Cada vez creo en menos cosas Un foro para pensar en lo divino y en lo humano

A los pacientes enferma y a los médicos beneficia

Es como una pesadilla. Abro los cajones de cualquier armario, y todavía siguen apareciendo polvorones, turrones que rezuman y guirlaches medio derretidos, restos de la labor de engorde de las pasadas navidades.

Tengo amigos a los que los almendrados les duran hasta el verano. Y siempre les digo lo mismo, que si se sienten empachados de tanto roscón, trufa de chocolate o turrón de Jijona, bien remojado con güisqui de malta, cava y champán, hasta por fin conseguir hacer volar por lo aires su sistema digestivo, lo peor viene ahora, porque por estas fechas, a la primera visita al médico, lo primero que te quita es el alcohol. Os lo vuelvo a repetir por si no lo habéis pillado: digo que lo primero que te quita el médico, literalmente, es el alcohol, o sea, que te lo quita y se queda con él. No es que te lo arranque de las manos, pero lo cierto es que cuando te sientes mejor de todos los excesos gástricos de las fiestas, y piensas que el peligro ha pasado, un extraño encantamiento te impulsa a regalarle unas botellitas de vino, de puro agradecimiento: “tome usted, don Cosme, para que se las beba a nuestra salud”.

Y debe ser verdad que se las bebe a nuestra salud, el muy jodío, porque a lo tonto a lo tonto nos vamos encontrando mucho mejor según pasan los días de dieta rigurosa. Extraño elixir, el vino, que a los pacientes enferma y a los médicos beneficia.

Mi amigo Bartolomé, aficionado a los buenos alcoholes, me preguntaba un día si yo sabía por qué a los médicos se les regala siempre unas botellitas de vino, y, además, no de cualquier marca, sino la de algún marqués del pan pringao, de los que tanto abundan por La Rioja. “Pues porque cuando el enfermo mejora -le contesté, en plan redicho- está tan agradecido en su desvalimiento que irreflexivamente piensa que ha sido gracias a los cuidados del médico”.

Ocurre como con los patitos recién salidos del cascarón: se van con el primero que pasa a su lado creyendo que se trata de su madre. Así, algo genético e inexplicable nos impulsa a regalarle al médico un par de reservas del Marqués de Murrieta, cuando en realidad somos nosotros los que deberíamos celebrarlo en carne propia: “chas grrraciass, dostor, stoy bucho bejor de la brósdada; susted un ardisda”, le diríamos si fuésemos consecuentes. Pero no, ni un libro, ni un disco, ni siquiera unos guantes de lana: tiene que ser una cosecha determinada de un tempranillo riojano que apenas va a redundar en su educación. De tal comportamiento misterioso del ser humano resulta que las bodegas de los médicos están mejor surtidas que sus librerías.

Y no todo se explica por el hecho de que nuestras vidas dependan de ellos (¿estamos locos? ¿aún encima queremos emborracharles?): cuando salgo vivo del puente aéreo Madrid-Barcelona, por ejemplo, tras una travesía en la que, esta vez sí, mi vida estaba en manos de un piloto al que jamás he visto la cara pero que se portó como un jabato sorteando tormentas, ningún impulso extraño me impele a entrar en la cabina para regalarle un par de botellas de vino (quizá sí un frasquito de colonia a la azafata, pero ese es tema para otro día, si no os importa).

Yo conocí este comportamiento misterioso del ser humano por mi casa. Mi padre, del que no sabíamos muy bien en qué trabajaba (era catedrático de latín) recibía por estas fechas muchos regalos de padres de alumnos que no se creían en absoluto que los zánganos de sus hijos hubiesen aprobado la asignatura por méritos propios. Era para ellos tan asombroso como lo es para mí que el médico cure, el piloto aterrice o la azafata salga con ese novio con pinta de lechuguino.

El caso es que una fuerza irrefrenable les impulsaba a enviar a nuestra casa un jamón, agradecidos por haber aprobado a la mala bestia de su retoño. Algo en su fuero interno les hacía pensar que si sus hijos dominaban la lengua de los curas su futuro estaba garantizado.

Pero la historia no tiene final feliz: a pesar de todo, nunca un jamón atravesó el umbral de mi casa. Todos fueron rechazados cortésmente por mi padre, que guardaba en la cartilla de la Caja de Ahorros más orgullo que dinero, mientras mi madre se tragaba en silencio lágrimas de impotencia al ver alejarse el jamón, escaleras abajo, tal como había venido.

Mi padre sería catedrático, pero dejémonos de coñas: los que en verdad sabían latín eran los médicos.

16 comentarios

  1. Magnífica su lectura. PEro el vino, una copita al día del bueno, el chocolate, el jamón y la fruta son los mejores alimentos para la salud y para la vida. El vin

    21 enero 2006 | 11:51

  2. Dice ser sssssss

    la culpa es del pp y de la iglesiaes así, ¿verdad manolin?

    21 enero 2006 | 14:16

  3. Dice ser jo jo

    Pues si tu padre hacia eso era tan sinverguenza como tu manolito

    21 enero 2006 | 14:53

  4. Dice ser veste

    Manolito, muy mal. ¡hoy te has dormido! nooo, eso no está bieeeen.

    21 enero 2006 | 15:50

  5. Dice ser Bar tolo

    Hay! Y qué razón tienes Manolito, los típicos pringaillos que no les duele regalar grandes vinos a los médicos solamente porque han cumplido con su obligación. Es que ojo, no es pa matarlos?

