Recuerdo perfectamente cuando no era una Madre Reciente, sino una Niña Muy Pequeña, y mi madre me limpiaba amorosamente algún churretón en la cara mojando un pañuelo o directamente los dedos en su saliva.
¡PUAJ!
Siempre me pareció una práctica repugnante.
Juré que nunca lo haría y ya he caído. Lo confieso.
Mi peque tenía una mancha de potito y cuando me quise dar cuenta ya le estaba frotando la barbilla con el método de limpieza menos higiénico y más viejo que existe.
He jurado no reincidir. Pero estoy viendo que tendré que hacer grandes esfuerzos.
Y no dejar el piloto automático de madre puesto.
¿Seré capaz? Os iré informando.