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Las funciones de Navidad infantiles y la conciliación

Mañana Julia tiene su primera función escolar. Tiene que ir a las 9 de la mañana al centro cívico más cercano al colegio vestida de rojo de la cabeza a los pies, con un cubo y una pala. El resto del disfraz lo han estado fabricando en el cole. Y allí nos cantará y bailará con sus amigos, feliz, cohibida, nerviosa, exultante… ya lo comprobaremos. Dan dos entradas por adulto e iremos su abuela y yo, encantadas de poder ver el espectáculo. Mi santo no puede ir, imposible. Y yo tengo la suerte de poder cambiar mi horario laboral para acudir, aunque eso supondrá llegar justo para verles cenar y dormir.

El viernes es la fiesta de Jaime. También la primera en su nuevo colegio específico para niños con autismo. Los padres estamos invitados a acudir a partir de las 11:30. Tiene que llevar un disfraz de Papá Noel que he comprado hoy mismo por siete euros y ese día no hay extraescolares y salen antes. Yo llegaré a la 13, imposible más pronto. Y gracias a que en el trabajo me permiten recuperar esas horas en otro momento.

Esta semana, por lo que he podido comprobar con familiares, amigos y compañeros de trabajo, todos los padres recientes que trabajamos estamos igual. Intentamos adaptarnos, coger vacaciones, horas, cambiamos turnos… para ver a nuestros pequeños.

Todos recordamos esas películas y series americanas en las que el niño se siente tremendamente defraudado cuando su padre o su madre no se presenta a su función o su partido de beisbol. A nuestros niños, igual que a los cinematográficos o televisivos, les hace ilusión que estemos. Y a nosotros estar.

¡Qué difícil es la conciliación!

¿Qué hacen vuestros niños en el colegio con motivo de la Navidad? ¿Cómo os organizáis vosotros?

¿Oro, incienso y mirra? Mejor chocolate, cuentos y un gatito

Somos de los muchos que aprovechan para decorar la casa de Navidad en el puente de la Constitución. Así que ayer, jueves, colocamos árbol y demás adornos. Y yo me llevé como regalo una buena muestra de lógica aplicada infantil protagonizada por Julia (camino de los cuatro años), tras montar el Belén de Playmobil y ponernos a jugar con él:

“¿Le llevaron a un bebé oro, incienso y mirra?”.

“Sí”.

“¿Qué es el incienso y la mirra?”.

“El incienso es una resina que huele muy bien cuando se quema. La mirra, la verdad es que no estoy segura”.

“¿A mí no me van a traer los Reyes Magos eso, verdad mamá?”.

“No, a ti te traerán regalos que te gusten”.

“¿Y al bebé le gustaba el oro, incienso y mirra?”.

“Pues… no lo sé, no creo la verdad”.

“¿Y por qué le trajeron esas cosas?”.

“En aquella época eran muy valiosas”

Julia se queda pensando. Coge un librito de Playmobil y se lo encasqueta a Melchor en la mano.

“Mejor que le lleven un cuento al bebé”.

“¿Oro, incienso y cuentos?”.

“¡Chocolate, cuentos y un gatito!”.

Creo que tiene toda la razón. Cualquier niño preferiría su propuesta, así que nuestro Belen de Playmobil va a ser muy poco tradicionalista a partir de este año.

El, a veces conflictivo, reparto entre familias en estas fiestas

Me consta que para mucha padres recientes el reparto entre familias es un momento especialmente conflictivo. ¿A qué casa ir en la comida de Navidad? ¿Y en Nochevieja?

A la necesidad de equilibrar la balanza entre familias toca sumar otros muchos factores, personas con las que hay una mala relación, incomodidades por estar en casa ajena, viajes de muchos kilómetros, gastos, costumbres diferentes…

Seguro que sabéis de qué os hablo.

Muchas parejas empiezan a organizar cómo pasan juntos estas fiestas con dos diferentes familias nada más conocerse, otras al irse a vivir juntos o casarse, pero también hay muchas que pasan estas fiestas divididas y no empiezan a organizarse hasta tener niños.

Los hay que rotan de un año para otro entre una y otra casa, las que deciden que la Navidad es en un bando y la Nochevieja en otro, las que deciden reunir a todos en su propia casa o directamente ponen pies en polvorosa y no se quedan con nadie.

