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Ni StarWars, ni Frozen, ni Peppa Pig… la estrella de la temporada es ‘La patrulla canina’

Antes de tener niños, cuando los regalos había que comprárselos a sobrinos que ahora están en la preadolescencia, recuerdo que nos resultaba muy complicado encontrar juguetes de Los Lunnis. Un año estuvimos revolviendo cielo y tierra para encontrar un muñeco de Lublú que además era carísimo. No hace mucho vi juguetes similares a precio de saldo en un hipermercado.

Cuando Jaime, que ahora tiene nueve años, era un bebé tuvo lugar el reinado de Pocoyo. Tuvimos cuentos, muñecos, juguetes para la bañera y el ordenador de Pocoyó. Parecía incluso sur Jaime quería decir sus nombres, y desde luego reconocía a cada uno de los personajes pese a su autismo. Sí, Pocoyo perdura, pero muy lejos del nivel que alcanzó.

Con Julia fue Peppa Pig. La familia de la cerdita rosa y sus amigos estaba por doquier. También fue tiempo de Violeta hasta en la sopa, aunque con Julia eso nos lo ahorramos.

Lo de las franquicias infantiles de moda, basadas en personajes de televisión o películas, deja en un juego de niños los vaivenes de Juego de tronos (que la nueva temporada arranca en abril, los mayores tampoco somos ajenos a estos fenómenos). Hay reinados de primer orden y de segundo, los hay que duran años y los hay que son flor de una o dos temporadas.

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El último que está triunfando es, sin lugar a dudas, La patrulla canina, en la que un grupo de perros de diferentes razas (y un mestizo, estupenda idea) con la ayuda de un niño tienen todo tipo de misiones. Julia y Jaime son ajenos a esta nueva moda infantil, pero hace ya bastante que me di cuenta oyendo hablar a padres más recientes en el trabajo de su existencia y tirón, una sensación que afiancé recorriendo los pasillos de las jugueterías y que confirma Amazon.

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¿Programas como ‘La voz Kids’ o ‘Masterchef Junior’ deberían emitirse en horarios que no hicieran trasnochar a los niños?

LA PRESENTADORA Y EX MISS EVA GONZALEZ CON LOS COCINEROS PEPE RODRIGUEZ, JORDI CRUZ Y SAMANTHA VALLEJO NAGERA DURANTE LA PRESENTACION DE LA 2 EDICION DEL PROGRAMA " MASTECHEF JUNIOR " 16/12/2014 MADRID

Eva González con los cocineros Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo Nagera y algunos concursantes en la presentación de la segunda edición de ‘Masterchef Junior’. (GTRES)

Recuerdo cuando era niña luchar contra el sueño para ver el Un, dos, tres… También que el peor castigo era que me dejaran sin verlo (normalmente por lo mala comedora que era). Realmente es el único programa de televisión que recuerdo que me tuviera despierta a deshora, y además era un viernes, sin cole al día siguiente. Puede que me falle la memoria, pero me da la impresión de que raro era el programa infantil o familiar en aquellos años ochenta que nos tuviera levantados muy tarde.

Hace pocos días, la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) mandó un comunicado protestando sobre los horarios de programas dirigidos a un público infantil (o familiar) como los que menciono en el titular, que tanto en la televisión pública como en las cadenas privadas acaban a las tantas Y en días en los que luego hay que madrugar para ir al cole.

Es una queja que he oído con frecuencia a compañeros y amigos también respecto a los eventos deportivos, lo poco que les preocupa crear afición y que los niños puedan ver partidos al programarlos a horas tan tardías. Aunque ese tal vez sea otro tema y haya cambios en marcha: este mismo fin de semana fue noticia que el partido de los sábados a las 22.00 se suprimiría y en su lugar habría uno ese día a la 13.

Salvo en el caso de los niños cocineros, lo cierto es que en ARHOE hablan de programas que jamás ha visto Julia. Y Masterchef Junior lo ha visto siempre grabado y a horas mas normales, normalmente dosificado en trozos (es larguísimo). Quiero decir con ésto, que hay modos de regatear estos horarios (y la publicidad interminable que a veces acompaña a estas emisiones).

