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¿Las niñas tienden a adoptar el papel de cuidadoras más que los niños?

En el post de ayer yo comentaba lo siguiente:

Ella cada vez más imita nuestro modo de actuar con él: le coge de la mano, le lleva de un sitio a otro, si coge cables se los quita de las manos, nos quiere ayudar a vestirle, lavarle la cabeza… probablemente el que sea niña influye en que esté adoptando ese papel de cuidadora.

Y en los comentarios un lector con el nick ‘Educación no sexista, por favor’ comentaba:

Vaya, por lo visto el sexismo sigue presente en la educación que algunos padres y madres recientes dan a sus hijos.
Las niñas no nacen siendo “cuidadoras”, imitan a las madres que asumen ese rol. Si los papás son también cuidadores, los niños aprenden a ser “cuidadores” como ellos. Si los padres se sientan a ver la tele y pasan de todo, los niños aprenden que cuidar a los demás “es de niñas”.

A lo mejor eso es lo que le pasó a Madre Reciente.

Y aquí está lo que le contestó Martola:

Antes de nada quiero que sepas que mi comentario no pretende para nada criticar tu opinión.

Tengo una niña, tiene dos añitos y 4 meses y desde el principio me propuse educarla “en la igualdad”, pero también en dejarla expresar su personalidad.
Le gusta el rosa, no le gusta, le encanta! Cada vez que le dejo escoger ropa, va a la más cursi.
A pesar de que tiene coches, trenes y muñecas, juega con una delicadeza increíble. La primera vez que la llevamos a un centro de juegos, mientras su amiguito gritaba y saltaba en la piscina de bolas, ella corrió como loca a una cocinita de juguete a poner la mesa y “cocinar”. Ahora es su juguete preferido. Le encantan las pincitas del pelo, a pesar de tenerlo muy corto y fino. Y mil cosas más que podría contarte.
Nosotros seguimos siendo imparciales con ella, por supuesto.

Yo no creo que seamos iguales, y los niños y las niñas, también son diferentes, pero desde luego ninguno es inferior a otro y comparto contigo que no se debe estereotipar o imponer roles, pero por todo lo que veo a mi alrededor, salvo excepciones raras, los niños son niños y las niñas, niñas. No sé si me explico 😉

Pues aquí va mi respuesta. Mi santo para nada está sentado viendo la tele y yo asumo el papel de cuidadora. Ambos tenemos el mismo horario y estamos a las 16:00 de la tarde en casa, y teniendo una niña de dos años y otro con autismo, lo de sentarse está descartado. Los dos somos cuidadores de nuestros hijos en la misma proporción, los dos trabajamos y jugamos con ellos, cuando por las tardes salimos al parque o a pasear vamos ambos, cada uno con un niño de la mano. No podría ser de otra manera. Al menos sería muy difícil.

Y no es el único hombre al que mi hija ve ejerciendo de cuidador: ya sea su abuelo, su tío o un amigos de la familia, en nuestro entorno los hombres están muy implicados.

En casa hay todo tipo de juguetes y a mi hija le gustan algunos que se consideran erróneamente propios de su sexo como la cocinita y otros que no como los coches. Y muchos que no tienen connotación sexual alguna y que son los que realmente abundan en mi casa, como las construcciones, los puzzles, los intrumentos musicales o los cuentos.

No ha salido nada «princesa». Al menos de momento. Que no es nada malo, en absoluto. Y tampoco creo que ser «princesa» o no serlo implique nada del otro jueves. Pero imagino que sale a su madre: yo siempre preferí disfrazarme de vaquero y subirme a los árboles.

Pero sí que creo que las niñas tienen una tendencia mayor que los niños a ejercer de cuidadoras, igual que creo que tienden a ser más suaves.

Eso no quiere decir que no haya muchísimos niños varones muy dulces y con esa misma tendencia a proteger y cuidar, por supuesto.

Os voy a contar algo que creo que es representativo:
Jaime tiene un retraso madurativo obvio respecto a sus compañeros de clase. Y en su clase casi desde el primer día hubo una niña que adoptó el rol de protectora/cuidadora. Ahora, en su segundo año, son varias las compañeras que le ayudan y cuidan, también algún niño, pero mayoritariamente son las niñas.

Hablando con otros padres con niños con problemas escolarizados y también con los profesores y terapeutas, me aseguran que es un fenómeno que se repite. En las niñas parece aflorar de manera mucho más natural y con más frecuencia esa inclinación.

Los profesores también te pueden decir que las clases en las que hay mayoría de niños tienen una dinámica completamente diferente de las clases con mayoría de niñas.

También podría argumentarse que todas esas niñas están viendo en sus casas a las mujeres ejercer de cuidadoras y a los padres otros roles. Pero yo no estoy tan segura de que sea así.

En todos los mamíferos superiores hay ciertas inclinaciones naturales diferentes en machos y hembras. Y ahí no hay educación sexista que valga. ¿Tan diferentes somos de ellos?

Asumir diferencias innatas no implica asumir que uno u otro sexo sea superior al otro.

Sobra decir que eso no implica que no haya que tomarse muy en serio luchar contra estereotipos dañinos y asegurarse de que nuestras niñas se valoran a sí mismas y crecen sintiéndose capaces de hacer cualquier cosa que se propongan. A mí me educaron así, esa suerte que tuve.