    21 enero 2006 | 15:58

  6. Dice ser yatevale

    Manolo, cuanto más larga haces la columna, mejor te queda.¡triste día para el periodismo popular aquel en que te recortaron la columna de 20M! …y total, para hacer sitio a la «columnista del PP», la de Mercedes de la M.Ahora, en las 4 líneas que te han dejado, te quedas como un tigre en una jaula, se nota que tienes algo, pero no lo muestras, se te ve triste…¡Suerte de la intenné esta que te permite expresarte a gusto!En agradecimiento por los buenos ratos con tus artículos, te envio unas botellas virtuales de «Marqués del Blog». (No se lo digas al cabrón de tu médico…) ¡A tu salud!

    21 enero 2006 | 16:54

  7. Dice ser Gognon

    D. Manuel, habrá visto que si no se mete con la iglesia o el pp es como si les faltara algo a sus trolls. Lo digo por el mensa del sssssssibilino

    21 enero 2006 | 19:16

  8. Dice ser tito

    Hola, Saco, me mola tú artículo…lo leo y me pregunto ¿este artículo es de Saco?…Debe ser el descanso del guerrero; seguro que en el próximo volverás a ser el de siempre…porque de lo contrario este blog perdería su encanto. ( y te lo dice uno que políticamente no coincide contigo )Bueno, saludos y enhorabueno por tu fantástico artículo.

    21 enero 2006 | 19:31

  9. Dice ser ojo de tormenta

    Pues en mi caso y aunque descuento que no te interese en lo más minimo, te diré que ojalá escribieras así todos los días, que es un placer leeer algo tan enterito y sin fisuras, tan a propósito para sostener la vida y sonreír pacíficamente, en paz. Y que estoy muy a tono con que ésta – la paz – se sostendría en su ser mucho más armoniosamente si nos ocupáramos de las pequeñas cosas como las que hoy comentas, sosteniéndolas y cuidándolas como lo que son: valiosas maravillas. Y preservándolas de las otras, las que agrían los vinos. Y no nutren.

    21 enero 2006 | 20:09

  10. Dice ser Carolonline

    No soy jueza sin embargo temo caer en ese ejercicio.No bstante el padre juntaba dinero ,tu madre se moria de comer en el presente lo que deseaba pues gracias a sus exquisitas comidas en casa tu papà gozaba de buena salud y al estar bien fortificado entregaba lo mejor de si en las clases de latìn, por eso se le retribuia. Lamento no haya imaginado que quien le acompoñaba necesitaba algo. Aunque digamos que dar es generar y ley amorosa;quizas un regaloneo no hubiese estado demas si hubiese destinado alguna remesa para agradar a su conyuge.

    22 enero 2006 | 11:13

  11. Dice ser sabbat

    Tal vez por eso del latín yo siempre he querido tener un padre que hubiera sido médico y no al mío. Un adicto al vino, que apuesta con botellasSaludos

    22 enero 2006 | 14:34

  12. Dice ser Jorge

    yer Otegui proclamaba en la ceremonia de reestructuracion de ETA: «Vamos ganando» (ZP se lo permitio y gente como usted a porillo). Sin embargo, segun Manolito: «Aqui no pasa na, to er mundo e gueno». ¿Podra su conciencia asimilar tanto daño al estado de derecho cuando despierte de la miopio ideologica que padece?

    23 enero 2006 | 12:08

  13. Dice ser Johannes Paulus

    Es una maravilla leer lo que cuenta de su padre: aquí se ve cómo se cumple el salmo 126/127: “Felicidad para el hombre que teme al Señor/que camina por su sendero/vivirá del trabajo de sus manos/será feliz y gozará de todo bien/su esposa como vid fecunda en medio de su casa/sus hijos como brotes de olivo entorno a su mesa/Que el Señor te bendiga desde Sion/que puedas ver a los hijos de tus hijos/¡Paz a Israel!”.Y el siguiente salmo, el 127/128 sigue “el salario del justo son los hijos/los hijos de la juventud son como flechas en manos de un guerrero/dichoso aquel que tiene llena su aljaba/por que no temerá cuando litigien con él en la plaza”.Ver cómo se cumple la Palabra en gente concreta es un acicate a los presentes, por que Dios lo unico que desea para el hombre es que sea feliz.

    24 enero 2006 | 10:13

  14. Dice ser Manuel Saco

    Johannes, lo malo es que mi madre, sobre quien recaía la pesada carga de prever lo que íbamos a comer al día siguiente, seguramente preferiría, en su fuero interno, que su marido tuviese un poco menos de orgullo y más de pragmatismo. Sólo lo suficiente para conocer cómo sabía aquello que llamaban jamón.

    24 enero 2006 | 10:28

  15. Dice ser Johannes Paulus

    Ya sabe que «no solo de pan (aunque sea con jamón) vive el hombre…»

    24 enero 2006 | 10:46

  16. Dice ser el vino

    A tu padre le pasaba lo que a ti. No creía en nada. Cuando no se cree en nada, no hay razón por la que luchar por la dignidad de los demás. Solo un favor, canaliza el odio hacia tu padre hacia ZP y deja a los demás tranquilos.

    24 enero 2006 | 19:53

Los comentarios están cerrados.