He visto en varios medios y blogs sobre maternidad este vídeo en el que aparece un recién nacido que se abraza al rostro de su madre. Así está tranquilo, cuando le quieres separar protesta. En varios sitios he visto que lo utilizan para defender el vínculo especial que se forma entre madre e hijo desde el primer momento.
Sí, el vínculo entre madres e hijos es especial, único, inmediato. Nosotras descubrimos un nuevo tipo de amor, ellos nos necesitan y se aferran a nosotros, somos su primer amor. El cordón umbilicar dura toda la vida (con excepciones, que siempre las hay para casi todo).
Es algo que no requiere artificios para ser demostrado. Y pretender ver eso en este vídeo, me parece bastante tramposo.
Es lógico que el bebé tenga el instinto de aferrarse, es lógico que se sienta reconfortado en contacto con la piel y el calor de un cuerpo humano, de hecho es lo que su instinto le dice que debe suceder para sobrevivir. Mirad como hociquea buscando en la mejilla de su madre un pecho del que mamar. Pero creo sinceramente que si fuera otra persona a piel descubierta haría lo mismo.
Para lo que sí que creo que sirve el vídeo, lo que queda de manifiesto es la importancia de no separar a los recién nacidos de sus madres (o de sus padres, abuelos…). Necesitan estar con nosotros, sentirnos, escuchar nuestro corazón y caldearse con nuestro calor.
Por suerte cada vez más los hospitales respetan este modo de obrar. Ya apenas quedan nidos, ese invento en el que todos los bebés estaban en una sala alejados de sus madres con la excusa de dejarlas descansar tras el parto y que en realidad respondía al ahorro en la gestión del centro. Un par de enfermeras controlaban todo, sin tener que correr sin parar de habitación en habitación para antender a padres (primerizos o no) y sus inquietudes y aprendizajes. El nido es un sinsentido, todos nuestros antepasados, desde nuestros ancestros homínidos, tenían a los recién nacidos contra su pecho.
Que no os separen, no lo permitáis.