En cualquier caso, lo cierto es que me parece una reivindicación razonable y una pregunta que tal vez debamos hacernos, sin obviar que el rentable primetime español es el culpable y viene dado por nuestros horarios incomprensiblemente tardíos en el resto del mundo.

Responsables de la Comisión señalan que a raíz del auge de los talent shows infantiles y juveniles se está consiguiendo que numerosos niños y jóvenes en edad escolar permanezcan pegados a la pantalla a unas horas impropias para su edad. Destacan como ejemplos, entre otros, la reciente final en Tele 5 de La voz kids que comenzó a las 22:30 y terminó a la 01:00 de la madrugada o el estreno en la misma cadena de Pequeños gigantes, el día 2 de noviembre a las 21:50 y que se prolongó hasta la 01:20. O como Tu cara me suena mini de Antena 3.Y destacan también que este hecho no es privativo de las cadenas privadas, citando como ejemplo Máster Chef Junior de TVE o Clan TV, que emite dibujos por la noche. Todos estos programas tienen el denominador común de terminar a horas en que los niños deberían estar durmiendo varias horas.

“Tenemos con toda seguridad el dudoso honor de que nuestros niños sean los que más tarde se acuestan en la UE”, señala José Luis Casero, Presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios Españoles. “No contentas con programar el prime time diario a unas horas intempestivas respecto a nuestros vecinos europeos, las cadenas de televisión de nuestro país, en aras de una feroz competencia por los índices de audiencia, invaden el tiempo de descanso de los más pequeños, con la anuencia incomprensible de algunos padres”, añade.

Desde la Comisión Nacional se solicita el cumplimiento de las normas de la Unión Europea sobre los contenidos y horarios de los programas infantiles de las televisiones y hacen un llamamiento a los padres para que controlen el tiempo que sus hijos pasan ante la pequeña pantalla y denuncien los sistemáticos incumplimientos de la franja horaria infantil y sus contenidos.

“Resulta incomprensible la inacción de nuestros poderes públicos respecto a estos problemas; el libre mercado no puede justificar nunca que se ponga en jaque la salud y el rendimiento escolar de nuestros pequeños”, manifiesta José Luis Casero. Y añade que “la irracionalidad de nuestros horarios está invadiendo cada vez más esferas de nuestra vida diaria y las iniciativas que en ocasiones se acometen desde las Administraciones quedan en saco roto en la mayoría de las ocasiones.No es normal programar un programa familiar a las 22.30 de la noche, como tampoco lo es salir de trabajar a las 20 horas o como en el caso de los periodistas, uno de los colectivos más perjudicados por nuestros irracionales horarios, convocar una rueda de prensa por la noche”.

Manuel Carrasco, Rosario Flores y David Bisbal, en 'La voz kids'. (GTRES)

Manuel Carrasco, Rosario Flores y David Bisbal, en ‘La voz kids’. (GTRES)

Por cierto, y hablando de horarios. Como recoje en su blog mi compañero Eduardo Madinaveitia, «el movimiento #mamiconcilia trajo ya el año pasado a España una iniciativa ya veterana en países anglosajones, que aquí se tradujo como #Salpuntual. La iniciativa tuvo una fuerte repercusión en los medios y, lo que es más importante, fue apoyada por algunas empresas que ayudaron a que sus empleados cumplieran ese objetivo aparentemente tan sencillo: salir del trabajo a la hora pactada entre la empresa y el trabajador».

Así que, ya sabéis, hoy #salpuntual del trabajo.

 

¿Cómo es Netflix para los niños?

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Este fin de semana instalamos y estuvimos probando Netflix en casa. Tenía mucha curiosidad por ver la oferta infantil que tiene y como se gestionaba para luego contarlo aquí.

Probablemente no sea preciso explicar lo que es esta plataforma, que permite ver contenidos a la carta en dispositivos móviles o en la televisión si se tiene un chisme que permita replicar ahí lo que estamos (maravilloso ChromeCast, que nosotros usamos sobre todo para poner vídeos de Youtube y fotos familiares que le gustan a Jaime), o una smart-TV.

