Solo un regalo por casa, esa es la norma que tenemos con nuestros hijos. Pero en realidad a mi santo y a mí nos toca comprar bastantes regalos para nuestros hijos. ¿Por qué? Pues porque los abuelos y bisabuelos de Julia y Jaime nos encargan que les compremos sus regalos, lo que hacen tres casas además de la nuestra.
Este fin de semana ha sido productivo. El viernes por la mañana, aprovechando que era festivo en Madrid, estuvimos recorriendo distintas jugueterías tomando nota (o fotos con el móvil, que es lo mismo y es más rápido) del precio y caraterísticas de los juguetes. Comprobamos de primera mano lo que dicen siempre en la OCU y FACUA, que el precio varía muchísimo. Un juego que en un sitio puede costar 29 euros, en otro vale 20. El porcentaje de ahorro es importante, merece la pena comparar.
El sábado, con los deberes ya hechos, acudimos directamente a las tiendas más baratas a comprar los juguetes elegidos. Pudimos adquirir sin agobios un montón de regalos. Y pudimos comprobar que no somos ni mucho menos los únicos que compran sin estrés en noviembre.
Pero no creáis que hemos sido así siempre, también somos expertos en correr a última hora.
¿Vosotros sois de comprar con tiempo o cuando ya están cociendo los roscones?