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Los primeros dientes

¿Recordáis el post sobre las formas cariñosas de llamar a nuestros hijos cuando son bebés? Pues nosotrosw tenemos uno nuevo para Julia: la marquesa de la babilla.

Podéis imaginar la razón: la pobre ha comenzado hace unas semanas su pelea particular con los dientes de leche y babea y muerde como un bulldog.

Ha empezado pronto lo sé, tiene poco más de tres meses y medio, pero no nos extraña demasiado. Yo tenía dos dientes con dos meses. Mi madre se ganó en una apuesta con su madre y hermanas una bandeja de pasteles. No creían que tuviera dientes tan pronto.

La verdad es que suelen aparecer como pronto a los tres meses y como tarde a los diez. Pero hay excepciones por arriba y por abajo totalmente normales. De hecho hay niños que nacen con dientes.

Su hermano no fue tan tempranero rompiendo la primera pieza, el primer diente apareció con siete u ocho meses (no lo recuerdo bien), pero al menos después fueron todos seguidos y no le han dado nada de guerra nunca.

Las reglas también dicen que suelen aparecer primero los dientes de abajo. Pero tampoco aquí hay nada seguro. Conozco un niño que lo primero que mostró fueron los colmillos. Parecía un draculín.

Eso es lo importante. No cuando aparezcan sino que no molesten demasiado.

Ir al dentista estando embarazada

La madrugada del día seis de enero los Reyes decidieron que no me había portado del todo bien el año anterior y me merecía un buen dolor de muelas.

Sin previo aviso, a las tres de la mañana me levanté como un resorte de la cama con un dolor tremendo. Iba y venía en intensidad, pero no llegaba a desaparecer.

No dormí ni cinco minutos. Me tomé paracetamol, practiqué la respiración y la relajación que me enseñaron para el parto y aguanté hasta llegar al dentista el día siguiente. No me ha venido mal la práctica. No hay mal que por bien no venga…

Ir al dentista estando embarazada siempre da reparo. Pero era imposible aguantar.

Me pusieron una bata enorme de plomo para hacerme una placa y resultó que una de las muelas del juicio estaba picada por dentro.

Si no hubiera estado embarazada, me la hubieran intentado conservar con una endodoncia, pero en mi estado el dentista prefirió extraerla. Sobre todo tratándose de la muela del juicio.

Menos mal que ya estoy camino de las 33 semanas. En el primer trimestre está contraindicada la anestesia. Sinceramente, no sé si hubiera preferido una extracción en vivo o intentar aguantar hasta que el feto estuviera más desarrollado.

Hoy estoy con paracetamol de un gramo, mordiendo algodones y bebiendo con pajita. Para la inflamación: bolsa de verduras congeladas.

Y todo ésto me recuerda el dicho aquel de que cada hijo te cuesta un diente que se decía antes.

De hecho, mi madre tuvo varias caries tras tenerme y ya me ha dicho «Julia te está robando el calcio, como tú me lo robaste a mí».

Cuando de niña me lo contó, siempre me imaginé a mi misma como una pequeña vampira descalcificadora.

En realidad lo que pasa es que durante el embarazo las encías son más esponjosas y sensibles y la saliva cambia, favoreciendo la aparición de caries.

Por eso te dicen que tienes que cuidarte aún más la dentadura. Y juro haberlo hecho.

Ahora, ya superada la gripe y casi superado el tema muelas, espero no tener más incidentes hasta que llegue el día del parto, que cada vez está más cerca.

¿El mejor mordedor?

Ayer vino a casa una pareja de excelentes amigos con su bebé de cuatro meses.

El pobre, que siempre ha sido un bendito, está ahora rabiando con la salida de los primeros dientes de leche.

Es verdad que los dientes son muchas veces la excusa perfecta para explicar dolores o malos humores incomprensibles. No hay mejor chivo expiatorio.

Pero también es verdad que dan guerra, a unos bebés más que a otros.

El peque de mis amigos dormía como un ángel, y ahoras se despierta varias veces llorando, está de peor humor todo el día, babea como un bulldog y no para de meterse las manos en la boca.

Los síntomas típicos.

Estos padres recientes han comprado un mordedor de esos que tienen líquido dentro para enfriar en la nevera.

Son fantásticos con bebés mayores. Pero el peque no tiene fuerzas suficientes aún para sostenerlo y no les está solucionando demasiado la papeleta dental.

Mi peque también tuvo esas molestias. Como todos imagino. Aunque es verdad que con los dientes siempre ha sido precoz y no ha tenido demasiados problemas. Desde hace tiempo tiene una dentadura estupenda que no le dio demasiada guerra.

Y también me encontré con el problema de que la mayoría de los mordedores eran muy pesados para los primeros dientes.

El mejor que encontré fue uno muy liviano de goma tipo chupete similar al de la segunda foto.

También he oído a gente a mi alrededor que untaba de apiretal o dalsy las encías de los peque.

¿Cómo les fue a vuestros hijos? ¿Qué mordedores os parecen mejores?

Sobre todo cuando son pequeños. Los bebés mayores se apañan casi con cualquier cosa: el dedo de su padre, un trozo de pan, una cuchara de metal, el muñeco de pocoyo…