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Sobre la ropa premamá

Nunca he sido de las que me intercambiaba ropa con mis amigas, ni siquiera en lo más duro de la adolescencia.

Hasta ahora: en este segundo embarazo en el que la barriga ha decidido asomar tan pronto, he recurrido a un par de amigas que sufrieron de gorduras maternales más o menos con la misma temperatura.

Y ellas han acudido encantadas cargadas de bolsas con pantalones y faldas con gomas, camisetas y camisas.

Y yo feliz. Que la ropa premamá no es fácil de encontrar, no siempre es barata y no suele ser de lo más bonito del mundo precisamente.

Con mi peque no tuve tanta suerte.

Apenas un par de mis amigas habían sido madres y no nos cuadraban las épocas.

Pero no se me dió mal del todo equiparme.

Lo primero fue llevarme un buen susto viendo precios de vaqueros de premamá en sitios como Prenatal o El corte inglés.

Pero no tardé en encontrar pantalones con elásticos y camisetas anchas (suerte que se llevaban esa temporada) en sitios de moda joven como Zara o Stradivarius a muy buen precio.

¿Cómo te apañaste tú?

Esa dichosa manía de abrigar a los bebés

Desde hace poco más de una semana ha llegado el verano con toda su fuerza.

Pues ayer mismo, con los termómetros marcando 30 grados a la sombra y 35 al sol, ví con estos ojitos que acabarán incinerados a un bebé de un par de meses paseando dentro un cuco, sin recibir ni media ráfaga de aire, vestido de la cabeza a los pies y arropado por una toquilla de lana.

Y yo con mi vestido de sandalias y mi bebé en camiseta de tirantes y descalzo pensando que lo iban a cocer en su salsa.

Pero la verdad es que ya ni me sorprendo cuando veo escenas semejantes. Ya he perdido la cuenta de las veces que he visto a un bebé arropado en exceso y he pensado que parece que estamos críando pollos en lugar de bebés.

Arropar a un bebé es un gesto de amor y protección al que todos nos sentimos inclinados, pero tenemos que controlarnos.

Mi peque nació en pleno agosto y eran tremendas las broncas que soltaban las enfermeras en el hospital por tener a los niños demasiado tapados. A los recién nacidos eso les adormece e impide que mamen.

Ya en los cursos de preparación al parto nos contaban que el bebé debe llevar la misma ropa que tú.

Pero no siempre es fácil, en mi caso, las dos bienintencionadas abuelas siempre me han recomendado abrigarlo más de lo que yo he creído conveniente.

¿A tí también te ha pasado?