En cualquier caso, si tenéis curiosidad por un análisis pormenorizado sobre precios, competencia y contenidos para adultos aquí os dejo enlazados un reportaje de mi compañero Dani González y un post de Carlota Chiarroni, autora del blog En capítulos anteriores.

imageVolvamos a los niños, que es lo mío. Una de las primera cosas que te encuentras al instalar Netflix es que te invita a crear diferentes perfiles para los miembros de la familia, así nosotros tenemos los nuestros y los de Jaime y Julia. Cada vez que se crea o añade un perfil pregunta si corresponde a un menor, en cuyo caso los contenidos que aparecerán por defecto son los del apartado Kids.

¿Se puede salir de Kids? Sí. A poco espabilado que sea el niño (y toda esta nueva hornada son listos como el hambre en lo que se refiere al manejo digital), podrá cambiar de perfil y ponerse uno adulto (que es la salida mas obvia) o saltar del espacio kids al convencional, igual que el adulto puede saltar al espacio para niños.

Si hay una manera de bloquear estas salidas, yo no fui capaz de encontrarla. También es verdad que la oferta infantil y juvenil es tan amplia que es poco probable que se vean tentados a irse. Al menos en el caso de los más pequeños.

De todas maneras yo no soy partidaria de dejar a los niños solos con la tele o Youtube sin supervisión. Nos interesa saber qué ven, me parece recomendable ver al menos un episodio de sus series favoritas (pueden acabar gustándonos a nosotros, aviso) y a ellos les gusta que compartamos sus intereses.

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Sobre ‘Cocina con Clan’ y tener clase de cocina en los colegios

Julia está entusiasmada ahora con un programa de Clan llamado Cocina con Clan, un programa (que no concurso) gastronómico infantil muy bien llevado por el chef andaluz Kike Sánchez en compañía de tres niños. Si vuestros peques quieren ir, pueden proponerse como pinches, estoy pensando hacerlo con Julia, le encantaría. En ellos se cocina, se habla de los alimentos, se investiga de donde proceden visitando molinos de harina, huertos y establos, se aprende sobre sus propiedades. Un acierto televisivo que está en el culmen de preferencias televisivas de mi hija.  De hecho mañana vamos a hacer alguna de sus recetas juntas, probablemente las croquetas con forma de zanahoria o calabaza.

Con patrocinio olivarero (de hecho el primer programa estaba centrado en el aceite de oliva), se emite los domingos a la 13 desde hace poco más de un mes. En la aplicación de Clan y en la web de RTVE hay unos cuantos ejemplos. Ojalá dure muchos programas y no sea un breve ejemplo de la moda por la cocina que nos invade.

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Ese mismo entusiasmo que ahora despierta en ella este programa lo tuvo durante varias semanas del primer año de infantil, gracias a un breve taller de cocina que aún recuerda. Probablemente será la única vez en todos sus años de escolarización en los que podrá cocinar y aprender sobre los alimentos que consumimos.

Julia es cocinillas, como su madre. Disfruta cocinando conmigo y, antes del verano, se lo pasó muy bien en un curso infantil de cocina en Apetitoh, el taller de cocina en el que yo sigo aprendiendo.

Ya os he dicho recientemente que enseñar a nuestros niños a alimentarse bien es tan importante como enseñarles a leer y escribir. Y no me refiero en absoluto a la obsesión por comerlo todo sano y no pisar una hamburguesería o tener niños que miren las chuches como baratijas marcianas, no me entendáis mal.

Sé que hay muchas materias interesantes y útiles que tratar en clase, pero algunas horas dedicadas a enseñar a disfrutar cocinando, aprender técnicas básicas y un mínimo sobre los alimentos que consumimos tal vez sería un paso decisivo para luchar contra esa moderna lacra sanitaria de la obesidad.

