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Las ventajas de los juegos de mesa para los niños, también en vacaciones

imageCuando nos vamos de vacaciones, aunque sea por todo un mes y llevemos el coche hasta los topes, siempre hay espacio para meter unos cuantos juegos de mesa.

Este año no ha sido una excepción y mi santo ha estado condensando en tres cajas ocho juegos (sí, hay tanto aire en las cajas como en las bolsas de patatas fritas) cinco de ellos para jugar con Julia, todos muy recomendables. Son:

    • Virus, del que os hablé hace un tiempo y que sigue siendo uno de los favoritos de Julia. De hecho está entusiasmando a todos los niños de más de cinco años con los que lo probamos. Además, al ser un mazo de cartas ocupa muy poquito.
    • Camel Up. Una de las últimas adquisiciones. Realmente divertido, es una carrera de camellos con tendencia a encaramarse unos encima de los otros en el que hay que apostar tanto al perdedor como al ganador. Los dados se tiran accionando una pirámide, que es algo que chifla a todos los niños.
    • O zoo le mío. En el que tenemos que pujar por losetas que incluyen distintos tipos de animales para que nuestro zoo sea más espectacular que el de nuestros contrincantes y así atraer más visitantes.
    • Carcassone en su vertiente prehistórica. Vamos poniendo losetas y colocando nuestros cazadores, cabañas de pesca, pescadores y leñadores entre mamuts, tigres dientes de sable y construcciones neolíticas para sumar puntos. Una variante muy divertida de un juego clásico.
    • Dungeon Raiders. Otro juego de cartas en el que convertirnos en magos, caballeros, ladrones o exploradores que tienen que recorrer unas mazmorras en las que se encontraran tesoros, trampas y monstruos de todo tipo.

Sé que a veces da pereza esto de los juegos de mesa, que es a los adultos a los que toca aprenderse las reglas (y a veces adaptarlas) montarlos y, con frecuencia, animar a que se jueguen en familia. Pero es un mínimo esfuerzo que merece la pena. Es un tiempo disfrutado en familia, en el que todos nos divertimos y, con frecuencia, estamos igualados. Sin contar con que es una estupenda gimnasia para nuestro cerebro.

Hay todo un universo de entretenimiento a nuestro alcance, hasta que no te adentras en este mundo no te das cuenta de lo amplio que es, de la enorme oferta existente, que va muchísimo más allá de los típicos Stratego, Trivial o Pictionary que todo el mundo conoce o de juguetes camuflados de juegos de mesa que se anuncian sin parar de cara a Navidad y que son poco mas que un timo.

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Os dejo para terminar con parte de un texto del Observatorio del Juego Infantil, que promueve la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) en el que se habla precisamente de las ventajas de los juegos de mesa.

Los juegos de mesa estimulan la participación, priman el disfrute del proceso frente a los resultados, contribuyen al desarrollo físico, cognitivo y social, y favorecen la comprensión de las reglas y normas deportivas. Éstas son algunas de las ventajas de los juegos de mesa que destacan expertos del juego infantil a nivel mundial como el español José Luis Linaza, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid.

En los juegos de mesa se reproduce el juego predeportivo para que el niño solucione mentalmente lo que realiza físicamente cuando juega. Por ello, los juegos de mesa, al igual que los deportivos, fomentan la salud psicológica. El tablero reproduce la cancha de juego de manera que se vinculan diferentes componentes del universo intelectual como la inteligencia motriz, las nociones espaciales, las capacidades táctico-estratégicas o los procesos de las jugadas.

Los juegos de mesa también fomentan: la concentración, el desarrollo cognitivo, la capacidad de asociación y agilidad mental, la aceptación de las reglas, la resolución de problemas, las habilidades sociales, la participación, la constancia, el juego en equipo y la autonomía.

Otro de los beneficios de los juegos de mesa que señala Linaza es que evitan la didcriminación infantil: “si bien con los juegos deportivos adquirimos habilidades físicas que a la larga podemos utilizar, los juegos de mesa ofrecen las mismas oportunidades a todos los jugadores independientemente de su nivel de habilidad lo que evita la discriminación infantil. Son útiles porque son un modelo en miniatura de competir y de aplicar habilidades”. Además, los juegos de mesa aportan una mayor comprensión y una mayor eficiencia táctica, lo que permite encauzar al niño a una mayor participación en los juegos motores.