Creo que es un debate interesante. ¿Cómo lo véis vosotros?

La importancia de los indicadores del desarrollo

Hay muchas tablas de desarrollo por ahí, y no todas coinciden siempre en todos sus puntos.

Desafortunadamente, yo no les otorgué excesiva importancia mientras mi primer hijo crecía. Creía que estaba respetando sus ritmos. Grave error.

Una de las terapeutas de Jaime me ha pasado el enlace de una tabla que en su asociación, especializada en tratar a niños con autismo y trastornos del lenguaje, consideran bastante fiable.

Titulada Aprenda los signos, reaccione pronto (learn the signs, act early) es responsabilidad del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

No va mes a mes como muchas otras, lo que resulta un tanto absurdo a la hora de detectar problemas. Se fija en los hitos del desarrollo a los 3, 7 y 12 meses y a los 2, 3, 4 y 5 años.

Como bien recomiendan, no hay que esperar. Si hay un problema, la intervención temprana es fundamental. Si resulta que no lo había aún mejor, pero es preferible curarse en salud.

¡Si hay algo que le preocupa, reaccione pronto!

Como padre o madre, usted es quien mejor conoce a su hijo. Si su niño no está alcanzado los indicadores del desarrollo para su edad o si cree que puede haber un problema con la forma en que su hijo juega, aprende, habla o actúa, hable con el médico de su niño y comparta su preocupación. ¡No espere!

Yo ahora sé que ante cualquier pérdida de habilidades hay que acudir corriendo a buscar ayuda. No conviene achacar el que deje de hablar o de ser sociable con los niños a una mudanza, una serie de otitis o la llegada del hermanito.

También sé que iría sin falta con cualquier niño que no diga el menos un par de palabras con sentido a los 18 meses.

Hablando con la terapeuta de Jaime, ella me decía que es asombrosa la cantida de pediatras que quitan importancia al hecho de que un niño de dos años no hable. Que se preocupan mucho más de lo físico que de problemas como esos.

Por eso muchos abogan por obligar a hacer unos controles mínimos a todos los niños a los 18 meses. Con quince minutos de pruebas, un ojo entrenado podría detectar si existe algún riesgo.

En fin, que os dejo con otro acceso a esa tabla:

También con los indicadores a los doce meses. Y no es como la ropa, algo que valorar entre los doce y los dieciocho.

Cada bebé tiene su propio ritmo de desarrollo, por lo que es imposible predecir con exactitud cuándo aprenderá una destreza en particular. Los indicadores del desarrollo que aparecen a continuación le darán una idea general sobre los cambios que puede esperar en su hijo, pero no se alarme si su desarrollo sigue un curso algo diferente.

Área social y emocional

* Actúa tímido o con ansiedad en presencia de extraños

* Llora cuando la madre o el padre se alejan

* Le gusta imitar a otras personas cuando juega

* Prefiere ciertas personas y juguetes

* Pone a prueba a los padres para ver cómo reaccionan a sus acciones cuando lo alimentan

* Pone a prueba a los padres para ver cómo reaccionan en respuesta a su comportamiento

* Puede tener temor de algunas situaciones

* Prefiere a su madre o a la persona que lo cuida constantemente

* Repite sonidos o gestos para llamar la atención

* Se alimenta con los dedos por sí solo

* Estira brazos y piernas para ayudar cuando lo están vistiendo

Área cognitiva

* Explora los objetos en diferentes formas (los sacude, los golpea, los tira, los suelta)

* Encuentra fácilmente objetos escondidos

* Mira la imagen correcta cuando se la nombran

* Imita gestos

* Empieza a usar correctamente los objetos (beber de una taza, cepillarse el pelo, marcar el teléfono, escuchar por el auricular)

Área del lenguaje

* Presta mayor atención al lenguaje

* Responde a solicitudes verbales sencillas

* Reacciona cuando le dicen “no”

* Usa gestos simples como sacudir la cabeza de un lado a otro para decir “no”

* Balbucea con inflexiones en la voz (cambios en el tono)

* Dice “papá” y «mamá»

* Usa exclamaciones como «¡oh-oh!»

* Trata de imitar palabras

Área motora

* Se puede sentar sin ayuda

* Gatea hacia adelante apoyado en el estómago

* Se sostiene en manos y rodillas

* Se arrastra usando las manos y las rodillas

* Cambia de posición, de sentado pasa a gatear o se pone boca abajo (acostado sobre el estómago)

* Se levanta solo

* Camina apoyándose en los muebles

* Se para sin apoyo por momentos

* Puede dar 2 o 3 pasos sin apoyarse

Área de destrezas manuales

* Agarra objetos pequeños entre el dedo índice y el pulgar

* Golpea dos objetos uno contra el otro

* Pone objetos en recipientes

* Saca objetos de recipientes

* Deja que se lleven los objetos

* Pincha con el dedo índice

* Trata de imitar escribir con garabatos

Signos que observar relacionados con la salud y el desarrollo

* No gatea

* Arrastra un lado del cuerpo al gatear (por más de un mes)

* No puede permanecer de pie con ayuda

* No busca los objetos que vio esconder

* No dice palabras sencillas como “mamá” o “papá”

* No aprende a usar gestos como mover las manos para decir adiós o mover la cabeza para decir “no”

* No señala objetos o imágenes

* Sufre una pérdida drástica de habilidades que en algún momento tenía