Coincido completamente en eso con mi compañero Juan Revenga, el nutricionista de la general, que no hace mucho decía:

Nuestro actual patrón de alimentación ha evolucionado con el de respecto a hace un par de décadas (o más) introduciendo más alimentos procesados, más manipulados y menos frescos. Todo ello implica, sobre el papel, una mayor libertad y de este modo no se le presta al acto alimentario la importancia que tiene ya que siempre habrá algún sistema al que echar mano para proveerse del cotidiano sustento… y en esta situación hay muchas más probabilidades de hacerlo “a salto de mata”. En este sentido el animar, fomentar y promover que la población cocine tendría, desde mi modesto punto de vista, dos ventajas casi casi incontestables:

Por un lado de forma general, se incluirían más alimentos “normales”, más carnes, pescados, verduras, hortalizas, legumbres, etcétera… y menos alimentos procesados y precocinados. Y por el otro, y al mismo tiempo, implicaría que las personas que se encargan de proveer el diario sustento en una casa hicieran un acto de previsión de qué se va a comer en los días venideros. Si se come lo que se cocina y no otra cosa salvo excepciones, el diseño de las listas de la compra sería, casi seguro, mucho más acertado. De este modo, la población, invitada y promovida de forma adecuada a cocinar haría mejores elecciones y además no se daría al traste con nuestra cultura culinaria… algo también en claro retroceso en nuestros días.

No sé qué os parecería a vosotros que tuvieran ese aprendizaje en el aula, en algún momento de sus muchos años escolares, pero yo aplaudiría la medida. Se puede trabajar muchas materias cocinando: matemáticas, lectoescritura, conocimiento del medio… Aprendizajes prácticos y con sentido. En cualquier caso, es mucho lo que podemos hacer en casa al respecto.

Y bienvenido sea en cualquier caso Cocina con clan, mil veces preferible a productos como Monster High o Violeta. Dos series que me sorprende ver lo mucho que gustan a algunas niñas tan pequeñas como la mía (Julia tiene cinco años) y que no han entrado en mi casa y procuraré que sigan fuera. Aunque eso ya es otro tema del que hablar otro día.

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¡Llama a la comadrona!

Portada de uno de los libros en el que se basa la serie.

Portada de uno de los libros en el que se basa la serie.

Sí, vivo en la Babia televisiva. Lo confieso. Dedico muy poco tiempo a la tele y suele ser a unas pocas series  concretas. Hay infinidad de programas que son conocidos por casi todo el mundo de los que yo no he visto ni un segundo.  La tele en casa suele mostrar dibujos y películas animadas. No lo digo vanagloriándome, soy consciente de que me pierdo cosas interesantes, la televisión me parece un buen instrumento si se usa bien (yo he aprendido y disfrutado mucho, no voy a renegar de ella ahora) y ser un completo ignorante en cultura popular tampoco es como para presumir, al menos tendría que saber quiénes son ciertas personas o de qué van algunos programas de los que todo el mundo habla. Pero no me da el tiempo para todo lo que quiero hacer. Por las noches, si tengo la cabeza medianamente fresca, prefiero escribir.

No obstante, el otro día y por pura casualidad me topé con una serie de televisión que estaban emitiendo y a la que me quedé pegada. Se titula ¡Llama a la comadrona!. El canal era AXN White me parece recordar. Me pareció divertida y muy bien hecha.

Está narrada por Vanessa Redgrave y cuenta las andanzas de un grupo de comadronas (una curiosa conjunción de monjas de la antigua escuela, que no entienden que haya que mitigar el dolor, y jóvenes profesionales como la protagonista) que controlan embarazos y partos en la Inglaterra posterior a la segunda guerra mundial.

No quiero meterme en el terreno de mi compañero Jesús Travieso, autor del blog de series de televisión Solo un capítulo más, es simplemente una recomendación basada en dos capítulos encontrados al azar, que además no son los primeros. A él le dejo, si le apetece, el visionado completo y análisis sesudo de experto.

Yo me he quedado con ganas de verla desde el principio. Es obra de la BBC, producida por Sam Mendes, está basada en unas novelas autobiográficas, la primera temporada se estrenó en 2012 y parece que hay ya dos emitidas.

