Puede que lo bailaras, que agitaras la melena que aunque no estuviera lavada con champú de huevo, la habías aliñado con tres kilos de laca que hacían que se mantuviera totalmente estática sobre tus hombreras.

Exposición de Tino Casal en el Museo del Traje. MARA MARIÑO
Puede que le vieras en un concierto o que la noche que actuaba en la televisión, esperaras inmóvil delante de la pantalla. Pero 20 años después, cualquiera que pasara por mi salón podría jurar que Tino Casal seguía vivo. Yo misma lo juraba cuando mi madre ponía el CD de Eloise algún fin de semana por las mañanas.

Exposición de Tino Casal en el Museo del Traje. MARA MARIÑO
Cuando ya de adolescente me contó que había fallecido en un accidente de tráfico, recuerdo que me quedaba embobada memorizando la cara que me devolvía la mirada de su disco mientras me preguntaba hasta dónde habría llegado en el panorama musical. Tenía la voz, el carisma, el show, la letra y el estilo. No lo sabía en ese momento, pero años más tarde descubriría que su relación con la moda llegaba a límites insospechados.
Fue este invierno concretamente en la exposición del Museo del Traje dedicada a él de título El arte por exceso. Y es que así era el armario del cantante, excesivo en el sentido de que derrochaba su esencia por donde quiera que lo miraras. «Fui encontrando mi persona a medida que me soltaba la melena y me crecía el tacón» rezaba una de las paredes de la exposición.
En sus chaquetas, camisas y pantalones encontré brillos, mezclas de estampados, de cebra, de leopardo, de serpiente, mezclas de tejidos, encajes, cinturones, correas, tachuelas, lentejuelas, anillos, pieles… e incluso elementos totalmente ajenos a la ropa como insectos de plástico.

Exposición de Tino Casal en el Museo del Traje. MARA MARIÑO
Su estilo único oscilaba entre un pimp (‘chulo’, aunque me refiero a la personalidad estética llamativa que llevaban a partir de 1970), un vaquero del Medio Oeste y Sandokán. Una especie de mezcla de armarios de los Village People concentrados en uno solo.
Pero para el cantante asturiano, su gusto «es la única forma de ser consecutivo con mi forma de pensar, con mi mundo interior y con el ambiente en que me muevo».
Todo inspiraba a Casal y fue a partir de los viajes que realizó en 1970 a Londres que se introdujo en el mundo del diseño. Además de una línea de bolsos y de la decoración de pubs o boutiques, se lanza a customizar sus propias prendas que luego eran lucidas en programas y conciertos, básicas para apoyar su carrera musical: «Si yo quiero vender mis discos, tengo que tener una imagen que responda a lo que está sonando«.

Exposición de Tino Casal en el Museo del Traje. MARA MARIÑO
Van ya 25 años sin Tino Casal y sigue teniéndome embrujada.
Muy buena voz y un gran artista. Su estética correspondía a su época que fue terriblemente hortera, pero a él le quedaba ideal.
14 diciembre 2016 | 09:54
Gran artista aunque para mí su estilo y canciones eran horribles
14 diciembre 2016 | 10:08
¿De donde sacaria todas esas estrafalarias ropas que parecian disfraces? Tino Casal hizo el mejor tecnopop español de los 80 junto con Azul y Negro y Mecano
14 diciembre 2016 | 10:49
Como todo esto va por modas, ahora toca decir que Tino Casal fue genial. No niego que a algunos pudiera gustarles, pero era tan hortera que no se podía mirar más de 1 minuto y su música… bueno, de música poco. Por favor, no comprar con Mecano.
14 diciembre 2016 | 12:59
No «comparar», claro.
14 diciembre 2016 | 13:01
Sin gustarme demasiado el tecno pop ni la estética barroca, Tino Casal me encantaba. Él, sus canciones y su música. Tenía algo que lo hacía único.
14 diciembre 2016 | 14:03
Tino fue un genio, a la altura de Dalí, a la de Picasso no, Picasso no era un genio.
15 diciembre 2016 | 00:17
#1
Lola, ¿hortera o kitsch?
Es difícil definir dónde termina uno y dónde empieza el otro, lo que es indudable es que tenía estilazo 🙂
15 diciembre 2016 | 10:13
#2
Para gustos los colores 🙂 en mi casa triunfaba!
15 diciembre 2016 | 10:14
#3
Por lo que vi en la exposición, Tino compraba mucho en Londres que por lo visto sus tiendas tenían más variedad. También es cierto que muchas de sus prendas eran de diseño propio 🙂
15 diciembre 2016 | 10:15
#4
Mecano es Mecano y Casal es Casal, es como comparar la cerveza con el chocolate con churros. Pueden gustarnos ambos 😉
15 diciembre 2016 | 10:16
#6
Nadia, yo opino igual. Huyo de lo sobrecargado siempre, pero en él toda esta estética encaja a la perfección 🙂
15 diciembre 2016 | 10:17
#7
Bueno, eso ya es opinión personal! Para mí es genial sin más 🙂
15 diciembre 2016 | 10:18
De lo más icónico de la movida madrileña y, por ende, de la etapa de apertura mental española hacia nuevas vibras.Tristísimo final que truncó tan pronto lo que pudo ser brillantísima luz en tiempo prolongado, pero aún así dejó su impronta genial. Eloise, Embrujada… gracias por haber pasado por esteplaneta, Tino.
15 diciembre 2016 | 11:42
Uy, seguramente estás acostumbrada, pero aún así te comento que antes de hacer ejercicios así debes hacer calentamiento porque someter los hombros a esa resistencia igual te puede provocar desgarro en hombro, cuello, clavícula… Es súper doloroso luego. Ya te digo que seguramente ya lo haces, pero por si acaso.
https://www.instagram.com/p/BN6l3YbARtm/?taken-by=meetingmara
15 diciembre 2016 | 11:59
Entrevista guapa.
https://www.youtube.com/watch?v=bVxL4BXQJRc
15 diciembre 2016 | 12:14
Yo también estuve en la exposición. Merece la pena verla. Me parece un acierto, ya que te permite disfrutar de la creatividad que desplegaba Tino Casal en todo lo que hacía. Toda la atmosfera de la exposicion se ve envuelta por su música y te hace vibrar como cuando estaba entre nosotros. Opino lo mismo Mara, «embrujada» me tiene.
16 diciembre 2016 | 16:10