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La vida es juego (o debería serlo)

Son las 15, las 17, las 19… llegas de trabajar y con mucha tareas pendientes.

Si eres de los padres o madres afortunados con una jornada razonable tendrás probablemente que ir corriendo a buscar a los niños al cole, la guarde o la casa de los abuelos. Tendrás que llevarles a actividades extraescolares como piscina, dibujo, música o tenis. Tienes que comprar, planchar, cocinar, ayudar a hacer deberes… también procuras tener tiempo para tí, actividades que te ayuden mantener el equilibrio como pilates, piscina, correr, tomar un café con algún adulto…

Si eres de los que llega tarde, probablemente seguirás teniendo tareas pendientes, aunque tal vez sean menos.

En cualquier caso muchos días estás cansado, una vez acabadas las obligaciones estás deseando tener un rato para leer, depilarte, jugar a la consola o simplemente tumbarte en el sofá a ver la tele.

Y pasan los días y descubres que apenas estás jugando con tus hijos.

Puede que tu vida y tu horario gire en torno a ellos, que les lleves a numerosas actividades, que les bajes al parque con frecuencia, que les ayudes con sus tareas… pero jugar, lo que se dice jugar, poco. Pese a que pocas cosas hay más importantes en el desarrollo de un niño.

¿Os suena?

Mi compañera periodista y bloguera Diana Sánchez ha escrito hoy un artículo tras hablar con varios expertos que os recomiendo encarecidamente. Se titula: Los niños españoles juegan menos tiempo del que deberían, y un tercio lo hace además solo.

En él cuenta, entre otas cosas igual de interesantes, que:

Un tercio de los niños y niñas españoles juegan solos y que los pequeños dedican una cantidad de tiempo insuficiente al juego: una hora de media al día, algo más entre los niños de 3 a 5 años (dos horas en el 28,3% de los casos).

Los psicólogos y pedagogos que forman parte del Observatorio del Juego (un total de siete expertos) coinciden en aconsejar a los padres que eviten la tentación de «dejarse hacer trampas» o «dejar ganar siempre a los hijos». El juego es una imitación de la vida y un vehículo eficaz para el aprendizaje del control de las emociones y las estrategias sociales.

Los padres ahora «tienen una idea de la infancia más ajustada a la realidad» y se han convertido además en «compañeros de juego» de sus hijos; pero a cambio se les exige más como padres.

No sé vosotros, pero yo tomaré nota para esforzarme aún más en jugar con ellos.

Las apps para iPad y IPhone con las que mis hijos se divierten y aprenden

Ya os he contado en el pasado que a uno de los juguetes favoritos de mis hijos es el iPad. Ahí tienen instaladas numerosas aplicaciones que les resultan entretenidas y que a nosotros nos parecen enriquecedoras.

Voy más allá de los gatos que repiten lo que decimos o que juegos como los’angry birds’, hablo de cuentos, puzles, herramientas para pintar, colorear, aprender a contar o las letras.

Una amiga me pidió que recopilara mis favoritas
, así que aquí las dejo no solo para ella, también para todos vosotros.

Android lo tengo más desatendido. Por favor, ayudadme a enriquecer este post y que sea útil para todos recomendándome las aplicaciones que vosotros recomendaríais.

Allá van mis recomendaciones:

Playtales. Son cuentos ligeramente animados, algunos preciosos, realmente bien dibujados. El gran inconveniente es que la aplicación es gratis pero luego cada cuento vale dinero, entre 1,59 y 2,39 euros. Claro que los de papel salen bastante más caros.

Hay una empresa que se llama ar-entertainment o Alexandre Minard que tiene todo tipo de puzles (en 3D, con movimiento, que vinculan letras y números), juegos de laberintos, de encontrar diferencias y juegos de colorear muy bonitos y muy bien pensados (‘Aprender a dibujar es divertido’ es uno que nos gusta especialmente. Da patrones para aprender a trazar dibujos y luego colerarlos). Nosotros tenemos descargado gran parte de su catálogo. Creo sinceramente que es la empresa que más y mejores apps infantiles tiene. Descargar los juegos cuesta entre nada y poco, pero suelen incluir pocos puzzles o láminas de colorear. Si se quiere descargar el juego completo hay que desembolsar otro poco, normalmente 1,59 euros. Merece la pena. De hecho ellos son los que hacen las aplicaciones de Nickelodeon, que son también sencillas, educativas y bonitas, con los personajes del canal como Dora, Diego, Kai-Lan…

También para colorear está ‘La granja’ de iBimbi o ‘Color me’.