¿La habéis visto?

El Síndrome de Down y la especial sensibilidad de la serie de televisión Glee

Hoy es su día, 21 de marzo, 21 del 3, el día de la trisomía del cromosoma 21. Así que antes de nada aquí tenéis su manifiesto:
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  •  Tengo síndrome de Down pero no estoy enfermo, sólo tengo un cromosoma de más. Por eso me cuesta hacer algunas cosas.
  • Tómate tiempo para conocerme. Detrás de mis rasgos hay un ser humano único lleno de emociones y experiencias. Aunque nos parezcamos físicamente, no hay dos personas con síndrome de Down que sean iguales.
  • Respeta mi espacio y mi intimidad, son importantes para mí.
  • Tengo muchas cualidades y muchos defectos… como tú.
  • Si quieres saber algo de mi, habla conmigo primero. Me siento fatal cuando le preguntas a la gente cosas que yo debería contestar. Aunque sea un niño, también sé responder. Y si soy un adulto… no me trates como a un niño. ¿A ti te gustaría que lo hicieran?
  • Tener síndrome de Down no hace que esté siempre de buen humor ni sea simpático con todo el mundo. Si me ves feliz es que lo soy.
  • Tengo amigos y familia, como tú. Pido respeto para mí y para ellos. Si me discriminas no sólo me haces daño a mí sino a todos los que me quieren y apoyan. Al igual que tú me gusta cuidarlos y hacerlos felices.
  • Tengo sueños y proyectos que quiero realizar. Es posible que necesite un poco de apoyo para conseguirlo. Si es así, ayúdame.
  • Tengo derecho a equivocarme. Déjame hacer las cosas a mi manera aunque sepas que lo estoy haciendo mal.
  • Me gusta estar informado de lo que ocurre aunque a veces me cueste entender lo que pasa. Las noticias se dan de manera muy complicada.
  • En el trabajo, dame una oportunidad para hacer las cosas por mí mismo. Tardaré un tiempo, pero pronto te demostraré que soy un empleado eficiente y un compañero más al que también puedes contar tus cosas.
  • Me gusta ir a la moda, vestir ropa bonita y sentirme atractivo. ¿Por qué nunca salen en los anuncios chicos con síndrome de Down? Yo me siento bien tal y como soy.
  • Déjame elegir por mí mismo. Tengo derecho a tomar mis propias decisiones. Ayudame a decidir… si te lo pido. No me manipules.
  • No me mientas. El engaño no me hace bien.
  • Tengo sexualidad y me gusta disfrutar de ella. Me apetece lo mismo que a ti. ¿Te sorprende?.
  • A mí también me gusta vivir con mis amigos o con mi pareja. No todos queremos vivir siempre en casa de nuestros padres.

lauren_1Quiero hablaros de una serie que en casa nos encanta, y no me refiero solo a mi santo y a mí, también a Jaime le gusta mucho (la música le puede): Glee.

No ha tenido mucho éxito en España, incomprensiblemente para mí. En Estados Unidos triunfa de forma abrumadora. Ligera, absurda a veces, con números musicales estupendos, un reparto coral y una sensibilidad especial, me parece muy recomendable.

¿A qué me refiero con eso de la sensibilidad especial?
Pues por ejemplo a mostrar de manera ejemplar la homosexualidad adolescente, abarcando desde el bullying hasta las relaciones estables y satisfactorias pasando por el proceso de salida del armario o de las experiencias homosexuales puntuales sin mayor trascendencia.

Y también a su forma de integrar la discapacidad: uno de los protagonistas va en silla de ruedas, y canta y baila en números espectaculares. Otro pasa una temporada en una silla de ruedas. ¿Pero algo tendrá que ver con el Síndrome de Down si hoy la traigo a colación, verdad? Pues sí, desde la primera temporada uno de los personajes principales es la actriz Lauren Potter a la que podéis ver caracterizada y en la alfombra roja. La han mostrado alejada de todos los estereotipos: formando parte de las animadoras, siendo malvada como la quina y lista como el hambre con respuestas brillantes. La entrenadora de animadoras de la serie tiene además una hermana con Síndrome de Down a la que adora y atiende que vive en una residencia.

