Ayer Julia, con 17 días, perdió la pinza con el resto del cordón. Se cayó el último recuerdo de los meses que pasó en mi interior recibiendo cómodamente el alimento que yo procesaba.
Muchos lo guardan como recuerdo. Me parece muy bien pero yo no lo hice con Jaime y no lo haré con Julia. Prefiero otro tipo de recuerdos menos orgánicos.
Y como pasó con su hermano, ha quedado un botón saliente bastante feucho que ya está recogiéndose. En un par de días más ya será un ombligo normal en el que recibir besos, cosquillas y pedorretas.
Durante estos días hemos seguido las sencillas instrucciones que nos dieron: mantenerlo seco, lavarlo con agua tibia y jabón y no manipularlo sin habernos lavado bien las manos. Mientras no cicatrice del todo habrá que seguir haciéndolo.
No hace mucho decían que era mejor no bañarles o procurar no mojárselo hasta que no cayera. Otra norma que ha cambiado en pocos años.
En la recomendable guía del bebé de Consumer Eroski hay mucha más información sobre los cuidados y evolución del ombligo, si tenéis curiosidad.