En España algunas escuelas como los C.P. “Cavite”, “Blasco Ibáñez” y “Ballester Fandos” de Valencia, o el IES “Ausiás March” de Manises, ya utilizan los juegos de mesa como material curricular de la asignatura de Educación Física, en el último ciclo de Primaria y Secundaria.

Según José Luis Linaza los juegos de tablero promueven la comprensión de las reglas mentales a una edad muy temprana “pero no es hasta las edades de entre 5 y 6 años, cuando los niños están capacitados para comprender las reglas del juego. Antes, los niños juegan de modo simbólico y por imitación”.

Por cierto, hay algo que también dicen estos expertos con lo que no estoy de acuerdo. Ellos hablan de que los niños deben jugar con sus iguales, no con adultos que tendemos a dejarles ganar. Hay suficientes juegos como para elegir aquellos en los que las tornas queden igualadas.

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Lo primero que hay que pedir a los Reyes Magos es que los juguetes sean seguros

En mi anterior post os hablaba de la seguridad de los biberones y productos en los que se calienta comida, hoy es buen momento para recordar que también hay que tener ojito  con los juguetes, que ya tenemos la Navidad encima (sí, está encima aunque algunos aún no hayamos quitado la arena de la playa de las alfombrillas del coche).

Unas muñecas inspiradas en las Monster High. (ipernity)

Unas muñecas inspiradas en las Monster High. (ipernity)

Son frecuentes las noticias sobre juguetes retirados, con problemas graves de seguridad e incluso con metales pesados que son tóxicos. Y no escapan las marcas supuestamente fiables. Por poner un ejemplo, Mattel también tuvo que retirar un porrón de juguetes no hace tanto. ¿Cuánto es un porrón? Pues 18 millones en todo el mundo.

Y tampoco vale lo de sospechar únicamente de ‘los chinos’ que grandes superficies están entrando también en la oferta de juguetes de serie B a los que mirar con lupa. De traca  la pseudo-Elsa (Frozen) y la seudo-monsterhigh que me encontré en una recientemente, puede que sean perféctamente seguras, pero yo las miraría con lupa.

Alguna que otra vez le han regalado a J&J algunos juguetes que han ido a parar directamente al contenedor.ante la duda, mejor curarse en salud.

Lo primero que hay que pedir en la carta de los Reyes Magos es que los juguetes sean seguros. Un tipo de letra pequeña vital como la de «sólo para líquidos fríos» de ayer que es responsabilidad de los padres.

Os dejo las recomendaciones de la OCU para elegir juguetes seguros:

  • Elige el juguete en función de la edad del niño. Procura que los niños más pequeños no usen los juegos de sus hermanos o amigos mayores.
  • Antes de comprarlo, conviene leer las advertencias de seguridad y las instrucciones de utilización: si no vienen en español, busca mejor otro juguete.
  • Cuidado con las piezas pequeñas. Son uno de los riesgos más comunes, sobre todo para los niños de menos de 3 años.
  • En la tienda, antes de decidirte, pasa la mano por las aristas y los bordes para comprobar que no cortan ni tienen rebabas…
  • Un juguete frágil, que se quiebra fácilmente, una vez roto, puede presentar puntas afiladas: tenlo en cuenta.
  • Los juguetes que sean muy duros y tengan elementos protuberantes pueden dañar a un niño pequeño.
  • Si el juguete lleva pilas, comprueba que el compartimento de las pilas es difícil de abrir.
  • Juguetes como patines, monopatines, bicicletas, etc. deben ir acompañados de un equipo de seguridad (casco, rodilleras…).
  • No compres juguetes con cintas o cordones largos si van destinados a los más pequeños.
  • Hay riesgos que no se ven: Hay que tener cuidado con las sustancias tóxicas o con compuestos químicos peligrosos. Por ejemplo, los ftalatos o algunas pinturas con elevado contenido en metales pesados (plomo o cadmio) son tóxicas, y están prohibidas o no pueden usarse a partir de ciertos límites. Otras veces se emplean disolventes que pueden ser irritantes para la piel, las mucosas o afectar al sistema nervioso. De igual manera en este tipo de productos nunca deben usarse materiales inflamables o que ardan con facilidad.
  • Lee las instrucciones de utilización… y explícaselas a los niños.
  • Quita los envases y plásticos que envuelven el producto (aunque es buena idea conservar los datos que identifican al fabricante o importador).
  • Vigila a los niños mientras juegan: asegúrate de que dan a los juguetes el uso para el que han sido diseñados, y de que son adecuados para su edad y habilidades.
  • Revisa periódicamente el estado de los juguetes, y tira los que estén estropeados o rotos: así se previenen riesgos.
  • Enseña a los niños a recoger y guardar sus juguetes después de jugar, para evitar accidentes.