Nosotros desde hace diez años hacíamos lo siguiente: Nochebuena y Añonuevo lo pasábamos con mis padres y abuelos, Navidad y Nochevieja con mi familia política. El día de Reyes (nuestra fiesta favorita) desayunábamos chocolate con churros con mis suegros y comíamos con mis padres. En algún momento nos tocará a nosotros ser anfitriones.

¿Cómo es en vuestro caso?

Feliz Navidad (y cuéntame el autismo)

La Federación Autismo Madrid nos desea una feliz Navidad con un vídeo precioso y nos anima a que compremos el libro «Cuéntame el autismo». Comprando este libro les ayudarás a seguir concienciando sobre el autismo en nuestra sociedad.

Es inevitable pensar en Navidad en aquellos que no están

Las piñas que véis las recogí hace 11 años en un pinar cercano a mi casa por el que paseaba en compañía de mi perra, durante los meses que viví sola antes de casarme, las doré y las saco cada Navidad desde entonces.

Y siempre que lo hago me acuerdo de mi suegro diciéndome que en un año se pondrían negras y habría que tirarlas.

¡Cómo me gustaría tenerte delante para decirte que te equivocaste Jose! Mejor aún, para que te lo dijesen tus nietos.

Imagino que para los adultos es inevitable recordar en Navidad a aquellos que ya no están, uno de los principales motivos por los que mucha gente no disfruta del todo con estas fiestas. No creo que haya nadie que se libre de pensar en los que se fueron para siempre junto al brillo del espumillón.

Sólo mientras fuimos niños pequeños pudimos disfrutar de estas fiestas libres de añoranzas.

¿Compramos a nuestros hijos los juguetes que nos gustaron a nosotros?

Llevaba unos días pensando en escribir un post al respecto despues de una charla que tuve con mi cuñada. Ambas acabamos coincidiendo en que los padres recientes (y abuelos y tíos…) tenemos tendencia a comprar a nuestros hijos los juguetes que nos gustaban a nosotros de pequeños.

El padre que se volvía loco con los scalextrics se empeña a regalar trenes, la madre reciente (esa podría ser yo) que pasaba horas con sus animales siempre está dispuesta a agregar algún bicho de plástico a la colección de sus hijos, la abuela a la que le encantan las muñecas no puede resistirse cuando visita la tienda de juguetes a comprarle muñecas a sus nietas, el abuelo que siempre soñó de niño con una guitarra se la regala a su nieto, ese amigo que adora pintar constantemente regala pinturas a los hijos de sus amigos…

No es algo que pensemos necesariamente de forma consciente, pero si a nosotros nos apasionaba. ¡Cómo no les va a gustar a ellos! Además, es cosa sabida que los adultos disfrutamos revisitando nuestra infancia a costa de nuestros niños.

Y muchas veces transmitimos nuestros gustos, o sencillamente ya los habían heredado. Pero otras muchas sucede que se acaban llenando de vías a niños que no le ven la gracia a los trenes, animales a aquellos que lo que quieren en realidad son coches, guitarras a peques que sólo piensan en pelotas o muñecas a niñas que jamás han sentido el impulso de acunar o pasear un bebé de plastico rosa y están deseando un patinete con el que desollarse las rodillas.

En esos casos hay que contenerse y respetar las preferencias del niño.

Aunque no sé si esa es también vuestra percepción…

Y hoy traigo el tema a colación por una nota de prensa que acabo de recibir y que dice que el 74% de los padres y abuelos compra los juguetes que eligen los niños. Hace referencia a un estudio nacional y dice que son los hombres quienes más se dejan influenciar por las decisiones de los pequeños.

La Navidad ya llegó a mi casa ¿Y a la vuestra?

Pensábamos aprovechar el puente de diciembre, o al menos esperar al fin de semana, pero no ha podido ser. Julia ha insistido y hemos cedido, así que ya tenemos la casa decorada. Fue estupendo verla emocionada sacando los adornos de la caja y ayudándonos a montar el árbol, adornarlo, colocar las piñas que recogí y doré hace ya una década y jugar con el Belén de Playmobil.

