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Consejos para afrontar una mudanza con niños

Una familia (inexplicablemente feliz), preparando su mudanza. (GTRES)

Una familia (inexplicablemente feliz), preparando su mudanza. (GTRES)

El post de ayer, sobre un cuento que ayuda a preparar a los niños cuando se enfrentan a una mudanza o un cambio de colegio, me hizo pensar sobre las pautas que recomiendan los profesionales en estas situaciones. Cambiar de ciudad o de barrio no es poca cosa para un niño, aunque es verdad que los hay más sensibles que otros a los cambios. Y, claro, no es lo mismo cambiar de país que de barrio.

Nosotros nos mudamos de casa cuando Jaime tenía en torno a año y medio. No supuso para él cambio de colegio, nos mudamos solo a un piso más grande y con ascensor a dos calles, pero justo coincidió con que empezara a perder habilidades, a dejar de hablar y de jugar. Al principio lo achacamos a la mudanza, parecía encajar. Obviamente no era el caso, lo que tenía era autismo.

Que sí, que los cambios de entorno se han producido siempre, que tampoco hay que exagerar y crear un mundo de todo, pero pararse a reflexionar un poquito y tomar unas pocas medidas justas y lógicas tampoco hacen daño a nadie. Por el contrario, pueden hacer mucho bien a los que más queremos.

He estado mirando un poco en Internet para ver qué aconsejaban. Obviamente, prima como siempre el sentido común, ser sinceros, escuchar al niño y hacerle partícipe de lo que se avecina.

Uno de los contenidos en español más interesantes que he visto es el del psiquiatra Eduardo de la Sota en NetDoctor, porque antes de dar directrices se para a ponerse en el pellejo de los niños para saber cómo se sienten, algo que deberíamos hacer con más frecuencia cuando tomamos decisiones que les afectan directamente. Os dejo ese fragmento de su extenso artículo.

¿Cómo perciben los niños las mudanzas?

  • Se sienten desplazados. No se suele contar con ellos para tomar la decisión ni se les informa de todos los detalles. En el proceso mismo de la mudanza, rara vez participan; si están presentes, verán cómo todas sus pertenencias se meten en cajas para ir a no se sabe dónde.
  • Tienen incertidumbre, a veces debido a que no se les ha dado la información necesaria que ellos pueden entender. Desconocen lo que les espera, pues no saben nada del entorno, la vivienda, el colegio, los vecinos y tantos otros detalles que les pueden inquietar.
  • Pierden sus amistades. Dicen adiós a los compañeros de clase, los vecinos, los amigos, el grupo y, a veces, el novio o la novia. Para el adolescente y el pre-adolescente, los amigos son lo más importante de su vida y ahora se les arranca de ellos bruscamente.
  • Se sienten desprotegidos. El conocimiento del terreno, de los lugares, de las personas, las costumbres, la cultura, la casa y el vecindario, generan seguridad y protección. Ahora, todo ese mundo protector conocido se viene abajo.

El psicólogo Luciano Montero también da unos cuantos consejos en la revista Ser Padres, me quedo especialmente con estos:

  • Es bueno visitar con el niño el barrio y la nueva casa para que le resulte conocida antes de la mudanza. Al enseñársela, hablaremos de cuál va a ser su habitación, la de papá y mamá, para qué sirve cada cosa…
  • Es mejor mantener al principio la decoración de su habitación y trasladar a la nueva casa sus posesiones y objetos preferidos. ¡Cuidado con aprovechar el cambio para deshacerse de trastos viejos que puedan ser importantes para el niño!
  • No es el mejor momento para introducir otros cambios importantes en la vida del niño, como quitar los pañales o empezar a ir a la escuela infantil.
  • Procuremos leerle algún cuento sobre mudanzas, de los que existen para ayudar a los niños en diversos temas, que podremos encontrar en muchas librerías.

En HouseHunting.es también tienen otros doce puntos, todos ellos llenos de sentido común. Destaco dos:

  • Da a tus hijos tiempo y la oportunidad para despedirse de las personas importantes en sus vidas: profesores, compañeros de clases, vecinos.
  • Deja que tus hijos se involucren en la mudanza poniendo sus cosas en cajas, etiquetándolas y organizándolas. Las cosas que tus hijos aprecien mucho, de ser posible, mantenlas a mano, y que los niños sepan dónde están.

En KidsHealth.org hacen una reflexión dentro de un artículo de tres páginas que me parece importantísima:

Aunque a usted no le haga ninguna ilusión el traslado, intente mantener una actitud lo más positiva posible delante de su hijo. A los niños les afectan enormemente las actitudes y estados de ánimo de sus padres en los momentos de cambio y transición, y necesitan que éstos les transmitan un mensaje de tranquilidad y seguridad.

Entre los nueve consejos que recogen en GuíaInfantil.com me quedo con el siguiente:

El mejor momento para una mudanza de casa es en el periodo de las vacaciones escolares, y de algún largo festivo. Si ves que tu hijo tiene condiciones de colaborar, inclúyale en los trabajos de la mudanza. Pero si ves que a tu hijo todavía no se interesa por ello o que le da igual, permítale que se quede durante los días de la mudanza, en la casa de algún familiar, o de algún amigo de confianza. Así lo mantendrás alejado de todo el estrés que supone una mudanza.

¿Alguna recomendación más?