Las casas son para jugarlas

IKEA

IKEA

Recuerdo la casa de un amigo. Una casa preciosa, impoluta, como de revista de diseño. Todo blanco, pocos muebles, ningún trasto por medio. Era una casa sin niños, sin animales. De hecho es una casa en la que nunca habrá niños y animales, su propietario no está por la labor, así que no le costará demasiado conservar la blancura y orden. Me sorprende más ver casas en las que hay niños y logran que siempre, en cualquier momento, parezcan de exposición. Aún recuerdo, cuando yo era niña, el caso concreto de un familiar que nos hacía descalzarnos antes de cruzar la puerta cuando llegábamos del parque y que tenía prohibido jugar o sacar los juguetes fuera de la habitación de los niños.

Yo no soy así. Siempre quise una casa en la que los niños pueden jugar. Sin salones de exposición en los que solo se pudiera entrar para eventos señalados. Sin sofás en los que no puedas jugar, sin condenar el juego al miniguetto del cuarto infantil.

«Las casas son para vivirlas», dice siempre mi madre con una filosofía muy parecida a la mía. «Las casas son para jugarlas», podría remedar yo ahora que tengo niños pequeños.

Hay cosas que no me gustan de Ikea, pero hay cosas que sí que me gustan y mucho (su mermelada de arándanos azules, por ejemplo, es la que más nos gusta a Jaime y a mí). Probablemente podría decir lo mismo sobre mi persona.   Me gustó muchísimo, por ejemplo, un vídeo que me mostraron de uso interno sobre familias con niños en el que aparecía una pareja homoparental con toda la normalidad del mundo que me encantaría que se animaran a hacer público.   Y me gusta mucho también que su filosofía de la importancia del juego y de cómo permitir que se desarrolle por todos los rincones del hogar es semejante a la mía.

A mí, igual que a ellos, no me importa que conviertan el sofá en un barco o que se sienten en la mesa del comedor, siempre que sea sólida y ellos tengan edad suficiente para que sea seguro y dos de los tres módulos que sostienen teles y consolas en el salón encierran juguetes. Y asumo encantada ese orden desorganizado del día a día, que además creo que hace las casas más acogedoras que los diseños de exposición.

Del vídeo y de la charla que tuve con alguos de los responsable de la sección infantil del gigante sueco, además de ese punto de encuentro, extraje algunas pequeñas buenas ideas/conceptos que quiero compartir con vosotros:

  • A los niños les gusta estar con nosotros. Si tenemos un cuarto o una zona de una habitación que usamos de despacho, es buena idea poner al lado una mesita pequeña para que dibujen o jueguen a nuestro lado. Por igual motivo: ¿Por qué no poner la cocinita infantil en la cocina  o, si no cabe, algunos cacharritos  de cocina al lado?
  • Tenemos una librería en el salón. Con nuestros libros, claro. Pues en la balda más accesible para los peques puede estar bien poner algunos de sus cuentos.
  • Haz que sea divertido recoger. Si hay una señal de parking en el trozo de pared en el que hay que aparcar el carrito del muñeco, por ejemplo, tener cierto orden será parte del juego.
  • A los niños les encanta trepar, y además les viene muy bien incluso en un plano cognitivo. ¿Por qué no plantear su habitación de tal manera que puedan subirse a los muebles si quieren?
  • Deja que jueguen con el mobiliario y el menaje adulto siempre que sea posible. ¡Imaginación al poder! Aún recuerdo cómo me divertía yo de niña cabalgando  en las sillas del comedor de mi madre (gracias mamá), convertidas en caballos imaginarios  con un mantel y un par de servilletas como orejas.
IKEA

IKEA

Lo que da de sí una caja de cartón

imageAyer mi santo estuvo un buen rato pegándose con un mueble (ganó, menos mal). Y el mueble venía en una caja bastante grande que nos proporcionó varias horas de juego.

