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La canción que dedicó Donna Summer a las madres trabajadoras

Imagino que a estas alturas ya sabéis de sobra que Donna Summer murió ayer a los 63 años. Todos los medios recuerdan hoy a la reina de la música disco (parece su segundo apellido oficial). Tal vez su música no os guste, pero hoy que es viernes quiero dejaros un un tema suyo dedicado a las madres trabajadoras, currantas dentro y fuera de casa y que también merecen sus momentos de desahogo. Se llama She Works Hard For The Money (ella trabaja duro por dinero).

Escuchad la canción, seguro que os anima un poquito el viernes. Y así recordamos de paso a esta cantante que ha hecho bailar olvidando sus pequeñas miserias y problemas brevemente a tanta gente.

Las salidas nocturnas de los padres recientes

Hoy he dormido apenas cuatro horas. Pero no, nada que ver con una noche toledana de alguno de mis peques. Ayer por la noche, por primera vez en muchos meses, salí con unos amigos. Fuimos a un concierto de jazz de la prometedora y genial Melissa Aldana que empezaba a medianoche. Inmediatamente después del concierto regresamos a casa, pero ya nos habían dado las tres de la mañana.

Y a las siete los niños han tocado diana, como suele ser habitual. Es día de colegio.

El virtuosismo de esta chilena afincada en Nueva York y de sus dos compañeros a la batería y al piano, ayudados por dos cafés y una coca cola, evitaron que me durmiera. Si la cosa hubiera sido más melódica y la silla más cómoda no sé si no hubiera dado una cabezada.

Con niños pequeños y trabajando, las salidas están contadas y muy seleccionadas. El cuerpo difícilmente aguanta tanta nocturnidad. Y la mente sabe que recuperar las horas de sueño no es algo tan sencillo. La única opción para lograrlo es ir esta noche a dormir tan pronto como se hayan acostado ellos. Y esperar que ambos duerman un buen número de horas del tirón.

Respecto a las salidas nocturnas, cada pareja de padres recientes es un mundo.

Mi santo y yo siempre hemos sido más diurnos, más de excursiones, cines y cenas que de otras cosa. Al menos una vez al mes procuramos apañarnos canguros para disfrutar de algún rato juntos. Y procuramos hacerlo de día, que es más sencillo para los canguros y para los niños. No es raro que vayamos al cine a la sesión de las 16:30 y nos escapamos a comer en lugar de a cenar.

Es muy raro que nos vayamos solos, cada uno por su lado. Era raro antes de tener niños y lo sigue siendo ahora. Lo de ayer fue muy excepcional.

No sé cómo os organizaréis vosotros.
Yo conozco parejas con niños pequeños que tienen diferentes sistemas establecidos: establecen que todos los viernes por las noches se escapan y buscan ayuda de abuelos o canguros, alternan un día de salida semanal uno y otro (este sábado tú con tus amigos, el siguiente yo con los míos), uno renuncia voluntariamente a las salidas nocturnas en favor del otro…

De lo que no tengo constancia en mi entorno es de ningún padre reciente que conserve el ritmo habitual previo a su paternidad. Aunque seguro que los habrá. De todo hay…

En cualquier caso para nosotros, aunque de vez en cuando te pida el cuerpo alguna escapada a solas, el ocio que ahora nos apetece es con nuestros hijos. Como mejor lo pasamos es planeando como pasar el tiempo con ellos.

Ya habrá tiempo de nuevo para aburrirnos juntos. ¿No creéis?

Esas canciones para dormir

Mi peque adora la música. Repite las terminaciones vocálicas de las canciones. Conoce muchísimas canciones, ahora nos hemos dado cuenta.

Julia es igual, canta y baila. Vive rodeada de música.

Ambos aprendieron a pedir música muy pronto, de palabra o con el signo.

Nosotros no paramos de cantarles. No importa dónde estemos o ante quien.

