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Un día entero sin decir que no a vuestros hijos

El sábado por la mañana estuve en unas jornadas organizadas por la Asociación Alanda. Tomé muchas notas y espero poder ir sacando en distintos posts algunas de las ideas que allí surgieron o se debatieron.

Me gustaría comentar hoy con un detalle de la exposición de la directora de la ejemplar escuela infantil Magos que me llamó la atención.

Contaba que hace tiempo les plantearon estar un día entero sin decir a los niños «NO». Algo que al principio parece de locos y que cuando lo intentas te sorprende lo difícil que resulta. Es increíble la cantidad de veces que nos sale el «NO» cuando estamos con niños pequeños.

Si hacéis la prueba, como lo he intentado yo estos días lo comprobaréis. Luego nos extraña la fase del «NO» que viven nuestros hijos entre el año y medio y los tres años aproximadamente en la que parece ser la sílaba que más pronuncian a lo largo del día.

La propuesta que hicieron en la jornada fue sustituir el «NO» por el «MEJOR».

En lugar de «No pases la esponja empapada por la pizarra» o «No metas los trozos de kiwi en el batido» (casos reales) se puede intentar decir «Mejor vamos a pintar un niño con las tizas de colores» o «Mejor vamos a mojar galleta, que sabe más rica».

No es que sea mano de santo, pero en el poco tiempo que llevo poniéndolo en práctica, os aseguro que las reacciones de mi hija han sido mucho más colaboradoras y positivas.

¿Os apetece probar?

Por cierto, que cuando lo comentaban en las jornadas me fue inevitable recordar la película de Jim Carrey «Di que sí».

«¡No! ¡Qué no! ¡No tero!»

Julia, con sus dos años recién cumplidos, está en plena etapa del NO. Hay veces que todo es no, incluso lo que sabemos que quiere y le apetece. A veces el NO es un juego acompañado de risas, a veces es pura obtinación sin más, en ocasiones va acompañado de alguna rabietilla.

A veces hay que tener mucha paciencia.

Como su hermano nunca pasó por esta parte del camino (aunque me consta que todos los niños neurotípicos lo hacen en mayor o menor medida), nos ha pillado primerizos.

He encontrado un fragmento traducido del libro «Your Child’s Health» de B.D. Schmitt sobre esta etapa en el blog linuspediatric que me ha gustado mucho y que quiero compartir aquí con vosotros.

En realidad, a poco que se busque hay muchísima información sobre esta fase.

La fase de negativismo es una etapa normal por la cual pasan la mayoría de los niños entre los 18 meses y los 3 años de edad. Durante este tiempo, los niños responden negativamente a muchas peticiones, aunque éstas sean agradables. En general, son más obstinados que cooperadores. Disfrutan rechazando una sugerencia, sin que importe si se trata de ponerse la ropa o desvestirse, entrar o salir en la bañera, acostarse o levantarse de la cama.

¿Cómo tratar a un niño durante esta etapa? :

– No tome demasiado en serio esta fase normal. Cuando su hijo dice «No», lo que en realidad quiere decir es: «¿Tengo yo que hacerlo? ó «¿Me lo estás pidiendo, de verdad? Esta respuesta no debe ser confundida con una falta de respeto. La época del «No» es importante para el desarrollo de su identidad y autodeterminación. Procure verla con sentido del humor y, tal vez, dure sólo de 6 a 12 meses.

– No debe castigar a su hijo por decir «No»: castíguelo, en todo caso, por lo que haga; no por lo que diga. Como usted no puede eliminar el «No», páselo por alto.

– Déle a su hijo otras opciones. Esta es la mejor manera de hacer que el niño sienta que tiene más libertad y control. Esto a su vez hará que él esté más dispuesto a colaborar. Algunos ejemplos de opciones serían dejar que su hijo elija entre una ducha o un baño; qué libro quiere leer; qué juguetes se llevará a su habitación; qué ropa se pondrá; qué quiere tomar en la merienda; y así sucesivamente. Para las tareas que no le agraden, déjelo que tome voz en el asunto, preguntándole: «¿Quieres hacerlo lentamente o rápido? ó ¿Quieres que lo haga yo, o lo vas a hacer tú? Así, cuanto antes tenga su hijo la impresión de que es él quien toma las decisiones, tanto más pronto terminará su etapa del «No».

– Por otro lado, no le dé a su hijo una opción cuando no hay opción. Por ejemplo, las reglas de seguridad, tales como sentarse en el asiento de seguridad en el coche, no están sujetas a discusión. Es decir, aunque se le puede explicar la razón, no hay, en tal caso, ningún tipo de negociación. Acostarse por la noche o ir a la guardería tampoco son asuntos negociables. No debe hacerle una pregunta a su hijo cuando sólo hay una respuesta aceptable, pero intente guiarlo de una manera tan positiva como sea posible («Hagamos esto»). Las órdenes como «Haz esto o si no… (sufrirás las consecuencias)» deben evitarse.

– Proporcione un tiempo de transición para el cambio de actividades. Por ejemplo, si está jugando y se acerca la hora de la cena, avísele 5-10 minutos antes.

– Elimine las reglas excesivas, porque cuantas más reglas tenga, tanto menos probable es que el niño esté conforme en cumplirlas todas. Intente conseguir que su hijo se sienta menos controlado y tenga con él, día a día, más relaciones positivas que contactos negativos.

– Por último, evite responder a su hijo con demasiadas negativas. Si su hijo le pide algo y usted no está seguro en ese momento de qué debe responderle, por lo menos cuente hasta 10 antes de decir «No». En el caso de que le vaya a conceder lo que pide, hágalo antes de que empiece a lloriquear y evitará, de esta forma, que aprenda a utilizar el llanto, o incluso la rabieta, como el único medio para conseguirlo.