Según vio la caja vacía a su disposición, a Julia se le iluminó la mirada y salió corriendo por sus pinturas. «¿Quieres que hagamos un robot?» pregunté, pero ella tenía las ideas claras. «No, hazme un rectángulo así y así mamá». Como podéis ver tenía en la cabeza cree una tele con mando a distancia y todo. Yo cambiaba de canal y pasaba de presentar las noticias a convertirse en un dibujo animado.

Por cierto, que a las vocaciones de cocinera, astronauta, médico y peluquera se suma la de presentadora de informativos (tiembla Ana Pastor). Ll de ser dibujo animado de mayor ya le expliqué que era complicado.

Las caretas también fueron idea suya.

Ya sé que es un tópico aquello de que muchas veces para los niños la caja es mejor entretenimiento que lo que hay dentro, pero es que muchas veces los tópicos vienen asentados en muchas verdades.

Y también es cierto que con frecuencia nos complicamos demasiado la vida a la hora de jugar con ellos. Como con tantas otras cosas. Deberíamos aspirar a hacer fácil lo difícil y no al contrario.

Cuando la tele aún no está encendida.

Cuando la tele aún no está encendida.

Menos fichas y más juegos, también hay que jugar en el cole

gtres_a00577825_133He hablado varias veces aquí de la importancia del juego. Es uno de los vehículos más importantes de aprendizaje. Soy especialmente consciente de la importancia del juego porque tengo un hijo con autismo al que jugar le cuesta muchísimo. En el colegio específico para niños con autismo al que va están trabajando especialmente el juego, están intentando enseñarle a jugar para que pueda avanzar a todos los niveles.

Y jugar no requiere necesariamente de juguetes. En el colegio de Julia comparten esta filosofía, hace poco tuvieron una semana cultural inspirada en cómo jugaban sus abuelos, invitaron a los abuelos a ir al colegio y se dedicaron a jugar a la comba, al corro de la patata, a las chapas, con pelotas hechas con albal…

Y eso está muy bien, porque el juego no es algo que deba limitarse a casa, a las horas libres no lectivas. Jugar les motiva, es efectivo y debería existir durante todas las etapas educativas, pero debería ser el instrumento principal durante los primeros años de los niños. Sobre todo en infantil y en primaria yo soy de las que cree que el juego conducido y no las fichas deben ser la base. Y también a la hora de plantear deberes en casa, el juego debería ser el eje.

“Juego, educación y aprendizaje. La actividad lúdica en la pedagogía infantil” se llama un monográfico especial que ha presentado la revista de pedagogía “Bordón” publicada por la Sociedad Española de Pedagogía desde 1947. En ese monográfico hablan con expertos nacionales e internacionales esobre la importancia del juego y el juguete como herramientas de educación y aprendizaje en las aulas.

Os dejo un resumen de ese trabajo:

El juego, presente en el jardín de infancia.

Durante su estancia en el jardín de infancia, los niños principalmente aprenden jugando. Se trata de un hecho comúnmente aceptado, pero las opiniones difieren en cuanto este juego se traslada a los colegios. Algunos argumentos apuntan a que en el colegio los niños deben trabajar y no jugar como hacían en la guardería. Pero es necesario tener en cuenta el crecimiento de los niños y adaptar los juegos y utilizar los juguetes que se adecúen a estas nuevas necesidades de aprendizaje.

A través del juego los niños abordan la realidad

Como apunta en su artículo Andrés Payá, miembro del Observatorio del Juego Infantil (OJI) y doctor en Pedagogía, “El juego es un medio de aproximación, contacto, apropiación y aprendizaje de nuestro entorno más próximo, erigiéndose en un extraordinario instrumento de educación integral”. Y como añade Jose Luis Linaza, miembro del OJI y catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid, “La relación entre el juego y la cultura estimula a los niños a explorar el propio proceso de conocer y comprender”.

Por todo ello el juego se convierte en una herramienta educativa para el niño, no sólo como ser individual, sino también social. Pero la intencionalidad educativa impone condiciones especiales al juego que debe adaptar su condición lúdica para formar parte integral de la educación del niño. A partir de ciertas edades el adulto puede dirigir el juego para fomentar el aprendizaje de ciertos contenidos, pero como advierten varios autores de Bordón hay que cuidar y regular esta supervisión del juego para no destruir su libertad.

gtres_a00588115_026El juego como recurso didáctico en las escuelas españolas

En muchos centros escolares de nuestro país el juego se ha convertido en un recurso pedagógico incluido en los planes de estudio de muchas asignaturas. Así lo ha puesto de manifiesto el concurso organizado por el Observatorio del Juego Infantil “El Juego en la Escuela” en el que han participado escuelas infantiles y de primaria de toda España.