Estoy segura de ello. La música nació junto con el ser humano. No me extrañaría que antes de empezar a hablar hubiéramos empezado a cantar. De hecho es habitual que muchos niños con autismo empiecen cantando antes que hablando.

Y apostaría algo a que las nanas han sido las primeras creaciones musicales del ser humano, antes incluso que los sones de amor, los himnos a la alegría o las melodías que consuelan la tristeza.

¿Os cuesta imaginar un antepasado aún no exactamente humano durmiendo a un bebé mientras tararea? Seguro que no.

Es curioso pensar en las nanas que los padres recientes elegimos para dormir a nuestros pequeños. Y que a su vez ellos eligen para relajarse.

Con Jaime las canciones estrellas eran «vamos a contar mentiras», «un elefante se balanceaba» y extrañamente «tocaré» de tahures zurdos.

Con Julia las canciones para dormir son «el corro de la patata» y «la tarara». Muchas veces ella decide qué canción prefiere «¡patata!» o «¡arara!» pide.

Y una manera de pedir que la durmamos es gritar «¡patata! ¡patata!»

¿Cuáles fueron vuestras canciones?

Un cancionero hecho en casa

Creo que no hay bebé o niño pequeño que no adore oir cantar a sus padres. Da igual lo bien o lo mal que entonen. Les encanta. No hay auditorio más agradecido.

Y además es una forma magnífica de jugar, de disfrutar con ellos y también de estimularlos.

Pues relacionado con las cacniones tenemos en casa un juguete estupendo del que me gustaría hablar hoy. Se trata de un cancionero casero.

La cosa más tonta del mundo. Sólo se necesita un viejo álbum de fotos, se imprimen unas cuantas imágenes representativas de las canciones preferidas por el peque al que vaya dirigido y se meten dentro.

Para que sea más sencillo pasar las hojas puede meterse un cartón entre las imágenes.

Me lo recomendaron los terapeutas que tratan a mi hijo. Con ese cancionero puede pedirme que cante una determinada canción, también nos sentamos a verlo como un cuento cantado.

Pero es que ha resultado también ser uno de los juguetes favoritos de Julia.

Ahora tiene trece meses recién cumplidos. Pero lleva desde los nueve meses utilizándolo también para hacer cantar a su madre.

Igual que su hermano va pasando páginas y coloca su dedito sobre la vaca lechera, sobre el sapo Pepe, Comando G o la gallina Turuleta.

Quería compartirlo con vosotros y recomendaros que os fabriquéis uno. Ya veréis como merece la pena.

El fenómeno Cantajuegos

No me había puesto aún a escribir sobre los Cantajuegos por ese empeño mío de no hacer publicidad ni recomendaciones comerciales desde el blog.

Pero es que ya no puedo seguir esquivando el tema.

Ayer me dormí con la canción «cerquita, cerquita, cerquita. Muy lejos, muy lejos. ¡Saltan los conejos!» incrustada en el cerebro.

No es la primera vez que sucede.

También es frecuente encontrarme despierta y con la banda sonora mental: «el cocodrilo se metió en la cueva, de pronto asomó la cabeza» o «ladrillo a ladrillo, construyo un castillo».

Recuerdo cuando en los viajes nos turnábamos mi santo y yo eligiendo CDs. Ahora como no esté dormido el peque no suena otra cosa en el coche…

Obviamente las ve en la tele, pero sobre todo se las cantamos nosotros. Con bailecitos incluidos. Que no hay como ser padre reciente para perder el miedo a hacer el ridículo.

Julia, con sólo cinco meses, ya está empezando a aficionarse.

Recuerdo nuestro primer contacto con el fenómeno Cantajuegos: unos padres menos recientes que nosotros nos lo pusieron en su casa y el peque quedó inmediatamente hipnotizado.

Y nosotros también alucinamos, todo hay que decirlo, viendo el efecto que producían unos cuantos adultos en peto vaquero intercalados con dibujillos algo cutres.

