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Gracias a todos maestros, logopedas, terapeutas… que luchan por la felicidad de las personas con asperger

(GTRES)

Hoy es un día importante, un día para intentar entender un síndrome que no siempre es fácil de explicar, para ponerse en piel ajena y ser consciente de las dificultades que se encuentran para intentar minimizarlas.

En el pasado ya he escrito del asperger, tanto otros 18 de febrero como en días sin significación especial. Os he contado que las personas con asperger no están enfermas, no son todos genios ni son agresivos (y no son Sheldon Cooper), he intentado aclarar algunos mitos del síndrome de Asperger en la celebración de su día internacional de 2013, os he contado cómo obraría ante una persona con Asperger y recomendado ‘Luis el maquinista’, un cuento para entender este síndrome y también os hablé de ‘El rastro brillante del caracol’, una novela juvenil cuyo héroe protagonista tiene asperger (y que sirve para estar en guardia ante pederastas).

Así que hoy me voy quedar calladita, salvo para pedir ese ejercicio de empatía, de dedicar unos pocos minutos en este día a ponerse en calzado ajeno, y cedo la palabra a un joven con asperger. Lo que os traigo es un comentario que publicó en mi post: A los maestros de educación especial, esos que pocos recuerdan.

Buenas noches. Tengo 17 años. Tengo asperger desde nacimiento. Es un tipo de autismo. De los leves moderados, pero autismo.

Mi inteligencia es normal pero tengo muchas limitaciones. Me da miedo la gente, los sonidos, algunos lugares, no entiendo las bromas ni las ironías. Me han dicho que en eso tengo suerte porque así me ahorro de escuchar muchas estupideces. Parece ser que tienen razón. Así que no puedo usarlas tampoco.

Soy obsesivo de muchas cosas. Del orden. De la ortografía perfecta. De otras cosas también. Tardé mucho en hablar. Tengo buena memoria y aun recuerdo a mi logopeda. Gracias Lorena por tu paciencia y amor. Tengo mal la psicomotricidad fina. Pero ahora soy rápido escribiendo tanto manualmente como por ordenador y móvil. Gracias José Manuel, mi profesor de lengua, sin ti no habría llegado a dónde estoy.

Ustedes los padres, me congratula ver que muchos agradecen la labor de los profes. Yo, como alumno con necesidades especiales, quiero darles las gracias a todos por su labor. Su cariño cuando me dan los ataques de pánico. Su paciencia cuando me cuesta el doble hacer muchas cosas. Se me dan bien las matemáticas pero no entendía el dinero. Gracias a mi profe Gonzalo ahora puedo ir a comprar solo muchas cosas. Las tardes con Marisa que me enseña habilidades sociales porque no sé comportarme en sociedad ni como establecer comunicación con mis compañeros.

Gracias a mi profe de educación física por integrarme en deportes cuando una de mis limitaciones es no saber jugar en equipo. Gracias también a mis compañeros. Porque mis profes se han encargado de enseñarles a aceptarme. A quererme. A ayudarme.

Tengo una memoria prodigiosa. Como mucho autistas de alto funcionamiento como así nos llaman. Y gracias a esta memoria nunca olvidaré a cada uno de ellos. Unos señores que han conseguido que sea un chico independiente y feliz. Casi me siento como todo el mundo.

Señores hagan caso de lo que dice un estudiante agradecido. Aparten lo malo y quédense con lo que yo les digo. No dejen que ese cariño lo empañen señores o señoras que no han experimentado nunca un cariño como el que yo he recibido. Como el que aún recibo.

Hace 40 años estaría en una institución mental. Ahora veo cerca mi sueño de ir a la universidad. Gracias a ustedes. Mis logopedas. Mis maestros. Y también a mis papás y a mis hermanitos.

Pues sí. Gracias Lorena, Gonzalo, José Manuel, Marisa… Gracias a todos maestros, logopedas, terapeutas… que luchan por la felicidad de las personas con asperger, de las personas con autismo.

Espero que las palabras de este chico os sirvan de gasolina, porque el camino es largo y no exento de obstáculos.