Las asignaturas de inglés y matemáticas son en las que mayor presencia tiene el juego como herramienta pedagógica, y en muchos casos el juego y los juguetes se han incluido como material y parte de la asignatura durante varios cursos. Los proyectos presentados destacan la importancia del juego como recurso para “aprender a aprender” y apuntan a que “una escuela que educa mediante el juego, es una escuela que enseña a ser felices”.

Jugar, un derecho fundamental para los niños

Gonzalo Jover, director del OJI, ha destacado la importancia de este derecho, “El contexto actual de crisis afecta también al derecho del niño al juego, y lo afecta por el riesgo que tiene a ser olvidado. Según el último informe de UNICEF, España es uno de los países donde más ha caído el nivel de bienestar infantil”.

Además, hablan de tres proyectos educativos que han estacado por el uso del juego en sus aulas. Bien por ellos, ojalá más colegios apuntalaran en el juego sus aprendizajes.

El proyecto “Jugando a través de los tiempos” del CEIP “La Cala”-Benidorm ha sido el que mayor puntuación ha obtenido con una experiencia que aúna juegos, juguetes e internacionalización. Con su proyecto, los alumnos del CEIP “La Cala”-Benidorm además de aprender jugando con juegos y juguetes tradicionales de nuestro país, aprenden la cultura y las costumbres de otros países compartiendo sus juguetes.

Por su parte, “La experiencia de juego aplicada al aula” del colegio La Inmaculada de Valladolid ha obtenido la segunda mayor votación. En su proyecto, los juguetes y los juegos cobran protagonismo en matemáticas con el objetivo de que el alumnado descubra la utilidad de esta asignatura de forma lúdica y desarrolle el cálculo mental.

El CEIP Azorín de Monóvar también ha sido reconocido por el Observatorio gracias a su proyecto “Vesprada de Jocs” (Tarde de juegos) con actividades lúdicas para las asignaturas de Matemáticas, Conocimiento del Medio, Valenciano y Lengua Extranjera con el objetivo de fomentar en sus alumnos el trabajo y las relaciones en grupo, la aceptación de normas, desarrollar el pensamiento y asimilar los conocimientos adquiridos.

Imma Marín ha destacado el trabajo realizado por estos centros, “en muchos casos el juego y los juguetes están completamente integrados como parte de las asignaturas. Se trata de una actividad educativa muy valorada por sus múltiples resultados positivos, como destacan los responsables de los proyectos presentados. El juego es una forma de aprender y clave para interiorizar los conocimientos adquiridos.”

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¿Parques con arena o sin arena?

8648342820_ce4355cb95_zGran debate. Justo los dos parques infantiles que había al lado de mi casa han sido reformados durante el invierno. Han pasado de estar llenísimos de arena a tener ese acolchado típico que evita chichones.

Me consta que muchos niños lamentarán la pérdida de la arena
. En verano era frecuente ver a los peques con su cubo y su pala, llenando de agua botellas y cubitos para poder hacer castillos y pasteles de barro. Eran antológicas las riñas por los rastrillos y los moldes de plástico de animalitos.

Mis niños la verdad es que no, nunca han sido muy areneros. Y no es uno de esos casos como el de ciertos padres que conozco y que decían «no, no vamos a tomar una copa de helado que a los niños no les gusta el helado». Y no les gustaba porque no se lo habían ofrecido nunca, porque el primer día que otros adultos les llevaron a la heladería disfrutaron como enanos.

Los míos ni siquiera en la playa son de jugar con la arena. Solo este verano he logrado que Julia, ya con tres años largos, jugara con la arena a costa de rebozarnos las dos haciendo muros decorados con conchas frente a las olas. Desde muy pequeña ha pedido ir a parques sin arena. Jaime es de los que se atrinchera en la toalla a menos que toque baño y jamás ha querido jugar con la arena. No es tan raro como parece, me he encontrado más niños así.