TabTale también tiene muchas aplicaciones para niños, en inglés eso sí. Los cuentos me gustan bastante menos, pero tiene juegos de contar (firstnumbers) y vocabulario que también están bien. Sus sistema es hacerte pagar para liberarte de la publicidad.

Hay muchos juegos que muestran los sonidos de animales, instrumentos musicales, vehículos.. vinculándolos a imágenes. Nuestro favorito es Soundtch. Tiene una versión gratuita bastante apañada, pero para verlo completo y sin publicidad hay que pagar 2,99 euros.

Si el niño es musical hay bastants pianos y xilófonos. Nosotros tenemos puestos Zen Piano y iXylophone.

Babyfirst es una aplicación también recomendable para los más pequeños. Muestra los vídeos educativos del canal de televisión de la flor de colores. Es gratuita. La idea es semejante a la aplicación de Clan, que también está bien pero que abarca contenidos para niños más mayores.

Disney tiene muchas aplicaciones. Muchas muy malas, algunas buenas, la mayoría regulares y todas caras. Al menos esa es mi impresión. La favorita de Julia y Jaime es ‘Tangled‘, de la película ‘Enredados’, que está bien aunque no es barata e incluye fragmentos de la película, algunos jueguecillos, un cuento… En cualquier caso es mucho más barata que cualquier cuento oficial en papel.

Para niños un pelín más mayores que los míos hay juegos de estrategia como That’sMyFish, que a mi hija le encanta aunque no domine aún la estrategia de mover a los pingüinos por las casilla de hielo en busca del pescado.

Es vuestro turno…

La magia de los disfraces

Yo nunca me disfracé en Halloween. Partimos de la base de que soy de una quinta en la que eso de Halloween era algo raro, típico de las películas y series estadounidenses. Lo que se vivía en mi infancia era como la ciudad se quedaba medio vacía, las floristerías vacías del todo y los cementerios rebosaban flores, gente y estropajos.

Pero eso está cambiando. Nuestros peques sí se están disfrazando. Y me da igual que sea una tradición ajena. Bienvenido sea todo lo que contribuya a que se diviertan. Mis hijos han estado caracterizados de Harry Potter y Hermione y, junto a sus primas, de calabazas. Y todos se lo han pasado pipa. Cada uno a su manera y según su nivel de entendimiento, disfrutaron de una tarde de disfraces.

Me da a mí que cada año será mejor. Desde luego en Carnavales repetiremos.

Mi suegra guarda en su casa todos los disfraces viejos, aunque estén medio rotos, y algo de ropa descartada. Cuando ha tenido niños en su casa uno de sus juegos favoritos ha sido jugar a los disfraces.

Yo quiero hacer lo mismo: guardar todos los disfraces en un lugar al que puedan acceder para que jueguen todo lo que deseen cualquier día del año.

En crecerfeliz.es tienen un par de piezas interesantes sobre los beneficios de disfrazarse. Os dejo un fragmento:

Jugar a disfrazarse es algo muy necesario en la vida del pequeño, ya que contribuye a su desarrollo. Cuando el niño se viste de un personaje y se imagina una historia con ese disfraz, está dando rienda suelta a su fantasía, a su espontaneidad y a su creatividad.

Además de divertido, disfrazarse es un método estupendo para que los niños expresen sus sentimientos.  Por eso es uno de los recursos que más utilizan los terapeutas infantiles para ayudar a los pequeños a vencer los problemas de relación (como la timidez) y los miedos (a los perros, a los fantasmas…).

También es la manera más fácil de enseñar a los niños a ponerse en el lugar de los demás, lo que les ayuda a tener más empatía y a integrarse mucho mejor en el mundo que les rodea.

Y hay algo más, muy interesante: el disfraz puede ayudarnos a descubrir cómo percibe el niño a los adultos que conviven con él. Observad a vuestro pequeño cuando se disfrace de papá o de mamá y actúe como tal. Probablemente os sorprenda la imagen que tiene de vosotros y os lleve a reflexionar sobre si la relación que mantenéis con él es buena o hay algunas cosas que debéis cambiar. También es bueno que os fijéis en cómo actúa si se disfraza de profesor o de profesora. Así podréis descubrir si se siente bien en su colegio o no.

