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Ya no quedan hermanos de leche

Una persona muy mayor me contó hace ya algunos años como en su pueblo en verano las mujeres se sentaban a la fresca en la puerta, en corrillos, sacando a la calle las sillas de casa y dejando que los niños jugaran y corretearan alrededor.

Es algo que todavía se puede ver, incluso en ciudades tirando a grandes como en la que yo vivo.

Pero lo que ya no se suele ver es lo que me contaba esta señora: muchas madres recientes dando el pecho en ese corrillo a los bebés más pequeños.

Una pena, probablemente era una manera estupenda y de lo más natural de que las futuras madres aprendieran a tratar y alimentar a sus bebés.

Por mucho que te expliquen como colocarte a un recién nacido a la teta en los cursos de preparación al parto, lo mejor es crecer viendo a distintas mujeres hacerlo con toda naturalidad.

Pero lo que creo que se ha perdido del todo son los hermanos de leche.

En aquellos lejanos tiempos, en un pueblo entre montañas, sin acceso a leche de fórmula, un recién nacido sólo podía tomar pecho si quería asegurarse salir adelante sano y fuerte.

El padre de un amigo, cuya madre murió en el parto, fue alimentado por todas las mujeres del pueblo que estaban dando el pecho. Era hermano de leche de prácticamente todos sus compañeros de quinta.

Pero en esos tiempos había muchas circunstancias, ni mucho menos tan terribles, que hacían que una madre lactante alimentara a un bebé que no era el suyo.

Era por lo visto muy frecuente que si una mujer tenía que ausentarse unas horas o un par de días, una amiga, vecina o hermana se encargara de dar el pecho a su bebé durante su ausencia. Y eran favores que se devolvían.

Tu buena vecina, de confianza, se iba a lavar a un río algo lejano, a su hijo le entraba hambre, y le ponías a tu pecho sin ningún problema. Y otro día tú ibas a atender algún asunto propio, y te pagaba con la misma moneda.

Y esos bebés crecían como hermanos de leche.

Y seré una idiota, pero me parece algo muy bonito.

Además, existían las amas de cría: una profesión que incluso se anunciaba y solicitaba en la prensa de la época.

Me da la impresión de que, en los últimos tiempos, estamos recuperando la lactancia materna. Afortunadamente. Pero como algo exclusivo.

Como una práctica tan privada que nadie se plantea dejar a su bebé con otra madre que le pueda dar el pecho, tiramos de sacaleches o le arreamos directamente un biberón.

Y puede que nos estemos perdiendo algo bueno.

¿Dejarías que tu hermana o tu amiga alimentaran a tu bebé con su leche?

Dicho de otra manera: ¿Te daría asco o reparo?