Entre los padres son más los que se alegran. Por desgracia la arena de los parques no suele estar en condiciones óptimas. Me hablan con frecuencia de los perros que hacen ahí sus cosas. En los parques de mi ciudad, que están cerrados (eso sí que debería ser obligatorio), los perros no pasan pero hay colillas, cáscaras de pipas y todo tipo de porquerías. Y no penséis en que las dejan ahí adolescentes que se meten por las noches, que también, muchas veces son los mismos padres y abuelos que llevan a sus niños los incívicos.

Gran debate os decía. Tanto que os pedí opinión por twitter y Facebook. Os dejo con algunas intervenciones.

¿Vosotros qué opináis
? ¿Arena sí o no en los parques?

Ana. sin arena! xq la arena esta llena d mierda, colillas, cacas y pis d perro, pipas, papeles,bichos….q asco! se la tiran por el pelo, se restriegan lis ojos, se chupan las manos, se les llenan los zapatos…. aunque sea mas divertida o pondria trozos con arena especificos pero sabiendo d se cuidara, limpiara, pero eso es Utopia! prefiero el acolchado!

Juan. El que prefiera los parques sin arena es que jamás ha sido niño… cuando pasamos a adultos se nos olvida divertirnos…

Mabel. con tierra. lo otro no es un parque. es una plaza, pero parque no.

¿Hay que dejarles ganar siempre?

cromagnonEstos días de frío pelón he caído enferma. Primero fue Julia la que estuvo malita, perdiéndose la semana de carnavales del cole en la que iba a ir disfrazada de cavernícola cantando y bailando la peculiar canción infantil El hombre de Cromagnon (vosotros mismos, oirla supone tenerla incrustada en el cerebro de esa manera aguda e insidiosa que solo las canciones infantiles saben). Tras ella caímos casi todas las mujeres de la familia. Mi padre bromea con que es el virus de la gripe femenina.

A lo que íbamos. Entre el frío y que andamos recuperándonos del ataque de los virus malignos, estamos jugando mucho a los juegos de mesa infantiles que tanto nos gustan y que ya os recomendé en el pasado en este blog. Son breves, entretenidos, pasamos de uno a otro, y así transcurre un buen rato de tarde.

Como todos los niños pequeños que conozco (y todos los adultos que se atreven a reconocerlo), Julia quiere ganar a toda costa. Con cierta regularidad intenta hacer trampas al tirar el dado, al contar casillas… No hay que esforzarse en pillarla, las hace mirándote y dedicándote esa sonrisita pillina de «yo sé que esto no se hace así». Te sientes tentado de dejarla salirse con la suya, pero aunque tampoco revista una importancia enorme no la dejo. Hay que jugar según las reglas. Y, salvo causa de fuerza mayor, las partidas que hemos comenzado siempre se acaban. Por supuesto, antes de pasar a otro juego, recogemos el que hemos utilizado.

Y tampoco la dejo ganar en la mayoría de los juegos de mesa. Si queda segunda, o tercera, que no es perder, no pasa nada. Analizándome a mí misma, resulta curioso que sí que la deje ganar casi siempre cuando echamos una carrera o realizamos cualquier otro juego físico. He llegado a la conclusión de que lo que sucede es que no la dejo ganar cuando estamos en igualdad de condiciones (un juego que depende de un dado, es decir, de la pura suerte) y sí lo hago cuando en esa competición no está igualada. Si claramente yo estoy en ventaja por mi psicomotricidad fina (hay juegos de mesa de destreza, como el Animal sobre animal que intentamos transformar en cooperativos) o gruesa o mi capacidad de raciocinio adulta, entonces no me importa.

Ella no tiene ni un pelo de tonta. Sabe perfectamente cuando gana por sus méritos y cuando me estoy dejando. Por eso precisamente me parece importante no dejarla ganar siempre. ¿Qué aprendizaje obtendría? ¿Que quejarse y no tolerar alguna pequeña frustración tiene premio?

También es verdad que Julia tiene un carácter muy dulce, poco dado a las rabietas y asume bien no quedar la primera.

Mejor. En la vida, si nos paramos a pensarlo, muy pocas veces podemos colgarnos la medalla de oro. ¿No creéis?