Virgin está planeando lanzar paquetes de vacaciones familiares ‘autismo-friendly’. Ojalá cuaje y cunda el ejemplo

(Wikimedia Commons)

Una amiga que vive en el Reino Unido (gracias Marina) me pasa una noticia que me parece tan buena idea que he querido asomarla aquí. A falta de saber precios, disponibilidad, frecuencias… de entrada resulta una iniciativa fantástica.

Según ha adelantado The Independent, el carismático mandamás de Virgin, Richard Branson, está trabajando con familias de personas con autismo y expertos en este trastorno para desarrollar unos paquetes de vacaciones (me vais a perdonar el palabro inglés) «autism-friendly”. Es decir, paquetes pensados para facilitar las vacaciones, con personal formado, localizaciones seleccionadas, que incluyan todo tipo de información para que las familias y los niños sepan qué van a encontrarse y cómo anticiparlo y vuelos preparados.

No hay mucho más detalles de momento y se está moviendo para dar servicio en otro país, pero sigue siendo de aplaudir. Ojalá cuaje y ojalá cunda el ejemplo, porque la realidad es que muchas familias de niños con autismo (con discapacidad se podría generalizar) apenas salen con ellos de casa. Y conozco bastantes (demasiados) padres y hermanos que ya no van de vacaciones por miedo a lo que puedan encontrarse, a que su hijo no encaje en el destino planificado.

No hace muchas generaciones, eso era lo normal. Si en una familia había alguien con discapacidad, raro era que esa familia viajase o que lo hiciese con ese hijo o hermano con discapacidad. Sigue pasando demasiado pero, por suerte, las cosas van cambiando y cada vez somos más los que queremos ir de vacaciones con ellos. Buscando lugares en los que vayan a estar bien, adaptándonos a su ritmo, en los que todos disfrutemos. Todos juntos, porque todos somos parte de la misma familia. No siempre es posible, pero queremos que sea posible casi siempre.

No queremos quedarnos en casa, no queremos dejarlos en casa, necesitamos salir y hacer planes juntos como cualquier otra familia, y para ello necesitamos que se nos tenga en cuenta.

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Juguetes diferentes para niños (no solo) con discapacidad

Jaime tiene diez años y sigue sin entender la magia de los Reyes Magos, esa que disfrutamos con frecuencia más los padres que los niños. Pero eso es lo de menos, se trata de un par de días al año en el que contrasta su asunción de que es un día como cualquier otro comparado con la ilusión de su hermana o sus primas. A él ni siquiera le gusta abrir los paquetes a su nombre.

Lo de más es que se trata de un niño con muy pocos intereses, algo habitual cuando se tiene autismo. Los juguetes no llaman su atención, le gustan los juegos motores con nosotros, la música, columpiarse, la piscina… Poco más. Y tener pocos intereses dificulta el aprendizaje. Como le gusta tener cosas en las manos con forma alargada, las serpientes de goma son habituales en su carta a los Reyes. También tambores y bongos. Lo demás son pijamas, zapatos… Cosas útiles. Sobre todo los primeros años intentamos distintos juguetes que creíamos que le encajarían sin éxito, recorríamos las jugueterías de los pasillos rosas, de las zonas de puzzles y muñecos de acción, con poco rédito.

Lo de que los juguetes no llamen la atención y en Reyes le regalen un abrigo o un albornoz para ir con el cole a la piscina y se quede tan contento (es decir, igual que estaba) puede parecer un chollo para muchos padres agobiados por él aluvión de juguetes y peticiones más o menos imposibles de estas fechas.

Ojalá yo tuviera a Jaime pidiéndoselo todo del catálogo de turno y a mí planeando el siguiente reciclaje de juguetes.

En fin… Bien sé después de tantos años que los ‘ojalás’ no llevan a ningún sitio. O sí que llevan mejor dicho, pero a ninguno bueno.
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A las personas con discapacidad intelectual se les examina para poder votar. ¿Por qué no a todos?

