Archivo de agosto, 2018

¿El retorno de las cejas depiladas?

Hay varias cosas que me dan miedo en esta vida: el sonido de un globo que explota, las arañas tamaño cangrejo y que vuelvan las cejas dibujadas a lápiz.

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No os estoy hablando de usar el lápiz de cejas para rellenar los huecos y que parezcan más tupidas, no. Os estoy hablando de depilarse todo el pelo de la ceja, con banda de cera fría modo kamikaze o con cera caliente, y dibujar una línea con el lápiz como si aquello fuera el trazo de un pincel chino sobre el lienzo de los créditos de Mulán.

¿Y esto a qué viene de repente? Os preguntaréis. Viene a que en la próxima portada de Vogue, el número más importante del año (y si no sabes por qué es el más importante, te lo cuento aquí), la cantante Rihanna aparece con unas cejas del grosor de dos bigotes de langostino.

Sí, sé que estamos en un revival constante, que siempre oímos la frasecita de «es que todo vuelve», pero no sé si realmente estoy preparada para que las cejas dibujadas se conviertan en tendencia.

La relación entre las mujeres y sus cejas ha sido cambiando a lo largo de la historia, de hecho, este tipo de ceja tan fina con un efecto dramático la conocen nuestras madres ya que estaban de moda en 1930 gracias a actrices como Jean Harlow o Greta Garbo.

Incluso se les dio otra oportunidad no hace tanto, en los 90. Pero realmente sería una lástima que volvieran con lo felices que estábamos con las cejas pobladas lejos de las bandas de cera y solo perfiladas de vez en cuando. Estábamos incluso empezando a ver el encanto del entrecejo de Frida Kahlo.

Y sí, puede que lo que diga Vogue sea ley en cuanto a moda y tendencias, pero yo voy a confiar en que solo haya sido una interpretación artística y no algo que realmente se comience a llevar.

Inclusividad en la moda: ¿Y ahora hacia dónde tirar?

Parece que de un tiempo a esta parte todas las marcas se han ido apuntando, cada una en la medida de sus posibilidades, a la inclusividad: desde los cuerpos reales de Dove y el desarrollo de otras campañas publicitarias hasta la inclusión de modelos en las presentaciones de nuevas colecciones que supusieran un paso hacia un sector más representativo.

RIVER ISLAND

La moda quiere representar también las diferentes etnias, tallas o características físicas (recordemos la cruzada para dar a conocer el vitiligo que Winnie Harlow ha logrado con su carrera como modelo).

Fue Asos fue la primera firma en contar con una modelo en silla de ruedas. Esta semana Primark anunciaba que habían elegido a una modelo, a la que le faltaba parte del brazo, como maniquí para dar a conocer su nueva colección casi al tiempo que modelaba para River Island una niña de ocho años a la que le habían amputado ambas piernas, poco después de su nacimiento.

Cada vez que se cuenta con una persona que se escape de lo que son los cánones estéticos clásicos que regían con rigidez la industria, tenemos un motivo para celebrar. Que se muestren alternativas de cuerpos dentro de las campañas de vestimenta no significa otra cosa que mostrar la realidad (de hecho en este momento acaba de subir al metro un señor que solo tiene un brazo).

Sin embargo, como hablaba ayer con una amiga mía, estaría bien también que la inclusividad no se quedara solo en la cara de la marca sino que llegara al esqueleto, a los patrones.

Pero estaría todavía mejor que, teniendo en cuenta los efectos de la industria de la moda rápida de consumo inmediato, la fast fashion, se tomaran otras medidas.

Es cierto que las marcas de ropa han encontrado en la inclusividad un «caballo de batalla» para la responsabilidad social.  Sin embargo, y ya que cada empresa puede ayudar de la manera que considere (o incluso no ayudar en absoluto), ahora que ya están los valores de las diferentes bellezas empezando a integrarse, dar un paso en otra dirección, una que no suena tan curiosa como una modelo con una discapacidad física pero que no podemos dejar de lado: la sostenibilidad.

Creo yo, aunque esto es solo una idea, que es el momento de empezar a pensar en la moda con cabeza, en procurar evitar los daños al medio ambiente y a los seres humanos que puedan generar tintes hechos en un país tercermundista, en confiar en tejidos reciclados, en pensar en estrategias que eviten que todavía haya un porcentaje de las prendas que vemos en las tienda que no llegue a venderse.

La normalización y conquista de diferentes cánones estéticos es algo fantástico siempre y cuando el ser humano siga teniendo un planeta en el que poder disfrutarlo.

La gordofobia de Netflix

Por lo general suelo ser bastante fan de las producciones de Netflix, tanto de series como de películas, sin embargo, en el caso de la ficción que van a estrenar el 10 de agosto siento que quiero opinar al respecto.

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Insaciable es la típica serie adolescente que trata sobre el bullying así como lo trató en su día Por Trece Razones. La diferencia es que, por lo que se puede apreciar en el tráiler, esta va sobre el bullying relacionado con el cuerpo, lo que conocemos gracias a internet como bodyshaming.

La protagonista Fatty Patty, que vendría a ser Patty la Gordita, recibe insultos y humillaciones por parte de sus compañeros. Tras todo un verano «con la mandíbula cerrada» (se la rompen en una pelea) vuelve al instituto delgada (y también maquillada y con el pelo de peluquería) lista para vengarse de todas las personas que le hicieron daño.

