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La peluquería, visita obligada

Tener un corte de pelo comodísimo cuando estás a punto de parir creo sinceramente que es algo tan importante como preparar la bolsa con los camisones con apertura tetil, las zapatillas y las bragas desechables.

Ya con el peque me pasé unos días antes por la peluquera. Ayer volví a repetir estrategia.

Ahora tengo el corte que más cómodo me resulta y menos cuidados requiere.

Si lo llevase teñido buscaría el color más semejante al mío para evitar tener que tapar raíces a menudo. Afortunadamente no es el caso.

Cuando estás recién parida, a medio dormir y con un bebé enganchado casi constantemente al pecho no estás de humor ni tienes tiempo para pelearte con el secador.

Y yo creía que era algo generalizado, pero hablando con la peluquera me ha dicho que no es así.

Sostiene que pocas madres futuras ejecutamos esa idea, que lo que es muy frecuente es que se presenten desesperadas en la peluquería en pleno puerperio diciendo «¡rápame! ¡no tengo tiempo para nada!».

¿A vosotras os pasó?

Los bebés y los peluqueros

Cris, una lectora habitual de este blog, comenta en el suyo lo siguiente:

Aparte de cocinera creativa por eso de ir introduciendo sabores y texturas nuevas y de guardaespaldas, porque sin ocho pares de ojos se puede liar una muy gorda, he comenzado mi nueva tarea: peluquera. Nunca pensé que me iba a ver con la máquinilla de cortar el pelo en la mano… y usarla!

Y es verdad que conozco muchas madres recientes que nunca se habrían atrevido a rebajarse el flequillo convertidas en peluqueras de sus hijos pequeños.

Yo he tenido suerte: mi cuñada nació con talento de peluquera. Corta el pelo y peina a todo el que se deja. Le gusta y se le da bien. Así que siempre ha sido ella la que se lo ha cortado.

Aún recuerdo una vez que acompañé a una amiga y su sobrino de unos tres años a una peluquería y el disgusto que se llevó el pobre. Ni juguetes, ni piruletas ni silla, en forma de dinosaurio… al final salió de allí con la cabeza a medio pelar.

Al mío en casa, distrayéndole con la teta o algo en la tele, y con paciencia y suavidad se deja cortar.

Con las niñas imagino que la cosa es similar , aunque si la intención es dejarles el pelo largo no habrá tanta necesidad de tirar de tijera, a no ser que desees que lleven flequillo.

Eso sí, ahí sí que debe ser una fiesta de trenzas, coletas, recogidos, moñitos, lazos y demás accesorios para el pelo.

Lo que va a disfrutar mi cuñada con Julia…

Aunque con las niñas también habrá cepillados con tirones, lloros, nudos y enredos.