Las imágenes que veis corresponden a la prueba de actualidad que pasan los estudiantes de periodismo que quieren entrar en el periódico como becarios. Probablemente son las peores que he visto en los cuatro años largos que llevo haciéndola, son de 2013 y 2014. Contestaron chavales con más de veinte años y la mitad de la carrera de periodismo aprobada. Chicos que pueden votar sin que nadie lo cuestione. Por supuesto, personas sin discapacidad intelectual.



Me acordaba de esas pruebas cuando me he desayunado hoy con la noticia de que Mara G.C., una chica gallega de más o menos la misma edad que esos estudiantes de periodismo que tiene discapacidad intelectual y no puede votar. No puede porque se le hizo una prueba sobre su capacitación y actualidad política que suspendió.

Este miércoles el Tribunal Constitucional ha rechazado admitir a trámite su recurso de amparo, avalando al Supremo.

Procede la privación del derecho de sufragio activo a la demandada al constatarse de manera indubitada en las dos exploraciones efectuadas las notables deficiencias que presenta la demandada en tal particular faceta electora, no solo por su sustancial desconocimiento de aspectos básicos y fundamentales del sistema político y del mismo régimen electoral, sino por la constatada influeciabilidad manifiesta de la misma.

Tenemos una ley electoral vetusta que choca con la Constitución y con la Convención de Naciones Unidas sobre Discapacidad al impedir el voto a unas 100.000 personas en una situación similar a la joven gallega y que tendrá que acabar cambiando por lo civil o por lo criminal, pero es que lo de pasar un examen ya es de traca. Hacer una prueba para que las personas con discapacidad intelectual puedan votar es discriminatorio se mire por el lado que se mire. Ninguno de los otros votantes tienen que hacerlo.Asociaciones como Plena Inclusión (el antiguo CERMI) y Federación Down España  ya pusieron el grito en el cielo con razón tras el fallo del Supremo la pasada primavera.

Pues nada, hagamos ese mismo examen por el que pasó Mara a todos aquellos que quieran votar. Preguntemos a todos por quién es el alcalde de su ciudad, pidamos que nos digan tres partidos con representación en el Congreso, preguntemos el nombre de unos cuantos ministros.

Lo mismo nos llevamos una sorpresa y vemos que acaban votando cuatro gatos, lo mismo es que estamos exigiendo de nuevo  a las personas con discapacidad intelectual más que al resto.

Lo mismo es que, también en este caso, les estamos privando de uno de sus derechos fundamentales sin motivo.

‘La princesa sin palabras’, un cuento para visibilizar el síndrome de Rett y lograr fondos para su investigación

La de hoy es la historia de un cuento nacido por amor. La princesa sin palabras no ha llegado al mundo tras una cuidada planificación editorial, vinculada a un plan de marketing que tiene en cuenta huecos de mercado y cuyo único objetivo es hacer caja.

Ojo, que no hay nada en contra de las estrategias editoriales, los planes de marketing y generar ingresos, sobre todo si el producto es bueno. Pero no, La princesa sin palabras no tiene nada que ver con todo eso.

Este cuento nace del amor de Laura por su hija Marta, nace del amor de Marta por la vida, y nace del amor de Cruz por su amiga de la infancia y por la niña que tuvo, de la misma edad que la suya y afectada por el síndrome de Rett, la verdadera princesa sin palabras.

«Laura y yo somos amigas desde pequeñas. He tratado estar a su lado  desde sus primeras sospechas y apoyarla en todo lo que fueran necesario. Además, inculcando a mi hija Olivia (que es de la misma edad que Marta) que Marta es una niña como las demás y también quieren jugar con ella, dentro de sus limitaciones. De ahí, la idea de escribir un cuento para los niños como Olivia, para que entiendan lo que le pasa a Marta», me explica Cruz Cantalapiedra, periodista.

Es un amor peleón además. Un amor traducido en cuento que persigue visibilizar el síndrome de Rett, que se conozcan las necesidades de las personas (niñas en su mayoría) que lO tienen y conseguir fondos para que se investigue.

Y yo, que tengo a mi propio príncipe sin palabras, aunque no por una enfermedad sino por una condición, que es el autismo, quiero ayudar un poco recomendándolo desde este blog.