Me consta que otros padres y niños son abducidos en la guardería. Una amiga me contó que un día llegó su niño a casa de la guarde cantando algo de un tallarín. ¿Y qué será ese dichoso tallarín? Pues la primera canción del primer volumen de Cantajuegos.

El comentario de los padres sobre el tema suele ser algo del tipo «no sé lo que tienen, que les vuelven locos».

Para los niños pequeños es un fenómeno fan similar al de los los grupos de guaperas para los adolescentes.

Dudo que los miembros del grupo puedan ir andando tranquilamente por la calle sin que los paren niños, padres y abuelos recientes.

Basta con ir a uno de sus conciertos (sí, dan conciertos en directo por toda España) para comprobarlo. Nosotros tenemos planeado ir el próximo año.

Están por todas partes. Tanto que no entiendo cómo no había oído hablar de ellos antes de tener hijos.

Si tenéis relación con niños pequeños todo os sonará.

Para los que no, probablemente sea cuestión de tiempo que os veáis tarareando semi-inconscientemente sus canciones.

¿Recordabas tus canciones infantiles?

Hace un tiempo os hablé de la música que más le gustaba a mi peque, refiriéndome a canciones actuales.

Y hace aún más tiempo os decía que una de las cosas que hago más a menudo desde que tengo un bebe es cantar:

A mi peque le chifla que le canten, como a todos los bebés imagino. Y yo le canto sin parar y en cualquier sitio superando mi miedo a hacer el ridículo.

Además me ha servido para recordar un montón de canciones infantiles que tenía casi olvidadas. Aunque también le canto Tahures Zurdos, La Quinta Estación, U2 o lo que haga falta.

Entonces ya os apuntaba que apenas recordaba las canciones de mi infancia. Tuve que ponerme en varias ocasiones ante el ordenador a buscar la letra para poder cantarle algo más que el mismo estribillo cien veces.

Y es que un CD no vale. Tienen que cantarle en directo papá o mamá, aunque desafinen.

Todos los bebes deben ser muy musicales y todos los padres recientes muy olvidadizos, porque preguntando a unos cuantos, todos me han confesado lo mismo.

Las canciones que le cantamos al peque son: «Vamos a contar mentiras», la interminable «Un elefante se balanceaba», «Antón Pirulero», «Debajo de un botón que encontró martín», los inevitables «Cinco lobitos», «Un barquito chiquitito» «Estaba el señor Don Gato», «En el auto de papá»….

¿Vosotros las recordáis enteras?

Se admiten sugerencias para ampliar el repertorio…

Las canciones que más nos gustan

Dicen que incluso antes de nacer los niños deben escuchar música. Pero siempre hablan de música clásica.

Yo, lo confieso, no escucho música clásica nunca. Llamadme burra si queréis.

A veces veo documentales de la 2. ¿Pero música clásica? Jamás.

El primer regalo que recibió mi peque cuando aún era del tamaño de un judía fue un CD llamado «Beatles para bebés».

Mi cuñada, con todo su amor y su buena voluntad nos lo trajo. Se lo agradecí y se lo agradezco.

Intenté escucharlo. Imposible.

Pocos humanos soportarían voluntariamente Lucy in the sky with diamonds instrumental y tocado con un carrillón a un ritmo tres veces más lento del normal.

Mi matrona, en sus clases de preparación al parto, recalcó la importancia de ponerles música. Y nos confirmó que daba igual la que fuera.

Así que mi bebé siempre ha oído lo que a mi me ha gustado, antes y después de nacer.

Hasta ahora.

Ahora, con 18 meses, ya tiene su propio criterio musical.

No siempre coincide con el mío.

Hay veces que sí: Amy Winehouse, Chambao, Ben Harper, Shakira, Santana, Kylie Minogue, Marlango

Otras para nada: El barrio, Enrique Iglesias, Merche, Bustamante, Tokio Hotel

Pero este es un videoclip que nos encanta a los dos.