Rebuscando entre mis recuerdos de infancia, me acuerdo perfectamente de lo mucho que me gustaba llenar la casa de espumillón y el árbol de bolas. Casi está por encima de los regalos.

Realmente es el primer año que mi santo y yo hemos disfrutado viendo a uno de nuestros niños descubrir la Navidad. Jaime aún no le hace ningún caso. También estuvo ayudándonos a decorar, pero ni le va ni le viene (aunque insistimos en que participe porque estamos convencidos de que un poso queda).

¿Cuándo ponéis vosotros la decoración? ¿Qué ponéis? ¿Vuestros niños disfrutan con ello?

Algunas ideas para sobrevivir a una entrañable Navidad con niños

Gracias a una vieja amiga (@olallac) también madre reciente descubro este recomendable post de hace un año del Blog de Madre .

Me permito traerlo aquí por eso de que estrenamos diciembre y aprovecho para recomendaros ese blog.

Activad el sentido del humor, por favor.

1# Empieza a tomar ansiolíticos antes del día 22.

2# Dado que tu prole tendrá vacaciones desde ese mismo día hasta el 10 de enero, es decir dos semanas grandes y gordas, vete pensando a qué alomadre o alopadre vas a recurrir. A tal efecto son muy socorridas Lasabuelas, Lasamigas o Lasquepasen por allí. Criar camadas conjuntamente con otras hembras del grupo es práctica común desde nuestros antepasados primates y mira qué bien nos ha ido y cómo hemos evolucionado de hermosos. No sufrir, pordioss!!

3# Si en la Función del colegio le toca en suerte pastorcillo/a, reutiliza disfraz del año pasado aunque al crío le quede el traje prieto, prieto, como si le hubieras disfrazado de Catwoman. Cuanto menos inviertas en coser nuevos trajecillos más tiempo tendrás para desvelarte y dejarte los ojos en otros menesteres.

4# No vayas a la Función del cole cargada con seis cámaras como si trabajaras en Reuters. Disfruta del baile del año y moquea libremente y a tu antojo viendo a tu enano aterrorizado en mitad de un belén viviente, mientras otras madres hacen fotos como japos y luego te las pasan por mail. Eso queda muy moderno y ayuda a socializar de una forma bárbara.

5# Si tienes la enoooooorme suerte de organizar alguno de los saraos o eventos festivaleros en tu casa, baja al parque, coge una piedra no arcillosa de tamaño considerable y rompe el horno. La pularda no deja de ser una gallinácea cebada a más no poder y además está pasadísima de moda. El mismo día D podrás correr al Rodilla más cercano con cara de circunstancias; la ley te ampara, no lo dudes.

6# Para las cenas que se desarrollen en casa ajena, léase padres o suegros, conviene hacerse previamente un esguince, preferentemente de tobillo. En caso de que lo intentes y lo intentes y no consigas romperte nada, siéntate en la silla más alejada del pasillo o cocina para evitar tener que levantarte a recoger. Si esto tampoco es posible porque tu cuñada la avispada se te ha adelantado, coge al primer bebé que pilles y siéntalo en tus rodillas. Si ya consigues que se quede dormido en tu regazo eso te da derecho a no levantarte hasta que te vayas a casa borrashaperdía a las tres de la mañana. Ojo con la vejiga en este último caso, no vaya a ser.

7# Si durante alguno de los ágapes te sientan en la mesa de Losniños argumentando tu reciente experiencia maternal, y te ves obligada a pasar parte de la noche apartando los piñones de la lombarda de todos los platitos, aguanta la respiración hasta perder el conocimiento y pasar a un feliz estado de inconsciencia.

8# Nunca vistas a tus hijos con pichis llenos de lazos, borlas o merceditas de terciopelo rojo. Recuerda que ellos serán los que elijan tu asilo.

9# Espera a que Tupequeño se tire encima el árbol de navidad por tercera vez o devore con ansia el musgo del belén, antes de poner ambos elementos ornamentales en sitio seguro. Tener algo nuevo por lo que regañarles te alejará de la monotonía, alegrará tus días y te devolverá a una nueva juventud.

10# Si eres afortunada y consigues reunir a todas tus amigas en un aquelarre navideño, aprovecha y besa mucho a tus amigas con hijos; abrázalas, recorre sus facciones con tus dedos temblorosos de emoción y hazte fotos con ellas para luego colgarlas en internet como si de una estrella del pop se tratase. Es posible que pase muuuuucho tiempo hasta que vuelvas a verlas.