Me encanta lo que hace Glee, y me encantaría aún más que hubiera más series de televisión que recogieran la discapacidad en sus distintas variantes con el mismo espíritu, con buenos guiones, huyendo de mitos y lugares comunes, sin usarlos como elementos cómicos o fuente de lástima, acercando a esa ventana al mundo que tenemos millones de hogares las diferencias que existen entre seres humanos.

Si conocéis más series de televisión, nacionales o extranjeras, que lo hagan me encantará escucharos. A mí no se me ocurre ninguna más. Poco a poco, espero.

‘Dartacán’ y ‘Érase una vez el cuerpo humano’, el reencuentro

Imagino que es inevitable. Se cruza en tu camino una serie que te volvía loca cuando eras niña, ya sea en youtube, en DVD o en la tele, y se la muestras entusiasmada a tus hijos pequeños. Si a ti te encantó, si tanto te gustaba. ¿Cómo no le va a gustar a tus hijos? Por lo menos hay que intentarlo.

A veces, al verla de nuevo con ojos de adulto, notas los fallos, pierde el encanto, te avergüenzas un poco de haberla recuperado sabiendo que sus días de gloria ya pasaron. Pero en otras ocasiones la magia se conserva, pese a los trazos gruesos, pese a las malas pasadas que nos juega la memoria, y disfrutamos viendo que entretienen a nuestros niños y revisitándolas.

En mi casa han tenido mucho éxito de momento ‘Dartacán’ y ‘Érase una vez el cuerpo humano’. Sobre todo la segunda tiene fascinada a Julia. Y si nos limitamos a las sintonías musicales de otras series de mi infancia, también triunfan ‘Fragle Rock’, ‘Los diminutos’ y ‘Dragones y mazmorras’.

En cambio ha habido algunos intentos que no han prosperado. Al volverlas a ver no han convencido a los peques de la casa y a mí me ha parecido mejor dejarlas sobrevivir como un buen recuerdo. Ha sido el caso, por ejemplo, de ‘La bola de Cristal’ o ‘Ulises 31’.

Os dejo un par de de mis series infantiles favoritas, excluyendo a las del título. Todas procuraré ponérselas a mis hijos. Seguro que coincido con muchos de vosotros. En aquellos años 70 y 80, con apenas uno o dos canales, la mayoría de los niños veíamos lo mismo.

“Mamá, esto no es fútbol, es España”

Me preguntaban hoy algunos cómo habían vivido mis niños la final de ayer. Pues bien, Jaime ni lo vio. Imagino que los niños de su edad (casi 6 años) ya han entrado en la edad de plena eufora futbolera, pero al tener autismo no le importa en absoluto. Como el lunes había que madrugar para ir al cole, el arranque del partido le pilló cenando y luego se fue a dormir. Hoy ha ido al cole con su camiseta roja, eso sí.

Julia, con tres años cumplidos en marzo, estuvo de lo más divertida un rato. Antes de llegar a casa, por la calle, estuve contando con ella a todos los que llevaban camisetas rojas hasta que se nos acabaron los números. Nada más ver la televisión soltó “yo me pido los azules papá”. No se quedó muy convencida. Y disfruta chillando “¡gol!” y “¡España, ra, ra, ra!”, pero no entiende nada. De hecho negaba insistentemente que estuviéramos viendo fútbol: “Mamaaaá, esto no es fútbol, es Españaaaa”. Y, para ser sinceros, pronto se cansó y también se fue a dormir.

El sábado anterior sí que fue otra historia. Vinieron a casa varios amigos, todos con niños pequeños, y se lo pasaron todos teta hasta que cayeron dormidos literalmente agotados de tanto jugar. Jaime vio una parte e incluso lograron que jaleara un poco a la selección, sin entender lo que decía.

Un sábado es mejor día para los que tenemos niños pequeños, sin duda.

Por último, me pareció bonito ver a los hijos pequeños de los jugadores jugando en el campo, tras conseguir sus padres la copa. Muchos de ellos, por cierto, igual de a su bola que los míos.

