemos por qué gastar más por ser mujeres.

¿Lo mejor? Uno de sus lemas: «No te llamaremos ‘diosa’ por afeitarte las piernas. Lo prometemos».

Gracias por remarcar lo ridículos que son los anuncios de Venus Gillete. Ya era hora de que se mencionara. Ir con las piernas depiladas no nos convierte en deidades. Terminar a tiempo el TFG o montarte sola tus muebles del Ikea, sí.

El bikini del revés: la tendencia que solo queda bien si te has operado las tetas

¿Os acordáis cuando a las blogueras de moda les dio por el underboob, el escote que dejaba la parte de abajo del pecho a la vista en vez de la de arriba? Bien, ha llegado la versión veraniega.

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UPSIDEDOWN BIKINI FACEBOOK

Los estilismos estivos, compuestos muchas veces por bikinis, sumados a la enésima reinterpretación de un escote han dado lugar al «upside down bikini«, una manera de colocarse las tiras de la parte de arriba del traje de baño que te resultará muy familiar.

¿Te has dado cuenta? Correcto, es lo mismo que hacía tu madre cuando quería ponerse morena en la piscina para evitar las marcas de los tirantes: un nudillo en el centro y los extremos por detrás de la espalda (en este caso por dentro de la copa).

La idea de darle una segunda vida al bikini, es buena, no seré yo quien diga que no como firme defensora que soy de reciclar ropa. Es buena, sí, pero especialmente si tienes el pecho operado.

A mí la idea me estaba gustando. Incluso con cierta esperanza he visto el vídeo tutorial de Instagram que explica cómo puedes hacerlo.

Sin embargo, a la hora de mirar los ejemplos que daba la cuenta de la tendencia, me costaba encontrar mujeres con el pecho sin operar.

Fijaos que de las primeras cien fotografías que muestran el bikini hacia abajo solo he contado cinco de mujeres cuyo pecho fuera al natural. Y sí, podéis creerme cuando os digo que sé diferenciarlos.

Entonces, ¿qué pasa? ¿Es para todas esto? Pues honestamente, no. Los intentos que he podido hacer a la hora de atar el bikini de esa manera, me dejan el pecho espachurrado y con parte del pezón al aire, lo que me horroriza ya que es una piel extremadamente delicada y no debería estar al sol.

Por otro lado, los casos de las mujeres con pecho grande y natural, al perder la sujeción del tirante anudado al cuello, terminan con las tetas desparramándose por fuera. Igual aguanta bien puesto los dos minutos que posas para la foto, pero nada más levantarte aquello va a caer por su propio peso.

En definitiva, que las tendencias, ideas, propuestas y maneras alternativas de llevar una prenda están muy bien, pero me gustarían más si fueran algo que pudiéramos disfrutar todas en vez de una cosa que solo resulta favorecedora si has pasado por el quirófano.

Es el momento de romper con el sujetador de aros

(Y da igual cuando leas esto.)

Desde tiempos inmemoriales las mujeres hemos sometido a nuestro cuerpo a torturas absurdas fruto de la estética de la época: miriñaques, polisones (los culos postizos estilo hermanastras de la Cenicienta), el corsé… Y todavía seguimos usando los nietos del último.

VICTORIA´S SECRET

Los sujetadores con aros son el mal y lo sabes, ya que nada más llegar a casa es lo primero que te desabrochas, peores incluso que el hilo de suciedad que se queda sin barrer entre el recogedor y la escoba. 

Mi madre me lo decía cuando vivía mi hormónica adolescencia: “No te pongas ‘sujes’ con aros”. Pero yo, cabezona, insistía en sumergirme en el mundo de los aros y las almohadas de relleno de los push ups. Hasta que llegué un día a casa y, sin decirme nada, se los había quitado a todos ellos. Menudo trauma.

Quizás no fue, no, quizás no, mamá, quitárselos sin mi consentimiento no fue la mejor manera de hacerlo, pero ahora sé que solo te preocupabas.

Y con razón, porque los aros metálicos del sujetador hacen un daño impresionante. Y vamos a ser realistas, a diferencia de cuando tu monitor de spinning quiere que le des más caña a la bici, si hace daño NO está funcionando.

Pero además de resultar molestos, provocan que los músculos de la zona se atrofien y, por tanto, no se desarrollan, lo que logra que el pecho quede sujeto de manera natural.

Pero eh, ¡eh! No te me lances al cuello ni corras a esconder tus sujetadores a un lugar más seguro (por si tu madre lee esto y tiene la ocurrencia de la mía). 

Existe todo un mundo de posibilidades más allá de los aros y, gracias a la tendencia de buscar un pecho más natural, las firmas lenceras cada vez ofrecen más variedad, lo que se traduce en que hay sujetadores sin aros más allá del típico color carne.

Así que si eres de esas que no pueden salir de casa sin sujetador o que simplemente te encanta la prenda, atrévete a buscar las más cómodas y, por tu bien, pasa de la tortura (innecesaria) de los aros.