Es un cuento muy sencillo, de pequeño formato, que presenta a Marta, pone en valor sus fortalezas y explica lo que es el síndrome de Rett. Es apto para niños muy pequeños, que lo entenderán sin problemas, y es un libro luminoso, de los que abren los ojos y el corazón.

Marta es una princesa a la que el malvado brujo Rett le robó, entre otras cosas, las palabras. Pero ella sigue siendo una niña como las demás, a la que le gusta que le lean cuentos, bañarse en la piscina y montar a caballo. Sin embargo, hay una cosa que le hace inmensamente feliz: que los demás niños le hagan caso.

Os dejo un fragmento en el que Cruz habla del cuento en su blog Entre Madres.

Como amiga, siempre he intentado estar allí donde pudiera aportar mi granito de arena, comprando calendarios, pulseras o entradas para conciertos solidarios… pero quería ir más allá. De mis muchas conversaciones con Laura sobre Marta y el Rett, se me había quedado grabado su deseo: que se conozca la enfermedad y que los niños comprendan qué es lo que le pasa a Marta, no se asusten y tengan un ratito para dedicarle y sacarle una sonrisa. Así lo he hecho con mi hija, que la considera como una amiga más (el otro día me preguntaba que si Marta ya hablaba y a mí se me desgarraba el corazón, pero le contesté que todavía no, pero lo hará. Por eso estamos luchando todos contra el malvado brujo Rett).
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La inclusión no la podemos conseguir solos, necesitamos ayuda #LaRedMásSocial

plenaEste miércoles asistí a la entrega de los premios Plena Inclusión Madrid, unos reconocimientos a la labor de aquellos que han puesto algún granito de arena por la inclusión.

¿Quiénes han sido los premiados? Pues la Compañía Nacional de Danza, la Asamblea de Madrid, a la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) por su diccionario adaptado y a la Fundación Rural Caja Castilla La Mancha.

De la gala, presentada por la actriz Leticia Dolera y por Javier Osorio y amenizada por el mago Iván Santacruz, me quedo con las siguientes pinceladas que dejé por Twitter mientras transcurría, una de ellas reconvertida en el título de este post.


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‘¿Qué le pasa a tu hermano?’, un libro para el control de daños emocional de los hermanos de personas con discapacidad

imageHace ya unas tres semanas que llegó a mis manos ¿Qué le pasa a tu hermano?, un libro impulsado por Plena Inclusión y la Fundación MRW para ayudar los hermanos de niños con discapacidad. Sus autores son Àngels Ponce, terapeuta familiar, coach y especialista en procesos de duelo que lleva más de 30 años acompañando y apoyando a familias con hijos con discapacidad, y Miguel Gallardo, ilustrador conocido por todas las obras nacidas de sus vivencias y relación con su hija María.

No penséis que se trata de un cuento o de un manual dirigido a padres o tutores, solo el último capítulo se dirige directamente a ellos. Está escrito para los hermanos de niños con discapacidad, la discapacidad que sea: autismo, síndrome de Down, parálisis cerebral, enfermedades raras… Con un lenguaje muy directo y adaptado, el primer capítulo habla a estos niños sobre la discapacidad y luego, la parte principal del libro está dividida por emociones.

En todas esas emociones: tristeza, orgullo, vergüenza, celos, angustia… la estructura es similar. Hay una pequeña explicación, una breve historieta que ejemplifica esa emoción dibujada por  Gallardo en la que los protagonistas son un niño con discapacidad y su hermano, unas actividades y unos cuantos consejos para manejar situaciones similares o esas emociones.

La mayoría de las emociones que recoge son negativas. No hay que engañarse, claro que pueden estar ahí y conviene no enterrarlas, encararlas con recursos, pero no creo que todas estén en todos los niños. Mi hija, por ejemplo, apenas necesitaría trabajar un par de ellas, al menos de momento. Por eso es buena idea mirar con detenimiento el manual y decidir qué sentarse a ver juntos según el momento y el niño. Y lo de estar juntos ante sus páginas me parece imprescindible, para contestar preguntas que surjan en el mismo tono que emplea el libro y para personalizar las vivencias.

