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Marchando una de moluscos

GTRES

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En junio de 2010, cuando Jaime tenía tres años y Julia apenas uno, escribí un post titulado ¡Los bebés pueden tener moluscos!

Pues sí, los pueden tener los bebés y también los niños. Julia se ha traído esa compañía tan poco estética de la piscina. O al menos a esa actividad le ha echado la culpa su pediatra.

Son unos granitos pequeños, duros, que no molestan. Aparecieron bajo la axila, que parece ser el sitio típico. Y el tratamiento ha sido sencillo, una cremita durante una semana, evitar la piscina y bañarla junto a su hermano, una visita a su enfermera de pediatría habiendo puesto antes una crema anestésica y el curetaje de todos los granitos, es decir, rasparlos uno a uno hasta arrancarlos.

Ahí fue dónde tengo que reconocer que Julia me sorprendió mostrándose como una valiente. Estuvo tranquila, no lloró, no se alteró al ver que brotaban gotitas de sangre del lugar en el que estaban los granitos y salió tan orgullosa por haberse portado “como una niña mayor”.

A finales de esta semana repetiremos la visita para ver si hay que repetir la operación con algún molusco insistente. La verdad es que se lo veo muy bien.

En su momento os dejé el texto de Amalia Arce, la mamá pediatra, que hablaba de dejarse las uñas largas y arrancarlos tras el baño, aunque también de la posibilidad del curetaje. Hay más información en Medline, KidsHealth o la Wikipedia, de la que os dejo un fragmento:

El molusco contagioso o molluscum contagiosum es una enfermedad cutánea de etiología vírica (poxvirus), concretamente Molluscipoxvirus.

La forma infantil suele trasmitirse por fómites mientras que en adultos suele ser por malos habitos al tener las manos contaminadas con el virus. Se caracteriza por la aparición de pápulas dispersas en la piel con un tamaño menor a los 5 milímetros cupuliformes y umbilicadas en el centro. No son dolorosas, siempre y cuando el afectado no se rasque la zona con perseverancia. Puede aparecer un prurito poco intenso si se sobreinfectan.

El molusco contagioso es una enfermedad que suele curarse por sí sola, en un período de aproximadamente 2 años.

¡Los bebés pueden tener moluscos!

Pues sí, no es algo que yo supiera antes de leerlo en el blog de una mamá pediatra. Jamá había oído hablar de los moluscos infantiles hasta que me topé con su entrada.

En ella explicaba que se trata de una infección vírica, benigna, básicamente estética, contagiosa por contacto y bastante pesada de erradicar: recomendaba a los padres recientes dejarse las uñas largas y tras el baño, aprovechando que están blanditos, retirarlos rascando con las uñas. Recomendaba para que la cosa molestase menos usar una crema anestésica.

Y recuerdo que pensé lo mismo que cuando en el cole de Jaime me entregaron el papel de prevención de los piojos. Algo del tipo «sé que no es nada grave, pero ¡qué asco! Ojalá nos libremos».

Hoy lo he recordado porque he creído ver por vez primera uno de esos bichos en el cuerpecito de un bebé muy querido para mí.

Ya dirá la pediatra si tenía razón o no, pero vistas de nuevo las fotos creo que a la mamá reciente de la nena de la que hablo, me temo que le va a tocar dejarse las uñas largas.

Os dejo parte del post de Amalia Arce.

Los moluscos son compañeros de viaje de muuuuuuchos niños para agobio de muuuuuuchos padres. Un poco más técnicamente se llama molluscum contagiosum y es una infección vírica benigna de la piel. Está causada por un virus de la familia poxvirus y típicamente afecta a los niños entre 2 y 5 años. Entre un 5 y un 8% de los niños de estas edades los padecen, algunos de forma recurrente. Aunque en realidad las lesiones suelen desaparecer solas, a veces pueden pasar años, y los propios niños se las van autoinoculando y al final pueden estar a tope de lesiones.

Son unos granitos de pequeño tamaño, aspecto perlado y con frecuencia con una depresión central como si fuera un ombligo. Cuando los has visto una vez sueles reconocerlos sin dificultades. Los niños están asintomáticos y el problema es esencialmente estético.

Es posible el contagio directo de piel a piel y también a través de utensilios y ropa. Se relaciona bastante con la asistencia a piscinas. Y también lo padecen con más frecuencia los niños atópicos.

Cuando desaparecen no dejan cicatrices. Se pueden extraer con sustancias como se hace con las verrugas, aunque lo más frecuente es con una cucharilla afilada, realizando lo que se conoce como curetaje.

Lo de los moluscos hay que tomárselo como una guerra con varias etapas y victoria a largo plazo.

El niño sale de la bañera, los moluscos están humedecidos y más blandos. Escogemos 2 ó 3 y les ponemos un poco de crema. Luego utilizamos nuestras propias uñas (largas) para arrancarlos….

En otro blog de La Nación llamado cosas de chicos también lo explican muy bien.