Sabéis los que me seguís desde hace tiempo que no soy yo de recomendar chismes, pero hemos comprado uno para las vacaciones con el que estamos encantados y quiero compartirlo.
Se trata de un chaleco de tela de bañador, suave y flexible, que ayuda a flotar y nadar a los niños. Se lo hemos puesto todos los días en vacaciones a Jaime y ha sido un éxito. No le impide mover los brazos como los manguitos, es cómodo de llevar y le ha dado mucha autonomía en el agua.
Jaime es piscinero desde que tenía diez meses, hemos probado flotadores especiales, manguitos, chalecos hinchables de plástico y distintos tipos de «burbujas».
Nada como este chisme. De hecho en cuanto podamos Julia, que de momento se maneja con los manguitos heredados de su hermano, tendrá el suyo.