Si estáis interesados en el manual podéis descargarlo de manera gratuita en PDF o encargar una copia desde esta página web.

Arriba tenéis mi primer vídeo y soy consciente de que resulta un tanto precario, que lo he grabado con el móvil sin edición ninguna porque mi intención no es meterme a youtuber sino que podáis ver bien su contenido si estáis interesados. Sed benévolos, por favor.

Para terminar, el booktrailer. Un vídeo mucho más profesional que el mío:

Los libros sobre autismo/discapacidad que me llevaría a una isla desierta

lucas_cubiertaEste sábado, Día Europeo de la Discapacidad, no solo quería recomendar el cuento que hoy se presenta María, la alegría de la diferencia y del que también os he hablado. He pensado que sería buena idea recomendar aquí un puñado de libros que he leído relacionados con la discapacidad, no necesariamente con el autismo que mi hijo tiene.

Son pocos. No quiero abrumar con un gran listado de libros recomendados. Es un pequeño listado breve, imperfecto y ecléctico, pero que a mí me aportó y me resultó interesante. Serían mis libros de cabecera, los que me llevaría a una isla desierta, los que recomendaría sin dudarlo. De algunos os he hablado ya en este blog, de otros tomo nota de hacerlo.

Al menos así es hoy, mañana lo mismo añadiría alguno más. Y agradezco cualquier recomendación de otros títulos que queráis hacerme (hacernos) en los comentarios.

CUENTOS Y NOVELAS

  • El cazo de Lorenzo. Isabelle Carrier (Juventud 2010). Un clásico para los más pequeños que emociona a los adultos. Yo lo he leído infinidad de veces y me sigue llegando. Imprescindible.
  • Por cuatro esquinitas de nada. Jerome Ruilllier (Juventud 2014). Otro cuento que es una maravilla a cualquier edad para comprender lo que es la inclusión.
  • Lucas tiene súperpoderes. Ana Luego (Defábula 2016). Para niños algo más mayores, aquí los más chiquitines tal vez se pierdan, y protagonizado por el autismo. Pasaremos una tarde con Lucas, aprendiendo a ser flexibles y no emitir juicios apresurados.
  • Flores para Algernon. Daniel Keyes (Ediciones SM 2006). Una novela para adultos, un clásico de la ciencia ficción cuya lectura no es fácil pero resulta magistral. Las reflexiones lo acompañan se quiera o no.
  • María y yo. Miguel Gallardo. (Astiberri 2007). La conocida y premiada novela gráfica que se convirtió en película sobre la cotidianidad de María, de 14 años.

MANUALES

  • Manual del juego para niños con autismo. Del cucutrás al juego simbólico.Anabel Cornago (Psylicom 2013)
  • Manuel de Teoría dela Mente para niños con autismo: ejercicio, materiales y estrategias. Maite Navarro y Anabel Cornago (Promolibro 2012)
  • Hablando nos entendemos los dos. Elaine Weitzman y Jan Pepper (The Hanen Centre 2007)
  • Habla signada para alumnos no verbales. Schaeffer, B. Raphael, A. y Kollinzas, G. (Alianza 2005)
  • Pensar con imágenes: mi vida con el autismo. Temple Grandin (Alba 2006)
  • El cerebro autista. Temple Grandin (RBA 2014)
  • Investigaciones recientes sobre el autismo. José Ramón Alonso (Psylicom 2014)

También os dejo una pequeña selección de páginas web que tienen información de utilidad.

BLOGS Y PÁGINAS WEBS

‘María, la alegría en la diferencia’, un cuento para el Día Europeo de la Discapacidad

maria«Todos los niños son distintos.
Algunos lo son aún más
y necesitan una ayuda especial
porque no logran hacer
lo mismo que los demás.
A esto se llama discapacidad»,
explicaba la madre de María.

Hoy, 3 de diciembre, es el Día Europeo de la Discapacidad. Hoy se presenta en España el cuento portugués María, la alegría en la diferencia, editado por Confluencias Ámbolo. Una historia escrita por la portuguesa Teresa Coutinho, madre de la protagonista y jefa de prensa del Parlamento Europeo en Portugal, e ilustrado por el artista gráfico Pedro Sousa Pereira.