A casi todos los niños les gusta disfrazarse, pero también es cierto que algunos disfraces pueden asustarles, como los de monstruos y fantasmas y los que les tapan la cara. De hecho, a esta edad la mayoría aún prefieren los que llevan la cara al descubierto. “Así, además de sentirse más cómodos, tienen una señal permanente que les aferra a la realidad y sienten menos miedo”, apunta la especialista.

Si al niño le da miedo un disfraz, no hay que obligarle a llevarlo, porque su fantasía puede intensificar sus temores y hacer que tarde más en superarlos. Y, del mismo modo, si lo rechaza porque “le queda ridículo”, también hay que respetarlo. Lo mejor es que él elija el traje que más le guste. Así disfrutará al máximo de la interesante y divertida experiencia de ir vestido de otro.

Un mundo de colores

Azul, verde, rosa, amarillo, rojo y naranja. Esos han sido los primeros colores que ha aprendido mi hija. No ha costado demasiado. Simplemente hemos indicado con frecuencia de qué color era el juguete que tenía en las manos, la pared en la que se apoyaba, el patito del cuento o su faldita.

Y ella, nuestra pequeña esponjita que hoy cumple 18 meses, comenzó pronto a repetir lo que le indicábamos. Y de repetir comenzó a intentar nombrar ella los colores. A veces sin acierto. ¡El verde y el azul o el naranja y el rojo a veces se parecen tanto! ¡Y hay tantos rosas tan distintos!

Pero aplaudimos todos sus intentos, incluso los erróneos que tuvimos que corregir. Ahora le encanta indentificar los colores que tiñen nuestro mundo.

Con su hermano no ha sido tan fácil. No los nombra, pero sabemos que los identfica porque los discrimina la mar de bien. Sabe que tiene que apilar las fichas naranjas una encima de la otra, y las azules también pero en otro montón diferente.

Con él hay que practicar mucho y acaba aprendiendo.
Pero las vías de aprendizaje son diferentes. Hay juguetes pensados para discriminar colores y formas con los que además se trabaja la psicomotricidad fina y son muy útiles.

Pero cualquier cosa sirve: apilar las piezas de tente por colores, meter las pinzas de la ropa o los cubiertos en vasitos de diferentes colores, colocar distintos juguetes sobre folios o cartulinas del mismo color…

Nosotros le vamos dando las piezas una a una, según nos las va pidiendo, y él las va colocando según corresponde.

Todos los caminos, los rectos y los plagados de curvas, conducen al mismo universo de colores.

El juego de los trileros

Uno de los juegos estrella en casa es el de los trileros. Sus terapeutas fueron los que nos lo recomendaron. A nosotros no se nos hubiera ocurrido nunca. Ya el primer día que vinieron a casa trajeron varios pictogramas con actividades, y entre las pompas, el puzzle o el cuento estaba el picto amarillo de los vasitos que representa a los trileros.

Defienden este juego por muchos motivos. Así se trabaja permanencia del objeto (entender que lo que se oculta no desaparece) en el plano más básico, pero sobre todo sirve para trabajar la atención.

Se empieza con dos vasos de distinto color. Se pone algo que le guste mucho al niño bajo uno de ellos (un trocito de chuche, un juguete que le guste mucho) y al principio ni siquiera se mueve.

Cuando entiende la mecánica del juego se puede va complicando, primero usando vasos del mismo color. Después moviéndolos un poco. Por último añadiendo un tercer vaso.

El peque ya domina el juego con dos vasos del mismo color que se mueven. Y es cierto que es un juego fantástico para que esté atento y para interactuar con él (toma el vaso que hay que levantar, se lo pedimos, nos lo devuelve, pide ma´s regaliz para seguir jugando…)

Nosotros también lo usamos cuando está muy pesado pidiendo gusanitos o chuches. Así al menos mientras come saca cierto provecho. Y come menos.

De lo más recomendable, de verdad.

La estimulación temprana funciona

El hecho de que mi hijo tenga TGD ha cambiado mi percepción sobre tantas cosas…. una de ellas ha sido la estimulación temprana.