¿Cómo lo vivieron vuestros peques? ¿Son muy futboleros?

Marco y Heidi, menudos culebrones

Lo he comentado con mi padre en varias ocasiones: los dibujos que ven ahora nuestros niños intentan (que lo consigan o no ya es otra historia) enseñarles matemáticas y geometría (equipo umi zoomi), inglés (Diego y Dora), a vestirse o bailar (Jim Jam y Sunny), arte y música clásica (Little Einstein), a improvisar canciones (Wonder Petz) y hasta chino (Nihao Keilan).

Cuando yo era niña los dos dibujos que tiunfaban por encima de todos los demás eran Heidi y Marco que eran dos culebrones en toda regla sin propósito educativo alguno.

En uno una niña acaba huérfana y la mandan a vivir con su abuelo, entre las cabras y con un único amigo. No recuerdo que la criatura estuviera escolarizada. Acaba siendo la niña de compañía (explotación laboral infantil claramente) de una niña en silla de ruedas a la que cae en gracia. La ama de llaves de los ricachones le hace la vida imposible de mil y un maneras. Al final la niña discapacitada acaba andando y ella vuelve a sus cabras, su abuelo raro y su amigo el cabrero (otro caso de explotación infantil).

¿Qué contar de Marco? Un niño que va como alma en pena con la única compañía de un mono en busca de su madre, que ha emigrado en busca de mejores pastos.

Qué no me digan que no era la versión infantil de Dallas, Los ricos también lloran o Dinastía.

Heidi me gustaba a medias, lo reconozco, pero detestaba cordialmente a Marco. Hablando con otros padres recientes muchos me han dicho lo mismo: no les gustaban especialmente e incluso les tenían tiña a uno de los dos o incluso a ambos. Pero sólo había un canal de televisión y poca oferta. Muchas veces era eso o nada, lo que tampoco estaba mal.

Menos mal que también teníamos cosas como Barrio Sésamo y La bola de cristal.

* Por favor, leed el post (al menos la descripción de Heidi y Marco) con el sentido del humor «encendido». Pensad que yo también escribo a veces para sonreir un poco tomándome poco en serio a mí misma. Que esto no es el telediario. No imaginaba que Heidi despertara tantas pasiones en España como mentar a la bandera en EE UU.

Por cierto, he eliminado lo de «pobres como ratas». Nada más lejos de mi intención que usarlo como algo despectivo, pero he pensado que podía perfectamente malinterpretarse el tono.

Se buscan embarazadas en tercer trimestre con poco miedo a las cámaras

Me escribe una periodista con una petición que os dejo aquí tal cual, por si a alguna os place:

Trabajo en una productora inglesa especializada en documentales y estamos preparando una serie documental sobre la maternidad. Se trata de mostrar cómo es el día a día en las unidades de Maternidad y Neonatos del hospital Gregorio Marañón de Madrid [Para este proyecto contamos con el apoyo de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid] a través de las historias de mujeres que dan a luz allí, y también a través del trabajo del equipo médico.

Por esta razón, necesitamos localizar a embarazadas que estén entre su sexto y octavo mes de gestación, a fin de que quieran salir en el programa y me dirijo a ti con la esperanza de que puedas ayudarnos a contactar con mujeres que vivan en Madrid y salgan de cuentas en Diciembre. Entendemos perfectamente que el parto es un momento íntimo y podemos asegurarte que la filmación se hará con la sensibilidad y discreción que merece para salvaguardar la dignidad y privacidad de las personas que participen en el documental. Puedes ver una muestra en el siguiente link.

Este proyecto ya se ha llevado a cabo en otros países: Reino Unido, Francia, Suecia… y todas las familias que participaron salieron encantadas.

Si pudieras comunicarlo en tu blog o bien contactar con futuras mamás que puedan estar interesadas, te lo agradecería mucho. Las personas interesadas pueden ponerse en contacto conmigo en este mismo correo: Edel.Mata@shineiberia.tv o bien en el teléfono: 649 834 516.