El cuento, recomendado por el Ministerio de Educación luso por su valor de sensibilización hacia la discapacidad, destinará los beneficios que obtenga a la Asociación de Padres de Personas con discapacidad APADIS de San Sebastián de los Reyes.

María, la alegría en la diferencia está pensado para ayudar a padres y educadores explicar a los pequeños por qué hay personas distintas y está basado en la historia real de María, prematura y con parálisis cerebral desde el nacimiento. El libro surgió de la necesidad por parte de la autora de encontrar respuestas a las preguntas de su hijo de cuatro años sobre por qué su hermana pequeña era diferente de los demás.

«¿Por qué no camina María?», preguntaban sus amigos.

«¿Por qué no camina María?»,
preguntaban sus amigos.

Es un cuento breve, bellamente ilustrado. Efectivamente luminoso. Mucho. Tanto que el mensaje es extremadamente sencillo, radiante y positivo para niños que van creciendo y viendo los grises y las complejidades del mundo. Y bien está que las vayan percibiendo.

La alegría no es lo único que hay en la diferencia. No obstante, resulta inteligente buscarla.

Dicen que es una historia destinada a niños a partir de los 4 años. Yo creo que puede ser perfectamente apta para niños más pequeños. Y que no lo es para niños mucho más mayores. A partir de los cinco o seis años pueden surgir muchas preguntas que ahí no tienen respuesta.

Pero para los más pequeños es una buena opción.

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Incluir a una persona con discapacidad en cualquier actividad deportiva no es una opción, es su derecho

correrninosEstos días ha habido una madre que ha estado en lucha, por su hijo. Bueno, hay muchos, muchísimos padres y madres que se ven obligados a pelearse a su pesar todos los días, pero yo os quiero hablar de un caso en concreto.

Esta madre de la que os hablo, Menchu, tiene un hijo con autismo, un niño que participó el año pasado en una actividad deportiva que le resultaba beneficiosa, en la que disfrutaba y que le ha sido negada este curso. Querían juntarle con niños mucho más pequeños que él y no aceptaban que entrase una monitora que no les suponía ningún coste. Todo está contado en esta noticia.

Al final su hijo va a tener que acudir a otro lugar para poder seguir disfrutando y creciendo, pero su madre ha peleado, le ha costado tiempo y disgustos pero ha puesto en evidencia la actuación de esta gente que excluye en lugar de incluir. Y lo seguirá haciendo.

Y si hoy os traigo aquí su lucha es porque ella quiere dejar algo claro, algo que yo también creo que es preciso que todo el mundo tenga muy presente: si te encuentras de frente con una persona con discapacidad, una persona que quiere participar en la actividad que organizas, entrar en tu establecimiento, que le atiendas desde tu mostrador… No tienes la opción de decidir si lo haces o no, no es una elección que puedas hacer. Es un derecho que esa persona tiene.

Más vale que esta idea se difunda porque aún se dan demasiados casos en los que se excluye, se impide el acceso, se ponen trabas de entrada…

Así de clarito lo cuenta ella:

Nuestros/as hijos/as no tienen que ser aceptados, NADIE tiene derecho a plantearse si les acepta o no, nuestros/as hijos/as nacieron ciudadanos/as de pleno derecho y nosotros/as los/as padres/madres tenemos la obligación de hacerlos respetar, porque un diagnóstico no se lleva nada más que lo que nosotros le dejamos que se lleve.

Puede haber necesidades de adaptación, dudas de diferente tipo a solventar, el soporte de los padres… Claro que sí, de todo eso se puede hablar con asertividad, con la actitud adecuada. La negativa sin argumentar, la cerrazón, es una vulneración a sus derechos.

Esta madre ha logrado que la Confederación Autismo España emita un informe relativo a su caso particular que quiere que se difunda para que todos sepamos a qué atenernos, tanto las personas con discapacidad y sus tutores como aquellos que realizan actividades deportivas.

Os animo a leerlo y a tenerlo muy en cuenta:

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