Durante los dos primeros años de vida del peque, confieso que no es algo que me quitara demasiado el sueño. Claro que jugábamos con él, le hablábamos, le cantábamos, le dábamos amor… como cualquier padre reciente.

Pero no me preocupaba que su desarrollo cognitivo fuese más o menos lento. Yo defendía que evolucionase a su propio ritmo. Estaba convencida de que llegaría al mismo destino, de que sacaría todo su potencial, sin necesidad de ponerme demasiado las pilas estimulándole.

Confiábamos en su «piloto automático».

Ahora las cosas han cambiado mucho. Como el piloto automático de mi peque está un poco escacharrado, nos hemos visto obligados a tomar los mandos. Y desde mi experiencia, ahora mi confianza en la estimulación es enorme.

Hemos visto en la carne de nuestra carne (y en muchos otros niños con distintos problemas con los que hemos entablado contacto) que esos empujoncitos funcionan.

Lees, escuchas a los profesionales, aprendes a ser padre y terapeuta. Padre y estimulador al mismo tiempo.

En nuestro caso no se trata de tener un niño más listo, en nuestro caos la estimulación es tan esencial como el alimento. Es la forma de ayudarle a despertar a este mundo, a crecer y ganar en autonomía, a integrarse…

Sin la estimulación adecuada, probablemente habría ido para atrás en lugar de hacia delante.

Así que es inevitable que con su hermana las cosas sean distintas. Claro que respetamos sus ritmos. Eso no ha cambiado. Pero no paramos de aplicar con ella lo que hemos aprendido con su hermano.

Por que no nos lo tomamos ni con ella ni con su hermano como un trabajo, como una tarea tediosa. Es en cambio tiempo de juego y diversión, de cantar canciones, de pintar, de ver cuentos, de pasar tiempo juntos…

La estimulación es muy importante. Creo que todos los adultos lo hacemos bien de manera instintiva, pero es cierto que hay manuales que ayudan.

Hoy hemos sacado una noticia con unos cuantos. Algunos me los he leído y me parecen una maravilla. De uno en concreto ya os hablé en el pasado.

El primer juguete: un pañuelo de tela

Fue una de las mejores recomendaciones que me hicieron cuando mi peque era poco más que un recién nacido.

Me dijeron que buscara un pañuelo de un tejido natural y sin tintes. Obviamente de tela, no de papel. Y que se lo ofreciera para que empezara lo antes posible a jugar con él.

Cuando aún no tienen fuerzas para sostener ningún otro juguete, el pañuelo es algo estupendo que mover, agitar, estirar, retorcer y chupar sin peligro.

Y así fue. Podéis comprobarlo en la foto: tenía exactamente tres meses.

Descubrir el mundo con los juegos es tan importante para los niños que nunca es demasiado pronto para empezar a hacerlo.

Un videojuego para aprender a ser madre reciente

Soy una madre reciente que nunca jugué con muñecas de niña. Por eso tal vez me resulte especialmente llamativo el videojuego que acaban de lanzar para la consola portátil Nintendo DS en el que jugar a las mamás virtualmente.

Hay dos versiones: My baby boy y My baby girl en las que según sus creadores tendrás que darle el biberón (que pena que no haya posibilidad de darle teta), paseos por el parque, baños…

# Podrás elegir cómo será tu bebé (color de pelo y ojos, nombre, edad…)
# Elegirás también su nacionalidad (hasta 9 nacionalidades distintas)
# 7 lugares donde interactuar con tu bebé (la cocina, el salón, el parque, el pediatra, el baño…)
# Tu bebé irá adquiriendo habilidades poco a poco (las respuestas físicas están basadas en estudios reales
# Posibilidad de comprar ropa y otros accesorios a tu bebé en la tienda a través de puntos que irás acumulando

Pensándolo bien, me llama la atención pero tampoco es tan raro. Es el mismo juego de siempre con distintos juguetes.

En las cavernas las niñas acunaban piedras y en estos tiempos toquetean una consola.

Aunque yo siempre preferí los vaqueros y los indios de plástico. La primera vez que jugué a las mamás, fue a los 30 años con mi peque.

Aquí os dejo el vídeo de presentación, no tiene desperdicio…