11# Si al ir a vestirte para el evento ves que la ropa preembarazo no te pasa de las caderas y el espejo te devuelve la viva imagen de una morcilla con pelo ondulado, no te desanimes, píntate de rojo los labios y vete en albornoz. Así podrás empapuzarte de turrón y polvorones sin miedo a herir a nadie cuando te estalle la cremallera. ¡Qué un día es un día, mujer!

12# Dado que toda madre recienparida pierde todo atisbo de atractivo para el resto de machos de su especie no pertenecientes a su camada, aprovecha el momento muérdago y dale un abrazapretao a ese primo de tu marido al que tan bien está sentando el gimnasio. ¡Que un día es un día, mujer!

13# Si hay que cantar, se canta. Déjate el glamour en el paragüero de la entrada y agarra la pandereta yomerremendaba yomerremendé antes de lo hagan tus hijos y las consecuencias sean mucho peores para el común de los tímpanos. Hacerles un corro para que bailen también está permitido siempre que no les grabes en vídeo y ellos nunca jamás lleguen a saberlo ni a recordarlo. El asilo, you know…

14# El día de la Cabalgata recuerda salir de casa convenientemente pertrechada como un antidisturbios. Y disfraza de igual modo a todos tus vástagos, incluida Labuela. Pasarte la tarde en Urgencias por un caramelazo en un ojo no mola nada y ya sabemos todos que los pajes tienen muy mala follá y que tras subirse a la carroza adquieren una fuerza titánica digna del mejor de los pentatletas.

15# Si después de romperte la cabeza y los tacones pateándote las calles para elegir los mejores presentes, tu hijo te pregunta cómo es posible que los Reyes traigan regalos de Oriente envueltos en bonito papel de El Corte Inglés, tírate al suelo, hazte la muerta y espera muy muy quieta a que se canse y se vaya. Que las fiestas se acaban ya y no estás tú para respuestas metafísicas

La vuelta al cole y a todo lo demás

Llegó la vuelta a la normalidad. Ayer recogimos los adornos navideños. Esta mañana Jaime ha regresado al cole tan contento, como si no hubiéramos tenido tres semanas de locura. Yo he vuelto al trabajo. Mi santo también. Julia se ha quedado plácidamente dormida y despertó sin su mamá cerca.

Jaime se enfrenta desde hoy al regreso de todas sus obligaciones, que como en todos los niños con tgd, son mayores a la media de niños de su edad. No sólo vuelve el cole, también las terapias en el centro de atención temprana, las terapias privadas y la piscina. Aunque eso último es más un placer que un deber.

Julia está a dos meses de cumplir dos años, un cumpleaños que celebraremos toda la familia en Eurodisney la primera semana de marzo (se admiten consejos y sugerencias). Ese ha sido el regalo que nos hemos hecho en Reyes.

Los juguetes nuevos (por cierto, si alguno sabéis dónde se pueden donar en Madrid juguetes en buen estado, por favor que lo indique en los comentarios por favor) y algunos dulces sobrantes son el único recuerdo de las fiestas pasadas.

Eso y una otitis con sinusitis asociada que me trajeron los Reyes Magos y aún colea. Y que explica mi ausencia de estos días y lo inconexo de este post.

Estoy harta ya de estar enferma. Cuando lo he dicho en alto me ha comentado un compañero del trabajo que uno sólo se cura guardando cama y me da la risa: en casa con dos niños lo de pasar el día de sofá y manta es imposible.

En definitiva, para concluir este post tan poco hilado sólo quería agradecer que sigáis un año más conmigo.

Seguimos en el camino.

¡Feliz Navidad!

Os deseo una feliz Navidad en compañía de los vuestros.

Nosotros procuraremos disfrutar todo lo que podames este año. El pasado tuvimos a una abuela ingresada tras una operación de corazón bastante seria. Este año simplemente poder estar todos juntos ya es un regalo magnífico.

Y que todos nuestros niños reciban toneladas de ilusión y felicidad, que estas fiestas son para ellos más que para nadie.

Os dejo tres vídeos, que cada uno escoja el que más le guste.