Juegos de mesa infantiles, otra forma de jugar con nuestros hijos

Mi santo es un fanático de los juegos de mesa. No hablo del trivial o del scattergories, hablo de juegos de todo tipo, muchos de estrategia. Si no estás dentro de ese mundo, ni imaginas la variedad de juegos que hay, inspirados en temas conocidas por todos como ‘Juego de Tronos’, ‘Los pilares de la tierra’ o ‘El señor de los anillos’; en momentos históricos, como las elecciones estadounidenses, la guerra civil, el medievo, o las guerras napoleónicas; en deportes como la escalada o las carreras de coches (o de cuádrigas)… La lista, las temáticas, los tipos de juego son interminables. Hay que meterse un poquito en ese charca para darse cuenta de la profundidad que tiene. Y como afición, salvo por el espacio que ocupan las cajas (a la primera foto me remito), es estupenda: social, de darle al coco y aprender (incluso idiomas, que muchos están en inglés y alemán).

Dado que mi santo es un friki de estos juegos, yo he jugado bastante (menos de lo que el querría) ganándome el apodo de «muevecubos sin alma» por el tipo que prefiero (Agrícola o Caylus). Y ahora que Julia va creciendo, también ella va descubriéndolos en su versión infantil. Y yo con ella.

En casa tenemos varios juegos infantiles: Frutalito, con un cuervo que quiere comer unas cerezas, Maguitos (segunda imagen), para descubrir animales, Mi primer tesoro de juegos, que incluye varios (es el de la última foto), todos divertidos, todos que potencian aprendizajes, todos recomendables y no son caros (la mayoría no llegan a los 20 euros).

Y me encantan y se los recomiendo a todo el mundo como una actividad diferente, un regalo posible de Reyes o cumpleaños. Hay varias páginas online que los venden, algunas extranjeras.

Enlazo a 100 doblones en este post porque tiene un programa de donación a los hospitales infantiles Infantil Universitario Niño Jesús y 12 de Octubre.

Por cierto, estoy escribiendo este post en la misma mesa en la que mi santo y un amigo de toda la vida están jugando a La guerra del anillo. A nuestro lado también juegan cuatro niños, Julia y Jaime y los dos de nuestro amigo. Con ellos, que tienen dos y cinco años, también hemos tenido nuestras partidas a esos juegos infantiles. Siempre les gusta intentar lo que ven hacer a los mayores.

Los abuelos que juegan con sus nietos

Fui una niña con suerte por muchos motivos. Uno de ellos, que ya he comentado por aquí en alguna ocasión, fue conocer a mis cuatro abuelos y tenerles conmigo hasta convertirme en adulta. De hecho dos de ellos siguen vivos.

De mis cuatro abuelos, solo recuerdo a uno jugando con frecuencia conmigo. Mi abuelo paterno se sentaba conmigo a enseñarse a dibujar, me fabricó un rancho y jugaba conmigo, mis indios y mis vaqueros de plástico, me llevaba al parque y participaba en mis actividades, no se limitaba a sentarse en un banco y vigilar…

Y creo que es inevitable que, cuando creces, esas vivencias se te queden grabadas. Estoy convencida de que seré una anciana (tal vez con nietos con los que jugar) y seguiré recordando esas horas de juego con mi abuelo. A mi santo le pasa lo mismo. No me sorprendería que fuese universal y que a todos se nos hayan quedado grabados esos momentos compartidos.

Mis hijos tienen a sus dos abuelas, pero mi padre es el único abuelo que conocen. Y me encanta ver lo mucho que juega con ellos pese a lo delicado de su estado de salud. No le importa tirarse al suelo, subírselos a la chepa, jugar a las comiditas… Mis hijos están disfrutando de muchos más momentos de juego con mi padre de los que yo tuve.

En estos momentos mi padre está en el hospital. Hace unos diez recibió un trasplante de riñón que esperamos que vaya bien y mejore su calidad de vida permitiéndole muchos más momentos de juego con sus nietos.

Porque estoy muy de acuerdo con lo que cuentan en este teletipo de EFE y quiero que mis niños tengan esa relación con su abuelo durante muchos años:

El 80 % de los abuelos españoles juega con sus nietos y se han convertido en sus nuevos compañeros de juego, en lo que ha contribuido la prolongación de los horarios profesionales, la falta de hermanos con los que jugar y la mayor esperanza de vida.

Así lo han constatado los miembros del Observatorio del Juego Infantil, promovido por la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ). Cada vez son más los abuelos que intervienen y participan en el juego de sus nietos, sobre todo cuando se trata de niños de menor edad, lo que contribuye a que la relación de los abuelos con sus nietos sea ahora mucho más cercana.