Es la historia de Betty la Fea con la diferencia de que esta Betty no tiene que quitarse unas gafas, sino unos cuantos kilos, el cuento del patito feo que nos contaban de pequeños.

Cuando Patty adelgaza se convierte en una de las alumnas populares que triunfa entre sus compañeros (especialmente los de género masculino), por lo que el mensaje que lanza la serie es un poco conflictivo.

En primer lugar «no seas gorda», ser gorda es malo ya que las cosas malas le pasaban cuando era gorda. Solo siendo delgada recibe la aceptación de sus compañeros.

La aceptación de los demás no es importante. Vamos a ver, estamos hablando de gente que puede que tome la pizza con piña, ¿en serio nos importa su criterio? La aceptación que importa, y la que deberían tratar en la serie es la de una consigo misma, el trabajo que conlleva la autoestima es un trabajo mucho más exigente que con cualquier otra persona.

De hecho, si eres gorda, solo puedes ser eso, gorda. Ya que, como dice en una de las frases del tráiler: «Siendo la ex gorda puedo ser lo que quiera». Porque claro, por todos es sabido que cuando eres gordo no tienes tiempo para más cosas en la vida. Te pasas las 24 horas haciendo cosas de gordo. En cambio si adelgazas puedes ser lo que quieras. Según Netflix, para conseguir algo en la vida tienes que estar delgado.

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La serie juega con el mensaje de «si no comes, adelgazarás» ya que la protagonista solo adelgaza cuando tiene la mandíbula rota. Sin embargo hay muchas más cosas detrás de un sobrepeso. Pueden ser problemas de autoestima, de metabolismo… No solo que esa persona no pueda mantener la mano lejos de las patatas fritas de bolsa.

Cuando Patty está gorda la visten como el culo, y me vais a permitir la expresión pero es que la visten fatal. Es algo que me parece muy injusto porque no es otra cosa que fomentar el mensaje de «estás gorda, tápate que me asustas».

En cambio, en cuanto adelgaza, puede llevar escotes, prendas ceñidas, aberturas… Pues no, no estoy de acuerdo. Hay un montón de youtubers XL que se dejan la piel en romper con estos prejuicios, y si no creéis que con ciertos kilos se pueda vestir bien echadle un ojo a Dianina XL, Mimi XXL o Jennifer Usandizaga.

Y además, ¿es que una persona gorda no puede maquillarse u ondularse el pelo? ¿Por qué son cosas que solo hacen cuando la protagonista está delgada?

Cuando Patty solo tiene una cosa en mente: vengarse. Ninguna afición saludable (mentalmente hablando). Ni hacer escalada, ni apuntarse a piano o, ahora que está delgada, entrar por la puertecita del Imaginarium, solo quiere vengarse de la gente que le hizo sentir mal.

O sea, quiere hacer daño a la gente que un año antes le hizo daño. Qué sano todo, ¿verdad?

En definitiva, la serie promueve una serie de ideas que solo continúan estereotipos que se asocian al sobrepeso en vez de en tratar de abordar el tema con la profundidad y el tacto que realmente necesita. Así que Netflix, como la serie realmente se asemeje al tráiler, tenemos un problema.

Kim Kardashian ya se ha hecho el corte de pelo del verano

Si pensabas que eras la única a la que le apetecía deshacerse del pelo largo a base de un buen tijeretazo, estabas muy equivocada. Las celebrities, que son más humanas de lo que pensamos cuando las vemos en Instagram con sus deportivos y sus bolsos de miles de euros, también pasan por la crisis existencial del pelo y el verano.

[Un momento… ¿aún no me sigues en Instagram, Twitter o Facebook?]

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De hecho, más de una está cayendo en un corte que, como no tengas las ideas muy claras respecto a tu melena, vas a querer hacerte conforme vayas leyendo esto (luego no digas que no estabas avisada, ¿eh?). Y es que el bob a la altura del cuello es el corte que ha sustituido la melena de Kim Kardashian.

Lo que todavía no ha quedado claro es si era un estilo que le gustaba o que le ha convencido al ver que su hermana Khloé también lo lleva (solo que en rubio platino).

El bob de ambas hermanas, conocido como long bob o loob, se lleva con la raya perfectamente peinada en el centro de la cabeza y con las puntas mirando hacia dentro, lo que requiere que seas diestra en el arte de darle al secador y al peine cilíndrico al mismo tiempo.

Hablo del corte del verano porque, sorprendentemente, mire donde mire, empiezan a florecer famosas con ese corte: Mila Kunis o Dua Lipa son otras celebridades que también han optado por el long bob y pasan de complicarse el verano con la melena larga.

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¿Pero qué tiene este corte que hace que me apetezca volver a pasar por el incómodo sofá de lavado de la peluquería? En principio es un tipo de peinado que aparentemente rejuvenece (o eso opinan los expertos…). Además, el corte, que es ligeramente más largo por delante, perfila los rasgos lo que hace que las que son de rostro redondeado tengan una especie de countouring capilar.

Así que si por lo que sea te lo decides cortar, y al día siguiente lo echas de menos (algo que tú y yo tenemos claro que va a pasar), puedes sentirte consolada por la propia Kim, que, poco después de cortarse el pelo, tuiteó: “Espera, echo de menos mi pelo largo”. Y es que al final mucho nos quejamos pero se le coge cariño a la melena (aunque dé calor).