La consultora pedagógica Imma Marín, miembro del Observatorio y presidenta de IPA en España (Asociación Internacional por el derecho de niños y niñas a jugar), ha subrayado la «fuente de alegría, vitalidad, optimismo y humor» del juego, como lo son también para los abuelos los niños en sí mismos, siempre y cuando no se conviertan en obligación.

«Los abuelos que juegan con sus nietos crean lazos invisibles con ellos, recuperan su niño interior y alimentan su capacidad de juego, lo que repercute a favor de su salud física y mental. Al compartir sus juegos con los pequeños, reafirman su autoestima y se sienten más valorados», según Marín.

Y en el caso de los niños, la pedagoga indica que para ellos es un tesoro porque «se sentirán comprendidos, valorados y queridos. Escucharán con atención las historias que los abuelos les expliquen y aprenderán sus juegos y formas de jugar. Los abuelos son adultos ‘sabios’ dispuestos a escuchar y a compartir su tiempo divirtiéndose con ellos jugando».

Andrés Payà, doctor en Pedagogía y profesor de Teoría de la Educación en la Universidad de Valencia y miembro también del Observatorio, ha destacado el rol que juegan los abuelos pues «son capaces de transmitir a sus nietos parte de las tradiciones y costumbres de otra época, pero que conforman parte del patrimonio educativo más cercano».

El juego intergeneracional resulta beneficioso tanto para los abuelos como para sus nietos puesto que, según Payà, «consolida los lazos familiares y el aprendizaje social»: «ambos jugadores reciben y perciben los beneficios de la actividad lúdica en este juego compartido, gracias a las relaciones de empatía, confianza y cariño que se establecen entre distintas generaciones».

Los niños de hoy encuentran en sus abuelos los aliados perfectos para jugar y comunicarse; y con ellos aprenden a relacionarse, a respetar turnos, reglas y a pensar.

La vida es juego (o debería serlo)

Son las 15, las 17, las 19… llegas de trabajar y con mucha tareas pendientes.

Si eres de los padres o madres afortunados con una jornada razonable tendrás probablemente que ir corriendo a buscar a los niños al cole, la guarde o la casa de los abuelos. Tendrás que llevarles a actividades extraescolares como piscina, dibujo, música o tenis. Tienes que comprar, planchar, cocinar, ayudar a hacer deberes… también procuras tener tiempo para tí, actividades que te ayuden mantener el equilibrio como pilates, piscina, correr, tomar un café con algún adulto…

Si eres de los que llega tarde, probablemente seguirás teniendo tareas pendientes, aunque tal vez sean menos.

En cualquier caso muchos días estás cansado, una vez acabadas las obligaciones estás deseando tener un rato para leer, depilarte, jugar a la consola o simplemente tumbarte en el sofá a ver la tele.

Y pasan los días y descubres que apenas estás jugando con tus hijos.

Puede que tu vida y tu horario gire en torno a ellos, que les lleves a numerosas actividades, que les bajes al parque con frecuencia, que les ayudes con sus tareas… pero jugar, lo que se dice jugar, poco. Pese a que pocas cosas hay más importantes en el desarrollo de un niño.

¿Os suena?

Mi compañera periodista y bloguera Diana Sánchez ha escrito hoy un artículo tras hablar con varios expertos que os recomiendo encarecidamente. Se titula: Los niños españoles juegan menos tiempo del que deberían, y un tercio lo hace además solo.

En él cuenta, entre otas cosas igual de interesantes, que:

Un tercio de los niños y niñas españoles juegan solos y que los pequeños dedican una cantidad de tiempo insuficiente al juego: una hora de media al día, algo más entre los niños de 3 a 5 años (dos horas en el 28,3% de los casos).

Los psicólogos y pedagogos que forman parte del Observatorio del Juego (un total de siete expertos) coinciden en aconsejar a los padres que eviten la tentación de «dejarse hacer trampas» o «dejar ganar siempre a los hijos». El juego es una imitación de la vida y un vehículo eficaz para el aprendizaje del control de las emociones y las estrategias sociales.

Los padres ahora «tienen una idea de la infancia más ajustada a la realidad» y se han convertido además en «compañeros de juego» de sus hijos; pero a cambio se les exige más como padres.

No sé vosotros, pero yo tomaré nota para esforzarme aún más en jugar con ellos.